TEMA 31. Escritores de Italia, las Galias, Hispania y África

Esquema

a) Visión panorámica y breves noticias sobre los escritores más destacados
b) San Gregorio Magno
c) San Isidoro de Sevilla

San Gregorio Magnoa) Visión panorámica y breves noticias sobre los escritores más destacados

       Desde el punto de vista político, la situación de la Iglesia de Occidente, después de la caída del imperio de Occidente, es muy distinta de aquella de la Iglesia de Oriente. En Oriente, donde el imperio bizantino llega a su máxima potencia durante los siglo VI a VIII, se consolida la "Iglesia imperial". En cambio, en Occidente, la caída del imperio brinda a la Iglesia la ocasión de su presencia también en el mundo civil.

       El papel del Papa como "defensor populi romani" llega a ser cada vez más acentuado, y de simple jefe de la comunidad cristiana se transforma en jefe político de toda la población de Roma. Y así, la Iglesia latina, poco a poco, va tomando la estructura de una "Iglesia papal". A partir de Gregorio Magno, la Iglesia, en su dinamismo reformador, forma el Estado, o pretende hacerlo. El Papa, además de ocuparse de la población oprimida, se ocupa también de los opresores y promueve la conversión a la fe católica de los pueblos bárbaros, mediante la evangelización de los godos, de los francos, de los anglos y de los germanos.

       Sin embargo, no puede hacer mucho por la promoción de la cultura religiosa y teológica. En un mundo donde la barbarie ha destruido todos los principales canales de la cultura y ha reducido a la mayor parte de la gente al analfabetismo, hacer teología es un lujo reservado a pocos privilegiados y que solamente podía ser llevado a cabo por los monjes. Y así, durante un par de siglos (VII y VIII) se registra un vacío teológico casi absoluto. No se escriben más obras originales, sino que se conforman con copiar y conservar las obras más importantes de la literatura cristiana y pagana.

       Pero antes de este período de prolongado silencio, la teología latina consigue hacer sentir una vez más su voz autorizada a través de algunos valiosos pensadores y escritores, en particular, por medio de Vicente de Lerins (las Galias), Fulgencio de Ruspe (África), Boecio, Casiodoro, Gregorio Magno (Italia) e Isidoro de Sevilla (Hispania). Todos ellos son teólogos ligados más o menos estrechamente a Agustín: de hecho, el santo de Hipona, ejerció, como sabemos, un influjo enorme sobre toda la cultura cristiana medieval, en todas sus dimensiones, política, religiosa, filosófica, jurídica. Pero su incidencia más profunda se registra en la teología. Se puede decir que después de Agustín —en la última patrística y en la primera y en la gran escolástica— las fuentes principales de la teología fueron dos: la Sagrada Escritura y los escritos del Doctor de Hipona. Para cada cuestión de dogmática, de moral, de pastoral, de catequesis, se acude a dos autoridades: la Biblia y San Agustín.

       La estima de la que gozaba el gran teólogo se confirma en los numerosos florilegios que aparecen, extraídos de sus obras. Los más famosos son los compilados por Próspero de Aquitania (Sedntentiarum ex operibus s. Augustini delibatarum libri). Vicente de Lerins compone los Excerpta. Eugippio, en la primera mitad del siglo VI, escribe los Excerpta ex operibus s. Augustini.

       Veamos ahora algunas breves noticias sobre los escritores más destacados de este período, en el Occidente latino:

SAN VICENTE DE LERINS

       Parece ser que San Vicente de Lerins, nacido en las Galias, se dedicaba a las armas antes ordenarse de presbítero e ingresar en el monasterio de Lerins, situado en una isla frente a la ciudad de Marsella, en el sur de Francia. Muere hacia el año 450.

       Vicente escribió varias obras, pero la única que se ha conservado es el famoso Commonitorium (Memorial), que es una especie de "discurso del método" en teología, en cuanto que ofrece criterios válidos para distinguir la fe católica de la herejía.

       Vicente afirma en el Commonitorium la autoridad de la Tradición. Además de la nota de la apostolicidad (de la cual ya habían tratado Ireneo y Tertuliano), Vicente propone acudir a otras tres notas para descubrir la verdadera Tradición: universalidad, antigüedad y unanimidad: "Quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est". Este criterio puede ser mal entendido (y de hecho lo fue, por los anglicanos y por los viejos católicos de Döllinger), si se interpreta erróneamente como si la Iglesia no pudiera avanzar, manteniendo el Depósito de la fe intacto.

       Son más valiosos los criterios que ofrece para el progreso teológico. En la segunda parte del Commonitorium formula de manera clara las reglas del progreso del dogma: "in eodem scilicet dogmate, eodem sensu, eademque sententia" (la inteligencia de los dogmas ha de tener lugar "en el mismo dogma, en el mismo sentido, y según la misma interpretación". Es característica fundamental del progreso que una cosa pueda crecer permaneciendo siempre idéntica a sí misma. Este es el papel de la Iglesia.

Bibliografía: Mondin I, 470-485, Gilbert, 73-82; Grabmann, 181-214.

SAN FULGENCIO DE RUSPE

       Fulgencio pertenecía a una rica y potente familia de Cartago, los Gordianos, que había sufrido súbitamente graves carencias a partir de la invasión de los Vándalos. Pero su padre, Claudio, vuelto a África después de un breve período de exilio, había logrado recuperar una parte bastante grande de lo que había perdido, lo que permitió dar a su hijo (nacido en 467) una óptima educación intelectual, además de moral y espiritual. Gracias a sus excelentes cualidades de administrador, Fulgencio, todavía muy joven, fue elegido procurador de su propia ciudad natal, Telepta. Pero después de poco tiempo, dejó el mundo para abrazar la vida monástica (en torno al 499).

       En 507 los fieles y el clero de Ruspe, una pequeña ciudad cerca de Túnez, lo eligieron para ser su obispo. Este nombramiento le procuró casi inmediatamente el exilio a Cerdeña, refugio común de muchos otros africanos de fe católica.

       Durante los veinticinco a los restantes de su vida, Fulgencio se convierte en el gran abogado de la causa católica contra el arrianismo. Durante este período, por un par de veces, consiguió volver a su patria, para ser después nuevamente expulsado. En 531 volvió a Ruspe donde murió un par de años más tarde, el 31 de enero de 533.

       Escribe obras contra el arrianismo y monofisismo, además de una docena de cartas y sermones.

       Fulgencio fue el mayor artífice de la transmisión de la gran herencia teológica agustiniana, herencia preciosísima en su extraordinaria riqueza y complejidad, y rigurosamente fiel, sea a la letra sea al espíritu del Doctor de Hipona, tanto que Fulgencio se ganó el título de "Agustín en compendio". Escribe contra Fabiano que consideraba al Espíritu Santo como un ser subordinado y de grado inferior. Fulgencio supera a Agustín en algunas cuestiones cristológicas. Por ejemplo, afirma que la divinidad de Cristo permanece unida al cuerpo después de la muerte, no solamente al alma.

Bibliografía: Mondin I, 470-485, Gilbert, 73-82; Grabmann, 181-214.

SEVERINO BOECIO

       En el marco de las sucesivas invasiones barbáricas (germanos, eslavos, normandos, magiares), la Edad Media fue un período tanto de ricas recreaciones como de profundas destrucciones. San Agustín es el primero que experimenta estas crisis de manera existencial. Los monjes, en los monasterios, pudieron reconstruir una y otra vez, por la lectio divina y la oración, las formulaciones teóricas de la patrística, primero en el plano humilde y técnico de la gramática (determinar la significación inteligible de las palabras de la fe) y luego en la dialéctica.

       El trabajo de Severino Boecio (480-525) —nacido en Roma, de familia senatorial— tiene que situarse en este contexto intelectual. Fue él quien organizó de forma coherente el Quadrivium que, a través de toda la Edad Media, puso ritmo a la enseñanza de lo que llegarían a ser las ciencias exactas (aritmética, geometría, música y astronomía). Además tradujo lo que se llamaría la Lógica Vetus de Aristóteles al latín (Categorías, Interpretación, Primeros analíticos, Silogismos hipotéticos, Tópicos).

       En sus obras teológicas (De fide catholica, Contra Eutichen et Nestorium) Boecio se propone precisar el significado correcto de las palabras de la fe, que hay que entenderlas siempre siguiendo el sentido de la fe. En su tratado De hebdomadibus —muy famoso en la Edad Media, entre otras cosas porque contiene el célebre adagio forma dat esse— propone nueve reglas para solucionar todos los problemas especulativos.

       Para Boecio el teólogo es dialéctico (busca la «significación» de las palabras de la fe: por ejemplo, en su tratado De Trinitate, en el que desarrolla el sistema de las categorías que es un antecedente de la analogía entis), mientras que el filósofo es un meditativo (por ejemplo en De consolatione philosophiae: experiencia espiritual tensa hacia el «sentido»).

Bibliografía: Mondin I, 470-485, Gilbert, 73-82; Grabmann, 181-214. Cfr. también la Catequesis de Benedicto XVI sobre Boecio y Casiodoro.

FLAVIO MAGNO CASIODORO

       Entre los autores latinos de este período, Hay que mencionar también a Casiodoro (490-583) que fundó el monasterio de Vivarium, en Calabria, célebre por su biblioteca. En sus Institutiones divinarum et saecularium litterarum presenta un programa completo de estudios, distinguiendo firmemente el Trivium del Quadrivium.

       Contemporáneo de Boecio, Casiodoro —que llegó a vivir 94 años— condivide con él los intereses filosfóficos y teológicos, y los mismos objetivos: poner a disposición de los latinos y de la posteridad todo el gran patrimonio cultural, sea pagano sea cristiano, de los griegos, traduciendo sus obras al latín.

       Casiodoro nace en Squillace, en Calabria en torno al año 490, de familia que, originaria de Siria, ocupaba tradicionalmente cargos estatales de la vida civil. Pronto, siendo muy joven, Casiodoro fue nombrado "questor". Mas tarde, Teodorico lo llamó al cargo de magister officiorum y sucesivamente a la de prefecto del Pretorio (533-537). En 537 se retiró a la vida privada. Durante un tiempo se trasladó a Roma donde proyectó la fundación, de acuerdo con el papa Agapito, de una escuela superior de teología, que faltaba en Occidente. No pudo realizarse este proyecto a causa de la guerra gótica contra los bizantinos.

       Sin embargo, fundó en Calabria el monasterio de Vivarium. No abrazó personalmente la vida monástica, pero la compartía con sus monjes, distribuyendo su tiempo entre la oración y el trabajo intelectual. Murió alrededor del año 583.

       Casiodoro fue un escritor prolífico y muy metódico. Poseía una vastísima cultura y tenía el don del orden y del organizador.

       Para sus monjes escribió las Institutiones divinarum et saecularium litterarum. En esta obra traza un plan de estudios completo que prevé al inicio una formación humanística general repartida en dos ciclos: el trivium y el quadrivium, y sucesivamente, una formación teológica especializada.

       El trivium comprendía el estudio de la gramática, de la retórica, y de la dialéctica (lógica), mientras el quadrivium abraza el estudio de la aritmética, la geometría, la astronomía y la música. Este será el modelo que sigan las escuelas medievales.

       Casiodor escribe también para sus monjes un segundo manual de estudio: De artibus ac disciplinis liberalium litterarum. Además recogió en nueve tomos comentarios de los Padres griegos sobre la Sagrada Escritura. Cfr. un comentario sobre los Salmos.

Bibliografía: Mondin I, 470-485, Gilbert, 73-82; Grabmann, 181-214. Cfr. también la Catequesis de Benedicto XVI sobre Boecio y Casiodoro.

SAN COLUMBANO

       Monje irlandés, nacido hacia el año 543 en la provincia de Leinster, en el sudeste de Irlanda, y educado en Bangor, al nordeste de la isla. A los cincuenta años, decidió cruzar el canal de la mancha y establecerse, con otros compañeros monjes, en Bretaña (año 590). Ahí fundaron en poco tiempo tres monasterios. Cultivaban la tierra, construían casas y evangelizaban a los habitantes del lugar. Uno de esos monasterios es Luxeuil, que tuvo un gran influjo en la recristanización de toda aquella comarca.

       Movido por su celo pastoral y afán de santidad, se creó algunas enemistades. Entre otras la del rey de Austrasia, Teodorico, que expulsó a los monjes de Bretaña. Entonces decidieron irse por el Rhín hasta los lagos de Zurich y Constanza. Fundaron la abadía de Sankt Gallen y luego, en el norte de Italia, la de Bobbio.

       Entre sus obras, se conservan la Regula monachorum, la Regula coenobialis, las Instructiones, algunas Epístolas y De poenitentiarum misura taxanda, en la que propone una proporción entre los pecados cometidos y la penitencia que se debe cumplir, en la confesión auricuolar privada, que pone en vigor, y que luego se extenderá por todos los países cristianos durante la edad media.

Bibliografía: Catequesis de Benedicto XVI sobre San Columbano.

b) San Gregorio Magno

Vida

       Nace en Roma de familia noble en el año 540. Su padre era el senador Gordiano y su madre la noble Silvia. Muere el 12 de marzo del 604.

       Ocupa puestos públicos (fue prefecto de la Urbe) y después se hace benedictino, y fue discípulo de San Hilarión en el monasterio de Clivus Scauri..

       Benedicto I lo envía a Consantinopla como apocrisiario hasta el 585.

       Es elegido papa el 590. Se hace llamar "servus servorum Dei".

       En Italia tiene que luchar contra el hambre (en una ocasión da de comer a 3 mil monjes), la peste y los longobardos. Milán había roto relaciones con Roma.

       Envía a San Agustín de Canterbury con 40 monjes a los anglosajones, y preparó la conversión de los visigodos del arrianismo.

Obras

  • Regla pastoral: obra maestra de prudencia y tesoro de sabiduría.
  • Expositio in Iob (Moralia: 35 libros);
  • Homilías sobre el Antiguo y Nuevo Testamento (las más famosas son las 22 homilías sobre Ezequiel y las 40 sobre los Evangelios);
  • Cartas (800).

En Liturgia

  • Reformó el sacramentarium romano;
  • Reformó y revisó el canto litúrgico;
  • Retocó y dio el orden actual al rito de la celebración de la Misa.

       El acento principal de la poderosa influencia de San Gregorio Magno en la teología medieval se encuentra en el campo del derecho eclesiástico y de la condición práctica de la vida religiosa. Sus escritos han influido fuertemente la orientación práctica de la Escolástica medieval: fueron muy estudiados y compendiados. Como muestra, tenemos el gran número de citaciones de Gregorio, sobre todo en la filosofía moral de las Sententiae y las Summae medievales.

Bibliografía: Grambann, 176-177. Cfr. también Catequesis de Benedicto XVI sobre San Gregorio Magno: parte 1 y parte 2.

c) San Isidoro de Sevilla

       San Isidoro de Sevilla nació en torno al año 560 en Sevilla de una familia noble hispano-romana. Recibió una formación óptima, al mismo tiempo clásica y cristiana, monástica y sacerdotal. Hermano de San Leandro, le sucedió en la sede de Sevilla. Estuvo al frente del II Concilio de Sevilla y el IV Concilio de Toledo (633), cuyas actas son una especie de carta ideal de la iglesia visigótica y de sus relaciones con la monarquía. Murió en el año 636.

       Organizador dinámico dejó una impronta profunda en la liturgia, en la formación del clero y en la vida monástica. Es imponente su producción literaria de estilo enciclopédico. Su principal objetivo y también su mayor mérito se refiere a la transmisión a la posteridad, en un período de decadencia cultural, de todo el saber del cual tenía conocimiento. No estando dotado de propia originalidad, procede esencialmente a base de citas, aunque no siempre documentadas.

       Escribió dos obras que tienen prevalentemente un interés filosófico: De natura rerum; De ordine creaturarum. Su obra más famosa, usada muchísimo por los medievales, se titula Originum sive Etymologiarum libri XX. Fue compuesta a final de su vida y dejada inconclusa. Isidoro expone en forma enciclopédica y ordenada todo el saber de su tiempo. Obra fundamentalmente lingüística, las Etimologías, remontándose al principio de que las palabras son las claves de las cosas, ofrecen una organización de todo el saber entonces disponible. No se trata de un procedimiento etimológico propiamente dicho, sino de un método interpretativo más o menos arbitrario, que juega sobre todo sobre la asonancia de las palabras. Por ejemplo: "Nomen dicit quasi notamen, quod nobis vocabulo suo res notas efficiat".

       Otra de sus obras es los tres libros de las Sententias. Isidoro expone una triple teología: dogmática, espiritual y moral. Es una especie de summa doctrinal y moral para toda la sociedad visigótica, desde los pobres a los príncipes, de los monjes a los obispos. Es un espejo de una sociedad dura y heterogénea, que aún no ha sido permeada por la caridad cristiana en profundidad. También escribió De oficiis eclesiasticis.

       Isidoro suele ser nombrado como uno de los tres padres fundadores del medioevo, junto con Agustín y Boecio, gracias al enorme patrimonio pagano y cristiano que, con sus obras enciclopédicas, consiguió conservar y transmitir a los estudiosos medievales. En realidad él está más ligado a la antigüedad que al medioevo.

Bibliografía: Mondin I, 489. Cfr. también Catequesis de Benedicto XVI sobre San Isidoro de Sevilla.

Arriba | Home page | Esquema | Programa | Enlaces