De
la Luisiana a la Nueva España La Historia de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez (1783-1847) (por Víctor Cano Sordo, México, D.F., 1999) CAPÍTULO
VII Al
poco tiempo de haber sido ascendido al grado de coronel, Juan Bernardo recibe
el mando del 6º Regimiento de Infantería. A fines de 1822 ese regimiento
es destinado a formar parte de la guarnición de Jalapa. En Jalapa, el coronel
Domínguez se enfrenta con Santa Anna y, en las turbulencias de los años
veintes, sus ideas políticas van madurando. Participa activamente en los
cambios que iba experimentando la nueva sociedad. Interviene
en los sucesos que tuvieron lugar en torno a la caída de don Agustín
de Iturbide. Más tarde recibe la importante misión de fundar el
Colegio Militar de Perote y de ser su primer director. Luego se traslada a la
ciudad de México e interviene en distintos organismos del ejército.
Al final de este período, en 1827, volverá a tomar el mando del
4º Batallón Permanente. 1. Coronel en el 6º Regimiento de Infantería (1822) Los
años que siguieron a 1821 fueron especialmente intensos para los militares.
Ellos fueron los protagonistas principales de la Independencia de México
y ahora tenían la responsabilidad de guiar los destinos de la joven nación. Aunque
todos los que participaron en la Independencia estaban a favor de los ideales
de libertad, no todos tenían las mismas ideas políticas. Junto a
un Iturbide, procedente del ejército realista, criollo, monárquico
y hombre religioso, estaba un Vicente Guerrero, insurgente, mestizo, republicano
y masón. Entre
los mismos masones -que tenían un gran prestigio social en esos momentos
de principios de siglo- había también divisiones: unos eran liberales
yorkinos, partidarios de una república federal y otros conservadores escoceses,
partidarios de un poder central fuerte. Sin
embargo, estos grupos no eran tan nítidos a principios de los años
veintes. Había liberales con planteamientos ideológicos heredados
del regalismo borbónico, es decir, partidarios de una intervención
mayor del Estado en los ámbitos militar y religioso, por ejemplo. Había
liberales con ideas monárquicas, o defensores de la República que,
al mismo tiempo, eran «hombres de bien», es decir, personas que defendían
lo ya poseído: muchas de las tradiciones, costumbres e instituciones de
la Nueva España. En
este marco de múltiples opciones políticas y sociales nos moveremos.
Sólo así se pueden comprender los primeros balbuceos del México
independiente. Una
de las primeras cosas que hizo Iturbide, como hemos visto, fue reformar el ejército.
El 7 de noviembre de 1821, mandó que los cuerpos de infantería del
ejército se refundiesen en regimientos de dos batallones. Cada batallón
tenía un comandante de la clase de teniente coronel, dos ayudantes, abanderado,
capellán, cirujano, armero, un cabo y seis gastadores, con dos pífanos,
componiéndose de una compañía de granaderos, otra de cazadores
y seis de fusileros, cada una con un capitán, dos tenientes, dos subtenientes,
un sargento primero y cuatro segundos, dos tambores, ocho cabos primeros, cuatro
segundos y 48 soldados. El regimiento tenía su plana mayor formada por
un coronel, un teniente coronel, un tambor mayor y músicos. Su fuerza debía
ascender a 2.160 plazas de tropa. Los
batallones del Arma de Infantería -en la cual estaba al principio Juan
Bernardo (1)- se uniformaron de color azul, excepto los Granaderos Imperiales,
que lo hicieron de encarnado. El uniforme de la Caballería del ejército
-en la cual había estado Luis de Quintanar y más tarde también
estaría Juan Bernardo- fue encarnado con pantalón gris y capa amarilla
(2). Juan
Bernardo Domínguez había recibido el nombramiento de coronel por
el mismo Iturbide el 12 de diciembre de 1821. Por lo tanto, cuando se hizo la
reforma del ejército -el 7 de noviembre de 1721-, no había sido
ascendido aún a coronel. Por eso no figura en la lista de los coroneles
nombrados al mando de los distintos batallones. Al entrar en la capital, estaba
al frente del 8º Regimiento. Sin embargo, con la reforma del ejército
se dio el mando de ese regimiento al general Antonio López de Santa Anna
(3). Estudiando
su escalafón, podemos deducir que, aproximadamente en junio de 1822, Juan
Bernardo se hizo cargo del 6º Regimiento de Infantería. Don Lucas
Alamán refiere en su Historia de Méjico que el 7 de noviembre de
1821 se nombraron los coroneles al frente de los trece regimientos de infantería,
salvo los correspondientes a los números 6º, 11º, 12º y
13º. Es decir, no se nombró coronel para el 6º Regimiento de
Infantería, al frente del cual estaba Juan Bernardo un año más
tarde (4). El
Regimiento nº 6 estaba formado por los siguientes cuerpos en noviembre de
1821: Cazadores de Valladolid, Constancia, Zamora (cuerpo expedicionario que quiso
quedarse en México después de la Independencia) y Ligero de Querétaro.
Tenía una fuerza de 444 hombres. En algún momento del año 1822 el 6º Regimiento de Infantería fue destinado a la ciudad de Jalapa. Todo parece indicar que fue precisamente cuando comenzó el movimiento que terminaría con la caída de Iturbide. 2. El Plan de Casa Mata (1823) A
finales de 1822 había descontento en muchos militares y hombres de la política.
Iturbide había cometido una serie de desaciertos -entre otros, la disolución
del Congreso Constituyente, el 31 de octubre- que suscitaban las críticas,
principalmente del partido republicano. El
día 2 de diciembre de 1822, don Antonio López de Santa Anna -como
sucedería después en numerosas ocasiones-, por primera vez asume
la opinión de la mayoría y se pronuncia, en Veracruz, a favor de
la República. La
revolución contra Iturbide se propagó por las poblaciones del Estado.
Guadalupe Victoria, que estaba preso en México, se escapó asociándose
a Santa Anna en Veracruz. Mientras
tanto, la lucha continuaba en Veracruz. Los generales Cortazar y Lobato obtuvieron
algunos triunfos contra la revolución en esa zona del país. Sin
embargo Santa Anna logró vencer a las tropas imperiales en Plan del Río.
Luego
intentó tomar Jalapa, pero la guarnición de la población
le hizo frente y le infringió una severa derrota. En el expediente militar de Juan Bernardo se recoge la siguiente nota:
Por
esta acción se concedió a Juan Bernardo una distinción (6). Vale la pena transcribir el texto en que don Lucas Alamán relata la historia del suceso:
Al
parecer, Iturbide dio orden de fusilar con las casacas vueltas al revés
a todos los sol-dados que hubieran sido hecho prisioneros en Jalapa. Sin embargo
Echávarri -que a la sazón era capitán general del ejército
de Veracruz, Puebla y Oaxaca, y tenía el rango de mariscal de campo-, al
regresar de Puebla, impidió que se llevara a cabo esa dura medida. Todavía
mantenía su fidelidad al Emperador, pero comenzaba a darse cuenta de que
no era posible seguir por el camino de la violencia que éste aconsejaba8.
El
día 5 de enero Bravo y Guerrero se evadieron de México para unirse
a Santa Anna y Victoria. Mientras tanto las tropas de Cortazar, Lobato y Echávarri
bajaron a Veracruz para sitiar la ciudad. Echávarri, ante las dificultades
del sitio y, al parece, bajo la fuerte influencia de los masones escoceses9, decidió
pactar con los sitiados. El
1º de febrero se firmó el Plan de Casa Mata que suscribieron todos
los jefes y un individuo por clase del ejército sitiador. Se partía
del principio de que la patria se hallaba en peligro por falta de representación
nacional. Se acordó la convocación de un nuevo congreso. El día
el 2 de febrero de 1823, el Ayuntamiento de Veracruz se declaró a favor
del Plan. Don
Lucas Alamán dice que «Calderón con la tropa que guarnecía
y había defendido Jalapa, se adhirió al mismo plan»10. Calderón
era general brigadier. El coronel al frente del 6º Regimiento de Infantería
era Domínguez. Alamán nos refiere, además, una noticia pre-ciosa para nuestra historia. Relata que Echávarri puso su cuartel en Jalapa
En
este suceso se trasluce algo de las ideas políticas y sociales de don Juan
Domínguez. Coinciden de alguna manera con el pensamiento que expone en
su escrito de 1828, Mi voto para Presidente y Vicepresidente de la República12.
Todo
parece indicar que, al menos en este momento, además de amante de la libertad
y de la independencia del país, se inclinaba más hacia la idea republicana
y democrática que a la imperialista y monárquica. En la interven-ción
que acabamos de referir, le vemos convencido de la necesidad de suprimir las injustas
desigualdades, y partidario de que incluso los soldados tuviesen la debida representación
en las decisiones de la Junta. Todas
las ciudades de México fueron adhiriéndose al Plan de Casa Mata,
incluida Guadalajara. A partir del 20 de octubre de 1822, su capitán general
y jefe político era Quintanar, que aunque «fuese de toda la confianza
de Iturbide, se vio obligado a ceder por evitar una conmoción popular»13. El
«Ejército libertador» se trasladó a Puebla. Como Iturbide,
buscando las causas del levantamiento, acusaba a Echávarri -que era español-
de aliarse con los españoles para re-gresar a la situación anterior
a 1821, éste general, decidido a cortar por lo sano ese infundio, renunció
al mando de la Junta, y en su lugar se nombró al sanjuanense general José
Morán, marqués de Vivanco, del cual ya hemos hablado. Más tarde también Negrete -otro general español muy valioso- se unía a los revolucionarios. 3. Nacimiento de Mercedes Domínguez Quintanar (1823) Mientras Juan Bernardo estaba ocupado con los grandes cambios que traería consigo el Plan de Casa Mata, María Ignacia daba a luz a Mercedes, su primera hija. No sabemos exactamente cuándo nació pues, aunque fue bautizada el 24 de enero de 1823, no se señala, como era habitual, a los cuántos días de nacida fue bautizada. La partida de bautismo, por otra parte, no se encuentra en el lugar del libro que le correspondería según la fecha, sino al final del libro14 (es, de hecho, la última partida del libro) y dice así:
No
sabemos cuál es la razón por la que no se menciona la fecha de su
nacimiento, ni tampoco porqué se hizo el registro al final del libro y
no en el lugar que le correspondía según la fecha. El motivo pudo
haber sido que Mer-cedes haya nacido y sido bautizada en Jalapa -en torno a los
sucesos del Plan de Casa Mata-, aunque el registro se haya hecho más tarde
en la parroquia de la población que llegaría a ser la residencia
habitual de la familia Domínguez Quintanar, es decir, en San Juan del Río.
Es
interesante saber que Mercedes recibió, entre otros, los nombres de Petra
Regalada y Paz, que también tendría Paz, su hermana, quince años
después. El nombre de Paz seguramente se debió a haber sido bautizada
precisamente el día de Nuestra Señora de la Paz. El
capitán Juan de la Cajiga, padrino de bautismo de Mercedes, fue primer
regidor en el gobierno de 1821 instituido por Iturbide en San Juan del Río.
Muy probablemente era hermano de Pedro de la Cajiga, casado con Agustina Quintanar,
hija de Andrés de Quintanar15. La
esposa de Pedro de la Cajiga era doña Gertrudis Buitrón. Recordamos
que en 1798 don Raimundo Quintanar Bocanegra se había casado en segundas
nupcias con María Gertrudis Buitrón16. Al quedar viuda, Gertrudis,
contrajo segundas nupcias con don Pedro de la Cajiga. La madrina del bautismo fue María Manuela de Quintanar, tía y madrina de María Ignacia, y que fue como una madre para ella. 4. Don Luis de Quintanar en Jalisco (1823-1824) Presionado
por los acontecimientos, Iturbide, el 20 de enero de 1823, decidió hacer
una convocatoria para la elección de un nuevo Congreso, tal como querían
los firmantes del Plan de Casa Mata. El nuevo Congreso debía instalarse
el 28 de agosto de aquel año. Don
Agustín de Iturbide, de acuerdo con la Junta Revolucionaria, decidió
adelantar la instalación del Congreso. Pero había varias posibilidades
a seguir: 1º) reinstalar el Congreso disuelto, como le aconsejaba su Consejo
y la Junta Revolucionaria, 2º) convocar otro nuevo, o 3º) ponerse al
frente del ejército, dejando el título de emperador, como le aconsejaban
Negrete, Cortazar y el marqués de Vivanco. Iturbide se decidió,
el 4 de marzo, por la primera solución. Convocó
una sesión extraordinaria del Congreso Constituyente el 19 de marzo. En
esa sesión, el ministro de Justicia, Navarrete, entregó una nota
escrita de puño y letra de Iturbide, en la cual abdicaba de la corona y
ofrecía salir del país para evitar nuevas inquietudes. El
26 de marzo el Ejército libertador ocupo la capital y el día 29
se puede decir que se instaló el Congreso en pleno por primera vez. Se
resolvió nombrar un Poder Ejecutivo formado por tres individuos que se
alternarían mensualmente. Los primeros fueron Negrete, Michelena y José
Miguel Domínguez. Iturbide
salió de Tacubaya con toda su familia el 30 de marzo. El 7 de abril el
Congreso anuló el Plan de Iguala y decidió el embarque de Iturbide
y su familia, con toda la brevedad posible, lo cual se llevó a cabo el
11 de mayo de 1823. El
Congreso decidió eliminar las capitanías generales creadas por Iturbide
y en su lugar dejar comandancias militares al frente de las cuales quedaron, entre
otros, Morán (México), Echávarri (Puebla), Vitoria (Veracruz),
Felipe de la Garza (Monterrey) y Bustamante (Guadalajara). Don Lucas Alamán describe así la situación política después de la caída de Iturbide:
Efectivamente,
entre los primeros (los centralistas) estaban hombres que pretendían instalar
una monarquía en México brindando la corona a algún miembro
de la familia Borbón. Por eso les llamaban borbonistas. Pero la mayoría
de este partido -que tenía como órgano de expresión el periódico
que se llamaba «El Sol»- eran republicanos partidarios del centralismo
y miembros, muchos de ellos, de las logias masónicas escocesas. Las
influencias de este partido eran predominantemente europeas; sobre todo francesas
y españolas. Al parecer militaban en este partido casi todos los que formaban
el Congreso que había disuelto Iturbide el 13 de octubre de 1822. Había
también en él hombres como Echávarri, Bravo y Alamán.
Incluso, al parecer, el mismo Juan Bernardo Domínguez pudo simpatizar más
con este partido que con el contrario por su origen español y su ascendencia
noble. El
partido liberal más extremista -como señala Alamán- era el
otro (el federalista), formado por iturbidistas, que eran criollos -como Quintanar
y Bustamante- y no deseaban que volviera una administración española,
pero tampoco querían una república para México, sino una
forma de gobierno tradicional. En este partido -que utilizaba como medio de expresión
el periódico «El Aguila mejicana»- la mayoría, sin embargo,
lo formaban los republicanos federalistas, entre los cuales estaban todos los
antiguos insurgentes y otros como Vitoria, Esteva y Ramos Arizpe. Pronto19 integrarían
las logias masónicas yorkinas, influidas fuertemente por los Estados Unidos
de América. En
las diputaciones provinciales -principalmente en la de Guadalajara, en donde se
hallaban los generales Quintanar y Bustamante, considerados entonces como los
principales jefes del partido iturbidista20-, la mayoría la formaban los
partidarios de Iturbide o del federalismo. Por lo tanto, exigieron la instalación
de un nuevo Congreso constituyente. Así se determinó en el Gobierno
y se decidió llevarlo a cabo el 31 de octubre de 1823. Arrangoiz hace notar que
Para
impedir el éxito del brote independentista en Guadalajara, entre mayo y
agosto de 1823, el Gobierno Central decidió enviar a Negrete y Bravo a
esa ciudad22. Este último tuvo una entrevista con Quintanar en Lagos de
Moreno. Una
de las misiones que tuvo Juan Bernar-do en esta época -y que así
consta en su expediente- fue la de participar en esta reunión de Lagos
de Moreno: «fue uno de los comisionados por el general Bravo para asistir
a las conferencias que se tuvieron en la villa de Lagos de Moreno con los comisionados
de Guadalajara y Zacatecas»23. Es muy probable que el general Bravo haya
escogido a Juan Bernardo para esta misión, teniendo en cuenta su cercana
relación familiar con don Luis de Quintanar. Juan Bernardo -que estaba
más bien del lado republicano, pero que compartía muchas convicciones
con Luis de Quintanar- era un hombre adecuado para servir como mediador en tan
espinoso asunto. Para
quitar fuerza al gobierno del estado de Jalisco, el Gobierno Central consiguió
que la ciudad de Colima con todo su distrito se separase de la obediencia a Guadalajara.
Así fue como nació el que luego sería estado de Colima. Mientras
tanto Victoria y Guerrero habían sido nombrados miembros del Poder Ejecutivo.
Este cambio fue decisivo. A partir de en-tonces se olvidó a Iturbide y
se ensalzaron los méritos de los antiguos insurgentes: Hidalgo, Morelos,
Allende, los hermanos Rayón, etc. Las
nuevas elecciones para instalar el Congreso, el 31 de octubre de 1823, recayeron,
como era de esperar en los federalistas. Los masones escoceses centralistas perdieron
la preponderancia que tenían en el Congreso anterior y los monarquistas
quedaron excluidos. El
nuevo Congreso abrió sus sesiones el 7 de noviembre. Estaba dividido en
dos partidos: federalistas y centralistas. Enseguida se procedió a redactar
el Acta Constitutiva. En
dicha Acta se reconocía a Guadalajara el nombre de «Estado de Jalisco».
Aunque Luis de Quintanar ya tenía el mando de la antigua provincia de Nueva
Galicia, sólo hasta el 21 de junio de 1823 había sido nombrado,
por el Congreso local Primer Gobernador del Estado Libre y Soberano de Jalisco,
cargo que ocuparía hasta el 17 de junio de 1824. El
4 de marzo de 1824, Quintanar, con a-nuencia del Congreso Constituyente local,
nombró a su gran amigo, Anastasio Bustamante -originario de Guadalajara-
comandante interino de las tropas de línea y de milicia cívica.
Ni Quintanar ni Bustamante favorecían las reuniones clandestinas que comenzaron a organizarse para tomar medidas en contra del Gobierno Central. Entre otras iniciativas, se acordó fortificar las poblaciones de Chapala y San Blas. El general Quintanar acogió bien esta propuesta y, unos días más tarde, orde-naba fortificar el puerto de San Blas poniendo al frente al coronel Eduardo García, pariente cercano de Iturbide. También encargó a Bustamante
hacer un viaje de reconocimiento a la zona de Chapala.
Como
ya hemos visto, desde el 31 de octubre de 1823 se había instalado el nuevo
Congreso de mayoría federalista. Un diputado jalisciense y varios militares
denunciaron ante la Asamblea la conducta sospechosa de Quintanar y Bustamante.
El Congreso decidió poner en vigor un decreto, de fecha 26 de abril de
1823, por el cual se declaraban traidores a quienes intentaran hacer volver a
Iturbide al país. Además ordenó que se investigara la posición
de Quintanar y se tomaran medidas para conjurar la conspiración. Entonces,
el Poder Ejecutivo decidió enviar a los generales Nicolás Bravo
y Celestino Negrete con tropas del ejército para cortar por lo sano el
incipiente brote revolucionario. Quin-tanar se vio obligado a dejar el mando del
Gobierno Estatal en manos del coronel José M. Castañeda. Él
se puso al frente de las fuerzas de línea en el Campamento del Rosario,
media legua al sur de la ciudad, con el objeto de detener al general Bravo, que
intentaba atacar la ciudad. Estando
el general Bravo al frente de la línea del Rosario, intimó al general
Bustamante a que se rindiera. Bustamante, prudentemente y para evitar el derramamiento
inútil de sangre aceptó la rendición. Bravo y Negrete ocuparon
Guadalajara sin resistencia el 11 de junio de 1824 mediante una especie de convenio
con los generales Quintanar y Bustamante26. Sin
embargo, el día 17 de junio a la una de la mañana, el general Bravo
-incumpliendo su palabra- por órdenes expresas del Supremo Poder Ejecutivo,
aprehendió al general Quintanar -que estaba enfermo de un cóli-co-,
al general Bustamante y al secretario de Quintanar, Victoriano Roa27. El
general de brigada José Joaquín Herrera tenía especial interés
en sacar a los presos de la ciudad a altas horas de la noche. Una hora más
tarde los llevó al vecino pueblo de Santa Anita. Allí recibió
órdenes de llevarlos a Colima y luego al puerto de Acapulco con la intención
de desterrarlos a América del Sur. La
acción del general Bravo había sido anticonstitucional. Solamente
el Congreso del Estado podría haber destituido a Quintanar de su cargo.
Pero, para evitar males mayores, finalmente el Congreso local decidió,
más tarde, deponerlo y esperar a la promulgación de la nueva Constitución
del Estado para nombrar al primer gobernador constitucional de Jalisco, que sería
Prisciliano Sánchez. Después
de la campaña de Jalisco, Bravo regresó a México y el Congreso
dispuso que el Poder Ejecutivo quedase compuesto por Bravo, Vitoria y Guerrero.
Esta situación duró hasta el 4 de octubre de ese mismo año,
en que se proclamó y juró solemnemente la pri-mera Constitución
de los Estados Unidos Mexicanos. Así se llamó desde entonces a la
nueva República. Vitoria y Bravo prestaron juramen-to como presidente y
vicepresidente de la República mexicana. A
comienzos de 1825, estando en prisión Quintanar y Bustamante -ya en México-,
el Congreso Constituyente, antes de dar término a sus funciones y para
celebrar el juramento de la Constitución, autorizó al recién
nombrado primer presidente de la República, don Guadalupe Victoria, que
concediera una amnistía. De esta manera Quintanar y Bustamante quedaron
libres bajo condición el 17 de enero de 1825, y luego, de manera definitiva,
el día 19 cuando el Senado otorgó su beneplácito a la medida
presidencial28. La conspiración de Guadalajara trajo consigo que el Gobierno central tomara medidas drásticas y decretara que se procediera inmediatamente al fusilamiento de Iturbide en caso de que se atreviera a desembarcar en territorio mexicano (decreto del 28 de abril de 1825). Como sabemos, este suceso desgraciadamente tuvo lugar el 19 de julio de 182529. 5. Director del Colegio Militar de Perote (1824) Al
mismo tiempo que don Luis de Quintanar desempeñaba el cargo de gobernador
del estado de Jalisco, Juan Bernardo Domínguez recibía una comisión
de importancia en su carrera militar al ser designado como primer di-rector del
Colegio Militar de Perote. El
primer director nombrado en propiedad del Colegio Militar fue el coronel de caballería
don Juan Domínguez y Gálvez. Después de haber estado un año
al frente del 6º Regimiento
de Infantería, Juan Bernardo pasaba al Arma de caballería. Estos
cambios de Arma eran muy frecuentes. Recibió
el nombramiento el 19 de noviembre de 1823, unas semanas después de que
en México se había instalado un nuevo Congreso de mayoría
federalista. Como
se trataba de fundar una nueva institución en el ejército nacional,
es comprensible que mediara un tiempo desde que Juan Bernardo recibió el
nombramiento hasta que tomó posesión de su cargo en Perote. Tendría
que hacer diversas gestiones que le impedían estar al frente del Colegio
Militar. Mientras tanto lo substituyó en sus funciones el teniente coronel
don Diego María de Alcalde. Quizá, parte del motivo de su retraso en ocupar su nuevo cargo fue que, a los tres meses de recibir el nombramiento de director del Colegio Militar de Perote, el 25 de febrero de 182431, nacía en San Juan su segunda hija, María de la Consolación. Al día siguiente recibió las aguas del Bautismo
María
Ignacia vuelve a escoger como madrina de bautismo a doña Manuela de Quintanar,
su tía materna y madrina de su propio bautismo. El padrino es don Francisco
de Soto. Al parecer es el hermano sacerdote de María Josefa de Soto -es
decir, tío abuelo de María Ignacia Quintanar-, que en 1824 tendría
69 años de edad. Había sido vicario parroquial de San Juan del Río
en la misma época que Ignacio Delgado, a principios del siglo XIX. El
17 de marzo de 1824 recibió también el nombramiento como comandante
de la fortaleza de Perote, y hasta el 15 de abril de 1824 tomaría posesión
efectiva de sus cargos en Perote. El
coronel Domínguez permaneció al frente del Colegio Militar poco
tiempo. El día 14 de junio de 1824 -dice su expediente- «fue llamado
desde México para ser destinado conforme a sus buenos servicios».
El 19 de junio «queda en calidad de suelto»32. Y el 23 de julio de
1824 fue sustituido por el coman-dante de Batallón don Tomás de
Castro. De
cualquier manera, el Colegio Militar de Perote tendría poco tiempo de vida.
Parece que hubo razones de tipo académico y político que aconsejaron
trasladar a los cadetes nuevamente a México. Efectivamente, el 25 de febrero de 1828 se trasladaron a la capital como agregados al 4º Batallón de Infantería Permanente, para que, después de un examen, pudieran, o incorporarse al ejército, o continuar sus estudios en el nuevo Colegio Militar dependiente de los ingenieros militares. La elección del batallón no fue una casualidad. El coronel Domínguez era precisamente quien tenía el mando de ese batallón cuando se hizo el traslado. 6. En la ciudad de México (1825) A
fines del año 1824 o principios de 1825 Juan Bernardo se traslada a vivir
a la ciudad de México. Desde
que, a fines de 1822, había tenido que irse a Jalapa al mando del 6º
Regimiento de Infantería, Juan Bernardo y María Ignacia tuvieron
que pasar dos años agitados, al ritmo de la cambiante situación
política del momen-to (batalla de Jalapa, Plan de Casa Mata, conferencias
en Lagos de Moreno, Perote
). Luis
de Quintanar había tenido que dejar Guadalajara, forzado por los que gobernaban
en ese momento el país, que no compartían sus ideas políticas. En
enero de 1825 se encontraron nuevamente en México Juan Bernardo, María
Ignacia y el general Quintanar. El
24 de noviembre de 1824, Juan Bernardo había sido nombrado fiscal del Supremo
Tribunal de la Guerra, en la ciudad de México. Además, el 25 de
enero de 1825 recibió un nuevo encargo: el de ser vocal secretario a la
Junta destinada a elaborar la Ordenanza del Ejército. Desde ese momento
quedó asignado al Primer Batallón Permanente de Infantería.
En su expediente militar, hay una hoja de servicios fechada el 31 de diciembre
de 1825 en el que aparece destinado a ese batallón. Sin embargo, no tiene
un puesto de mando, pues dedica prácticamente todo su tiempo a sus encargos
en el Supremo Tribunal de Guerra -que estaba localizado dónde había
estado la Inquisición, en la plaza de Santo Domingo- y en la Junta de Ordenanzas
del Ejército. Es
probable que poco después de haber sido liberado de la prisión,
Luis de Quintanar haya ocupado por primera vez la presidencia del Supremo Tribunal
de Guerra. Ciertamente tenía ese cargo en mayo de 1828. En su expediente
militar, escuetamente se recoge el dato de que, desde el 1º de febrero de
1825 hasta el 14 de enero de 1833 estuvo adscrito a la Plana Mayor del Ejército
y desempeñó varias comisiones33. Al poco tiempo de llegar a la capital, el 11 de febrero de 1825, nace Soledad, la tercera hija de Juan Bernardo y María Ignacia. Fue bautizada dos días más tarde en la parroquia del Sagrario Metropolitano de la Catedral de México. El texto de la partida es el siguiente34:
Soledad
se casaría años más tarde en San Juan del Río -como
su hermana Mercedes- con uno de los hijos de don Esteban Díaz y González
de la Campa, gran personaje de San Juan del Río, del que ya he comentado
que vivía en el nº 7 de la calle que llevaba su nombre (calle de Don
Esteban), justamente enfrente de la casa en donde años más viviría
mis bisabuelos Paz y Cándido, y en donde nacieron sus seis hijas, entre
ellas, mi abuela Carmen. El
esposo de Mercedes se llamaba Rafael y el de Soledad Antonio Díaz Torres.
Soledad está enterrada junto a Juan Bernardo, su padre, en el panteón
del Calvario. Probablemente murió al poco tiempo de casada. Como veremos
más adelante, tuvo varios hijos. En
abril de 1826, Juan Bernardo continuaba en el Primer Batallón Permanente
de Infantería. Pero el 24 de julio de ese año fue nombrado por el
Sr. Presidente, don Guadalupe Victoria, comandante del 4º Batallón
Permanente en la ciudad de México. Ese
batallón, en 1821 era el Regimiento nº 1, formado por los Batallones
Provinciales de Celaya y Guanajuato, las Compañías de Santa Rita,
Malinalco, Sierra alta, Compañías sueltas de Guanajuato, Seguridad
y Fusileros del Comercio de Méjico. En diciembre de 1821 tenía una
fuerza de 1.428 hombres y en octubre de 1823 pasó a ser el Batallón
nº 435. El
3 de septiembre de 1826 tomaría el mando efectivo del Batallón.
Sin embargo, nuevamente de manera inexplicable, a los tres meses -el 16 de diciembre
de 1826- Juan Bernardo utiliza por primera vez un permiso de retiro y abandona
el mando del Batallón. En
su hoja de servicios del 31 de diciembre de 1826, hecha en el 4º Batallón,
se menciona que, a esa fecha, llevaba en su carrera militar 3 campañas
y 24 acciones de guerra36. Es
posible que desde diciembre de 1826 hasta octubre de 1827 haya pasado una temporada
de descanso en San Juan del Río con María Ignacia y sus tres hijas. Notas 1
En 1840 don Juan Domínguez era coronel de caballería. Cfr. la lista
de brigadieres y coroneles en el ejército mexicano de 1840 en A.M. CARREÑO,
Jefes del Ejército Mexicano en 1847. Biografía de Generales de División
y de Brigada y de Coroneles del Ejército Méxicano por fines del
año 1847, Imprenta Fototipia de la Secretaría de Fomento. Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística, México 1914. Ilustraciones -
Don Luis Quintanar (grabado hecho hacia 1825).
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