Actas de los mártires

(1) De las Actas del martirio de san Justino y compañeros (Caps. 1-5: cf. PG 6,1366-1371)
Liturgia de las Horas, Lectio altera de 1° de junio, memoria de San Justino, mártir.

He abrazado las verdaderas enseñanzas de los cristianos

XXXXX Apresados los santos, fueron conducidos ante el prefecto de Roma, de nombre Rústico. Llegados ante el tribunal, el prefecto Rústico dijo a Justino: Ante todo cree en los dioses y obedece a los emperadores.

XXXXX Justino contestó: «El hecho de que obedezcamos los preceptos de nuestro Salvador Jesucristo no puede ser objeto ni de acusación ni de detención.»

XXXXX Rústico replicó: ¿Qué doctrinas profesas?

XXXXX Justino dijo: «Me he esforzado por conocer todas las doctrinas, y sigo las verdaderas doctrinas de los cristianos aunque desagrade a aquellos que son presa de sus errores.»

XXXXX Rústico replicó: ¿Estas doctrinas te agradan a ti, desgraciado?

XXXXX Justino contestó: «Sí, porque profeso la verdadera doctrina siguiendo a los cristianos.»

XXXXX Rústico preguntó: ¿Qué doctrinas son ésas?

XXXXX Justino contestó: «Adoramos al Dios de los cristianos, que es uno, y creador y artífice de todo el universo, de las cosas visibles e invisibles; creemos en nuestro Señor Jesucristo como Hijo de Dios, anunciado por los profetas como el que había de venir al género humano, mensajero de salvación y maestro de insignes discípulos. Yo soy un hombre indigno para poder hablar adecuadamente de su infinita divinidad; reconozco que para hablar de él es necesaria la virtud profética, pues fue profetizado, como te dije, que éste, de quien he hablado, es el Hijo de Dios. Yo sé que los profetas que vaticinaron su venida a los hombres recibían su inspiración del cielo.»

XXXXX Rústico preguntó: ¿Luego tú eres cristiano?

XXXXX Justino respondió: «Sí, soy cristiano.»

XXXXX El prefecto dijo a Justino: «Escucha, tú que te las das de saber y conocer las verdaderas doctrinas; si después de azotado mando que te corten la cabeza, ¿crees que subirás al cielo?»

XXXXX Justino contestó: «Espero que entraré en la casa del Señor si soporto todo lo que tú dices; pues sé que a todos los que vivan rectamente les está reservada la recompensa divina hasta el fin de los siglos.»

XXXXX El prefecto Rústico preguntó: «Así, pues, ¿te imaginas que cuando subas al cielo recibirás la justa recompensa?»

XXXXX Justino contestó: «No me lo imagino, sino que lo sé y estoy cierto.»

XXXXX El prefecto Rústico dijo: «Vamos al asunto que nos interesa y nos apremia. Poneos de acuerdo y sacrificad a los dioses.»

XXXXX Justino respondió: «Nadie, a no ser por un extravío de su razón, pasa de la piedad a la impiedad.»

XXXXX Rústico replicó: «Si no hacéis lo que os mandamos, seréis torturados sin misericordia.»

XXXXX Justino contestó: «Es nuestro deseo más ardiente el sufrir por amor de nuestro Señor Jesucristo, para ser salvados. Este sufrimiento nos dará la salvación y la confianza ante el tribunal de nuestro Señor y Salvador, que será universal y más terrible que éste.»
Igualmente, los otros mártires dijeron: «Haz lo que quieras; somos cristianos y no sacrificaremos a los ídolos.»

XXXXX El prefecto Rústico pronunció la sentencia, diciendo: «Por no haber querido sacrificar a los dioses ni obedecer la orden del emperador, que sean azotados y conducidos al suplicio, para sufrir la pena capital de acuerdo con las leyes.»

XXXXX Los santos mártires, glorificando a Dios, fueron conducidos al lugar acostumbrado; allí fueron decapitados y consumaron su martirio en la confesión de nuestro Señor Jesucristo.

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