| CAPÍTULO
II: LA ÚLTIMA PERSECUCIÓN Y LA PAZ DE LA IGLESIA El
31 de marzo de 297 Diocleciano promulga un edicto contra los maniqueos.
Desde
el 284 al 303 sólo hay unos pocos militares mártires, quizá
objetores de conciencia que se negaban a la violencia y a dar culto al emperador. 1.
Los edictos de persecución y su aplicación Del
23 de enero de 303 a los meses de enero y febrero de 304 hubo cuatro edictos:
1º)
prohibición del culto. 2º) arresto de los jefes de las Iglesias
(clero). 3º) liberación de los encarcelados si consentían
en hacer libaciones y sacrificios (es el "test" desde Trajano para detectar
a los cristianos y disculpar a los apóstatas). 4º) todos los habitantes
del Imperio (como en tiempos de Decio) son obligados a sacrificar a los dioses
bajo la amenaza de los más duros tormentos, de la muerte cruel o de la
deportación a las minas.
Al
parecer, Diocleciano fue objeto de presiones de paganos fanáticos (Galerio)
y de la propia lógica del sistema totalitario.
En la Galia y Bretaña
sólo fue aplicado el primer edicto, y con suavidad (por Constancio Cloro).
En Italia y África (bajo Maximiano) la persecución fue intensa pero
más breve.
Hay todo tipo de reacciones: desde el mártir siciliano
Euplous de Catania, que se entrega voluntariamente, a Mensurio, obispo de Cartago
que burla a sus perseguidores entregándoles libros heréticos, hasta
verdaderos apóstatas.
En Oriente la persecución fue mucho
más grave y prolongada. A partir de 305 el Augusto es Galerio y el César
Maximino Daia, más fanático que su jefe.
Galerio promulga
un edicto de tolernacia en Nicomedia el 30 de abril de 311. 2.
Política religiosa de Constantino Constantino
tuvo su reinado desde el año 306 hasta el 338. Tomo decisiones súmamente
importantes y trascendentales para la historia de la Iglesia.
Pagáno
tolerante, como su padre, se conviertió al cristianismo poco a poco. Recibió
el bautismo al final de su vida, práctica común de la época
y también concorde con las graves cargas de su función imperial.
La tradición, seis años después del suceso, relata que en
la batalla del puente Milvio (12-X-312) las tropas imperiales llevaban en sus
escudos el lábaro cristiano.
Desde su encuentro con Licinio en Milán
(junio de 313) se muestra favorable a la libertad religiosa, aunque Licinio seguía
siendo personalmente pagano. Durante los primeros meses del año 313 Constantino
toma medidas que favorecen a la Iglesia en sus provincias de África.
Desde
315 los símbolos cristianos aparecen en las monedas y las últimas
figuras paganas desaparecen en 323. Se reconocen las sentencias judiciales de
los obispos y a la Iglesia la capacidad sucesoria, lo que aumenta el número
y cantidad de los donativos.
Se construyen en Roma más de cuarenta
baíslicas. San Juan de Letrán está a la disposición
del papa desde el año 314. La emperatriz madre y las hermanas de Constantino
son cristianas. La familia imperial es muy generosa con la Iglesia.
En
Constantinopla, la nueva capital del Imperio (330) hay iglesias cristianas, como
la de los Doce Apóstoles, en donde Constantino se hace construir un sepulcro.
Los
cristianos llegan a los más altos cargos (Consulado, 323; Prefectura de
Roma, 325; Prefectura del Pretorio, 329). En 318 son prohibidos los sacrificios
privados, la magia y los auspicios en el domicilio de los particulares. Constantino
hace educar a sus hijos en el cristianismo.
Gracias a la Vida de Constantino
publicada por un sucesor de Eusebio de Cesarea (aunaque se le atribuye a Eusebio)
se forjó la imagen grandiosa de Constantino como, en cierta manera, igual
que los apóstoles (isapostoloV). Sus sucesores, especialmente su hijo Constancio
II (33-361), que logró gobernar sobre todo el Imperio Romano como su padre,
trataron de imitar su ejemplo.
Comienza una nueva época de verdadera
paz para la Iglesia. Las conversiones se multiplican rápidamente. progresa
la teología. Cunde el ejemplo del emperador. Todo son facilidades para
la Iglesia. Sólo Juliano el Apóstata (261-263) (sobrino de Constantino)
que vuelve a un paganismo que favorece el ocultismo y la teúrgia, logra
detener unos meses este avance. Le siguen emperadores cada vez más fervorosos:
Valente (hermano de Juliano), Graciano (hijo de Valente) y, sobre todo, Teodosio
el Grande (379-395), cuando el cristianismo se hace prácticamente religión
del Estado, los herejes son desterrados (381) y el paganismo es prohibido y sus
templos cerrados (391). Home
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