TEMA 3. Los Padres Apostólicos Esquema Son los primeros testigos de la Tradición, el primer eslabón de la cadena en la transmisión del depósito revelado. Características generales
La expresión es del siglo XVII. Se consideraban "Padres Apostólicos" a: Bernabé, Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Hermas, Papías de Hierapolis, Carta a Diogneto y Didakhé. Estrictamente hablando sólo son "Padres Apostólicos" Clemente, Ignacio, Papías, Policarpo y Didakhé. Bernabé y Hermas pertenecen mas bien a los escritos apócrifos y Diogneto a los de tipo apologetico. Son escritos estrechamente relacionados con el Nuevo Testamento: como eslabones entre los Apóstoles y la Tradición posterior. Dan una imagen clara de la doctrina de finales del siglo I. Son escritos circunstanciales, sin pretender una exposición sistemática de la doctrina. Temas principales: profunda nostalgia de Cristo y espera ansiosa de su venida próxima (escatología). Contienen una doctrina cristológica uniforme: Cristo es el Hijo de Dios, preexistente al mundo, que participó en la obra de la creación. De la primera mitad del siglo segundo hemos recibido algunos escritos de gran interés para el conocimiento de la vida de los primeros cristianos. Aunque se trata de textos griegos, todos reflejan una profunda influencia del ambiente hebreo. Además, tienen un gran parecido a los libros del Antiguo y, sobre todo, del Nuevo Testamento. La doctrina que contienen no está estructurada como un sistema teológico. Más bien reproducen las ideas del Nuevo Testamento, sobre todo las de los escritos de San Pablo y San Juan. El objeto de estos escritos es eminentemente práctico y pastoral. Pretenden fomentar en los lectores el estilo de vida nuevo que Cristo enseñó a los Apóstoles y estos trasmitieron a la siguiente generación. Insisten, por ejemplo, en la importancia de vivir las virtudes cristianas: la caridad, la paciencia, la mansedumbre, la fidelidad, el desprendimiento de los bienes terrenos, la esperanza en la resurrección de la carne, etc. Hay algunos puntos que son expresados con especial vigor. Uno de ellos es la necesidad de la unidad de todos los fieles en torno a su pastor, el Obispo de cada Comunidad, que gobierna con la ayuda de un colegio de presbíteros y con los diáconos. También se alerta en estos documentos a todos los cristianos a ser fieles a la fe recibida, y a mantenerse vigilantes contra el peligro de las nacientes herejías. Quizá las dos más difundidas en ese momento eran la de los judaizantes, que intentaban volver a las prácticas de la ley mosaica, ya superadas, y la de los docetas, que negaban que Cristo fuese verdadero hombre y que tuviese un cuerpo real. Características principales de cada libro
Bibliografía: Simonetti, c.2, Quasten I, 1-31, Moliné I, 9-30., Trevijano, p. 5. Introducción Título primitivo: "La Instrucción del Señor a los gentiles, por medio de los doce Apóstoles". Fue descubierta en Jerusalén, en un códice griego en pergamino del año 1057 (H 54) y publicada en 1883 por el Metropolita Bryennios de Nicomedia (patriarcado de Jerusalén). Título (Didakhé = enseñanza = didakh): Doctrina Apostolorum o Instrucción del Señor a los gentiles por medio de los Doce Apóstoles.
Epoca de su composición El ambiente histórico que refleja es el de las últimas décadas del siglo I. Algunos piensan que fue escrita entre los años 80 y 100, o antes (no tiene citas de los Evangelios sinópticos). Otros opinan que depende de la Epístola de Bernabé y que, por lo tanto, sería posterior (entre el 130 y el 150). Por el ambiente judío que refleja, podría haberse escrito en el siglo I, al menos en algunas de sus partes. Autor (varios) desconocido, de origen siriaco. Su autor es probablemente un judeo-cristiano de la región de Siria. Aunque sus seis primeros capítulos (doctrina de las Dos Vías) se parecen mucho a los capítulos 18 a 20 de la Epístola de Bernabé, no parece que haya dependencia mutua. Es probable que ambas obras procedan de una tercera fuente. La Didakhé es una compilación hecha de textos ya existentes. Parece haber sido escrita entre el 100 y el 150, en Siria. Es muy citada (Eusebio, Atanasio, Rufino). Sirvió de modelo a otras obras de argumento disciplinar y litúrgico posteriores: Didascalia (mediados del s. III; escrito siriaco antijudáico), Traditio Hipoliti (s. III) y Constituciones Apostólicas (fin del s. IV; escrito en Siria o Constantinopla por un arriano). Transmisión del texto
Contenido Estructura: 16 capítulos muy breves (tres secciones y una conclusión): Secciones: 1ͺ: moral, 2ͺ: litúrgica, 3ͺ: relaciones pueblo fiel con jerarquía.
Del capítulo 7 al 10 se dan normas para la administración del bautismo (con la fórmula de Mt 28, por inmersión en agua corriente y, en caso de necesidad, por infusión), sobre el ayuno (antes del Bautismo, miércoles y viernes como contraposición al ayuno judío de los lunes y jueves antijudaísmo), sobre la Eucaristía y la penitencia. Documento central del siglo apostólico: la Didakhé, cap. 7: bautismo con agua corriente (en ríos), si es posible; formula; también se admite el bautismo por infusión derramando agua tres veces en la cabeza; ayuno del que bautiza y el bautizado uno o dos días antes; el ayuno los miércoles y los viernes (distintos días de los judíos). Tanto la Didaché como S. Justino, llaman a la Eucaristía "Sacrificio". Sólo comulgaban los bautizados. Necesidad de purificación tanto para la Comunión como para la oración. Del capítulo 11 al 15: normas disciplinares: diezmo, trabajo... El capítulo 16: la parusía y deberes del cristiano que se derivan de ella (vigilancia). Doctrina
Bibliografía: Quasten I, 38-49, Moliné I, 53-54, Fliché I, c.12, Trevijano, 6-14. Vida Según afirmaciones de Ireneo, Eusebio, Tertuliano, Epifanio y Orígenes, Clemente fue el tercer sucesor de S. Pedro, consagrado obispo por el mismo Apóstol, que gobernó del 92 al 101. No es seguro su martirio, tal como lo relata el "Martyrium S. Clementis", texto griego del siglo IV. Cuarto obispo de Roma (92-101); judío helenista, en contacto con los Flavios (?); desterrado al Quersoneso (?); mártir ahogado con un ancla (?). Personalidad del autor No dice su nombre. Habla en plural ("nosotros") en nombre de la Iglesia de Roma. Pretende que su epístola sea leída publicamente (forma de sermón de la primera parte, figuras retóricas, muy elaborada). De hecho, sabemos por Eusebio que el obispo Dionisio de Corinto escribió al papa Sotero (c.170) diciendo que se leía la carta de Clemente en las reuniones litúrgicas. El mismo Eusebio dice que se leía esta carta en otras muchas iglesias. Clemente parece haber sido judío por las numerosas citas del Antiguo Testamento y reducidas del Nuevo Testamento. La "Epístola a los Corintios" Es el único escrito de Clemente. Bajo Domiciano volvieron en Corinto las disputas entre diversas facciones, que había en tiempos de S. Pablo. Unos usurpadores depusieron a las autoridades legítimas, a las que siguió un grupo reducido de fieles. Clemente pretende, una vez conocida la situación, lograr una concordia y restablecer la autoridad suprimida. El escrito más antiguo que conocemos (a. 96) es quizá la carta que San Clemente, obispo de Roma, escribe a la Comunidad de Corinto, ciudad griega de gran importancia mercantil; en el siglo I. Esta iglesia, fundada por San Pablo, tenía desde su fundación estrechos vínculos con la iglesia de Roma. Recordemos que San Pablo escribe su Epístola a los Romanos precisamente en Corinto. El objeto fue exhortar a los Corintios a la unidad y pedirles que restituyeran en sus cargos a los presbíteros que los Apóstoles habían dejado al frente de la iglesia, ya que habían sido depuestos injustamente. Conocemos por escritos posteriores, que la carta de Clemente era leída en las asambleas litúrgicas setenta años más tarde con enorme veneración. El escrito tiene gran valor teológico, litúrgico e histórico. Entre otros datos de interés, menciona el martirio en Roma de San Pedro y San Pablo, y el viaje de este último a España. "Esta exhortación (la carta de Clemente) presenta ya los caracteres que tendrán siempre los documentos romanos: una gravedad sabia, paternal, consciente de la propia responsabilidad, firme en sus exigencias y al mismo tiempo indulgente en sus censuras. Y en lo que se refiere a la exposición doctrinal, muy preocupada por presentar íntegramente la herencia del depósito tradicional" (Fliché, 338). Escrita entre Domiciano y Nerva (años 95 ó 96). Se ha visto en esta intervención del papa la "epifanía del primado romano" (Batiffol). "Sin subrayados anacrónicos pertenece a la historia del primado romano" (Trevijano, 22). Expone como verdades comúnmente conocidas por los cristianos el primado romano y el origen divino de la jerarquía. Son especialmente valiosas las enseñanzas sobre Cristo: "Queridos hermanos, este es el camino en el que encontramos nuestra salvación, Jesucristo, el Pontífice máximo de nuestras oblaciones, el protector y la ayuda de nuestra debilidad. Por su medio podemos contemplar las sublimidades de los cielos y miramos como en un espejo el rostro inmaculado y sublime de Dios: por su medio se han abierto los ojos de nuestro corazón y se abre a la luz nuestra inteligencia, antes obtusa y entenebrecida..." (Carta a los Corintos, XXXVI, 1-2). Tiempo de composición
Transmisión del texto
Estructura de la Carta Los 65 capítulos de la epístola se dividen asi:
Puntos doctrinales fundamentales
Bibliografía: Simonetti, c.2; Quasten I, 49-73; Fliché I, c.12; Trevijano, 14-22; Catequesis de Benedicto XVI. Vida Por Eusebio sabemos casi todo lo que conocemos sobre la vida del Obispo mártir. Ireneo y Orígenes citan su martirio. Segundo obispo de Antioquía (Pedro lo consagró); mártir en Roma (107, bajo Trajano: fue un regalo de la autoridad en Antioquía a Trajano por su victoria en la Dacia); se daba a sí mismo el nombre de "teóforo" (portador de Dios). San Ignacio es apresado en Antioquía (era su segundo Obispo), para ser llevado al martirio en Roma. Pasa por algunas comunidades cristianas del Asia menor (Efeso, Tralia y Magnesia) que le manifiestan su cariño y respeto. Al llegar a Esmirna escribe cartas a esas comunidades para agradecer sus atenciones. Además les pide obediencia a los pastores y les advierte contra las doctrinas heréticas. También en Esmirna escribe su carta a los Romanos para pedirles que no impidan su muerte, pues desea ardientemente unirse a Cristo. Ignacio continúa su viaje y en Troade escribe a la iglesia de Esmirna, a la de Filadelfia y a Policarpo, obispo de Esmirna. El motivo es, habiéndose enterado en Troade de que había cesado la persecución en Antioquía, pedirles a los de Esmirna que envíen delegados para felicitar a los hermanos de Antioquía. El tema de las epístolas es parecido al de las anteriores, escritas desde Esmirna. En la dirigida a Policarpo le da consejos para ejercer su función episcopal. Llevado al martirio desde Antioquía de Siria, pasa por Filadelfia y en Esmirna escribe a las iglesias de Efeso, Magnesia, Tralla y Roma. Sigue su camino hacia Roma pasando por Troade. Ahí escribe a las iglesias de Filadelfia y Esmirna, y a Policarpo. Continúa a través de Filipo y Durazo hasta llegar a Roma. Las Siete Cartas Diez o quince años más tarde (a. 110), San Ignacio obispo de Antioquía después de Pedro y Evodio, escribe siete cartas durante su viaje a Roma, a dónde es llevado preso para ser echado a las fieras en el Coliseo. Los escritos van dirigidos a las iglesias de Éfeso, Magnesia, Tralia, Roma, Filadelfia, Esmirna y a Policarpo, obispo de esta última ciudad. Las cuatro primeras están escritas desde Esmirna y las tres últimas desde Troade. Estas cartas nos dan a conocer las condiciones internas de las primitivas comunidades cristianas, nos permiten penetrar en el corazón del obispo mártir y aspirar su profundo entusiasmo religioso. Su lenguaje es fogoso y profundamente original, sin cuidar el estilo acostumbrado. Su alma se manifiesta llena de celo y ardor. Su estilo es rápido, lleno de fogosidad, sin preocuparse de la forma, propio de un hombre que es llevado al martirio por amor a Cristo y que desea comunicar de alguna manera sus elevados sentimientos a sus lectores. Es notable su preocupación por la unidad de las iglesias en torno a sus pastores. San Ignacio manifiesta su alegría ante el martirio. Considera que es el momento en que llegará a ser verdaderamente discípulo de Cristo. Toda la vida cristiana tiene como fin la unión con Cristo mediante la imitación de su vida. Más tarde los de Filipos escriben a Policarpo pidiendo las cartas de Ignacio. Policarpo les escribe y les envía las que tiene en su poder. San Ignacio bebe de la tradición paulina y joánica (Juan hacia pocos años que había escrito su Evangelio en Efeso), y la pone de manifiesto en sus cartas: la vida en Cristo es el centro de su argumentación. Policarpo e Ireneo tomarán todo este rico depósito y la trasmitirán a la posteridad. En la iglesia de los mártires se debieron de leer y releer con mucha frecuencia las cartas de Ignacio.
Estilo sencillo, profundo, ardoroso, sin retórica. La teología de San Ignacio
Puntos que resaltan de su teología
Misticismo de San Ignacio Ignacio parte de la repetidamente mencionada unidad entre Dios y Cristo para hablar también de la unidad entre el cristiano y Cristo. Sobre el tema de la unidad del cristiano con Cristo se desarrolla el misticismo de Ignacio. De la idea paulina de "unión" con Cristo y de la idea joánica de "vida" en Cristo, surge el ideal ignaciano: imitación de Cristo:
Autenticidad de las Epístolas Cuestión ignaciana: se decía que había seis cartas espúreas mezcladas con las auténticas; los protestantes negaban, por lo tanto, su autenticidad; se zanjó el asunto cuando se descubrieron los códices antiguos con sólo las siete cartas (recensión breve del siglo II). Algunos protestantes dudaron de su autenticidad. Hoy en día se admite generalmente. Testimonio del tiempo de su composición: Policarpo en su carta a los Filipenses dice: "os enviamos las cartas de Ignacio (...), están llenas de fe y paciencia y de toda edificación que conviene en Nuestro Señor" (Phil 13,2). Otros testimonios: Orígenes e Ireneo. Eusebio nombra las siete en su orden tradicional. Transmisión del texto Se conservan en tres recensiones (tres grupos diferentes de la colección de cartas):
Bibliografía: Simonetti, c.2; Fliché, I, c.12; Quasten I, 73-85; Trevijano, 30-39; Catequesis de Benedicto XVI. e) Breves noticias sobre los demás autores u obras: Papías de Hierápolis; la Epístola de Pseudo-Bernabé; la II Epístola de Pseudo-Clemente; el Pastor de Hermas Papías de Hierápolis Por esos años (a. 130) Papías, obispo de Hierápolis, en Frigia, había escrito, inspirado en los Evangelios y en otros escritos muy antiguos, cinco libros sobre la Exposición de los dichos del Señor. Discípulo de San Juan. En el año 130 escribe unas "Explicaciones de las sentencias del Señor" (Logion kiriakon exegesein). Es importante para conocer la tradición oral. Se menciona la canonicidad de los cuatro Evangelios. Dice que el segundo lo escribió Marcos recogiendo la enseñanza de Pedro. Sólo quedan fragmentos recogidos por Eusebio de Cesarea. Eusebio dice que Papías tuvo ideas milenaristas y por eso no se difundió mucho su obra. Bibliografía: Simonetti, c.2. La Epístola de Pseudo-Bernabé También nos ha llegado otro documento atribuido a San Bernabé, compañero de Pablo en la evangelización de Chipre, que al parecer fue escrito en la primera mitad del siglo II (año 130) en Alejandría. Es un tratado teológico escrito en forma de carta. No oímos en este texto las tranquilas especulaciones del catequeta, sino más bien el grito de alarma del pastor. El autor es un cristiano alejandrino. La fecha de composición es probablemente el 130. Partes: 1a: apología antijudaica (más larga), 2a: exhortaciones morales (como la Didajé). Exagera en cuanto a la insuficiencia de la Ley y todo lo del Antiguo Testamento (es un precursor, en este sentido, de Marción), por interpretarlo alegóricamente. Autor. Hay variadas teorías. Algunos (Rabillard) mencionan tres autores: el mismo Bernabé, un judío helenista y un antijudío pregnóstico. Otros mencionan varias fuentes. Se duda entre su origen alejandrino (es el más probable por quienes citan más el escrito: Clemente de Alejandría, Orígenes...) o del ambiente de Siria-Palestina (por su parecido a escritos qumrámicos y su crítica áspera al judaísmo, y su orientación escatológica). Califica la historia de Israel de "perversión diabólica" siguiendo un poco el discurso de Esteban. Esta corriente culminará con la herejía de Marción. División. La primera parte de la obra más larga (parte dogmática, cap. 1 a 17) es una interpretación del Antiguo Testamento que sigue el estilo de exégesis alegórica, que ya habían utilizado Filón, Pablo y el autor de la Carta a los Hebreos, y que será una característica típica de los escritores eclesiásticos de la Escuela de Alejandría a partir del siglo III (Panteno, Clemente, Orígenes). Es una apología antijudaica. Exagera en cuanto a la insuficiencia de la Ley y todo lo contenido en el Antiguo Testamento (es un precursor, en este sentido, de Marción), por interpretarlo alegóricamente. La segunda parte es de carácter moral (cap. 18 a 21) y se centra en la alegoría de la Doble Via que también aparece en otro escrito de la época: la Didaje. Doctrina. Existencia eterna del Hijo, Encarnación, Bautismo: nos transforma en templos del Espíritu Santo, Domingo, Nasciturus: contra el aborto, Escatología: milenarista. Un buen resumen de este escrito nos lo da Drobner:
Bibliografía: Simonetti, c.2, Fliché I-12, Trevijano, 22-30, Drobner, c.1. La II Epístola de Pseudo-Clemente Otra carta a los Corintios: es una homilía (la más antigua que se conserva); su origen es Corinto; escrita en el año 150; afirma la divinidad y humanidad de Cristo; los aspectos morales son los más importantes (penitencia, buenas obras para salvarse, la vida del cristiano es de lucha: competiciones atléticas). Dos cartas a las vírgenes: editadas en 1752; escritas en el siglo II o primera mitad del siglo III; describen la vida de los primitivos ascetas y vírgenes antes de la aparición del estado religioso; vivían normalmente en sus casas; se habla del celibato, la caridad y el apostolado. Pseudoclementinas (homilías, recognitiones). Bibliografía: Simonetti, c.2, Quasten I, 49-73, Fliché I, c.12, Trevijano, 14-22. El Pastor de Hermas Autor y carácter general de la obra. A principios del siglo II, en Roma, un cristiano arrepentido de sus pecados, escribe una obra para animar a los demás fieles de la Iglesia romana a volver a un estilo de vida más puro y exigente, como el que había tenido la comunidad en los inicios de su fundación a mediados del siglo I. Hermas es hermano de San Pío I (140-154) (según el Fragmento de Muratori). Liberto de Rodas, campesino al principio, pero después convertido en un pequeño burgues de Roma, casado con varios hijos que apostataron y mujer no cristiana. El "Pastor" es un escrito de carácter apocalíptico (revelaciones de una anciana y un ángel vestido de pastor). Pertenece al género de los Apocalipsis apócrifos parenéticos con revelaciones y visiones abundantes. Fue escrito hacia el año 150 (probablemente entre finales del siglo I y el año 135), cuando era papa Pió I. Recoge una primera redacción del año 95 (siendo papa Clemente I). El relato, autobiográfico, es instructivo, oscuro, de difícil comprensión, profundo, redactado de manera sencilla, falto de conexión, con superposiciones y discursos inacabados. Tuvo gran fama, sobre todo en Oriente, durante el siglo II. Ireneo y Eusebio lo consideran formando parte de la Escritura inspirada. Es rechazado por la Iglesia de Occidente en el siglo III y desaparece en el siglo IV. Muestra la Iglesia como algo vivo. Este escrito es el que más detalles nos proporciona de la vida cristiana durante la primera mitad del siglo II. Por ejemplo, nos da a conocer la exigente vida de aquellos fieles, una de cuyas manifestaciones era la rigurosa disciplina penitencial que vivían (había la costumbre de confesarse de los pecados sólo una vez en la vida). Algunos sólo admitían la penitencia bautismal. División. El escrito consta dos partes. En la primera se representan cinco visiones. En la segunda, la más larga e importante, se exponen doce preceptos y diez alegorias (similitudines). En la primera visión aparece una señora anciana vestida de blanco (es una representación de la Iglesia), que invita a todos los cristianos a hacer petitencia para purificarse de los pecados. Los preceptos y alegorías son recomendaciones concretas para vivir las virtudes necesarias: pureza, temor de Dios, fidelidad, etc. Doctrina. Hay que leer el "Pastor" valorando más la exposición moral que la teológica, que tiene imprecisiones. Es como un examen de conciencia de la Iglesia de Roma que, a juicio del autor, ha caído en un estado de tibieza (visión de la mujer vieja sentada en una poltrona) a causa de la molicie, las dudas de fe, las riquezas, la ambición y las persecuciones contra el nombre cristiano (la persecución de Trajano tuvo esa característica).
Transmisión del texto griego. Se ha pensado que pudiera tener tres autores distintos. No parece correcta esta teoría.
Bibliografía: Simonetti, c.2; Fliché I-12, 360-366; Trevijano, 39-48. |
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