IV. ORGANIZACIÓN Y VIDA EN LA IGLESIA PRIMITIVA

1. Las iglesias locales en la edad apostólica

· La Iglesia del primer siglo estaba constituida por pequeñas comunidades dispersas por el mundo romano. Los Apóstoles instituyeron desde el principio una jerarquía en cada una de ellas, que era un colegio de presbíteros o "episcopos".
· En algunas de ellas apareció desde el principio el episcopado monárquico (Jerusalén y Roma, por ejemplo), pero no fue lo habitual. Parece ser que estos presbíteros tenían la potestad del orden en plenitud y, por eso, podían trasmitirla (cfr. 1Tim 4, 14).
· El motivo de esta estructura era la presencia de los Apóstoles, que supervisaban todas las comunidades fundadas por ellos (p. ej., Pablo, Juan, etc.), Había "auxiliares" de los Apóstoles (p. ej. Timoteo y Tito) que constituían una jerarquía itinerante superior a los "colegios presbiterales".

2. La generalización del episcopado monárquico

· A partir del siglo II, al morir el último de los Apóstoles, se generalizó el episcopado monárquico por un doble proceso: 1) arraigo de los "auxiliares" al frente de una Iglesia local (como Timoteo y Tito en Éfeso y Creta) y 2) necesidad de elegir a uno de los presbíteros de los "colegios presbiterales" locales para hacer cabeza en la comunidad.
· En el siglo III Orígenes y Cipriano describen ampliamente la función de los obispos al frente de su comunidad, pero también con solicitud por la Iglesia universal.
· La designación del obispo se hacía por elección "por el clero y el pueblo". Sin embargo, los obispos vecinos se encargaban de la consagración episcopal del elegido.

3. El Primado romano

· Al principio, los Apóstoles, presididos por Pedro, dirigían desde Jerusalén la expansión de la Iglesia universal. Desde que Pedro llegó a Roma, esta ciudad se constituyó en el centro de las comunidades dispersas. Sus sucesores ostentaban el Primado, que fueron ejerciendo más activamente a medida que tienen libertad para ello y que la Iglesia universal se va desarrollando.
· No hay que confundir la existencia del Primado con su ejercicio más o menos activo a lo largo de la historia.
· En los primeros siglos, por ejemplo, tenemos suficientes datos como para acreditar históricamente tanto el ejercicio de su actividad como el reconocimiento del mismo por parte de las iglesias.

4. Reconocimiento y ejercicio de la Primacía

· Tenemos varios ejemplos del ejercicio del Primado:
· San Ignacio de Antioquía escribe a los romanos de camino al martirio (a. 110) y dice que Roma es la Iglesia "que preside en la capital del territorio de los romanos" y "puesta a la cabeza de la caridad".
· San Ireneo de Lyon escribe el año 185 en Adversus haereses que la Iglesia de Roma es "la Iglesia más grande, la más antigua y mejor conocida, fundada y establecida por los gloriosísimos apóstoles Pedro y Pablo", y enumera los obispo de Roma desde Pedro a Eleuterio, como prueba del mantenimiento ininterrumpido de la tradición apostólica. Concluye que es la Iglesia que goza de singular preminencia y es criterio seguro para el conocimiento de la verdadera doctrina de la fe.
· San Clementre Romano envía a tres legados a la Iglesia de Corientio (a. 96) para amonestarlos a recibir a los presbíteros depuestos por la comunidad. Se manifiesta así la conciencia que tenía la Iglesia de Roma de su potestad universa. Esa carta continuaba leyéndose en el año 170, en Corinto, según el testimonio de su obispo Dionisio.
· El Papa Víctor I (a. 190) reprende a las iglesias de Asia por su resistencia a aceptar la celebración de la Pascua el Domingo de Resurrección.
· Esteban (a. 256) prohibe a la iglesia africana rebautizar a los herejes.

5. Estructura de las iglesias cristianas: el clero

· Las comunidades cristianas del siglo I estaban constituidas mayoritariamente por gente sencilla y de condición humilde. En el siglo III fue creciendo el número de cristianos de condición social alta (cfr. decreto de Valeriano contra los cristianos egregi viri, equites y cesariniani).
· En cada comunidad había un obispo, presbíteros y diáconos. En el siglo III aparecieron las órdenes menores. También surgen las párroquias o "tituli".
· Por ejemplo, bajo el papa Cornelio (251-253), según Eusebio de Cesarea, en Roma había 154 clérgos (46 presbíteros, 7 diáconos, 7 subdiáconos, 42 acólitos y 52 entre exorcistas, lectores y ostiarios).

6. Carismáticos y confesores de la fe

· En los primeros tiempos hubo "carismáticos" (don de lenguas, profecía, milagros, etc.), pero fue un fenómeno transitorio y desaparecieron. No estaban en pugna con la Iglesia jerárquica.
· Otro tipo de cristianos fueron lo confesores de la fe y los lapsi, de los cuales ya hemos hablado.

7. Viudas, vírgenes y ascetas

· Las viudas formaron el primer "orden" que se constituyó dentro del laicado cristiano. Condiciones que marca S. Pablo: 70 años, un solo marido, pasado ejemplar. Funciones: ministerio con las mujeres. Las diaconisas cumplieron una función parecida en algunas iglesias.
· Las vírgenes y ascetas vivían el celibato "por amor al «Reino de los Cielos». La virginidad constituyó una prueba de la santidad de la Iglesia. No parece que formaran un "orden". Eran considerados por San Cipriano "la porción más gloriosa del rebaño de Cristo".
· En los primero siglos las vírgenes y ascetas no abandonaban el mundo ni se reunían para vivir en común.

8. Los cristianos corrientes

· Los cristianos corrientes participaban en la elección de los obispos y presbíteros (cfr. elección de Matías y de los 7 primeros diáconos).
· Su actividad fundamental fue la acción misionera.
· Son, por ejemplo, los que aparecen en las cartas de Pablo. Son los tejedores, zapateros, lavanderos y otras gentes sin cultura -de las que habla Celso en el siglo III- que introducían el cristianismo en casas y hogares privados.

9. La iniciación cristiana: catecumenado y bautismo

· El bautismo era el sacramento que incorporaba el hombre a la Iglesia: "Los cristianos no nacen, se hacen" (Tertuliano).
· A partir del siglo III se hace más frecuente el bautismo de los niños.
· El catecumenado se implantó en la Iglesia a fines del siglo II y decayó en el siglo V.
· Después de la presentación y el examen inicial en el que se admitía al catecúmeno, pasaba a ser audiente y recibía instrucción doctrinal y se ejercitaba en la piedad cristiana durante dos (España) o tres (Roma) años. En las últimas semanas los llamados ya electi o competentes recibían una catequesis sobre los sacramentos, el Padre Nuestro y Símbolo de la Fe, etc. El bautismo solemne era en las vísperas de Pascua, Pentecostés y -de modo excepcional- de los domingos del año.
· En el siglo III se suscitó una controversia sobre la validez de un bautismo administrado por los herejes. El papa Esteban y San Cipriano diferían de opinión. San Agustín dirime la cuestión en el sentido de la validez de los sacramentos "ex opere operato", tal como lo había practicado la Iglesia romana.

10. Eucaristía y vida cristiana

· La Eucaristía se celebraba al principio en las casas particulares. En el siglo III se dedican casas "ex profeso" a la celebración eucarística. Los cristianos asistían a Misa el domingo muy de mañana, antes de la amanecida. Practicaban el ayuno y la caridad fraterna (ágapes, práctica de la hospitalidad). La Iglesia de Roma en el siglo III mantenía a sus expensas más de mil quinientas personas viudas, pobres y necesitados. La colecta fue una tradición apostólica.
· También en el siglo III la Iglesia comenzó a tener cementerios propios (catacumbas) en el subsuelo de fincas de propietarios cristianos.

11. La justicia en los litigios entre cristianos

· En la Iglesia de Corinto, San Pablo dio el consejo de no presentarse a los tribunales civiles para dirimir pleitos entre cristianos (1 Co 6, 4-9). El procedimiento a seguir era el arbitraje. Esto no prevaleció y el obispo se convirtió en juez nato de los pleitos temporales entre los miembros de su iglesia.
· Así se formó el tribunal episcopal y la jurisdicción eclesiástica.

12. Excomunión y penitencia pública

· Jesucristo instituyó el sacramento de la penitencia para todos los pecados. Sin embargo, desde el principio, surgió la practica de confesar públicamente los pecados más graves. Entonces se imponía al pecador una fuerte penitencia que le excluía de la participación eucarística. Al final del tiempo de penitencia se le daba la absolución.
· Hubo tendencias de gran rigorismo en la disciplina penitencial. Algunos, como los montanistas, pensaban que la Iglesia don debía perdonar los pecados ad mortem: adulterio, idolatría y homicidio.

13. La cuestión de los lapsi

· Después de la persecución de Decio (año 250) hubo muchos lapsi en la iglesia africana. Muchos obispos admitieron fácilmente a los lapsi en la comunidad. San Cipriano se opuso a este laxismo. Esto llevó a que se exigiera penitencia pública a los lapsi. Para los libelatici la penitencia era menor que para los sacrificati, para los cuales duraba toda la vida.
· En Roma, Novaciano defendió la postura rigorista de no admitir a los lapsi, contra la cual reaccionó el papa Cornelio, apoyado por San Cipriano. La doctrina de Novaciano tuvo repercusión desde Siria y Asia Menor hasta las Galias.

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