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CAPÍTULO
VIII: HETERODOXIA Y ORTODOXIA Entre
los años 70 y 140 aparecen distintos grupos dentro de la Iglesia. Pero
llega un momento en el que el choque entre ellos se hace inevitable. Estas luchas
se dan de modo paradigmático en Roma. 1.
Marción Hijo
del obispo de Sínope, en el Ponto. La Iglesia del Ponto es ortodoxa. Tiene
algunos rasgos peculiares: admiten las diaconisas y se hace de la continencia
una obligación (raíces judeo-cristianas). Pero el rasgo capital
del cristianismo de Marción es su paulinismo. Admite sólo el Evangelio
de Lucas (evangelio de los griegos) y las epístolas paulinas. Rechaza el
Antiguo Testamento.
En 144 intenta que los presbíteros de Roma admitan
esto último. No lo admiten y la doctrina de Marción se radicaliza.
Adopta la teoría de Cerdón (llegado a Roma en tiempos de Higinio:
136-140) según la cual hay que oponer el Dios justo del AT al Dios bueno
del NT. Esto es propiamente el gnosticismo judeo-critiano.
Como era un
notable organizador, su secta, en 150, era una verdadera iglesia, que se extiende
hasta Mesopotamia. 2.
Valentín Es
teólogo y místico, originario de Egipto. Relacionado con el gnosticismo
arcaico de los setianos. Llega a Roma en época de Higinio e intenta ser
papa en 140. Depende de l judeo-cristianismo egipcio de tendencia encratita.
Elementos
esenciales de su doctrina: trascendencia absoluta del Padre y de su pensamiento
(ennoia); producción del pleroma de los eones en número de treinta,
el primero de los cuales es sophia; búsqueda del Padre por Sophia; este
deseo viene a ser el principio del mundo inferior, dónde se hallan aprisionados
los elementos espirituales; envío del Señor, portador de la gnosis,
gracias a la cual se salvan los espirituales.
Valentín es un creador
de escuela. 3.
Montano Marción
prolonga el paulinismo. Valentín, el judeo-cristianismo egipcio. Montano
es un frigio que, al igual que dos mujeres (Maximila y Priscila) pretende haber
recibido el carisma de la profecía. Inicia el movimiento en 156 y llega
su apogeo en Asia (Tiatira) en 172. En 177 los discípulos de Ireneo presentan
el caso a Eleuterio en Roma. Maximila muere en 179 y trece años después
el montanismo agita a toda Asia, especialmente a Éfeso y a Ancira.
Es
una explosión del profetismo de contenido esencialmente escatológico.
Las mujeres desempeñan un papel principal. Los tiempos del Paráclito
comienzan con la venida de Montano. La Nueva Jerusalén será inaugurada
con un reinado de mil años. Hay que vivir en continencia para prepararse
a esto.
Hay que ver el montanismo como una radicalización del milenarismo
asíatico y frigio de principios del siglo II (las dos hijas del Apóstol
Felipe en Hierápolis, Ireneo, Papías, Cerinto, Melitón).
Tenemos aquí un desarrollo exagerado del cristianismo johanita. Representa
una rama de la observancia cuartodecimal, fundada en la cronología johánica
de la Pasión. El término Paráclito procede del Evangelio
de Juan. El milenarismo se encuentra en el Apocalipsis. También el ansia
del martirio que caracteriza a los montanistas, lo mismo que la exaltación
de la continencia.
El montanismo no es una herejía. Es más
bien la persistencia de tendencias arcaicas. Era el fruto de comunidades que vivían
demasiado aisaldas y del profetismo pasan a un ilumnismo condenable. Sin embargo,
en el montanimo pervive el espíritu de Asia en la gran época de
Papías y Policarpo. No en valde sedujo a un espíritu de la envergadura
de Tertuliano. 4.
Taciano el sirio Escribe
dos obras que pertenecen a dos mundos distintos: el Discurso a los griegosy el
Diatessaron. Es un representante del encaratismo. Es asirio (de Adibene, dónde
llegó la misión palestinense con sus tendencias ascéticas).
Se convirtió del paganismo en Roma y fue discípulo de Justino. En
esa época escribió su primera obra, totalmente ortodoxa. A partir
del 165 propaga el encratismo que condena el matrimonio. En su país escribe
su segunda obra.
Es el clásico cristiano radical, tan común
en Siria, y opuesto a las tendencias romanas. De alguna manera, el rechazo del
matrimonio, estaba difundido en todo el ambiente judeo-cristiano oriental. Un
discípulo suyo, Severo, rechaza las Epístolas de San Pablo y los
Hechos de los Apóstoles (lo opuesto de Marción), lo que indica una
influencia de la Iglesia de Jerusalén. 5.
La cuestión pascual En
el siglo II se oponen entre sí, no sólo grupos extremistas, sino
las mismas iglesias con tradiciones diferentes. Asia, con la tradición
johánica (cuartodecimanos). El resto de las iglesias celebraban la pascua
el domingo siguiente al 14 de Nisán.
El conflicto comenzó
en Roma bajo Sisto (120). En esa época se llegó a un mutuo acuerdo
y a la tolerancia mutua. Policarpo, en su viaje a Roma (155) discute con el papa
Aniceto esta costumbre, sin llegar a convencerse uno al otro, pero quedando en
paz.
La cuestión se agrava en tiempos de Sotero (166-174), Eleuterio
(cisma de Blasto) y, sobre todo, con Víctor (189-198) que reunió
varios sínodos (Palestina, Roma, Ponto, la Galia, Osroene y Corinto) para
llegar a una solución. Todas estas iglesias decían que la Pascua
debía celebrarse el domingo. Los obispos de Asia no quisieron aceptar esta
solución y Víctor les envió una carta anunciándoles
su exclusión de la comunión de las iglesias. Ireneo interviene para
sugerir a Víctor tolerancia, como su antecesores. 6.
Las escuelas heterodoxas romanas a fines del siglo II Siguiendo
las doctrinas de lo ebionitas, Cerinto y Carpócrates (Cristo es un hombre
eminente), Teodoto de Bizancio (curtidor en Roma) es excluido de la comunidad
por el papa Víctor.
Por otra parte, los monarquianos son continuadores
del monoteísmo judío, pero afirmando que el Hijo y el Espíritu
sólo son potencias del Dios único. Praxeas no fue modalista. Sufrió
por la fe. Era más bien opuesto al montanismo. Consiguió que Eleuterio
condenara esta doctrina. Por eso se le opone Tertuliano (montanista) y lo tacha
de monarquiano.
Noeto, presbítero de Esmirna, en cambio, sí
era monarquiano (según Hipólito en su Elenchos). Halló simpatías
entre Víctor y, sobre todo, en Celestino, porque su doctrina se oponía
claramente al montanismo.
En Roma se fueron instalando grupos de todas
las tendencias: Marción (en tiempos de Higinio), Cerdón (marcionita),
Marcelino (que difunde la doctrina de Carpócrates en tiempos de Aniceto),
Justino y Taciano, Valentín, Praxeas, Epígono y Teodoto.
A
fines del siglo II hay una infinidad de escuelas. Rodíon ha sucedido a
Taciano en la escuela de Justino. Hay tres grupos de marcionitas: Aples, Potito
y Basilisco, y Sinero. Ptolomeo y Heracleón son discípulos de Valentín.
Proclo y Esquines dirigen dos escuelas montanistas. Hay cuatro grupos de adopcionistas.
Casi todos proceden de Asia.
Roma, en tiempos de los Antoninos, es una
gran ciudad cosmopolita donde se dan cita todas las tendencias religiosas y filosóficas.
Hay
cristianos con raíces profundamente romanas. Entierran a sus muertos en
propiedades pertenecientes a los Cecilios y Aurelios, pero la mayoría de
ellos son orientales. 7.
Las grandes figuras episcopales El
rasgo característico de los finales del siglo II es que se va afirmando
la autoridad episcopal. En Jerusalén los obispos proceden de la gentilidad.
En tiempos de Marco Aurelio destacan Narciso y Alejandro.
Teófilo
es el sexto obispo de Antioquía. Es escritor y catequista. Le suceden Maximino
y Serapión.
Asia es el foco más intenso de vida eclesiástica.
hay herejías y grandes obispos: Apolinar de Hierápolis (apología,
condena al montanismo), Melitón de Sardes (representa la más pura
expresión del cristianismo asiático, don de profecía), Polícrates
de Éfeso (metropolita de Asia). En Grecia están Dionisio de Corinto
(cartas católicas dirigidas a las iglesias de Creta y Ponto).
En
Alejandría está Demetrio, en tiempo de Cómodo.
En
Roma: Pïo (140-155), Aniceto (155-166), Sotero (166-174), Eleuterio (174-189)
y Víctor (189-198).
Los obispos se preocupan, ante todo, de su propia
comunidad. Pero también se reúnen en sínodos (por ejemplo:
la disputa pascual). En cada región había una especie de patriarca:
Éfeso, Roma, Jerusalén, Ponto. Hay también vínculos
particulares entre algunas iglesias. Los jefes de herejías actúan
personalmente, como jefes de escuelas. Los obispos, colectivamente, defendiendo
la fe común. Consevan las tradiciones de los Apóstoles y tienen
una misma forma de organización.
La Iglesia de Roma tiene una autoridad
particular (Policarpo acude a Aniceto, Dionisio de Corinto escribe a Sotero, Polícrates
se dirige a Víctor
La autoridad de la iglesia de Roma, fundada por
Pedro, es particular. 8.
Ireneo de Lyon Su
obra nos ofrece la documentación más precisa y la interpretación
más profunda d ellos sucesos en torno al año 200.
Nace en
Esmirna hacia el 115. Discípulo de Policarpo. Hereda la tradición
johánica. Residió en Roma. En 177 es presbítero de la iglesia
de Lyon. Acompaña a los presbíteros ante Eleuterio en la cuestión
momntanista. Durante el reinado de Eleuterio escribe su Adversus haereses. Siendo
obispo de Lyon escribe a Blasto sobre la cuestión pascual. Defiende a los
cuartodecimanos ante Víctor. Escribe la Demostración de la predicación
apostólica en donde resumen su enseñanza catequética.
Los
jefes de escuelas se apoyan en su valía personal. Los obispos en la sucesión
apostólica. Establece esta sucesión en las iglesias de Esmirna (que
se remonta a Juan, a través de Policarpo), la de Éfeso (que se remonta
a Pablo) y la de Roma (que viene de Pedro y de Pablo). De esta última es
la única de la cual nos ofrece la sucesión completa.
La tradición
que nos han entregado los Apóstoles, no ha quedado al cuidado de autores
privados, sino de los obispos, instituidos por los Apóstoles. Una confirmación
de todo esto la tenemos en la unidad de su doctrina (a diferencias de la división
de los herejes). Home
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