¡Es hora ya de levantarse¡ (Homilía de J. Ratzinger, sobre San Agustin)

XXXXXHomilía pronunciada por el Card. Ratzinger, en la Catedral de Nuestra Señora de Freising, el 11-XI-1979, en la Fiesta Corbiniana de la Juventud.Anónimo italiano del siglo XV. Miniatura. Representa a San Agustín dispuntando con el maniqueo Fausto (Ms Urb. Lat. 83, fol. 2, lett. F).Referencias a las Sagradas Escrituras: 1 Sam 3, 1-10.

XXXXX"¡Es hora ya de levantarse!, nos dice la consigna de esta Jornada Corbiniana. Os habéis levantado por la noche. o a hora temprana de la mañana, para venir a este sepulcro de san Corbiniano y empaparos de la vida de la Iglesia, que somos todos nosotros, que sois vosotros todos". Cada vez que caminamos hacia esta Iglesia viviente, lo hacemos para encontrarnos con Dios, que es el Camino verdadero y la verdadera Luz de nuestro día. Si seguimos ese Camino, llegamos a un último tramo donde ya ni pies ni coches nos ayudan a recorrerlo, porque lo hemos de hacer con el corazón. Y justamente ese es el espacio final que nos disponemos a transitar, en el recogimiento de esta hora de la mañana, para elevarnos hacia Dios y oír su voz" (p. 93).

XXXXXCierta vez me dijo una persona que cada día somos más "occidentales", decadentes (como el sol en el ocaso), y lo somos porque nuestro vivir es un creciente anochecer, al que parece no seguir una alborada.

XXXXXCiertamente la nuestra se está tornando una civilización más crepuscular y de la noche, y por eso somos incapaces de levantarnos, carentes de energías, para salir de nuestra postración.

XXXXX¡Es hora ya de levantarse!, como lo hizo Samuel para responder a la llamada. Lo hace a la cuarta vez, cuando se da cuenta, al disponer sus oídos para oír a Dios, que su misión no sólo es cuidar a un anciano (Elí), sino ser un hombre despierto y que está de pié, para enderezar a los hombres de su tierra.

XXXXXNo todo alzamiento es un auténtico levantarse. No basta con escuchar las voces de jóvenes o ancianos, lo esencial es que escuchemos la misma voz de Dios.

XXXXXAl conocer el lema corbiniano me vino al pensamiento la figura de un hombre que, en el momento crucial de su existencia, sintió que de la Biblia brotaba para él esta llamada: ¡Tienes que levatarte! "Reconozco que yo mismo, en los años tempraneros de mi vida y a la hora de tomar las decisiones fundamentales, me sentí acompañado muy de cerca por ese hombre.

XXXXXFue maestro de Retórica en Cartago, en Roma y en Milán. Vivió de joven con una compañera con la que tuvo un hijo. Pero, por la mentalidad de la época y las presiones de su madre, la dejó para juntarse con otra amiga cayendo gravemente en una vida de libertinaje y abyección. Contribuyó a este estado el vacío en que vivía, dedicado a hacer discursos que eran palabrería insustancial. Un día, caminando por las calles de Milán, mientras iba a pronunciar uno de esos discursos, reparó en un mendigo que bromeaba un tanto alegre por el vino. Aquello le llegó a lo más profundo y le hizo reflexionar en estos términos: "Ese hombre sabe vivir de otra manera. Con solo un par de cuartos que ha conseguido mendigando, se siete libre y es feliz. ¡En cambio yo, con toda mi erudición y mis selectas compañías…! Mi vida es una completa miseria" (p. 95).

XXXXXEl ejemplo de jóvenes, hombres y mujeres, que dedicaban su vida a escuchar a Jesucristo en comunidades religiosas, y de un colega suyo que dejó el éxito profesional para abrazar abiertamente su fe en Cristo, le hizo reflexionar y desear abandonar la vida que llevaba, pero no tenía fuerzas para decidirse a reformarla.

XXXXXDando vueltas un día por el jardín de su casa de Milán, le venían imágenes de sus amigas que le decían: ¡No podrás!. Y considerando esa vida de placeres y atractivos, se decía a sí mismo: ¡No puedes prescindir de todo eso! Pero en su confusión y asco de sí mismo, finalmente tomó en sus manos la Biblia para leer el pasaje que el azar le descubriese. Y encontró el de la Carta a los Romanos que dice: "Conocéis bien el tiempo, y que es la hora ya de levantarnos de nuestro sueño, pues nuestra salud está más cerca que cuanto creimos. Ha avanzado la noche, y el día está ya próximo. Por tanto, despojémonos de las obras de las tinieblas, y cubrámonos con las armas de la luz.

XXXXXLlevemos una vida decente como a la luz del día, sin entregarnos a comilonas y borracheras; sin amancebamientos ni libertinajes; sin envidias ni litigios. Revestíos del Señor Jesucristo, y no dejéis que vuestra carne os imponga sus apetitos" (Romo 13, 11-14). Y ocurrió lo que él escribiría en su momento: "No leí más; no me hacía falta continuar la lectura, porque sabía ya bien lo que tenía que hacer; debía levantarme para ir hacia Jesucristo".

XXXXXLos escritos de Agustín, que vivió hace 1500 años, nos resultan tan personales y cercanos como si se encontrara a nuestro lado, porque su vida fue como la de cualquiera de nosotros.

XXXXX¡Es hora ya de levantarse! Hay que hacerlo personalmente. No hay otra manera. Escuchemos las palabras del Apóstol, como San Agustín y decidámonos a despojarnos de las obras de las tinieblas, para vivir la propia vida de Cristo.

XXXXX[En este momento, el Card. Ratzinger recuerda que, hablando con Juan Pablo II, junto con otros obispos alemanes, se avergonzaba de que en la diócesis de Munich sólo hubiera habido 20 vocaciones para el seminario en el último año, mientras que en las otras diócesis había más. Por eso propone a todos los jóvenes reunidos en la catedral de Freising: "que nos abramos a la luz del nuevo día levantándonos y dirigiendo nuestros pasos hacia el Señor; que, respondiendo nuevamente a sus reclamos, haya jóvenes dispuestos a abrazar el sacerdocio y la vida religiosa; y que los jóvenes en general se sientan invitados a luchar contras las convenciones de este mundo para ajustar sus propias vidas a la de Jesucristo. Pidamos pues, al Señor en esta hora, que Sus manos nos empujen y nos ayuden de modo que podamos decirle: ¡Sí aquí me tienes!" (p. 98)].

XXXXXBibliografía: Resumen de J. Ratzinger, De la mano de Cristo. Homilías sobre la Virgen y algunos Santos, Eunsa, Pamplona 1997, pp. 93-98.

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