TEMA 3. Los Padres Apostólicos

—Esquema

a) Características generales de estos escritos y su importancia
b) La Didaché
c) San Clemente Romano
d) San Ignacio de Antioquía
e) Breves noticias sobre los demás autores u obras: Papías de Hierápolis; la Epístola de Pseudo-Bernabé; la II Epístola de Pseudo-Clemente; el Pastor de Hermas

San Ignacio de Antioquíaa) Características generales de estos escritos y su importancia

       Son los primeros testigos de la Tradición, el primer eslabón de la cadena en la transmisión del depósito revelado.

—Características generales

  • tratan los temas del Nuevo Testamento: Santísima Trinidad, Encarnación, Iglesia, temas morales;
  • se nota en ellos un claro cristocentrismo;
  • se menciona frecuentemente la parusía;
  • escritos de gran sencillez, sin pretensiones teológicas o polémicas;
  • escritos con gran fuerza y autoridad, con intención pastoral: exhortan a la obediencia, a la caridad, a la humildad;
  • obras escritas en koiné;
  • escritas para cristianos de modesta condición social.

       La expresión es del siglo XVII. Se consideraban "Padres Apostólicos" a: Bernabé, Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Hermas, Papías de Hierapolis, Carta a Diogneto y Didakhé. Estrictamente hablando sólo son "Padres Apostólicos" Clemente, Ignacio, Papías, Policarpo y Didakhé. Bernabé y Hermas pertenecen mas bien a los escritos apócrifos y Diogneto a los de tipo apologetico.

       Son escritos estrechamente relacionados con el Nuevo Testamento: como eslabones entre los Apóstoles y la Tradición posterior. Dan una imagen clara de la doctrina de finales del siglo I. Son escritos circunstanciales, sin pretender una exposición sistemática de la doctrina.

       Temas principales: profunda nostalgia de Cristo y espera ansiosa de su venida próxima (escatología). Contienen una doctrina cristológica uniforme: Cristo es el Hijo de Dios, preexistente al mundo, que participó en la obra de la creación.

       De la primera mitad del siglo segundo hemos recibido algunos escritos de gran interés para el conocimiento de la vida de los primeros cristianos.

       Aunque se trata de textos griegos, todos reflejan una profunda influencia del ambiente hebreo. Además, tienen un gran parecido a los libros del Antiguo y, sobre todo, del Nuevo Testamento.

       La doctrina que contienen no está estructurada como un sistema teológico. Más bien reproducen las ideas del Nuevo Testamento, sobre todo las de los escritos de San Pablo y San Juan.

       El objeto de estos escritos es eminentemente práctico y pastoral. Pretenden fomentar en los lectores el estilo de vida nuevo que Cristo enseñó a los Apóstoles y estos trasmitieron a la siguiente generación. Insisten, por ejemplo, en la importancia de vivir las virtudes cristianas: la caridad, la paciencia, la mansedumbre, la fidelidad, el desprendimiento de los bienes terrenos, la esperanza en la resurrección de la carne, etc.

       Hay algunos puntos que son expresados con especial vigor. Uno de ellos es la necesidad de la unidad de todos los fieles en torno a su pastor, el Obispo de cada Comunidad, que gobierna con la ayuda de un colegio de presbíteros y con los diáconos.

       También se alerta en estos documentos a todos los cristianos a ser fieles a la fe recibida, y a mantenerse vigilantes contra el peligro de las nacientes herejías. Quizá las dos más difundidas en ese momento eran la de los judaizantes, que intentaban volver a las prácticas de la ley mosaica, ya superadas, y la de los docetas, que negaban que Cristo fuese verdadero hombre y que tuviese un cuerpo real.

—Características principales de cada libro

  • La Didakhé es un manual de regulaciones comunitarias;
  • La Carta a los Corintios de Clemente Romano es una intervención de la iglesia de Roma en la crisis de otra comunidad, apoyando la estructuración jerárquica en el principio de la sucesión apostólica;
  • Las Cartas de San Ignacio de Antioquía atestiguan la solidaridad entre las iglesias y la corresponsabilidad de un obispo frente al cisma y la herejía;
  • La Carta de Bernabé es un tratado sobre la interpretación cristiana del Antiguo Testamento dirigido a cristianos atraídos por el judaísmo;
  • El Pastor de Hermas es un libro apocalíptico con un mensaje de penitencia para la Iglesia.

—Bibliografía: Simonetti, c.2, Quasten I, 1-31, Moliné I, 9-30., Trevijano, p. 5.

b) La Didaché

—Introducción

       Título primitivo: "La Instrucción del Señor a los gentiles, por medio de los doce Apóstoles". Fue descubierta en Jerusalén, en un códice griego en pergamino del año 1057 (H 54) y publicada en 1883 por el Metropolita Bryennios de Nicomedia (patriarcado de Jerusalén).

       Título (Didakhé = enseñanza = didakh): Doctrina Apostolorum o Instrucción del Señor a los gentiles por medio de los Doce Apóstoles.

  • Libro popular que sirve como catecismo, vademecum litúrgico y devocionario. Es un breve resumen de la doctrina de Cristo. Es un gran conjunto de normas que nos ofrece un magnífico cuadro de la vida cristiana en el siglo II. Tiene el estilo de las constituciones eclesiásticas de los siglos posteriores.
  • Resumen breve de la doctrina católica (lo que debían saber los catecúmenos antes de bautizarse: normas morales, liturgia, disciplina).
  • Muy conocida en la antigüedad (Eusebio, Jerónimo, Rufino, Atanasio).
  • Primera gran recopilación de leyes eclesiásticas.
  • De gran importancia para conocer la vida litúrgica de los primeros momentos: catecumenado, bautismo, eucaristía.

—Epoca de su composición

       El ambiente histórico que refleja es el de las últimas décadas del siglo I. Algunos piensan que fue escrita entre los años 80 y 100, o antes (no tiene citas de los Evangelios sinópticos). Otros opinan que depende de la Epístola de Bernabé y que, por lo tanto, sería posterior (entre el 130 y el 150). Por el ambiente judío que refleja, podría haberse escrito en el siglo I, al menos en algunas de sus partes.

       Autor (varios) desconocido, de origen siriaco. Su autor es probablemente un judeo-cristiano de la región de Siria.

       Aunque sus seis primeros capítulos (doctrina de las Dos Vías) se parecen mucho a los capítulos 18 a 20 de la Epístola de Bernabé, no parece que haya dependencia mutua. Es probable que ambas obras procedan de una tercera fuente.

       La Didakhé es una compilación hecha de textos ya existentes. Parece haber sido escrita entre el 100 y el 150, en Siria. Es muy citada (Eusebio, Atanasio, Rufino).

       Sirvió de modelo a otras obras de argumento disciplinar y litúrgico posteriores: Didascalia (mediados del s. III; escrito siriaco antijudáico), Traditio Hipoliti (s. III) y Constituciones Apostólicas (fin del s. IV; escrito en Siria o Constantinopla por un arriano).

—Transmisión del texto

  • Fuentes griegas: Codex Hierosolymitanus (H 54, a. 1056), Pergamino de Oxyrhyncos (s. IV), Cánones de los Apóstoles (s. IV), Libro VII de las Constituciones Apostólicas (s. IV).
  • Fuentes latinas: Dos fragmentos de una traducción del s. III (Códice de Melk del s. IX y Papiro de una traducción copta del s. V).

—Contenido

       Estructura: 16 capítulos muy breves (tres secciones y una conclusión): Secciones: 1ͺ: moral, 2ͺ: litúrgica, 3ͺ: relaciones pueblo fiel con jerarquía.

  • La primera sección va del capítulo 1,1 al 6,3. Es una catequesis ética prebautismal, que utiliza el topos de las dos vías. Contiene directivas sobre la catequesis moral a los catecúmenos y trata de los dos caminos: el del bien y el del mal, como método de formación.
  • La segunda sección (7 a 15) es propiamente la regulación comunitaria. Contiene una primera parte litúrgica (7-10), que da instrucciones y presenta modelos para los ritos de la iniciación cristiana. Sigue otra parte disciplinar (11-13/14-15), que atañe principalmente a los ministerios.
  • La tercera sección (16) corresponde a un discurso escatológico.

       Del capítulo 7 al 10 se dan normas para la administración del bautismo (con la fórmula de Mt 28, por inmersión en agua corriente y, en caso de necesidad, por infusión), sobre el ayuno (antes del Bautismo, miércoles y viernes como contraposición al ayuno judío de los lunes y jueves —antijudaísmo—), sobre la Eucaristía y la penitencia.

       Documento central del siglo apostólico: la Didakhé, cap. 7: bautismo con agua corriente (en ríos), si es posible; formula; también se admite el bautismo por infusión derramando agua tres veces en la cabeza; ayuno del que bautiza y el bautizado uno o dos días antes; el ayuno los miércoles y los viernes (distintos días de los judíos).

       Tanto la Didaché como S. Justino, llaman a la Eucaristía "Sacrificio". Sólo comulgaban los bautizados. Necesidad de purificación tanto para la Comunión como para la oración.

       Del capítulo 11 al 15: normas disciplinares: diezmo, trabajo...

       El capítulo 16: la parusía y deberes del cristiano que se derivan de ella (vigilancia).

—Doctrina

  • Oración y liturgia. Los capítulos 9 y 10 contienen las preces eucarísticas más antiguas que conocemos. Es obligatorio rezar tres veces al día la oración dominical.
  • Eucarístía = manjar y bebida espiritual. Necesidad de estar limpio para recibirla. Referencia a la Eucaristía como "sacrificio"
  • Confesión. Insistencia sobre la confesión antes de recibir la Eucaristía (fórmula de confesión litúrgica y confesión de los pecados antes de la oración).
  • Jerarquía. No se deduce el episcopado monárquico. Se habla de "episkopoi" y "diaconoi". Se resalta el rango que tenían los "profetas".
  • Caridad y asistencia social. Se recomienda encarecidamente dar limosna, ganarse la vida con el propio trabajo, ayudar a los demás.
  • Eclesiología. Iglesia "universal", una, santa. Símbolo de esta unidad es el pan eucarístico, formado por granos de trigo que estaban dispersos por los montes.
  • Iglesia: unidad (por primera vez se menciona la comparación de la unidad de la Iglesia con la del pan hecho de muchos granos que se hallaban antes dispersos por los montes), santidad y catolicidad (la palabra "Iglesia" se utiliza para designar la asamblea litúrgica, pero también la Iglesia universal).
  • En cuanto a los ministerios se observa como al principio apareció una rápida itinerancia (carismáticos itinerantes) en la Siria oriental. Había también profetas liturgos (estables), que denotan el proceso de sedentarización. En suma, se nota la progresiva aparición de una doble jerarquía ministerial:
    • apóstoles y profetas (carismáticos itinerantes),
    • episcopoi y diakonoi (jerarquía estable local).
  • Escatología. "Maran Atha". Inminencia de la parousia. Destaca mucho toda la actitud escatológica en la Didaché.

—Bibliografía: Quasten I, 38-49, Moliné I, 53-54, Fliché I, c.12, Trevijano, 6-14.

c) San Clemente Romano

—Vida

       Según afirmaciones de Ireneo, Eusebio, Tertuliano, Epifanio y Orígenes, Clemente fue el tercer sucesor de S. Pedro, consagrado obispo por el mismo Apóstol, que gobernó del 92 al 101. No es seguro su martirio, tal como lo relata el "Martyrium S. Clementis", texto griego del siglo IV.

       Cuarto obispo de Roma (92-101); judío helenista, en contacto con los Flavios (?); desterrado al Quersoneso (?); mártir ahogado con un ancla (?).

—Personalidad del autor

       No dice su nombre. Habla en plural ("nosotros") en nombre de la Iglesia de Roma. Pretende que su epístola sea leída publicamente (forma de sermón de la primera parte, figuras retóricas, muy elaborada). De hecho, sabemos por Eusebio que el obispo Dionisio de Corinto escribió al papa Sotero (c.170) diciendo que se leía la carta de Clemente en las reuniones litúrgicas. El mismo Eusebio dice que se leía esta carta en otras muchas iglesias.

       Clemente parece haber sido judío por las numerosas citas del Antiguo Testamento y reducidas del Nuevo Testamento.

—La "Epístola a los Corintios"

       Es el único escrito de Clemente. Bajo Domiciano volvieron en Corinto las disputas entre diversas facciones, que había en tiempos de S. Pablo. Unos usurpadores depusieron a las autoridades legítimas, a las que siguió un grupo reducido de fieles. Clemente pretende, una vez conocida la situación, lograr una concordia y restablecer la autoridad suprimida.

       El escrito más antiguo que conocemos (a. 96) es quizá la carta que San Clemente, obispo de Roma, escribe a la Comunidad de Corinto, ciudad griega de gran importancia mercantil; en el siglo I. Esta iglesia, fundada por San Pablo, tenía desde su fundación estrechos vínculos con la iglesia de Roma. Recordemos que San Pablo escribe su Epístola a los Romanos precisamente en Corinto.

       El objeto fue exhortar a los Corintios a la unidad y pedirles que restituyeran en sus cargos a los presbíteros que los Apóstoles habían dejado al frente de la iglesia, ya que habían sido depuestos injustamente. Conocemos por escritos posteriores, que la carta de Clemente era leída en las asambleas litúrgicas setenta años más tarde con enorme veneración. El escrito tiene gran valor teológico, litúrgico e histórico. Entre otros datos de interés, menciona el martirio en Roma de San Pedro y San Pablo, y el viaje de este último a España.

       "Esta exhortación (la carta de Clemente) presenta ya los caracteres que tendrán siempre los documentos romanos: una gravedad sabia, paternal, consciente de la propia responsabilidad, firme en sus exigencias y al mismo tiempo indulgente en sus censuras. Y en lo que se refiere a la exposición doctrinal, muy preocupada por presentar íntegramente la herencia del depósito tradicional" (Fliché, 338).

       Escrita entre Domiciano y Nerva (años 95 ó 96). Se ha visto en esta intervención del papa la "epifanía del primado romano" (Batiffol). "Sin subrayados anacrónicos pertenece a la historia del primado romano" (Trevijano, 22).

       Expone como verdades comúnmente conocidas por los cristianos el primado romano y el origen divino de la jerarquía.

       Son especialmente valiosas las enseñanzas sobre Cristo:

       "Queridos hermanos, este es el camino en el que encontramos nuestra salvación, Jesucristo, el Pontífice máximo de nuestras oblaciones, el protector y la ayuda de nuestra debilidad. Por su medio podemos contemplar las sublimidades de los cielos y miramos como en un espejo el rostro inmaculado y sublime de Dios: por su medio se han abierto los ojos de nuestro corazón y se abre a la luz nuestra inteligencia, antes obtusa y entenebrecida..." (Carta a los Corintos, XXXVI, 1-2).

—Tiempo de composición

  • Datos internos: había una persecución posterior a la de Nerón. Fue escrita cuando los Apóstoles y los presbíteros por ellos creados ya habían muerto.
  • Datos de Tradición: Hegesipo (cuenta Eusebio) dice que fue escrita en tiempo de la persecución de Domiciano (95-96). Policarpo cita esta epístola en su carta a los Filipenses.

—Transmisión del texto

  • En manuscritos griegos. Unos son bíblicos, como el Codex Alexandrinus (s. V) que está en Londres, un códice copto de Estrasburgo y un NT siriaco de Cambridge. Otros no bíblicos como el Codex Hierosolymitanus (s. XI).
  • En manuscrito siriaco del siglo XII (Universidad de Cambridge).
  • En manuscrito latino del siglo XI (Seminario de Namur) (no bíblico).
  • En papiros coptos (bíblicos): Pairo del siglo IV del Monasterio Blanco de Shenute; papiro del siglo VII (fragmentaria).

—Estructura de la Carta

       Los 65 capítulos de la epístola se dividen asi:

  • Introducción (1-3). Expone la situación de paz antes del cisma y, a modo contraste, señala la situación de discordia reinante.
  • Parte primera (4-36): envidia y humildad. De un modo general describe la fealdad de la envidia y de las disensiones, y exhorta a la humildad y la caridad con numerosos ejemplos.
  • Parte segunda (37-61): unidad. Expone la necesidad de la obediencia y la disciplina, y fundamenta sus afirmaciones con varios ejemplos (el ejercito romano, etc.). Enseña el establecimiento de una jerarquía en el AT y la fundación de la Jerarquía eclesiastica por Cristo (Obispos, diáconos).
  • Recapitulación (62-65). Hace una síntesis de la exhortación.

—Puntos doctrinales fundamentales

  • Historia de la Iglesia: Pedro vivió y murió mártir en Roma; Pablo en España; persecución de Nerón; muchos mártires torturados, entre ellos mujeres.
  • Historia de la Iglesia: cap. 5: estancia de Pedro en Roma, martirio de Pedro y Pablo, estancia de Pablo en España..; cap. 6: persecución de Nerón, en la que murieron multitudes de cristianos, y muchas mujeres.
  • Jerarquía y Primado: sucesión apostólica, el poder de la jerarquía viene de Dios: es el primer testimonio.
  • Primado de la Iglesia Romana: la misma existencia de la epístola manifiesta claramente la autoridad del obispo de Roma sobre la comunidad de Corinto. Además, al principio de la epístola, Clemente se excusa de no haber prestado antes atención a los problemas de Corinto, como sintiendo un deber de atenderlos. Por otra parte, habla autoritativamente, exhortandolos a obedecer y haciéndoles ver que, si desobedecen, "se harán reos de no pequeño pecado, y se exponen a grave peligro" (cap. 59). Por último, Clemente se reconoce inspirado por el Espiritu Santo al escribir la epístola: "os acabamos de escribir impulsados por el Espíritu Santo" (cap. 62).
  • Historia del dogma: Esta Epístola es como el manifiesto de la jurisdicción eclesiástica: una declaración clara y explícita de la sucesión apostólica. En En los cap 42 y 44: Cristo fue enviado por Dios. Cristo instituyó el episcopado de los Apóstoles (como ya existía en el AT) y ellos, por inspiración de Jesús, establecieron sucesores y mandaron que estos, a su vez, nombraran otros sucesores a su muerte.
  • Contiene plegarias eucarísticas de la liturgia romana.
  • La liturgia: Distinción clara entre jerarquía (episkopoi kai diakonoi; presbyteroi: su función es la celebración de la liturgia) y laicado. Casi al final la carta contiene una oración litúrgica muy probablemente utilizada en la liturgia romana. Al final viene una petición por la autoridad temporal.
  • El tono es de quien es superior y escribe a súbditos.
  • Dice que quien no le obedezca peca gravemente (tener en cuenta que no interviene en esto S. Juan).
  • Acogida excepcional de la carta: se leía un siglo después (Dionisio de Corinto, a. 170, al papa Sotero).
  • Administración de los sacramentos por la jerarquía: episcopoi (obispos y presbíteros) y diaconoi.
  • Pide oración por las autoridades (último capítulo).
  • Resurrección de los muertos y leyenda del ave Fenix: cap. 24 y 25.
  • Tratado sobre la armonía que reina en el orden del mundo (cap. 20) con influencia de la filosofía estoica.

—Bibliografía: Simonetti, c.2; Quasten I, 49-73; Fliché I, c.12; Trevijano, 14-22; Catequesis de Benedicto XVI.

d) San Ignacio de Antioquía

—Vida

       Por Eusebio sabemos casi todo lo que conocemos sobre la vida del Obispo mártir. Ireneo y Orígenes citan su martirio.

       Segundo obispo de Antioquía (Pedro lo consagró); mártir en Roma (107, bajo Trajano: fue un regalo de la autoridad en Antioquía a Trajano por su victoria en la Dacia); se daba a sí mismo el nombre de "teóforo" (portador de Dios).

       San Ignacio es apresado en Antioquía (era su segundo Obispo), para ser llevado al martirio en Roma. Pasa por algunas comunidades cristianas del Asia menor (Efeso, Tralia y Magnesia) que le manifiestan su cariño y respeto. Al llegar a Esmirna escribe cartas a esas comunidades para agradecer sus atenciones. Además les pide obediencia a los pastores y les advierte contra las doctrinas heréticas. También en Esmirna escribe su carta a los Romanos para pedirles que no impidan su muerte, pues desea ardientemente unirse a Cristo.

       Ignacio continúa su viaje y en Troade escribe a la iglesia de Esmirna, a la de Filadelfia y a Policarpo, obispo de Esmirna. El motivo es, habiéndose enterado en Troade de que había cesado la persecución en Antioquía, pedirles a los de Esmirna que envíen delegados para felicitar a los hermanos de Antioquía. El tema de las epístolas es parecido al de las anteriores, escritas desde Esmirna. En la dirigida a Policarpo le da consejos para ejercer su función episcopal.

       Llevado al martirio desde Antioquía de Siria, pasa por Filadelfia y en Esmirna escribe a las iglesias de Efeso, Magnesia, Tralla y Roma. Sigue su camino hacia Roma pasando por Troade. Ahí escribe a las iglesias de Filadelfia y Esmirna, y a Policarpo. Continúa a través de Filipo y Durazo hasta llegar a Roma.

—Las Siete Cartas

       Diez o quince años más tarde (a. 110), San Ignacio obispo de Antioquía después de Pedro y Evodio, escribe siete cartas durante su viaje a Roma, a dónde es llevado preso para ser echado a las fieras en el Coliseo. Los escritos van dirigidos a las iglesias de Éfeso, Magnesia, Tralia, Roma, Filadelfia, Esmirna y a Policarpo, obispo de esta última ciudad. Las cuatro primeras están escritas desde Esmirna y las tres últimas desde Troade.

       Estas cartas nos dan a conocer las condiciones internas de las primitivas comunidades cristianas, nos permiten penetrar en el corazón del obispo mártir y aspirar su profundo entusiasmo religioso. Su lenguaje es fogoso y profundamente original, sin cuidar el estilo acostumbrado. Su alma se manifiesta llena de celo y ardor.

       Su estilo es rápido, lleno de fogosidad, sin preocuparse de la forma, propio de un hombre que es llevado al martirio por amor a Cristo y que desea comunicar de alguna manera sus elevados sentimientos a sus lectores.

       Es notable su preocupación por la unidad de las iglesias en torno a sus pastores. San Ignacio manifiesta su alegría ante el martirio. Considera que es el momento en que llegará a ser verdaderamente discípulo de Cristo. Toda la vida cristiana tiene como fin la unión con Cristo mediante la imitación de su vida.

       Más tarde los de Filipos escriben a Policarpo pidiendo las cartas de Ignacio. Policarpo les escribe y les envía las que tiene en su poder.

       San Ignacio bebe de la tradición paulina y joánica (Juan hacia pocos años que había escrito su Evangelio en Efeso), y la pone de manifiesto en sus cartas: la vida en Cristo es el centro de su argumentación. Policarpo e Ireneo tomarán todo este rico depósito y la trasmitirán a la posteridad.

       En la iglesia de los mártires se debieron de leer y releer con mucha frecuencia las cartas de Ignacio.

  • Desde Esmirna: Efeso, Magnesia, Tralia, Roma.
  • Desde Troade: Filadelfia, Esmirna, Policarpo.

       Estilo sencillo, profundo, ardoroso, sin retórica.

—La teología de San Ignacio

  • Constitución jerárquica de la Iglesia: obispo, presbíteros, diáconos; un sólo obispo al frente; explica sus funciones; primacía del obispo; los presbíteros ayudan, etc.
  • Primado de Roma: en otras cartas escribe como igual o superior (da consejos, etc.); en la de Roma no: escribe con sumisión, explica que está "puesta a la cabeza de la caridad".
  • Se habla por primera vez de la Iglesia "católica" universal, no tanto en el sentido de contraponer Iglesia particular (del obispo) a Iglesia universal (de Cristo), sino en el sentido de la plena realización escatológica a la que la Iglesia debe tender.
  • La Eucaristía es el "lugar del Sacrificio"; se habla de la "carne de nuestro Señor Jesucristo". Es el sacramento de la unidad, porque une a todos los fieles al rededor de Cristo, de su carne y de su sangre.
  • Ataca a docetas y judaizantes.
  • El docetismo corresponde a un sincretismo griego de base dualista. Se aspiraba a una salvación puramente espiritual del alma inmortal. La doctrina de la resurrección de los muertos resultaba un contrasentido. Ignacio enfrenta tal tergiversación de la fe desde la tradición, firmemente encarnacional y sacramental del catolicismo siriaco.
  • Vida espiritual: "imitar a Cristo": "inhabitación de Cristo en el alma por la unión a la jerarquía y participación de los sacramentos (Eucaristía)".

—Puntos que resaltan de su teología

           1. Su idea central es la existencia de una voluntad salvífica (economía) de Dios, que se ha llevado a cabo en Cristo, nuestro Maestro.

           2. Siguiendo la teología de S. Pablo y la de S. Juan manifiesta claramente su fe en la doble naturaleza de Cristo: divina y humana, y ataca el docetismo (los docetas no formaron sectas independientes sino hasta a mediados del siglo II) que negaba la naturaleza humana y especialmente el sufrimiento de Cristo. Decían que Cristo sólo sufrió en apariencia (dokesis = apariencia), pues consideraban la carne como algo malo (la mayoría de los gnóstico profesaron el docetismo). Niegan la Eucaristía (la carne de Cristo) y la oración. Textos en que se apoyan los docetas: Lc 4,30 (Jesús pasó por en medio...) y Lc 24,31 (desaparece en Emaus). Textos antidocetas: 1 Jn 4,2 (Cristo vino en carne), 1 Jn 1,1 (quod contractaverum...).

           3. Afirma claramente la presencia real de la carne y sangre de Cristo en la Eucaristía y su realidad sacrificial (Thysia = sacrificio). Llama a la Iglesia el "lugar del sacrificio".

           4. El el primero en utilizar la expresión "Iglesia católica (universal)".

           5. Aparece clara la jerarquía en la Iglesia, formada por el obispo (que preside y representa a Cristo), los ancianos (representan el colegio de los Apóstoles) y los diáconos ("para mí dulcísimos", a quienes esta encomendado el ministerio de Jesucristo).

           6. Exhorta a la unidad con el obispo como único modo de permanecer fieles a Cristo.

           7. El obispo ha de presidir toda la vida litúrgica y, en general, a la Iglesia. Nada se puede hacer sin él.

           8. Sigue la doctrina paulina del matrimonio (que representa la alianza entre Cristo y la Iglesia) y la virginidad (que la recomienda).

           9. Es el primer escritor no romano, que conocemos, que reconozca el primado de Roma ("a la iglesia que alcanzó misericordia (...), la que es amada y está iluminada (...), que preside en la capital del territorio de los romanos ("etis kai prokathetai en topo jorion Romaion"), digna de Dios, digna de todo decoro, digna de bienaventuranza (...), puesta a la cabeza de la caridad ("prokathemene tes agapes"). S. Ignacio uliliza claramente la palabra "presidir" indicando autoridad, vigilancia. Por otra parte, parece ser (Funk) que "agapes" se utiliza como referido a la Iglesia universal (Roma preside sobre el vínculo de caridad, es decir, sobre la Iglesia universal), o, al menos (Thiele) indicando que Roma preside en la caridad, es decir, en la vida sobrenatural y en las cosas esenciales de la vida cristiana de todas las iglesias.

           10. S. Ignacio no exhorta a los romanos a la unidad ni a la concordia. No se atreve a dar órdenes a la comunidad de Roma, y es testigo de la estancia de Pedro y Pablo en esa ciudad: "no os doy mandato como Pedro y Pablo".

—Misticismo de San Ignacio

       Ignacio parte de la repetidamente mencionada unidad entre Dios y Cristo para hablar también de la unidad entre el cristiano y Cristo. Sobre el tema de la unidad del cristiano con Cristo se desarrolla el misticismo de Ignacio.

       De la idea paulina de "unión" con Cristo y de la idea joánica de "vida" en Cristo, surge el ideal ignaciano: imitación de Cristo:

  • Imitación de Cristo: es el camino para unirse a Cristo y vivir su vida. Especialmente hay que imitar la pasión y muerte del Señor: "Permitidme ser imitador de la pasión de mi Dios" (Rom 6,3).
  • El martirio es la perfecta imitación de Cristo: "No he llegado todavía a la perfección en Jesucristo. Ahora, en efecto, estoy empezando a ser discípulo suyo" (Eph 3,1). "Dejadme contemplar la luz pura. Llegado allí, seré de verdad hombre" (Rom 6,2). "Estar cerca de la espada es estar cerca de Dios, y encontrarse en medio de las fieras es encontrarse en medio de Dios. Lo único que hace falta es que ello sea en nombre de Jesucristo" (Smyrn 4,2).
  • Inhabitación de Cristo en el alma: "El mora en nosotros" (Eph 15,3).
  • Para "ser en Cristo", para "encontrarse en Cristo" cada cristiano ha de unirse personalmente a Cristo, pero a través de la vida litúrgica, presidida por el representante de Cristo, el obispo. La vida espiritual y mística de S. Ignacio se inspiran en los símbolos y expresiones del culto y la liturgia.
  • Las cartas de Ignacio son el primer testimonio de la conjunción y consolidación de la triple jerarquia: episcopado monarquico, presbiterado y diaconado.

—Autenticidad de las Epístolas

       Cuestión ignaciana: se decía que había seis cartas espúreas mezcladas con las auténticas; los protestantes negaban, por lo tanto, su autenticidad; se zanjó el asunto cuando se descubrieron los códices antiguos con sólo las siete cartas (recensión breve del siglo II).

       Algunos protestantes dudaron de su autenticidad. Hoy en día se admite generalmente.

       Testimonio del tiempo de su composición: Policarpo en su carta a los Filipenses dice: "os enviamos las cartas de Ignacio (...), están llenas de fe y paciencia y de toda edificación que conviene en Nuestro Señor" (Phil 13,2). Otros testimonios: Orígenes e Ireneo. Eusebio nombra las siete en su orden tradicional.

—Transmisión del texto

       Se conservan en tres recensiones (tres grupos diferentes de la colección de cartas):

  • La recensión corta ("brevior") es copia de la colección original: en griego, es del siglo II. Está en el Codex Mediceus Laurentianus y en el Codex Paris Graec. del siglo X.
  • La recensión larga ("longior"), espuria (corregida y con añadidos), realizada en el siglo IV y conservada en numerosos manuscritos latinos y griegos.
  • La recensión "brevissima" o resumen siriaco que es un compendio de una versión siriaca de la recensión corta.

—Bibliografía: Simonetti, c.2; Fliché, I, c.12; Quasten I, 73-85; Trevijano, 30-39; Catequesis de Benedicto XVI.

e) Breves noticias sobre los demás autores u obras: Papías de Hierápolis; la Epístola de Pseudo-Bernabé; la II Epístola de Pseudo-Clemente; el Pastor de Hermas

—Papías de Hierápolis

       Por esos años (a. 130) Papías, obispo de Hierápolis, en Frigia, había escrito, inspirado en los Evangelios y en otros escritos muy antiguos, cinco libros sobre la Exposición de los dichos del Señor.

       Discípulo de San Juan.

       En el año 130 escribe unas "Explicaciones de las sentencias del Señor" (Logion kiriakon exegesein). Es importante para conocer la tradición oral. Se menciona la canonicidad de los cuatro Evangelios. Dice que el segundo lo escribió Marcos recogiendo la enseñanza de Pedro. Sólo quedan fragmentos recogidos por Eusebio de Cesarea. Eusebio dice que Papías tuvo ideas milenaristas y por eso no se difundió mucho su obra.

Bibliografía: Simonetti, c.2.

—La Epístola de Pseudo-Bernabé

       También nos ha llegado otro documento atribuido a San Bernabé, compañero de Pablo en la evangelización de Chipre, que al parecer fue escrito en la primera mitad del siglo II (año 130) en Alejandría. Es un tratado teológico escrito en forma de carta. No oímos en este texto las tranquilas especulaciones del catequeta, sino más bien el grito de alarma del pastor.

       El autor es un cristiano alejandrino. La fecha de composición es probablemente el 130.

       Partes: 1a: apología antijudaica (más larga), 2a: exhortaciones morales (como la Didajé).

       Exagera en cuanto a la insuficiencia de la Ley y todo lo del Antiguo Testamento (es un precursor, en este sentido, de Marción), por interpretarlo alegóricamente.

       Autor. Hay variadas teorías. Algunos (Rabillard) mencionan tres autores: el mismo Bernabé, un judío helenista y un antijudío pregnóstico. Otros mencionan varias fuentes. Se duda entre su origen alejandrino (es el más probable por quienes citan más el escrito: Clemente de Alejandría, Orígenes...) o del ambiente de Siria-Palestina (por su parecido a escritos qumrámicos y su crítica áspera al judaísmo, y su orientación escatológica).

       Califica la historia de Israel de "perversión diabólica" siguiendo un poco el discurso de Esteban. Esta corriente culminará con la herejía de Marción.

       División. La primera parte de la obra —más larga— (parte dogmática, cap. 1 a 17) es una interpretación del Antiguo Testamento que sigue el estilo de exégesis alegórica, que ya habían utilizado Filón, Pablo y el autor de la Carta a los Hebreos, y que será una característica típica de los escritores eclesiásticos de la Escuela de Alejandría a partir del siglo III (Panteno, Clemente, Orígenes). Es una apología antijudaica. Exagera en cuanto a la insuficiencia de la Ley y todo lo contenido en el Antiguo Testamento (es un precursor, en este sentido, de Marción), por interpretarlo alegóricamente.

       La segunda parte es de carácter moral (cap. 18 a 21) y se centra en la alegoría de la Doble Via que también aparece en otro escrito de la época: la Didaje.

       Doctrina. Existencia eterna del Hijo, Encarnación, Bautismo: nos transforma en templos del Espíritu Santo, Domingo, Nasciturus: contra el aborto, Escatología: milenarista.

       Un buen resumen de este escrito nos lo da Drobner:

  • Forma parte de los apócrifos. Es literatura pseudoepigráfica. Es un tratado en un marco epistolar (pero incompleto).
  • La tradición atribuye el escrito a Bernabé. Sin embargo fue escrita, al parecer, entre los años 130 y 132 (descripción de la reconstrucción de Jerusalén).
  • Lugar: Asia Menor, Siria o Palestina (y no Alejandría, como se ha pensado hasta ahora).
  • 1: breves saludo y exordio;
  • 2-16: tematiza los conocimientos que se pueden sacar del Antiguo Testamento sobre Dios, Cristo, Iglesia, obligaciones éticas;
  • 17-20: doctrina de los dos camimos (procede del judaísmo; más ampliamente tratada en la Didaché);
  • 21: exhortación a guardar los mandamientos, saludo y bendición.
  • Importancia teológica: interpretación tipológica y espiritual del Antiguo Testamento como profecía referida a Cristo y modo de vida cristiano, con una radicalidad sin par (oposición de Dios y el pueblo judío).

Bibliografía: Simonetti, c.2, Fliché I-12, Trevijano, 22-30, Drobner, c.1.

—La II Epístola de Pseudo-Clemente

       Otra carta a los Corintios: es una homilía (la más antigua que se conserva); su origen es Corinto; escrita en el año 150; afirma la divinidad y humanidad de Cristo; los aspectos morales son los más importantes (penitencia, buenas obras para salvarse, la vida del cristiano es de lucha: competiciones atléticas).

       Dos cartas a las vírgenes: editadas en 1752; escritas en el siglo II o primera mitad del siglo III; describen la vida de los primitivos ascetas y vírgenes antes de la aparición del estado religioso; vivían normalmente en sus casas; se habla del celibato, la caridad y el apostolado.

       Pseudoclementinas (homilías, recognitiones).

Bibliografía: Simonetti, c.2, Quasten I, 49-73, Fliché I, c.12, Trevijano, 14-22.

—El Pastor de Hermas

       Autor y carácter general de la obra. A principios del siglo II, en Roma, un cristiano arrepentido de sus pecados, escribe una obra para animar a los demás fieles de la Iglesia romana a volver a un estilo de vida más puro y exigente, como el que había tenido la comunidad en los inicios de su fundación a mediados del siglo I.

       Hermas es hermano de San Pío I (140-154) (según el Fragmento de Muratori). Liberto de Rodas, campesino al principio, pero después convertido en un pequeño burgues de Roma, casado con varios hijos que apostataron y mujer no cristiana.

       El "Pastor" es un escrito de carácter apocalíptico (revelaciones de una anciana y un ángel vestido de pastor). Pertenece al género de los Apocalipsis apócrifos parenéticos con revelaciones y visiones abundantes. Fue escrito hacia el año 150 (probablemente entre finales del siglo I y el año 135), cuando era papa Pió I. Recoge una primera redacción del año 95 (siendo papa Clemente I). El relato, autobiográfico, es instructivo, oscuro, de difícil comprensión, profundo, redactado de manera sencilla, falto de conexión, con superposiciones y discursos inacabados.

       Tuvo gran fama, sobre todo en Oriente, durante el siglo II. Ireneo y Eusebio lo consideran formando parte de la Escritura inspirada. Es rechazado por la Iglesia de Occidente en el siglo III y desaparece en el siglo IV. Muestra la Iglesia como algo vivo.

       Este escrito es el que más detalles nos proporciona de la vida cristiana durante la primera mitad del siglo II. Por ejemplo, nos da a conocer la exigente vida de aquellos fieles, una de cuyas manifestaciones era la rigurosa disciplina penitencial que vivían (había la costumbre de confesarse de los pecados sólo una vez en la vida). Algunos sólo admitían la penitencia bautismal.

       División. El escrito consta dos partes. En la primera se representan cinco visiones. En la segunda, la más larga e importante, se exponen doce preceptos y diez alegorias (similitudines).

       En la primera visión aparece una señora anciana vestida de blanco (es una representación de la Iglesia), que invita a todos los cristianos a hacer petitencia para purificarse de los pecados. Los preceptos y alegorías son recomendaciones concretas para vivir las virtudes necesarias: pureza, temor de Dios, fidelidad, etc.

       Doctrina. Hay que leer el "Pastor" valorando más la exposición moral que la teológica, que tiene imprecisiones. Es como un examen de conciencia de la Iglesia de Roma que, a juicio del autor, ha caído en un estado de tibieza (visión de la mujer vieja sentada en una poltrona) a causa de la molicie, las dudas de fe, las riquezas, la ambición y las persecuciones contra el nombre cristiano (la persecución de Trajano tuvo esa característica).

  • Penitencia: es el punto central; toda la carta es una exhortación a la penitencia; en la Iglesia romana había un sentido muy vivo del pecado y de la necesidad de conservar el alma pura después del bautismo; existía la praxis de no hablar a los bautizados de la posibilidad de una segunda penitencia, y a los caídos por primera vez se les decía que la penitencia después del bautismo sólo podía recibirse una vez en la vida. Hermas anuncia la posibiblidad de penitencia una sóla vez a plazo fijo, con vistas a la parusía. Duda si podrá perdonarse el pecado de apostasía.
  • Cristología: tema presentado confusamente; Cristo aparece como servidor, pero a veces sin resaltar debidamente su poder divino. Aparentemente Hermas presenta una cristología subordinacionista y adopcionista, además de un binitarismo (identifica el Hijo con el Espíritu Santo).
  • Iglesia: es presentada como necesaria para la salvación; es representada como una torre edificada —y haciendo una sola cosa— sobre la roca, que es Cristo. Se mencionan los diversos grados de la jerarquía, pero sin resaltar especialmente el episcopado monárquico, probablemente porque Hermas era hermano de Pío I y porque ve un peligro claro en la ambición de poder que había en aquella época en Roma. Presenta varias imágenes de la Iglesia: la Iglesia preexistente, la presente y la escatológica, una visión sincrónica de la Iglesia y una diacrónica, etc.
  • Bautismo: en la octava parábola se recoge la visión del sauce con ramas verdes, en la que se simboliza cómo la mayoría de los fieles no habían perdido la inocencia del bautismo.
  • Doctrina moral: distingue entre mandato y consejo; señala casos prácticos; habla de las virtudes como de siete mujeres, menciona a los ángeles y a los demonios; fustiga principalmente el afán mundano de riqueza y la ambición de honores.

       Transmisión del texto griego. Se ha pensado que pudiera tener tres autores distintos. No parece correcta esta teoría.

  • El Códice Sinaítico (s. IV) contiene una cuarta parte.
  • Un manuscrito del Monte Athos (s. XV) contiene la obra entera, excepto el final.
  • Unos papiros de fines del siglo II, descubiertos por la universidad de Michigan, contienen muchos fragmentos faltantes.

Bibliografía: Simonetti, c.2; Fliché I-12, 360-366; Trevijano, 39-48.

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