BREVE BIOGRAFÍA DE LUISA DE LA VEGA COBO (c.1845-1930)

       De nuestros ocho bisabuelos, la última en morir fue Luisa de la Vega. Había nacido hacia 1844 o 45 y estuvo cerca de los noventa años de edad, pues falleció el año de Luisa de la Vega Cobo (1845-1931). Foto tomada hacia 1910. 1930, en La Cavada, Municipio de Riotuerto, Cantabria.

       Sabemos algunos detalles de su vida y de sus antepasados. Aunque los Libros sacramentales de La Cavada fueron destruidos durante la Guerra Civil española (1936-39), hemos podido recabar datos de las familias que vivieron en el municipio de Riotuerto desde 1593 a 1833, gracias a que se conserva un legajo de censos y padrones de esa localidad. Luisa procedía de las familias tradicionales de Riotuerto. Basta ver sus apellidos, para reconocer en ellos los más rancios linajes de Riotuerto: De la Vega, Cobo, De la Mier, De la Pedraja, Buega, Arronte, Cordero, De la Lombana, Del Pozo, De la Cantolla, Gómez, Oporto, Marañón, Langre, Del Monte, De la Higuera, Aparte, De las Canales, etc. Todos ellos son frecuentes en La Cavada y Liérganes (población situada a 4 km. de La Cavada). Sus padres fueron Rafael de la Vega Gómez, que era maestro de escuela (de "instancia primera"), y Francisca Cobo Gómez. El apellido "Gómez" es el más común de la zona. Debieron ser personas muy cristianas pues su hija vivió su fe profundamente hasta el final de su vida.

       Luisa de la Vega casó hacia 1870 con Fidel Faro que, al parecer era unos dos ó tres años menor que ella. Fidel era maestro y el padre de Luisa, Rafael de la Vega, también lo era. A partir de este detalle podemos aventurar que a Luisa también le gustaba la educación y la adquisición de conocimientos. Los dos eran naturales de La Cavada, y la boda tuvo que haberse llevado a cabo ahí.

       Sin embargo, al poco tiempo, Fidel ocupa una plaza de maestro en Valladolid. La joven pareja se instala al principio (hasta 1881) en el piso principal de la calle de Menores n° 4, luego en el entresuelo del n° 9 de la calle del Obispo (en 1882) y más tarde (1884) en un segundo piso de la casa situada en la calle de Sancho n° 1, en el centro de la Ciudad. En Valladolid nacen sus ocho hijos: Fidel (c.1873), Gabriela (c.1874), Felipe (1875), Esteban (1877), Florencio Isaac (1879) Felix Isaac (1881), Petra (1882) y María (1884).

       Más tarde, la familia se traslada a Ramales, Cantabria. Su hija María se casó en esa población, en febrero de 1910, con Víctor Cano Ruiz. Años después, en Ramales, murió Fidel Faro, el 31 de marzo de 1916.

       En 1920 la familia de Víctor Cano y María Faro se trasladó desde México a España durante un año. Allí permanecerá Raúl, el hijo mayor, para continuar sus estudios en Santander (Colegio los Cántabros) en el invierno. Vivía en una casa de la Segunda Alameda con la abuela Luisa de la Vega. Cuando Raúl le hacía alguna picardía, la abuela le decía, con gran energía y mucha gracia: Ħquita gastalión, que te doy una de cuello vuelto!. La abuela y Raul pasaban el verano en La Cavada.

       La familia Cano Ruiz, sin Raul, volvió a México en 1921, pero por poco tiempo, pues la persecución religiosa, desatada el año de 1925, les obligó a trasladarse de nuevo a España.

       Cuando Víctor y María, la hija menor, vuelve de México en 1925, Luisa, ya viuda, vivía en La Cavada, en una pequeña casita que llamaba "La mi casuca". María y su esposo Víctor había adquirido, al lado, una casa grande que llamaban "La casona". Luisa prefería seguir instalada en su pequeña casita.

       Con la abuela Luisa pasó también el verano de 1930, Víctor, el hermano menor de Raul. Fue el último verano de la abuela, que murió en octubre de ese año.

       Parece ser que Víctor y María volvieron a México temporalmente (1932-1934), con las tres hijas, mientras los tres hijos varones continuaban sus estudios en España. Después, regresaron a España en 1935, donde permanecieron durante todo el período de la Guerra Civil, hasta que en 1940, decidieron instalarse definitivamente en la Ciudad de México. Ahí fallecieron, María en 1946 y Víctor en 1951.

       Luisa solía asistir todos los días a la Santa Misa en la iglesia de Santa María, de La Cavada. Se levantaba muy temprano y caminaba unas cuantas calles hacia la pequeña iglesia del pueblo. El párroco era don Justo (todos le llamaban "don Justu").

       El 13 de octubre de 1930, Luisa estaba enferma y no pudo asistir a Misa por la mañana. Quería recibir al Señor y pidió que avisaran a don Justu para que le llevara la Comunión. El sacerdote le llevó a la Eucaristía, que Luisa recibió en la cama. A los pocos minutos de haber recibido a Jesús, mientras estaba haciendo la acción de gracias, Luisa cerró sus ojos y expiró santamente, mientras tenía al Señor en su corazón.

       Luisa está sepultada, con su marido Fidel, en el Cementerio de La Cavada.


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