En Busca del espíritu (V. Capanaga)

XXXXXHeráclito decía que la vida es como un río: todo pasa, nada permanece. Agustín compara la situación de este mundo con el destierro de los judíos junto a los ríos de Babilonia (lo temporal y mudable) que ansían volver a Sión (la Jerusalén celestial en donde todo permanece: la eternidad, la paz). San Agustín. "De Civitate Dei". Siglo XIV. Miniatura. Manuscrito de la Real Biblioteca del Monasterio del Escorial (P.I. 19, fol. 1). Madrid, España.En este mundo lo que vivimos es la lucha (agonía), pero deseamos la paz de la vida eterna. ¿Cómo? A través de Cristo que, desde el tiempo nos lleva a lo eterno.

XXXXXAgustín utiliza el método dialéctico en su argumentación paradójica: busca compaginar realidades opuestas.

XXXXXHay tres tipos de hombres: 1) los epicúreos (que buscan la felicidad fuera de ellos mismos), 2) los estoicos (que la buscan dentro de sí), y 3) los cristianos (que la buscan en Dios, el único que puede dar la verdadera felicidad: a esa conclusión llega Agustín en el momento de su conversión).

XXXXXAgustín aprendió tres ideas madres de Mónica: 1) que Dios es providente (idea que después se reflejará en su teología de la historia), 2) que Cristo es el Salvador (fundamento de su teología de la gracia), 3) el anhelo de la vida eterna (que inspira su escatología en la Ciudad de Dios).

XXXXXDespués de estudiar en Tagaste con el litterator, Agustín se traslada a Madaura para continuar sus estudios con el grammaticus, y luego a Cartago en donde, gracias a Romaniano que le costea los gastos, puede comenzar sus estudios de Retórica. En Cartago, a los 19 años de edad, leé el Hortensius de Cicerón, un discurso sobre la verdad y la sabiduría.

XXXXXAgustín pasó por las tres etapas: 1) alejamiento de Dios, 2) conversión y cercanía de Dios, y 3) el abrazo y la unión con Dios.

XXXXXDesilusionado por la falta de "rigor científico" de la Biblia y del cristianismo le deslumbró el racionalismo (toda una enciclopedia de estudios sobre las diversas ciencias) y los preciosos códices de los maniqueos. Nueve años siguió esta doctrina materialista. Para los maniqueos los dos mundos luz (alma) y tinieblas (cuerpo) eran materiales. Profesaban un materialismo y un determinismo (negación de la libertad, ausencia de culpa...: lo material aprisiona el alma sin remedio). Agustín fue "oyente" de los maniqueos. Nunca llegó a ser "elegido". Su entrevista con Fausto, famoso maniqueo al que llama "lazo del diablo" por su elocuencia envolvente, fue una gran decepción para Agustín. Era el invierno de 382-383. Agustín tenía 29 años de edad.

XXXXXDe su etapa maniquea, Agustín sacó algunos aspectos positivos. Por ejemplo, aprendió a concer las "heridas del alma" y el mal en el mundo. Le inquietaba el origen del mal. Los maniqueos lo buscaban en la Biblia (desde la creación de Adán y Eva), pero interpretándola "científicamente" (realmente era una "ciencia" poco rigurosa y sin fundamentos sólidos). Despreciaban la manera como los cristianos leían la Sagrada Escritura: con fe. Les parecía algo infantil e ingenuo. Agustín aprendió también a discernir las actitudes maniqueas que hay en todo hombre, para combatirlas con eficacia.

XXXXXPor tres caminos superó el maniqueísmo: 1) científico (le ayudó la lectura de los filósofos antiguos, que escribían basándose en la experiencia y no como los maniqueos que se apoyaban en mitos y fábulas), 2) psicológico (San Agustín, examinando su propia conciencia llegó a la conclusión vivencial de que cada acto de nuestra voluntad es libre), y 3) metafísico (en 384 llega a Milán y en la primavera de 385 comienza a oír a Ambrosio, cada domingo; descubre entonces la alegoría es decir, el sentido espiritual de la Sagrada Escritura, la espiritualidad del alma y de Dios).

XXXXXPoco a poco, Agustín va aprendiendo escuchando a Ambrosio a razonar más psicológicamente en el terreno de la fe (contra su fuerte tendencia al racionalismo, heredado en parte de los maniqueos). A sus ojos, crece la autoridad de la Sagrada Escritura junto con su respeto a la Iglesia (le influye de modo decisivo el ejemplo moral de Ambrosio, aunque su celibato se le hacía algo muy duro). Descubre la realidad del libre albedrío y se da cuenta de la importancia que tiene la responsabilidad personal en los actos humanos. Se puede decir que a partir de esos descubrimientos se convertirá más adelante en el "teólogo del arrepentimiento".

XXXXXMónica, su madre, llega a Milán en el año de 385, como la viuda de Naím. Agustín se ve cada vez más miserable en contraste con la cada vez mayor misericordia de Dios ("Ego fiebam miserior, et tu propinquior"). Pero seguía pendiente el problema del origen del mal (lo veía patente en sí mismo y constituía un misterio para él).

XXXXXProbablemente fue Simpliciano (monje de Milán y sucesor de San Ambrosio) quien, por influencia del filósofo platónico Mario Victorino, recomendó a Agustín las "Eneadas" de Plotino. San Agustín descubrió una conexión de las obras de Plotino con el cuarto Evangelio. A través de la lectura de Plotino descubrió a Dios, su eternidad e inmutabilidad, su espiritualidad. Y la presencia de la Trinidad en el mundo creado. De esta manera, vió que Dios ha creado todo bueno, y que el mal es una carencia de bien, y no algo positivo, como decían los maniqueos.

XXXXXTambién descubrió a Dios como Luz y Verdad, que se comunica y desciende en el mundo a través de los grados de participación. Descubría así Agustín al Dios de los filósofos, a través de la lectura de Plotino y de una experiencia mística racional natural. Pero Agustín seguía en la regio disimilitudinis. Para explicar su experiencia utiliza términos como oscuridad, tinieblas, gemido cárcel, prisión, cadenas. Antes se dejaba llevar en la dirección de la cadena. Ahora sufría más por querérse liberar de ella. Agustín experimenta agudamente su miseria. Dios lo permitió para hacerlo humilde.

XXXXXSu experiencia maniquea le hace sentir en sí dos voluntades, una carnal y otra espiritual. El alma, bajo el peso del pecado convertido en hábito por la repetición, no obedece la voluntad espiritual que quiere liberarse de la cadena. Agustín compara su situación a la de quien está adormilado en la cama y no puede salir del lecho aunque quiera hacerlo. Necesita una ayuda externa.

XXXXXEs entonces cuando Simpliciano le relata la conversión de Mario Victorino, que remueve profundamente a Agustín. Él también quisiera convertirse, pero no puede. Se da cuenta de que necesita la ayuda de la gracia. La antropología de Agustín da paso a la Cristología, a la necesidad de un Mediador.

XXXXXEn la conversión de Agustín tuvieron especial importancia los consejos de otros: 1) de San Ambrosio, a quien consideró siempre como un padre; 2) de Santa Mónica, mujer piadosísima que siempre que rezaba derramaba abundantes lágrimas por la conversión de su hijo; 3) Simpliciano, que entre otras cosas le contó la conversión del famoso orador Mario Victorino, y que tanto impresionó a Agustín; 4) Ponticiano, cortesano cristiano y africano, que relató a Agustín y a Alipio la historia de San Antonio y los monjes de Egipto, y además, les relató la historia de la conversión de dos cortesanos a la vida monástica.

XXXXXAgustín leía las epístolas de San Pablo con Alipio, y cuando los dejó Ponticiano se fue al huerto de la casa donde vivían, y se puso debajo de una higuera. Lloraba a la vista de sus pecados. Se le presentaban las bagatelas y vanidades de su vida, frente a la continencia de las vírgenes, viudas, etc., que le atraía profundamente. Entonces oye el canto de los niños en el jardín vecino: "Tolle, lege...", y recuerda la decisión de San Antonio Abad después de haber leído el "Vende cuanto tienes...". Vuelve con Alipio, toma la Carta a los Romanos y lee el pasaje del capítulo 13, versículos 13 y 14. En ese momento se disipan todas sus dudas sobre su vocación al celibato. Va con su madre y, junto con Alipio, decidido a convertirse.

XXXXXLa conversión es decidirse por Dios. Este cambio afecta toda la vida. Supone dejar atrás ataduras y esclavitudes. Es una gracia de Dios. Él es quien convierte al hombre. Agustín recorre las tres etapas: 1) vida desordenada y dispersa, 2) crisis de la conversión, 3) vida ordenada y unidad del alma. La oveja perdida regresa al redil cargada sobre los hombres del Pastor (la conversión es un don).

XXXXXEl bautismo lo administró San Ambrosio en la Pascua, 24 de abril, del año 387. La etimología de "pascua" = en hebreo, significa "paso". Es el paso del Mar Rojo bajo las aguas del bautismo; de las tinieblas a la luz. Al bautismo también se le llamaba "iluminación" (del griego "fotismos").

XXXXXCristo resucita a hombres en tres ocasiones: 1) hija de Jairo (en la habitación: pecados secretos), 2) hijo de la viuda de Naím (en la calle: pecados públicos), 3) Lázaro (la losa y el hedor de la costumbre). Agustín se identificaba con Lázaro, oprimido por el peso de sus hábitos pecaminosos.

XXXXXEl bautismo abre las puertas a una espiritualidad de la humildad y el amor. La humildad es cristiana, no judía ni pagana. Creer en Cristo es un acto de humildad, escándalo para los judíos, locura para los gentiles.

XXXXXEl motivo fundamental de las conversiones de los primeros siglos era el deseo de verdad, libertad (salvación) y santidad. La espiritualidad es deseo de verdad, libertad y santidad. La vida cristiana es un "cántico nuevo", "música sonora". El judaísmo y el paganismo son religiones del temor, en última instancia. El cristianismo es la religión del amor. El judaísmo lleva el salterio cargando, pero no canta. El cristianismo lleva el salterio y canta. Todo resulta más alegre y suave.

XXXXXLa espiritualidad cristiana es de novedad ("os daré con corazón nuevo") y trascendencia, y viene de Dios: no es un logro humano. Es una espiritualidad del hombre que se sabe indigente, pecador y redimido. Es el retorno a Dios de la creatura que fue creada en un estado de pureza original, pero luego cayó en el pecado y fue redimida para volver al estado primitivo por el reconocimiento de su pecado y mediante la identificación con el Salvador.

XXXXXBibliografía: Resumen hecho a partir de V. Capanaga, Agustín de Hipona (Maestro de la conversión cristiana). En busca del espíritu, ed. BAC, Madrid 1974, p. 5-58.

Volver al Esquema General