De la Luisiana a la Nueva España
La Historia de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez (1783-1847)
(por Víctor Cano Sordo, México, D.F., 1999)

CAPÍTULO XI
Entre San Juan y La Laja (1867-1883)

Al morir María Ignacia, había dejado cuatro hijos casados -Mercedes, Juan Otón, Ángel y Refugio- y dos solteros: Manuel y Paz. Consuelo y Soledad ya habían fallecido.
Muy pronto fallecería también Juan Otón. A mediados de los años sesenta estaba en el ejército de Maximiliano como capitán de un escuadrón de húsares. El Regimiento de Húsares era la flor y nata del Ejército Imperial. Al parecer, Juan Otón falleció de una manera inesperada -tendría alrededor de cuarenta años- antes de 18701.
A principios de 1867, Manuel ya se había casado con Adelaida Girón Rico, y la única de los hermanos que permanecía soltera era Paz. Es muy probable que Paz haya continuado viviendo con su padrastro, el Dr. Perusquía, que tenía hijas de su edad, como por ejemplo Guadalupe Perusquía, con la cual Paz acabaría teniendo una gran amistad. Además, tendría una relación muy estrecha con su hermana Refugio, que era casi de su edad, y con Adelaida Girón, a quien acompañaría mientras Manuel, su marido, estaba en Querétaro.
En este capítulo, veremos lo que sucedió con cada uno de los Domínguez Quintanar después de la muerte de su madre en 1865. Pero especialmente me detendré a relatar la historia de Manuel y de Paz, desde 1867 a 1882, porque son los dos hermanos de los que más datos tenemos en este período.
El capitulo de la historia de Manuel, desde que recibe el nombramiento de prefecto político de la ciudad de Querétaro durante el famoso Sitio (1867), hasta que se instala en la ciudad de México de manera definitiva (1870), es uno de los más interesantes de su vida.
Y en cuanto a Paz -la menor de los hermanos-, y a la familia que formó con Cándido Madaleno -que es la familia de mi abuela materna-, como es natural, he podido reunir más datos, y por eso me ha parecido oportuno darlos a conocer a muchos de sus descendientes que -como me sucedía a mí hace menos de dos años- no sabrán casi nada de ellos. Son sucesos familiares, pero que reflejan bien el estilo con que vivían muchas familias mexicanas de fines del siglo XIX.

1. El Sitio de Querétaro (1867)

Maximiliano volvió a pasar por el hermoso San Juan, el 17 de febrero de 18672. El emperador iba rumbo a Querétaro, a donde llegó el 19 de febrero de 1867. Al día siguiente, es decir el 20 de febrero, Maximiliano nombró al Dr. Domínguez prefecto político superior del Departamento de Querétaro a instancias de los generales Mejía y Márquez.
Al parecer, desde hacía unos meses, Manuel había decidido abandonar San Juan del Río, pues «los acontecimientos políticos y la inseguridad con que se vivía en la pequeña población, lo obligaron a residenciarse en Querétaro, a cuya ciudad llegaron después las tropas imperialistas con su Soberano al frente»3.
Veamos cómo ocurrió este suceso memorable, narrado por un contemporáneo suyo. Aunque es largo, vale la pena copiar todo el relato4.

«En los primeros días del memorable sitio [que comenzó el 11 de marzo de 1867] se presentaron en el alojamiento del Dr. Domínguez los Generales Márquez y Mejía, para suplicarle, en representación del Emperador, aceptase el delicado cuanto peligroso cargo de Prefecto Político de la ciudad. El compromiso fue tal que aceptó y al fin del drama cayó prisionero con los demás vencidos [el 15 de mayo de 1867].
Las personas de valer en la ciudad, muy especialmente las afiliadas y netamente conocidas como pertenecientes al partido liberal triunfante en aquellos momentos, se interesaron por el Señor Domínguez cerca del General Escobedo en recompensa de los varios servicios que les había prestado durante el sitio, salvándolos de las exigencias y tropelías de que eran víctimas para obtener por las violencias las cantidades que les eran impuestas como subsidio de guerra. El General en jefe accedió y dio orden de que aquel prisionero fuese puesto en libertad sin más compromiso que el de ir a hacer entrega del archivo de la Prefectura de Juan del Río a la persona que desempeñaba ese puesto.
Libre el Dr. Domínguez salió al día siguiente de la ciudad rumbo a San Juan para cumplimentar la orden recibida. Pudo verificar violentamente la orden recibida, merced a la generosidad del Dr. D. Vicente Licea, quien le facilitó en calidad de préstamo una onza de oro.
Pero a los pocos días de estar en San Juan, los amigos de Querétaro le enviaron aviso por extraordinario de que había llegado de San Luis Potosí la orden de que fuesen pasados por las armas: Maximiliano, los Generales Márquez y Mejía, un señor Pasos, pagador de las fuerzas y el Prefecto Domínguez. Decían a este en su parte que le aconsejaban a este no cometiese el quijotismo de presentarse porque no podrían responder del resultado, y como quiera que él no había enajenado su palabra de acudir al ser llamado en ulteriores emer-gencias, abandonó la ciudad de su refugio y anduvo durante dos meses, sobre poco más o menos, con el disfraz de ranchero hasta que pudo entrar a la Metrópoli ocupada ya por el señor Juárez y su Ministerio, ocultándose en la casa de la familia Riba y Echeverría.
No pasó mucho tiempo antes de que el mismo señor Don Antonio Riba presentase a su oculto amigo ante el señor ministro Don Sebastián Lerdo de Tejada, quien no lo envió a la prisión improvisada en "La Enseñanza", para los reos políticos de entonces, sino que le dio la ciudad por cárcel durante dos años.
En virtud de esta sentencia que lo arraigaba al suelo de la Metrópoli, hizo venir de San Juan del Río a la señora su esposa con el único vástago [Manuel] que por entonces tenía, y se estableció en una humilde casa en la Calle de la Santísima [en la que se encuentra situada la Iglesia de la Santísima Trinidad], esperando que los productos de la profesión bastasen a cubrir los gastos del modesto hogar.
Pero no fue así: los escasos clientes que acudían en consulta eran pobres, no producían lo bastante para sostener el nuevo hogar haciéndose preciso por lo mismo una nueva separación de los cónyuges. La señora con su hijito [Manuel Ignacio] volvió a la casa solariega de San Juan, y Domínguez se alojó en un cuarto del baño de Betlemitas que fue cedido por su buen amigo Don Ruperto Barrera, Gerente de la negociación.
Parecía vencido, pero le salvó su fe.
No se limitó aquel generoso amigo al favor dicho, sino que le formó el núcleo de una clientela consiguiendo que algunos de sus amigos formasen una iguala en la cual por corta cantidad mensual tuviesen derecho a los servicios médicos que les prestaría el señor Dr. Domínguez.
Este por su parte consiguió ser nombrado Prefecto de estudios en la Escuela N. de Medicina cuyo empleo era dotado con 500 pesos anuales. Esto, unido a la iguala, constituía una cuasi riqueza que permitió volvieran a unirse los esposos para seguir luchando juntos en beneficio de la familia».

Además de haber sido durante algunos años subprefecto político en San Juan del Río, Manuel ejerció el cargo de prefecto político de la ciudad de Querétaro en los últimos meses del imperio de Maximiliano. Vemos pues cómo, además de ser médico, Manuel tenía claros intereses políticos. Le interesaba la política no como una manera de encumbrarse socialmente, sino como una forma de servicio a los demás, con el mismo desinterés con que ejercía su profesión médica.
Puesto en prisión en mayo de 1867, a pesar de que obtuvo la libertad en Querétaro -gracias a su conducta humanitaria y abierta hacia todas las personas- Manuel Domínguez tuvo que huir varios meses disfrazado de ranchero hasta que llegó a México, pues había orden de fusilarlo.
En la capital, al principio vivió pobremente en un cuarto de la calle de la Santísima. Esta calle está situada hacia el oriente del Zócalo y detrás del Palacio Municipal. Se llama así porque allí se encuentra la iglesia de la Santísima Trinidad.
Manuel era el primer hermano de la familia Domínguez Quintanar que, a mediados del año 1867, se trasladaba de modo definitivo a la Metrópoli. Los demás lo seguirían pronto.
Al poco tiempo, comenzó a ejercer como prefecto de estudios de la Escuela de Medicina (1870 a 1875). En 1871 consiguió la cátedra de terapéutica y en 1875 recibió el nombramiento de profesor propietario. Más adelante, en 1877 fue nombrado médico sifilógrafo, y en 1878 director de la Escuela Nacional de Cie-gos, cargo que ejerció hasta 1898, sin recibir pago alguno.
Muy pronto destacó como hombre ilustrado. El 16 de septiembre de 1878, aniversario de la Independencia de México, fue el orador oficial5 del acto público que se solía tener en la Alameda.
Pero ¿qué sucedió con el resto de la familia Domínguez Quintanar?
Al terminar el Sitio de Querétaro, Ángel Domínguez fue elegido diputado. En unión del también diputado por Querétaro don Hipólito A. Vieytez, colaboró en la redacción del proyecto de Constitución para el Estado, que llegaría a ser aprobado como la tercera Constitución de Querétaro (1869).
En San Juan del Río, Ángel seguía teniendo un papel principal en la vida de la ciudad. Veamos algunos ejemplos de su actividad social y política.
En la sesión del 13 de enero de 1868, el Ayuntamiento de San Juan lo facultó para que reclamara el águila que remata la columna de la Independencia (1865), y que se había mandado hacer a Nemesio Manilla, herrero de Querétaro6.
El reloj público de San Juan del Río, que se encuentra en la torre del templo del Sacromonte se colocó el 16 de abril de 1877. Los gastos de colocación y arreglo fueron sufragados por don Jesús y don Ángel M. Domínguez7.
En 1881 Ángel Domínguez abre en San Juan del Río un instituto en el que se impartían las clases de enseñanza primaria y secundaria. Estando al frente de su instituto, publicó un extracto de gramática castellana y, en 1885, siendo inspector general de Instrucción Pública del Estado, hizo una reimpresión de su extracto gramatical.
Mientras tanto, Paz Domínguez, la menor de la familia, había tenido un novio en la época del segundo Imperio. Al parecer era un militar del ejército de Maximiliano. Sufrió mucho cuando murió inesperadamente. Este militar, pudo ser conocido o amigo de su hermano Juan Otón.
Más tarde conocería a Cándido Madaleno, un vasco nacido en Bilbao que, con un grupo de compañeros -también vascos como él-, desde hacía algunos años había llegado a aquella región para ocuparse de la administración de la hacienda de La Laja, cercana a Tequis-quiapan.

2. Don Cándido Madaleno y la hacienda de La Laja

El dueño de la hacienda era padrino de Cándido. Esta persona -de la cual descono-cemos su nombre- había adquirido la propiedad de la hacienda -que había pertenecido al marqués de la Villa del Villar del Aguila- y acabaría cediéndosela a su ahijado. La Laja en sus buenos tiempos tenía más de once mil hectáreas de extensión.
La hacienda de La Laja antiguamente pertenecía a la gran hacienda de San Agustín de Buenavista, también llamada de La Goleta8. Formaba parte del mayorazgo fundado el 24 de junio de 1589 por don Juan Guerrero de Luna y doña Beatriz Gómez Dávila. Doña María Josefa Paula Guerrero Dávila Fernán-dez del Corral -que sería la esposa del segundo marqués de la Villa del Villar del Águila-, había heredado este mayorazgo.
El segundo marqués de la Villa del Villar del Águila, don Juan Antonio de Urrutia y Arana (1670-1743), había nacido en un valle de la provincia de Álava, España. Cuando, al morir su esposa, recibió en herencia la hacienda de La Laja -escribe el Marqués en sus apuntes secretos- la propiedad no tenía «casa alguna, ni ninguna especie de ganado», y afirma que se vio «necesitado de fabricar casa y capilla con que se halla de piedra y lodo, sacándola desde sus cimientos los que sólo son de calicanto9». Entre las piedras más antiguas de La Laja, se encuentra el dintel de entrada a la capilla, que tiene cincelada la fecha de 1703.
Al morir sin descendencia, don Juan Antonio de Urrutia y Arana dejó como heredero de La Laja a su sobrino don Juan Antonio de Jáuregui y Aldana, tercer marqués de la Villa del Villar del Águila, nacido también en España el 18 de octubre de 1729.
Al parecer, el padrino de Cándido Madaleno adquirió la propiedad de La Laja a principios del siglo XIX, y Cándido la recibió a mediados de siglo.
Por un documento conservado en el Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río, que contiene la lista de extranjeros que había en Tequisquiapan en marzo de 1859, sabemos que Cándido -entonces de veinticuatro años de edad - era uno de los cinco extranjeros vecinos de la localidad en ese año. Además de Cándido, dos de ellos también vivían en la hacienda de La Laja:

o Don Rufino Lamana, de sesenta años, casado con española, labrador y español; fue padrino de bautizo de María de la Paz Madaleno; y
o Don Julián Guereguiz, de cincuenta años, soltero, labrador y español; testigo del Registro Civil del nacimiento de María Dolores Madaleno.

Los datos que aparecen de Cándido son los siguientes:

o Don Cándido Magdaleno10;
o de veintidós años11;
o soltero;
o escribiente12;
o español;
o se menciona la hacienda de La Laja como lugar de su residencia.

Todos profesaban la religión Católica Apostólica Romana.
Por este documento, fechado el 10 de marzo y firmado por Marín Somalo, juez de paz de Tequisquiapan, podemos deducir que Cándido ya vivía en La Laja a principios de 1859. Paz Domínguez tenía entonces veinte años de edad.
Paz se casó con Cándido -diez años mayor que ella- el 24 de junio de 187013, en México D.F. Es probable que el motivo para escoger la capital como lugar para la celebración de la boda, haya sido que su hermano Manuel, con el que tendría más relación en su vida, acababa de instalarse en México. Además, hacía algunos años que había muerto su madre que era, por decirlo así, quien aglutinaba a la familia en torno a San Juan del Río.
Aunque no tengo a disposición ningún documento en el que se certifique su fecha exacta de nacimiento, he podido llegar a la conclusión de que Cándido Madaleno Gastiasoro nació en Bilbao el 4 de septiembre de 1834 por los siguientes datos:

o en el acta de nacimiento de Mercedes Madaleno14, del 19 de noviembre de 1880, consta que era propietario, nacido en Bilbao y tenía cuarenta y seis años de edad; por lo tanto, debió nacer en 1834;
o en una carta desde Bilbao a su esposa Paz, fechada el 5 de septiembre de 1890 le dice: «ayer recibí tu cariñoso cablegrama en que me felicitas en nombre de todos por mi cumpleaños»15. Había cumplido cincuenta y seis años. El 4 de septiembre también era el día de su santo, como lo refiere en esta carta y en otra del 3 de septiembre16.

Los padres de Cándido eran José Prudencio Madaleno17 y Dolores Gasteasoro18, ambos nacidos en Bilbao, Vizcaya.
Su padre, José Prudencio, debió morir antes de 1870. Su madre, Dolores, parece que murió entre mayo de 1871 (fue madrina por poder de Dolores Madaleno19) y el 10 de marzo de 1873 (en el acta de Paz se dice que ya había fallecido20). Por otro lado en una carta de Víctor Madaleno a Paz Domínguez, de 1886 desde Bilbao, dice: «Madre, Trinidad y Pepita te saludan…, a Pepe y a Leonarda los veré esta tarde»21. Al decir «madre» ¿está hablando de doña Dolores?. En ese caso habría un error en el acta de Paz y no habría muerto todavía en 1886.
Cándido tuvo más hermanos:

o Víctor Madaleno, soltero, que acompañó a Cándido a México y vivió estrechamente relacionado con la familia Madaleno Domínguez desde la época de San Juan del Río;
o Eladio, casado con Pepita;
o Trinidad, y
o José Ruperto, que nació en Durango, Vizcaya, y fue bautizado en la parroquia de Santa Ana de esa población, el 28 de marzo de 183922. Casó con Leonarda Zárraga Isasia23. José, según refiere Víctor en una carta a Cándido fechada el 15 de diciembre de 190024, había fallecido a causa de Influenza hacía algunos años.

Aunque se casaron en México, Cándido y Paz establecieron su domicilio en San Juan del Río desde 1870. Allí nacieron sus seis hijas. Antes del 8 de octubre de 188325, toda la familia se trasladó a vivir a México, D.F.
La familia Madaleno Domínguez vivía en la calle de Don Esteban nº 6, hoy 16 de Septiembre nº 8. Aunque en otro capítulo ya mencionamos algo sobre esa calle, conviene que nos detengamos ahora a conocer su historia para hacernos una mejor idea del domicilio de Cándido y Paz durante los años de San Juan del Río.

3. La casa de los Madaleno en la calle de Don Esteban nº 6

El primer nombre de esta calle era el de «Curato Viejo», porque allí se encontraban las casas curales, a un costado de la plazuela de San Juan Bautista. Luego se llamó calle de Don Esteban, porque vivía allí don Esteban Díaz González de la Campa, en una casa de cantera -la mejor de la calle- que ahora tiene el nº 7. Más tarde, pasó a llamarse calle de Iturbide, aunque por poco tiempo. Ahora lleva el nombre de calle de 16 de septiembre.
La casa donde vivían los Madaleno aún existe, aunque ya está muy maltratada por el paso del tiempo. Como ya comenté en otro lugar, tuve la oportunidad de visitarla recientemente. La casa tiene una sola planta. Las habitaciones dan a un amplio patio central. La puerta de entrada es grande, de madera. Se ve que por ahí pasaban los carruajes con caballos. En la zona posterior de la casa hay todavía unas caballerizas26.
Es casi seguro que esta casa formaba parte de la herencia que recibió Paz de sus padres pues allí nació en 1866 -antes de que Candido y Paz se instalaran en ella- Manuel Ignacio Domínguez Girón, el primer hijo de Manuel Domínguez y Adelaida Girón.
Lo cierto es que estaba justamente enfren-te de la casa de los Díaz Torres, que vivían en el nº 7 de la misma calle. Recordamos que dos hermanos Díaz Torres se habían casado con dos hermanas mayores que Paz: Mercedes y Soledad.
En esa casa fueron naciendo a ritmo de casi una por año, las seis hijas. Todas nacieron entre 1870 y 188027:

o Dolores (1871), que permaneció soltera;
o Paz (1873), casada con Ángel Sela;
o Luz (1874), casada con Raimundo de la Mora;
o Carmen (1876), casada con José Sordo Mijares;
o Conchita (1877), que permaneció soltera;
o Mercedes (1880), casada con Eusebio Martínez y no tuvieron descendencia.

De las seis hermanas, sólo tres tuvieron descendencia: Paz, Luz y Carmen.

4. Entre San Juan y La Laja (1870-1883)

El estudio de las partidas de bautismo y las actas de nacimiento en el Registro Civil de las seis hermanas nos proporciona muchos datos interesantes de la familia.
Iremos, por tanto, repasando detenidamente esos documentos, que nos servirán para reconstruir con bastante fidelidad muchos aspectos de la vida de los Madaleno Domínguez durante esos años sanjuanenses.
Cándido y Paz eran unos esposos relativamente jóvenes en 1870. Cándido tenía treinta y cinco años y Paz, treinta y uno. Después de celebrar su matrimonio el 24 de junio de aquel año, deciden instalarse en San Juan del Río.
Cándido tenía que hacer rendir económicamente la hacienda de La Laja, que había adquirido en propiedad después de muchos años de trabajo. Él mismo se consideraba «agricultor». Así aparece en algunas de las actas de nacimiento de sus hijas. Después, pasó a llamarse «propietario». Realmente era un hacendado, aunque con una hacienda de la cual no obtenía tantos beneficios como hubiera deseado.
Por otra parte, en 1870, después de la guerra de reforma y de la guerra civil en la cual había triunfado Juárez, el país estaba empobrecido y las haciendas estaban muy descuidadas.
Paz muy pronto quedo en espera de su primera hija. El 18 de mayo de 1871, antes de haber cumplido un año de casada, nace María Dolores. Siempre le llamaron cariñosamente «Momilla». Permaneció soltera hasta su fallecimiento, hacia el año de 1940.
En la partida de bautismo28, celebrado el 21 de mayo de 1871, se le llama «María de los Dolores Ascensión de la Divina Providencia» y se dice que tiene cuatro días de nacida. Sus padrinos fueron Julián Guereguiz -uno de los vascos que llegaron a México con Cándido y trabajaban con él en La Laja- y Dolores Gas-tiasoro, su abuela paterna.
Como doña Dolores vivía en Bilbao, se dio poder a Refugio Domínguez, hermana de Paz, para que hiciera sus veces. Sin embargo, Refugio estaba enferma y tuvo que sustituirla Guadalupe Perusquía, que era hija del primer matrimonio del Dr. Perusquía.
Seguramente, el primer nombre de la recién nacida se debe a la madre de Cándido, doña Dolores Gastiasoro.
El nombre de «Ascensión», obedece a que Dolores nació en torno a la fiesta de la Ascensión del Señor que se celebraba en un jueves variable del mes de mayo.
En el texto del acta civil de nacimiento29, se le llama «María Dolores Ascensión Bernardina». El nombre de «Bernardina» le fue puesto, sin lugar a dudas, en recuerdo de su abuelo Juan Bernardo. Además de Julián Guereguiz, aparece como testigo Pedro Argain, esposo de Refugio y cuñado de Paz.

5. Paz Madaleno Domínguez (1873)

Casi dos años después nace la segunda hija, María de la Paz. Le llamarían «Pacecita». Nació el 7 de marzo de 1873.
Fue bautizada el 10 de marzo de 1873, con cuatro días de nacida. Se le puso el nombre de María de la Paz Jesús Tomasa de la Divina Providencia. Ya había muerto Dolores Gastiasoro30. Sus padrinos fueron Pedro Argain, en represen-tación de Rufino Lamana, y Guadalupe Perusquía y Gutiérrez31, que era soltera. Recordamos que Rufino Lamana -que tendría por entonces unos setenta y cuatro años- era uno de los españoles que vivía con Cándido en La Laja.
Le pusieron «Tomasa» precisamente, porque el día de la muerte de Santo Tomás de Aquino fue el 7 de marzo de 1274. El día que nació Paz comenzaba el Año Jubilar para conmemorar el 600º aniversario de su muerte.
Todo parece indicar que Paz Domínguez transmitió a sus hijas una honda devoción a la Divina Providencia pues, por ejemplo, Carmen, más tarde, pertenecería a esa cofradía, como sabemos por una carta que le envía des-de Cué (Asturias) una cuñada suya en la que le agradece que haya animado a sus hijos a afiliarse a esa cofradía32.
Guadalupe Perusquía y Gutiérrez fue madrina de bautismo de Paz Madaleno. Ya lo había sido también, por poder, de Dolores. Por este detalle y por una carta que conservamos de Paz Domínguez a Guadalupe en 188333, podemos saber que entre las dos mujeres había una gran amistad. Habían vivido juntas desde que María Ignacia se había casado en segundas nupcias con el Dr. Perusquía en 1851.
Paz Madaleno sería la segunda hija -después de Luz- en contraer matrimonio. Su marido fue Angel Sela, nacido en Puebla el 30 de diciembre de 186934. Ángel fue uno de los cinco hijos de Alejandro Sela (que debió morir a finales del siglo XIX) y Ana Fernández (que todavía vivía en 1918 ).
Ángel y Paz se casaron en la parroquia del Sagrario metropolitano de México el 29 de septiembre de 1900, unos meses antes del fallecimiento de Cándido.
Los descendientes de Ángel y Paz conservan un recorte de periódico, probablemente de fines de siglo XIX, en el que se relata una cacería de cuatro días en la Sierra de Puebla, organizada para don Porfirio Díaz. Entre los acom-pañantes se menciona a algunos ministros del gobierno y también a Ángel y Alejandro Sela.
Se conservan, además, dos cartas de Narciso Bassols a doña Ana Fernández, fechadas el 3 y 4 de agosto de 1897, en las que narra las impresiones que quedaron en su memoria después de unos días pasados en la hacienda de San Lucas con la familia de doña Ana Fernández de Sela. Ahí se menciona que doña Ana «quedó viuda antes de tiempo y cuando sus hijos no podían aún, por sus pocos años, gobernar los cuantiosos intereses que dejó su esposo al morir».
El 27 de septiembre de 1918, Ángel y Paz te-nían su domicilio en la casa número 56 de la segunda calle de Mérida, en la ciudad de México36.
Los padres de Ángel Sela eran propietarios de la hacienda de San Lucas, situada en la Mu-nicipalidad de San Martín Texmelucan, distrito de Huejotzingo, estado de Puebla, colindante con el estado de Tlaxcala.
En 1918, el rancho de San Lucas, era una pequeña finca de 250 hectáreas, de las cuales Ángel Sela había heredado la quinta parte. La madre de Ángel, doña Ana Fernández de Sela, envía el 8 de febrero de ese año un oficio dirigido al Sr. Presidente de la República, don Venustiano Carranza, en el que manifiesta que esa propiedad forma su principal patrimonio «en el cual he reconcentrado los esfuerzos de toda mi vida -dice- y habiendo además la circunstancia que durante todo ese tiempo he estado viuda, y no he tenido más apoyo que el que me ha prestado mi propio valor y perseverancia»37. En ese escrito, doña Ana pide que no se afecten sus tierras por los ejidatarios de Villa Alta, Tlaxcala38.
Ángel y Paz tuvieron siete hijas y un hijo entre 1901 y 1916: Paz (1901), María de los Ángeles (1903), Conchita (1905), Ana María (1908), José Luis (1909), Guadalupe (1911), María del Carmen (1912) y Pilar (1916).
Ángel murió antes del 12 de julio de 193339. Paz murió el 7 de marzo de 1948, justo a los setenta y cinco años de edad.

6. Luz Madaleno Domínguez (1874)

La tercera hija del matrimonio Madaleno Domínguez fue María de la Luz Adelaida Victoria (Cherito). Nace el 16 de noviembre de 1874, fecha en la que, al parecer, todavía no vivía Víctor Madaleno con la familia, pues se presentó como testigo el Dr. Guadalupe Perusquía, que vivía en la calle de Don Esteban nº 18, muy cerca por lo tanto de los Madaleno. Ya era viudo en ese momento desde hacía varios años. El otro testigo civil fue Pedro Argain, comerciante y casado, que vivía en la calle de Nacional de Santo Domingo nº 15340.
El nombre de «Victoria» pudo haberse debido a su tío Víctor Madaleno, y el de «Adelaida» se le impuso por Adelaida Girón de Domínguez, su madrina de bautizo, y quizá también por Adelaida Franco, la mujer de Juan Otón Domínguez.
En su partida de nacimiento se menciona que ya habían fallecido los cuatro abuelos. El acta del Registro Civil está firmada por Vicente Perusquía, que seguramente sería el notario, y quizá hijo del Dr. Perusquía.
En su partida de bautismo41 se menciona que sus padrinos fueron Manuel Domínguez y su esposa Adelaida. Como vivían en México, tuvieron que actuar en representación de ellos el Dr. Perusquía y su hija Guadalupe.
Consta que, cuando murió Paz Domínguez, el 27 de febrero de 1898, tenía ya un hijo político42. Se trataba de Raimundo de la Mora, esposo de Luz. Aunque en el recordatorio de su fallecimiento no consta que Paz Domínguez tuviera ya nietos, Raimundo de la Mora Domínguez ya había nacido. Sus padres se casaron hacia 1895 o 1896. Cherito tendría unos veintiuno o veintidós años de edad el día de su boda.
Raimundo era propietario de la hacienda de Tequisquiapan. Tuvo con Luz seis hijos entre 1897 y 1907: Raimundo (ca. 1897), Luz (ca. 1898), Fernando (12-IV-1899), Luis (8-XII-1901), Guillermo (3-VI-1904) y Carmelita (1907).
Luz murió muy joven, en 1908, a los 34 años de edad. Raimundo entonces contrajo segundas nupcias con Cristina Llaca, una sobrina segunda de Cherito43.

7. Carmen Madaleno Domínguez (1876)

La cuarta hija de Cándido y Paz fue María del Carmen, mi abuela materna. Nace en San Juan del Río, el 24 de agosto de 1876. Su hermana Chero le llamaba «Carmelita»44.
El 10 de enero de ese mismo año el país había entrado en una etapa nueva. Porfirio Díaz lanzaba el Plan de Tuxtepec que le llevaría a la toma del poder el 26 de noviembre de 1876. Iniciaba así la Época del Porfiriato que duraría hasta el 20 de noviembre de 1910, fecha en que Francisco I. Madero se levantaría en armas para poner en marcha la Revolución mexicana.
El día de su bautismo45 mi abuela recibió los nombres de María del Carmen Aurora Bartola del Corazón de Jesús. El nombre de «Bartola» se debe a que nació el 24 de agosto, día de San Bartolomé, apóstol.
Sus padrinos fueron su tío Víctor Madaleno (es la primera vez que aparece mencionado) y Luz Perusquía, otra de las hijas del Dr. Perusquía.
Fue bautizada, nueve días después de nacer, por don Esteban García Rebollo, que había nacido en Querétaro en 184346.
En el texto del acta de nacimiento del Registro Civil se añade el nombre de «Antonina»47. Quizá el motivo de este nombre fue la proximidad de la fiesta de San Antonio (13 de junio), o la posible devoción de Paz y Cándido a ese santo. Los testigos, Víctor Madaleno y José Maguregui, eran vecinos de La Laja.
José Maguregui era otro de los vascos que habían venido de Bilbao con Cándido. En una carta que escribe Cherito a Carmen en 1904, le cuenta que el único hijo de María Maguregui (quizá hija de José) se había caído del caballo en Abadiano (Vizcaya) y se había roto un brazo48.
Cuando Carmen tenia un año de nacida, llegaba al puerto de Veracruz un muchacho asturiano de catorce años de edad, «con una mano delante y otra detrás» como se solía decir, para indicar la pobreza de los inmigrantes venidos de España. Se llamaba José Sordo Mijares y, con el tiempo, llegaría a ser el ma-rido de Carmen.
José Sordo había nacido en Cué, Concejo de Llanes (Asturias), en 1863. A los 14 años había llegado a Veracruz y después a México, a trabajar con alguno de sus parientes. Era el año de 1877, cuando comenzaba la época dorada del Porfiriato.
Su partida de bautismo49 certifica que nació el 9 de julio de 1863 y fue bautizado al día siguiente. Sus padres eran Joaquín Sordo y Angela Mijares, ambos naturales de La Galguera, también en el Concejo de Llanes.

8. Conchita y Mercedes Madaleno Domínguez (1877 y 1880)

La quinta de las hijas de Cándido y Paz, María Concepción Crispina Bárbara Madaleno, nació en San Juan el 4 de diciembre de 1877. Los testigos en el Registro Civil fueron Víctor Madaleno y Pedro Argain. A Cándido y a Víctor se les presenta como «labradores» en el acta civil. El notario ya no era Vicente Perusquía50.
Muy probablemente le pusieron por nombre «Concepción» porque nació el 4 de diciembre, dentro de la novena de preparación para la fiesta de la Inmaculada Concepción51.
Conchita Madaleno quedó como propieta-ia de la hacienda de La Laja al morir su otra hermana soltera, Momilla, y casarse Chelina con Eusebio Martínez. Al morir Conchita, el 8 de agosto de 1956, dejó la hacienda a los hijos de su hermana Carmen.
Recuerdo que con frecuencia mamá, cuan-do yo tenía siete u ocho años de edad, me llevaba a visitar a la tita Conchita. Me impresionaba la casa antigua y oscura, con muebles muy solemnes y una escalera también solemne que ocupaba parte del vestíbulo de entrada. La tita Conchita era muy buena. Yo la conocí ya muy mayor, con el pelo blanco, muy blanca de piel y sus grandes ojos azules, como melancólicos. Tenía una expresión muy suya: «chato, chato…», te decía cuando se dirigía a ti para decirte algo.
Cuenta mamá que por los años cuarenta, las hermanas Sordo se las ingeniaban para ver-se todos los días, aunque fuera sólo un ratito. Muchas veces el punto de reunión era la casa de la tita Conchita, que vivía en Mississipi nº 40, a una cuadra de Mississipi nº 64 (donde vivía su hermana Carmen). A la casa de la tita Conchita se le llamaba familiarmente «el cuarenta».
La última de las hijas de la familia Madaleno Domínguez fue María de las Mercedes Josefina Luisa Gertrudis del Sagrado Corazón de Jesús (Chelina). Nació en San Juan del Río el 16 de noviembre de 1880.
Los nombres que le pusieron a «Chelina» nos recuerdan a algunas de las mujeres de los antiguos Quintanar: Josefina, Gertrudis… El primer nombre -Mercedes- pudo deberse a su tía Mercedes, la hermana mayor de Paz, que entonces, si es que todavía vivía, tendría cincuenta y siete años de edad.
En el acta de Registro Civil se menciona a Cándido como propietario, casado en México el 24 de junio de 1870. Los testigos fueron Víctor Madaleno (agricultor) y Pedro Argain52.
Mercedes se casó el 3 de abril de 192253, a los cuarenta y un años de edad, con Eusebio Martínez, un vasco que era administrador de la Laja y luego compraría la hacienda de Los Morales en la actual Colonia Polanco de la ciudad de México. Parece que no supo administrar bien el patrimonio de su mujer, vendió la hacienda y quedaron muy mal económicamente. Era proverbial la gordura de Chelina. Se cuenta que en un viaje a Bilbao, la operaron de un tumor en el vientre de once kilos de peso.
Al final de su vida, ya viuda, pasó a vivir con la tita Conchita en Mississippi 40, donde murió hacia 1944. Mi padre -que comenzó a salir con mi madre en ese año- recuerda que no la llegó a conocer.
Al poco tiempo de nacer Chelina, los Madaleno Domínguez deciden trasladarse a vivir a la ciudad de México. Pero esto lo veremos en el siguiente capítulo.

Notas

1 Dato proporcionado por Elena de la Mora, bisnieta de Juan Otón.
2 Cfr. J.G. RAMÍREZ A., Sitio de Querétaro y triunfo de la República, Querétaro 1973, p. 34.
3 Cfr. M. DOMÍNGUEZ, p. IV-XVI.
4 Cfr. también J.R. FORTSON, Los Gobernantes de Querétaro, Edición del Gobierno de Querétaro, Querétaro 1987, p. 99.
5 Desde el año de 1825, por iniciativa de don Juan Wenceslao Sánchez de la Barquera, natural de San Juan del Río, se instituyó la costumbre de que algún orador connotado pronunciara un discurso en el aniversario de la independencia. Cfr. GONZÁLEZ OBREGÓN, L., México Viejo, reproducción facsimilar de la edición de 1900, Porrúa, México 1976, p. 726-729.
6 Cfr. AYALA, p. 172.
7 Cfr. AYALA, p. 178. El Jesús que se menciona, aunque también se apellidaba Domínguez no tenía parentesco con los Domínguez Quintanar, sino, al parecer, con el esposo de la Corregidora, doña Josefa Ortíz de Domínguez.
8 Cfr. GUILLERMINA RAMÍREZ MONTES, El Marqués. Don Juan Antonio de Urrutia y Arana. Marqués de la Villa del Villar del Águila, H. Ayuntamiento de Querétaro, Querétaro 1994, p. 149-150.
9 Cfr. Ibídem, p. 50.
10 Realmente es Madaleno; el solar del apellido Madaleno está -según Fernando Muñoz Altea- en Andalucía.
11 Tenía en realidad veinticuatro años, pues nació el 4 de septiembre de 1834.
12 En esa época se llamaba escribiente al que llevaba la administración o contabilidad de un negocio.
13 Así consta en la partida de nacimiento de su hija menor Mercedes Madaleno Domínguez: cfr. AH, Libro 1º, del año 1880, f. 42 v., partida 490.
14 Cfr. AH, Libro 1º, del año 1880, fol. 42 v., partida 490.
15 Cfr. AF, Carta de Cándido a Paz, del 5 de septiembre de 1890.
16 Cfr. AF, Carta de Cándido a Paz, del 3 de septiembre de 1890.
17 En los ÍNDICES microfilmados correspondientes a la Basílica del Señor Santiago en Bilbao, aparece una Timotea Rufina Madaleno Olavarría, hija de Francisco de Madaleno y Josefa Ramona Olavarría, bautizada el 24 de enero de 1816, que podría ser hermana de José Prudencio. También aparece una Laureana de Madaleno, que se casa el 8 de mayo de 1840 con José Domingo Ozamiz, que podría ser una hermana de José Prudencio. En esos microfilms la mayoría de los Madaleno son de Valladolid y, más tarde (a fines del siglo XIX), también aparecen unos Madaleno de El Orrio, Vizcaya.
18 El apellido Gasteasoro o Gastiasoro tiene su solar, según Muñoz Altea, en la provincia de Álava.
19 Cfr. AJ, b-115, f. 209 v.
20 Cfr. AJ, b-116, f. 233.
21 Cfr. AF, Carta de Víctor Madaleno a Paz, del 19 de octubre de 1886.
22 Cfr. Índices: Madaleno Gasteasoro, José Ruperto.
23 Este matrimonio tuvo por hija a María Madaleno Zárraga, que se casó con Horacio Echevarrieta Maruri y tuvieron por hijo a Rafael Echevarrieta Madaleno, que se casó con Mercedes Gangoiti Varela y tuvieron por hija a Marichu Echevarrieta Gangoiti, casada con José Ramón Astarloa Sordo, biznieto de Paz Domínguez Quintanar.
24 Cfr. AF, Carta de Víctor a Cándido, del 15 de diciembre de 1900.
25 Cfr. en AF la Carta de esa fecha, escrita desde México D.F., de Paz Domínguez a Luz Perusquía.
26 Hasta hace poco los dueños eran unos Valenzuela, aficionados a la charrería. Ahora la casa pertenece a una dependencia del gobierno.
27 Cfr. el texto completo de las actas de nacimiento civil de las seis hermanas en el Apéndice VIII.
28 Cfr. AJ, b-115, f. 209 v.
29 Cfr. AH, Libro 7º de Nacimientos, de los años 1871-72, f. 44, partida 346.
30 En el acta de nacimiento del Registro Civil se dice que doña Dolores Gastiasoro todavía vivía. Los dos testigos fueron Pedro Argain y Enrique Díaz. Cfr. AH, Libro 1º de nacimientos, del año 1873, f. 188 v., partida 174.
31 Cfr. AJ, b-116, f. 233.
32 Cfr. en AF la Carta de María Sordo, viuda de Noriega, fechada el 20 de junio de 1903, que, entre otras cosas, dice lo siguiente: «En ti y en la Divina Providencia con toda el alma confío, porque se, por mis hijos Isidro, lo mismo que Alfonso, eres muy celosa por la gloria de Dios y sus divinos intereses, y yo lo veo con satisfacción grandísima, tanto por la cédula de Santos [una de sus hijas que había hecho la Primera Comunión], como por la de Isidro y Alfonso, los que afortunadamente y a instancias tuyas pertenecen a la Asociación del día 1º, dedicado a la Divina Providencia, por lo que te doy incesantemente un millón de gracias y a Dios le pido que premie tus bondadosos esfuerzos».
33 Cfr. en AF la Carta de Paz a Guadalupe, fechada el 8 de octubre de 1883. Paz la escribe desde México. Guadalupe vivía en San Juan del Río.
34 Cfr. Archivo del Sagrario de la Catedral Metropolitana de Puebla, Libro 151 de Bautismos.
35 Cfr. en AF copia de contrato de aparcería agrícola del 1º de diciembre de 1917 y copias de oficios de 1918 entre Ana Fernández y la Comisión Nacional Agraria.
36 Cfr. en AF oficio de Ángel Sela al Gobernador del Estado de Puebla, de esa fecha.
37 Cfr. en AF copia del oficio de Ana Fernández dirigido a Venustiano Carranza, del 8 de febrero de 1918.
38 Cfr. copia de un oficio de la Comisión Nacional Agraria fechado el 10 de mayo de 1918, en el que se comprueba que no se había resuelto el caso del Rancho San Lucas. El oficio está dirigido a doña Ana, que vivía entonces en la Avenida Isabela Católica número 16.
39 Cfr. en AF una copia de acta de Registro Civil de Paz Madaleno, en la que se deja constancia que en esa fecha Paz ya era viuda.
40 Cfr. AH, Libro 1º de Nacimientos, de los años 1874-75, f. 98 v., partida 744.
41 Cfr. AJ, b-117, f. 1037.42 Cfr. en AF el Recordatorio del fallecimiento de Paz Domínguez.
43 Hija de Luis Llaca y Natalia Domínguez Franco, y nieta de Juan Otón Domínguez y Adelaida Franco.
44 Cfr. en AF las Cartas de Lucero a su hermana Carmen.
45 AJ, b-118, partida 827 del año 1876.
46 Este sacerdote fue ordenado en la ciudad de León por el Sr. Obispo Dr. José María Diez de Sollano -antepasado de don Álvaro del Portillo, sucesor del beato Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei- el 24 de junio de 1866. Fue rector del Seminario de Querétaro hasta 1875. Desde ese año hasta su traslado a Querétaro en 1890 -dónde tuvo el cargo de canónigo magisterial-, fue párroco de la ciudad de San Juan del Río.
47 Cfr. AH, Libro 1º de Nacimientos, del año 1876, f. 1 v., partida 329.
48 Cfr. AF, Carta de Lucero a Carmen, fechada el 27 de septiembre de 1904.
49 Se trata de un documento fechado el 14 de enero de 1997 y firmado por el Sr. Don Luis Díaz García, encargado del archivo parroquial de la Parroquia de San Román de Cué, arciprestazgo de Llanes, Diócesis de Oviedo, Provincia de Asturias. Certifica que, según consta del acta contenida en el libro 6º, folio 29 vuelto, de dicha Parroquia, D. José Sordo Mijares fue bautizado el día 10 de julio de 1863. Nació el día 9 de julio de 1863, siendo natural de Cué. Sus padres fueron D. Joaquín Sordo, natural de La Galguera (Llanes) y Dª Ángela Mijares, natural de La Galguera (Llanes). Sus abuelos paternos fueron D. Joaquín Sordo, natural de La Galguera (Llanes) y Dª Joaquina Pérez, natural de La Galguera (Llanes). Sus abuelos maternos fueron D. Juan de Mijares, natural de Cué y Dª Teresa Merodio, natural de Cué. Sus Padrinos fueron Raimundo Pérez y Angela Sordo. El ministro fue el Pbro. Francisco Fernández Torre». Conservamos copia de la partida de Bautismo en el Archivo Familiar.
50 Cfr. AH, Libro 1º de Nacimientos, del año 1877, f. 70 v., partida 574.
51 A Conchita Sordo Madaleno -mi madre- también la bautizaron con ese nombre. quizá por haber nacido el 3 de diciembre de 1921, y también porque tenía una tía llamada Conchita.
52 Cfr. AH, libro 1º de Nacimientos, del año 1880, f. 42 v., partida 490.
53 Cfr. fotografía de la boda, perteneciente a Mari Cobián de Goméz Torroella, en la que aparece la fecha de la boda. En la foto están los novios acompañados por tres hermanas de Chelina: María Dolores, Paz y Carmen. Detrás se encuentran las caras de varias sobrinas de Chelina.

Ilustraciones

- Hacienda de La Laja. Vista de u-na fachada interior (foto reciente).
- Manuel Domínguez Quintanar (óleo sobre tela, pintado por Arreola Juárez en 1967).
- Cándido Madaleno Gastiasoro (1834-1901) (foto tomada hacia 1875).
- Casa de los Madaleno Domínguez en la calle de Don Esteban nº 6, en San Juan del Río (foto reciente).
- Registro de fierros quemadores de la hacienda de La Laja, del año 1879. Informe de la Municipalidad de Tequisquiapan a la Prefectura del Distrito de San Juan del Río.

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