SAN JUAN DEL RÍO (QUERÉTARO) Y LUGARES VECINOS DEL BAJÍO

A. GEOGRAFÍA E HISTORIA DE QUERÉTARO, SAN JUAN DEL RÍO, HUICHIAPAN, SAN JUAN DE LA VEGA, SAN MIGUEL DE ALLENDE, JERÉCUARO Y SAN LUIS POTOSÍ

       Nuestra bisabuela Paz Domínguez Quintanar nació en San Juan del Río, Querétaro el 10 de septiembre de 1838 (ver escudo de San Juan). Muchos de sus antepasados vivieron en esta zona de México, desde el siglo XVI. Por ejemplo, don Alonso Pérez de Bocanegra, que nació en la Ciudad de México el 5 de diciembre de 1556. Fue encomendero y rico terrateniente. Tuvo casa en San Juan del Río el año de 1594. Era nieto de conquistadores como el bachiller Alonso Pérez que lucho junto a Cortés en la toma de Tenochtitlán (1521) y de don Diego Gutiérrez de la Cavallería, originario de Almagro (Ciudad Real), que murió en la pacificación de Nueva Galicia. Don Alonso Pérez de Bocanegra casó con doña Beatriz de Jaramillo y Andrada, hija de Juan Jaramillo, el Mozo, que participó en la expedición de Vázquez de Coronado (1540) a Colorado y Nuevo México.

       Paz Domínguez Quintanar fue bautizada al día siguiente de su nacimiento en la parroquia del pueblo, dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe. En esa misma iglesia recibieron también las aguas del bautismo su madre, sus abuelos maternos y muchos de sus antepasados por línea materna, desde que el templo fue terminado en 1726. Ver "Gúia de la Real Aduana", en San Juan del Río, 1785.

       En esta página nos centramos en San Juan del Río, que fue el lugar donde llegaron, a lo largo del siglo XVIII, las distintas ramas de la que procede María Ignacia de Quintanar, madre de Paz Domínguez.

       Los abuelos de María Ignacia fueron: 1) Manuel Delgado y Rico, médico natural de Querétaro; 2) María Josefa de Silis y Romero, de familias de San Juan del Río y Querétaro; 3) Narciso de Quintanar y Bocanegra, también natural de San Juan; 4) María Josefa de Soto y Ruiz, nacida en Jerécuaro (Guanajuato), pero de familias queretanas.

       Pero volvamos al templo de San Juan del Río donde recibió el bautismo Paz Domínguez en 1838 y que había sido construido en 1726. Antes de esa fecha existía el viejo templo de San Juan Bautista de los españoles y luego parroquia de los Naturales, edificado a los pocos años de la fundación de San Juan en 1531.

1. Fundación de San Juan del Río

       Efectivamente, los conquistadores españoles llegaron por primera vez a San Juan en 1531. En ese lugar se había establecido un grupo de otomíes hacia el sur, en las márgenes del río que atraviesa la población. Su jefe era un tal Mexici, llamado así porque procedía de la región mexica de Jilotepec. Los otomíes de esa zona se defendían de los continuos ataques chichimecas, tribu que poblaba todo el norte del país.

       El virrey, don Antonio de Mendoza, había fortalecido la posición de los españoles radicados en la frontera con la provincia chichimeca mediante concesiones de encomiendas y tierras a los principales conquistadores.

       Uno de los primeros y más grandes de estos defensores fronterizos fue don Hernán Pérez de Bocanegra y Córdoba, encomendero de Acámbaro y Apaseo. Este personaje tenía parentesco con los Pérez de Bocanegra, antepasados de Paz Domínguez Quintanar.

       El 24 de junio de 1531, el capitán Nicolás de San Luis Montañez llegó al lugar dónde habitaban los otomíes de Mexici. Le acompañaban veinticinco mil trescientos veintinueve soldados. Era el día de San Juan Bautista, y en su honor pusieron el nombre de San Juan a aquella población.

       Ese mismo día se celebró una Misa en acción de gracias. Se trazaron las calles y, después de trazadas y estar todos reunidos —según cuentan las crónicas— gritaron a viva voz: «¡Pueblo de San Juan del Río, en nombre de Dios Nuestro Señor, del cielo y de la tierra, quedas fundado!».

       Uno de los fundadores de San Juan del Río fue otro Bocanegra: el capitán don Miguel Bocanegra. El día de la fundación llevaba un estandarte de la Purísima en la procesión que se organizó para celebrar el acontecimiento histórico. Ver mapa de San Juan del Río en 1592.

2. Templos, hospitales

       Actualmente, San Juan del Río es una gran ciudad en la que se han establecido, en los últimos años, industrias y empresas de todo tipo. Tiene la apariencia de una ciudad moderna. Sin embargo, el centro de San Juan aún conserva la solera de una población con historia. El trazado irregular de sus calles, sus iglesias, las fachadas de muchas de sus casas, sus plazuelas…, todos estos elementos nos ayudan a evocar la vida del San Juan de hace casi tres siglos.

       Como sucede en todas las poblaciones de la época virreinal, lo primero que nos llama la atención son las iglesias.

       En el lugar que actualmente ocupa el actual templo del Sagrado Corazón se construyó la primera iglesia de San Juan del Río. Se le llamó San Juan Bautista de los españoles y luego parroquia de los Naturales. El templo actual —del Sagrado Corazón— se comenzó a construir en 1710 y se terminó en 1731. Desde entonces fue la iglesia que utilizaban los indios de la población.

       En 1693 se comenzó a construir la nueva iglesia parroquial de los españoles, que se terminó en 1726 y fue dedicada en 1729 a Nuestra Señora de Guadalupe. La imagen del altar mayor se atribuye al genial pintor oaxaqueño Miguel Cabrera. En esta iglesia recibieron el Sacramento del Bautismo y del Matrimonio muchos de los personajes de esta historia.

       Aunque Fray Felipe Galindo Chávez fundó el convento de Santo Domingo en 1690 —ocupado en la actualidad por la Presidencia Municipal—, la iglesia de este convento, llamada del Santo Cristo de los Predicadores, no se terminó de construir sino hasta el año de 1734. En esta iglesia también recibieron sepultura cristiana algunos de los antepasados de María Ignacia.

       El templo del Calvario, o iglesia de la Santa Veracruz, se encontraba en el antiguo barrio de los indios y fuera de la población. Existía ya en el último tercio del siglo XVI. Allí mismo se construyó a principios del siglo XVIII la actual capilla del Calvario. Las procesiones en Semana Santa salían de la iglesia parroquial (Nuestra Señora de Guadalupe), recorrían la calle de la Santa Veracruz y terminaban en la capilla del Calvario.

       Durante la etapa virreinal se fundaron en San Juan del Río algunas instituciones que vale la pena conocer, aunque sea a grandes rasgos.

       Como eran frecuentes las epidemias y enfermedades infecciosas, se fundó un hospital de la Orden de San Juan de Dios en 1672, cerca de las márgenes del río.

       Las hermanas terciarias de San Francisco se encargaron de la fundación del Beaterio, para la educación de las niñas (1670). Fray Antonio Margil de Jesús, al pasar por San Juan del Río, hizo que se construyera otro nuevo Beaterio, más apropiado (1688). La iglesia del Beaterio, hasta hace algunos años poseía una pequeña imagen de la Divina Infantita, bellísima y muy venerada por los devotos de Nuestra Señora en la ciudad. El año 1850 se reedificó el Beaterio.

       Desde el siglo XVII había obrajes en San Juan del Río, donde se fabricaban telas (jerga, lana, algodón y, sobre todo, manta). Estaban situados en la «calle del Obraje», actual calle de Morelos, por donde se sale hacia Tequisquiapan.

       La primera estadística de San Juan del Río es de 1746. Según este documento la cabecera contaba entonces con 593 familias de otomíes y 250 de españoles, mestizos y mulatos.

3. San Juan a fines del siglo XVIII

       El aspecto externo de San Juan a fines del siglo XVIII no había cambiado mucho desde principios de siglo.

       Allí continuaban el templo parroquial, dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, el templo del Sagrado Corazón, el templo de la Santa Veracruz o del Calvario, la iglesia del convento de Santo Domingo, en la cual se construyó —antes de 1796— la capilla del Rosario (que en 1832 sería renovada y bendecida por el párroco don José Ignacio Camacho), y el Beaterio, del cual había sido capellán hasta 1786 don Manuel de Silis, tío bisabuelo de Paz Domínguez Quintanar.

       Sin embargo, el ambiente social era muy diferente. La población había aumentado considerablemente. En 1784 había cuarenta mil almas entre San Juan del Río, Tequisquiapan y Amealco. Pero en 1793, después de una epidemia en la que hubo más de siete mil entierros, la población se redujo a veinticinco mil almas. Ese año había en la cabecera 16,279 almas: 2,959 españoles, 8,540 indios, 3,483 mestizos y castizos, 840 negros, mulatos, lobos y castas mixtas.

       En el pueblo había diez clérigos —el párroco, algunos vicarios parroquiales y otros sacerdotes seculares domiciliados en San Juan—, siete religiosos —de las órdenes de Santo Domingo y de San Juan de Dios—, dos maestras y doce niñas en el Colegio de Educandas y veintinueve presos en la Cárcel Real.

       Para tener una idea del crecimiento demográfico de la jurisdicción de San Juan durante el siglo XIX, veamos las cifras de los padrones en diversas fechas:

• en 1790: 14,907 habitantes;
• en 1822: 21,653 habitantes;
• en 1826: 25,537 habitantes (sin Amealco);
• en 1851: 34,698 habitantes;
• en 1864: 30,261 habitantes;
• en 1878: 31,412 habitantes.

       La mayor parte de la población vivía en las calles de la cabecera que iba creciendo a medida que transcurrían los años. A lo largo del siglo XIX fue subiendo de categoría: de pueblo paso a villa (5 de octubre de 1830) y de villa a ciudad (3 de diciembre de 1847).

       Antes de 1592, se asegura que el beato Sebastián de Aparicio, durante sus viajes a Zacatecas, trazó la calle Real o principal del pueblo, que corre de oriente a poniente y divide al pueblo en dos zonas: norte y sur. En aquella época se construyó, a mano izquierda del camino que va a Querétaro, la Venta, que aún subsiste como casco de la hacienda que lleva su nombre, y que en 1821 pertenecía a don Luis de Quintanar, tío abuelo de Paz Domínguez Quintanar.

       Día y noche transitaban los viajeros por la calle Real. Comerciantes y arrieros transportaban sus mercancías de la capital hacia el norte y poniente de la Nueva España. A San Juan del Río se le llamaba la «Garganta de Tierra Adentro».

       La calle Real, más adelante se convirtió en calle Nacional, que —empezando desde la bocacalle de Don Esteban— hacia el oriente (es decir, hacia México) estaba formada por la calle del Diezmo y la calle del Sacro Monte, y al poniente (es decir, hacia Querétaro) por la calle del Diezmo, calle de Santo Domingo, calle del Beaterio y calle de San Juan de Dios.

       El pueblo estaba dividido en ocho barrios. El de San Miguel es el mayor y ocupa la zona poniente. Incluye los dos conventos (Santo Domingo y San Juan de Dios). Enfrente está el de la Concepción (en la parte sur), al que le sigue el del Calvario. El barrio de San Marcos está frente al del Calvario. En él se encuentre la parroquia y la plaza principal. En este barrio vivían Narciso de Quintanar y María Josefa de Soto, bisabuelos abuelos de Paz Domínguez Quintanar. El barrio de San Juan incluye la iglesia del Sagrado Corazón. Los barrios del norte (San Isidro, Espíritu Santo y la Cruz) estaban habitados por los indios.

       Juan Bernardo Domínguez, al morir, tenía su residencia en el barrio de San Miguel. En este barrio —en la calle de Don Esteban concretamente— vivirán muchos miembros de la familia Domínguez Quintanar, por ejemplo, las familias de Manuel Domínguez y Adelaida Girón, y la de Cándido Madaleno y Paz Domínguez. Veamos lo que dice don Pedro Martínez de Salazar y Pacheco en 1793:

«El de San Miguel, que es el mayor y ocupa la parte poniente de la iglesia del hospital, comienza desde el puente, subiendo del occidente al oriente con ocho manzanas y un testero (frente de alguna casa, macizo sobresaliente) formando ala a la Calle Real; por la parte norte encierra en su circunferencia treinta y seis manzanas. En este barrio están situados un mesón, el convento del Santísimo Cristo o de Santo Domingo, siendo en la actualidad en número de cuatro los religiosos, y el convento de San Juan de Dios, en el que se hallan tres religiosos con el padre superior. Así mismo, está fundado un colegio de educandas, en el que hay una rectora, una maestra y doce colegialas. En este barrio es donde se encuentran construidas muchas casas de las principales del pueblo».

       Veamos también la descripción que hace el mismo don Pedro Martínez de Salazar del barrio de San Marcos, que era —como ya dijimos— el barrio en dónde vivía María Josefa de Quintanar, la madre de María Ignacia. Allí se localizaban la parroquia y la plaza mayor. Era el barrio más antiguo del pueblo:

«Al frente de este barrio del Calvario, o más bien de Pueblo Nuevo, desde el oriente, sur y norte de la Iglesia Parroquial, está comprendido el barrio de San Marcos, cuyo frente da a la Calle Real, y es de largo seis manzanas, y hace ala con el del Calvario, que está al sur, y que compone también la otra acera de la Calle Real. Encierra en su perímetro el barrio de San Marcos, treinta y seis manzanas, y dentro de él, se encuentra la parroquia, ocupando también la Plaza Mayor. Tiene situado en su perímetro el obraje del pueblo».

B. LINAJES DE QUERÉTARO, SAN JUAN DEL RÍO, SAN JUAN DE LA VEGA, SAN LUIS POTOSÍ, HUICHIAPAN, SAN MIGUEL DE ALLENDE Y JERÉCUARO

       Para consultar los linajes de cada apellido, ver en la sección de apellidos.

       ORIGEN (Linajes que tienen su origen en estos lugares)

Huichiapan (Hidalgo): García, González, Peña, Reyna, Rodríguez, Villavicencio.
Querétaro (Querétaro): Delgado, Rico, Rojas, Ruiz, Sánchez Grimaldos, Silis, Servín, Soto.
San Juan del Río (Querétaro): Díaz de Cuellar, Gutiérrez de Romero, Pérez de la Paya.
San Juan de la Vega (Guanajuato): López.
San Luis Potosí (San Luis Potosí): Arizmendi y Gogorrón, Rivas Palomino.

       RESIDENCIA (Linajes que tienen su origen en otros lugares, pero residieron una temporada en estos lugares)

Jerécuaro (Guanajuato): Ruiz, Soto.
Huichiapan (Hidalgo): Hernández de Quintanar.
Querétaro (Querétaro): Arizmendi y Gogorrón, López, Pérez de Bocanegra.
San Miguel de Allende (Guanajuato): Arizmendi y Gogorrón, Pérez de Bocanegra.
San Juan del Río (Qurétaro): Delgado, Madaleno, Pérez de Bocanegra, Quintanar, Ruiz, Silis, Soto.


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