De la Luisiana a la Nueva España
La Historia de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez (1783-1847)
(por Víctor Cano Sordo, México, D.F., 1999)

CAPÍTULO VI
En la Nueva España(1813-1821)

       Cuando en 1813 llegó Juan Bernardo al puerto de Veracruz, la Nueva España pasaba una de las épocas más turbulentas de su historia. Las ideas liberales se difundían cada vez con mayor rapidez y fuerza. En las Cortes de Cádiz (1812) se utilizó por primera vez la palabra liberal con un nuevo sentido. En 1810 se había levantado en armas don Miguel Hidalgo y, aunque su movimiento de independencia fue reprimido eficazmente, surgían nuevos caudillos que buscaban libertad.

       El ejército realista combatía a esos caudillos, convencido de que la independencia no podía llegar desde abajo. Muchos jefes militares veían la necesidad de cambios profundos en la estructura social de la Nueva España, pero no acertaban a encontrar la fórmula para lograrlos.

       En este capítulo veremos cómo incidió esta compleja situación en las vidas de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez -personaje principal de esta historia- y de Luis de Quintanar -tío de María Ignacia-, militar que jugó un papel muy destacado en la independencia de México.

1. Don Luis de Quintanar

       Luis de Quintanar (1772-1836) comenzó su carrera militar a principios del siglo XIX.

       Como su padre y su abuelo, se había incorporado a las milicias provinciales siendo joven. Todos los varones de más de quince años de edad tenían la obligación de hacerlo.

       Además, lo habitual era que los hacendados proveyesen de caballos a los regimientos provinciales. Desde muy joven, Luis de Quintanar fue un buen jinete.

       No faltaban en San Juan ejemplos de hombres que habían dedicado su vida al ejército. Uno de ellos era el de don José Morán (1) -más tarde marqués de Vivanco-, que al parecer comenzó su carrera militar en las milicias provinciales, y que más tarde llegaría a ser militar de profesión. Este personaje era muy conocido por la familia Quintanar, e incluso tenia cierto parentesco con ellos.

       Don José Morán participó en la batalla del Puente de Calderón. Fue ascendido a coronel de dragones y más tarde, el 7 de noviembre de 1816, derrotó al general Terán -uno de los insurgentes- cerca de Puebla.

       Pero volvamos a don Luis de Quintanar.

       El que más tarde sería el padrino de la boda de María Ignacia y Juan Bernardo, fue el tercer hijo del matrimonio entre don Narciso de Quintanar y doña María Josefa de Soto. Nació en San Juan del Río el 22 de diciembre de 1772. Su partida de nacimiento, escrita con la letra y las abreviaturas de la época dice lo siguiente (2):

«A veinte y cinco de Diziembre de mil setecientos setenta y dos años, baptizè solemnemente a Joseph Luis de tres días nacido en este Pueblo, hijo legítimo de D. Narziso Quintanar y Doña María de Soto, españoles: fue su padrino el B. [Bachiller] D. Joseph Miguel Picazo, y para que conste lo firmé.
Joseph Poza y de D. Antonio Paleros de Reynosa [Rúbricas].
Cabezera [margen derecho]
Joseph Luis. Sacada [certificación] en 24 mes septiembre 1808 [margen izquierdo]»

       Luis de Quintanar Bocanegra Soto y Ruiz, como solía firmar en los bandos cuando era comandante del ejército de Iturbide, era tío de María Ignacia de Quintanar.

       Desde muy joven decide seguir la carrera militar. Como era hijo de un hacendado y, lógicamente, estaba acostumbrado a andar a caballo, escogió el Regimiento de Caballería de Querétaro. Era un regimiento de milicias provinciales disciplinadas. A los soldados que formaban parte de estos regimientos se les llamaba dragones.

       El Regimiento Provincial de Dragones de Querétaro era uno de estos cuerpos que se habían establecido en las provincias para aumentar los efectivos en tiempos de guerra. Luis de Quintanar se incorporó a este regimiento a finales del siglo XVIII.

       Sin embargo, no comenzó a tener grados militares hasta los treinta años de edad, a principios del siglo XIX. Más tarde, las circunstancias del país -especialmente la guerra contra los insurgentes y luego la guerra de independencia- le llevaron a dedicarse por entero al ejército.

       Consta que era muy buen jinete. Cuando se iniciaron las corridas de toros en México se contaba entre los mejores picadores, hasta tal punto que don Agustín de Iturbide le encargó elaborar el primer reglamento taurino del país (3).

       En 1801, a los veintinueve años de edad, lo encontramos en San Juan del Río, con el grado de subteniente de las milicias provinciales de Querétaro (4).

       En 1803 asciende a teniente del Regimiento Provincial de Dragones de Querétaro. En 1804 es capitán del mismo regimiento.

       A partir de 1810, se incorpora a las batallas que el ejército realista libra contra los insurgentes.

       Es posible que Luis de Quintanar haya participado con el ejército realista, bajo el mando del virrey Calleja, en la batalla del Monte de las Cruces, cerca de Guanajuato (30 de octubre de 1810).

       La primera batalla en la que tenemos la seguridad de que participó fue la que sostuvo, el 14 de enero de 1811, el brigadier Cruz (que venía de Valladolid) contra las fuerzas de Mier en el puerto de Urepétiro, a cuatro leguas de Zamora. Don Lucas Alamán, en su Historia de México, dice:

«entre los oficiales que Cruz recomendó por haberse señalado en esta batalla, llama la atención por el papel que después representaron, D. José Mozo del batallón de marina, y los capitanes de Dragones de Querétaro D. Ángel Linares y D. Luis Quintanar» (5).

       No sabemos si estuvo presente, el 17 de enero de 1811, en la famosa batalla del puente Calderón, en la que Calleja, derrotó al numeroso ejército insurgente de Hidalgo. Parece que Quintanar no intervino, pues el ejercito de Cruz, del cual formaba parte, no llegó a Guadalajara sino hasta el 21 de enero a participar de la celebración.

       En esa batalla también participó el ayudante del Regimiento de Dragones de Méjico, don José Morán, del cual ya hemos hablado, y que hacía funciones de sargento mayor de aquel cuerpo. En la contienda murió el segundo jefe del ejército, don Manuel Flon, conde de la Cadena, casado con una de las hermanas Saint-Maxent (6).

       El 25 de enero salió Cruz de Guadalajara para recobrar el puerto de San Blas. Luis de Quintanar participó en una acción de auxilio en Tepic. Según refiere don Lucas Alamán:

«Cruz envió en su auxilio el batallón de Puebla, y cien caballos que mandaba D. Luis Quintanar» (7).

       Cruz tenía el mando de todas las tropas de Nueva Galicia en Guadalajara, pero Quintanar militaba bajo las órdenes de don Pedro Celestino Negrete, uno de los comandantes de la provincia de Nueva Galicia que, aunque era altivo e inflexible con los insurgentes, a sus tropas las trataba con la mayor consideración (8). Quintanar participó en una acción el 11 de enero de 1812 en la hacienda del Platanar, cerca de La Piedad y Zamora (9).

       En 1812 recibe el nombramiento de juez principal de la Acordada. Entonces, ya era capitán del Regimiento de Dragones de Querétaro y teniente coronel graduado (10).

       En 1813 vemos a Quintanar al mando de las tropas de Nueva Galicia que ayudaron a Iturbide a evitar en octubre la reunión que los hermanos Rayón -dos de los principales insurgentes- intentaban hacer en Pénjamo (11). Es posible que haya intervenido también en la famosa batalla de las Lomas de Santa María, cerca de Valladolid (23 de diciembre de 1813).

       El 16 de febrero de 1814 es nombrado comandante, y luego teniente coronel, al mando de la 4ª División del ejército a las órdenes del mariscal de campo don José de la Cruz, en la provincia de Nueva Galicia.

       El 10 de abril de 1814 es ascendido a coronel.

       Don Juan Ruiz de Apodaca sucedió a Calleja en 1816. Ese año el ejército había aumentado sus efectivos a cuarenta mil hombres, a costa de las milicias provinciales. Las tropas estaban distribuidas en diecinueve departamentos.

       En 1819, Luis de Quintanar ocupa el cargo de comandante militar del distrito de Pénjamo. Después fue transferido a Valladolid, la actual ciudad de Morelia, Michoacán.

       El coronel Quintanar, como segundo jefe de Valladolid, también intervino en la última acción del ejército realista contra los insurgentes.

       Pedro Asensio y el padre don José Manuel Izquierdo estaban al frente de un ejército de insurgentes que ocupaban el cerro de «La Goleta», cercano a Sultepec y Taxco. Fuerzas realistas marcharon desde distintos puntos de la Nueva España para sitiar a los insurgentes. De Valladolid también salió un destacamento al mando de don Alejandro Arana y don Luis de Quintanar (12). La acción concluyó con la toma del fuerte de San Gaspar en la Goleta.

       A principios de 1821 le vemos como comandante de la plaza de Valladolid.

2. Juan Bernardo llega al puerto de Veracruz (1813-1821)

       Llegados a este punto, nos conviene regresar a los primeros años del siglo XIX para entroncar en la historia con el momento en que Juan Bernardo, desde Panzacola o La Habana, fue trasladado a la Nueva España.

       Había comenzado un nuevo siglo. En muchos criollos había latentes anhelos de libertad. La lengua, las costumbres y la fe eran las de España, pero muchos de los españoles nacidos en América deseaban mayor participación en el gobierno de los jóvenes reinos de ultramar. Los puestos principales estaban ocupados por peninsulares. Los criollos se tenían que conformar con los cargos secundarios de la administración virreinal.

       Con esos mismos aires de libertad había llegado Juan Bernardo al puerto de Veracruz el año de 1813. Todos le llamaban don Juan Domínguez, como a su padre, aunque su nombre completo era Juan Bernardo Domínguez y Gálvez. Su abuelo, en Cañete la Real, también se firmaba con los dos apellidos unidos. En octubre de 1813 tenía veintinueve años. A partir de entonces, aunque había nacido en Cuba, la Nueva España sería su nueva patria, y en esta tierra echaría raíces profundas. Un ilustre pariente suyo, Bernardo de Gálvez, también desde muy joven había puesto su corazón en ese país de contrastes.

       Juan Bernardo llegó a Veracruz, con el grado militar de teniente. En su expediente se menciona escuetamente lo siguiente:

«El año de 1813 llegó a Veracruz dónde estuvo agregado al Estado Mayor de la Plaza, funcionando de Ayundante hasta que se presentó la oportunidad de un convoy de siete mil mulas que sacó de aquella plaza el coronel de Savoya D. Melchor Álvarez» (13)

       También se dice que fue el 5 de octubre de 1813 cuando salió de Veracruz. A las órdenes del coronel Álvarez siguió de ayudante hasta Puebla. De allí a la ciudad de México fue como ayudante del coronel don Saturnino Samaniego. Ya en la capital fue destinado a la Secretaría de la Inspección General hasta el 22 de febrero de 1814. Juan Bernardo, por lo tanto, vivió en la ciudad de México varios meses entre 1813 y 1814.

       El 22 de febrero de 1814 fue nombrado ayudante mayor en el Batallón de Cazadores Provinciales de San Luis Potosí, un cuerpo de milicias disciplinadas. En este batallón, que también se llamaba Ligero de San Luis, permaneció cinco años y medio.

       Los cuatro primeros años (de 1814 a 1817) estuvo combatiendo contra los insurgentes en los actuales estados de Puebla, Tlaxcala, México e Hidalgo. Participó en las acciones de Acopinalco, Llanos de Chignahuapan, Huamantla y Nopaltepec. Desde 1815 estuvo de ayudante del sargento mayor don José Barradas. El 30 de mayo de aquel año, como premio a sus servicios, se le concede el ascenso al grado de capitán. El nombramiento efectivo lo concede don Juan Ruiz de Apodaca con fecha 25 de octubre de 1817 (14).

Por quanto D. Juan Domínguez Teniente Veterano del Batallón Provincial de Cazadores de San Luis por la antigüedad que gozaba en su clase en 30 de mayo de 1815, en que el REY nuestro Sr. se dignó conceder el grado inmediato con motivo del día de su augusto Nombre, se halla en el caso de disfrutar esta gracia con aquella antigüedad, con arreglo a la Real orden de 1º de Octubre de 1816, he venido en concederle en uso de las amplias facultades que S.M. se ha servido conferirme, el grado de Capitán Veterano.
Por tanto mando a los Gobernadores, Gefes y demás individuos militares de este Reyno, le tengan y reconozcan por tal Capitán Veterano, graduado, guardándole y haciéndole guardar las gracias, fueros y exenciones que le tocan; declarando como declaro, que el interesado no debe cosa alguna al Real derecho de Mediaanata, por ser este grado puramente militar. Dado en México a veinte y cinco de Octubre de mil ochocientos diez y siete.
[Rúbrica] Juan Ruiz de Apodaca.

       En 1815, participó en las acciones de Texmelucan, Tepeyahualco y San Juan de los Llanos. En 1816 continuaba bajo las órdenes de don José Barradas. Pero de octubre a diciembre de 1817 su jefe inmediato fue el coronel don José Joaquín Márquez.

       El 31 de diciembre de 1817 tuvo lugar el ataque, sitio y rendición de la fortaleza de Xauxilla. Por esta acción le concedió el virrey el escudo de distinción. Juan Bernardo permaneció a las órdenes del coronel Matías Martín y Aguirre hasta el 6 de marzo de 1818.

       A partir de abril de 1818 cambió de escenario. Aunque seguía en el Batallón de Cazadores Provinciales de San Luis, su nuevo destino sería Michoacán. Durante un año estuvo al frente de las secciones volantes del batallón en Ario, Zacapu, Patzcuaro y Uricho. Aunque era capitán tenía el oficio de sargento mayor (15).

       Por haber desempeñado su trabajo a entera satisfacción de sus superiores, el 20 de julio de 1819 es ascendido por el virrey a sargento mayor del Regimiento de Infantería Provincial de Puebla. El nombramiento efectivo lo concede el rey, don Fernando VII el 20 de mayo de 1820 (16).

Por cuanto atendiendo a los servicios y méritos de vos D. Juan Domínguez Capitán Veterano del Batallón Provincial Ligero de San Luis, en Nueva España, he venido en elegiros y nombraros Sargento Mayor Veterano del Regimiento Infantería Provincial de Puebla, que se halla vacante por la muerte de don Rafael Casasola que lo obtenía abonándoseos la antigüedad desde veinte de julio de mil ochocientos diez y nueve en que interinamente os lo concedió mi Virrey en aquellas Provincias debiendo prestar el juramento prescrito por la Constitución de la Monarquía, si ya no lo hubiese verificado. Por tanto mando al Virrey, Capitán general o Comandante general a quien tocare de la orden conveniente para que se os ponga en posesión del referido empleo; y a los Oficiales y Soldados del expresado Cuerpo que os reconozcan y respeten por su Sargento Mayor Veterano obedeciendo las órdenes que les diereis de mi servicio, por escrito y de palabra, sin replica ni dilación alguna; y que así ellos como los demás Cabos mayores y menores, Oficiales y Soldados de los Ejércitos Nacionales os hayan y tengan por tal Sargento Mayor Veterano guardándoos y haciéndoos guardar las honras, gracias, preeminencias y exenciones que os tocan y deben ser guardadas bien y cumplidamente; y que el Ministro de la Hacienda nacional a quien perteneciere dé asimismo la orden necesaria para que se os tome razón de este despacho en la Contaduría principal, en la que se os formará asiento, con el sueldo que os correspondiere, según el último reglamento, y el goce de él desde el día del Cúmplase del Capitán o Comandante general, sin contribuir cosa alguna al derecho de media anata por dicho empleo, mediante ser puramente militar. Dado en Palacio a veinte y siete de mayo de mil ochocientos veinte.
[Rúbrica] Yo el Rey.

       En su nuevo regimiento estuvo unos cuantos meses. Pero -sin dejar de pertenecer a ese regimiento de manera oficial-, el general José de la Cruz, comandante general de las tropas de la Nueva Galicia, lo nombra para reponer el orden en la línea y sitio de destacamentos de la provincia de Guadalajara.

       Continuará Juan Bernardo, por lo tanto, operando en la región de Michoacán, y ahora también en Jalisco. El 7 de enero de 1820, toma el mando de la 4ª Sección de las tropas de Nueva Galicia.

       Aunque la revolución insurgente quedó sofocada, a fines de 1819, con la toma del cerro de la Goleta (en el estado de Guerrero, a unos 20 kilómetros al noroeste de Taxco) por las tropas realistas, algunos insurgentes continuaban activos en los actuales estados de Guerrero y Michoacán.

       Probablemente en esa época tuvo lugar una acción militar del ejército realista dirigida por don Juan Domínguez como comandante. En la Gaceta de 1820 (17), aparece una carta suya dirigida al virrey Apodaca en la que relata la resistencia que opuso Pedro Asensio, uno de los insurgentes, al destacamento que él man-daba durante acciones militares en las márgenes del río Ixtapa (estado de Guerrero), en Amatepec y San Simón (estado de México, casi en las márgenes con Guerrero, muy cerca de Sultepec y el cerro de La Goleta).

       Es muy probable que Juan Bernardo haya conocido a Luis de Quintanar durante aquella temporada. Quintanar era once años mayor que él y tenía entonces el grado de coronel. Juan Bernardo era sargento mayor del llamado Batallón de Guadalajara. Ambos servían en el ejército de Nueva Galicia.

       Unos meses más tarde Juan Bernardo aparece de nuevo en Apatzingán (estado de Michoacán). Las circunstancias fueron las siguientes. Desde 1819, al sur de la provincia de Nueva Galicia, se había vuelto a sublevar Gordiano Guzmán. Este antiguo insurgente había derrotado y muerto al teniente coronel Manrique y amenazaba a la población de Zapotlán (en el estado de Jalisco al sur de Guadalajara).

       Este revés hizo que en los años 1820 y 1821 se forzasen los destacamentos realistas de aquella línea hasta Apatzingán y los Reyes (18), al sur del estado de Michoacán. Juan Bernardo participa en las acciones de Las Cruces y La Cofradía, en el mismo estado.

       A finales de 1820 continuaba en el Regimiento de Infantería de Puebla, aunque al mando de la 4ª Sección de las tropas de Nueva Galicia, en el Batallón de Guadalajara. A principios de 1821 estaba en Apatzingán (19), al frente de un cuerpo de granaderos del Batallón de Guadalajara. Era sargento mayor. Los que ocupaban ese puesto normalmente eran militares de profesión que con frecuencia se ponían al frente de un batallón de milicias provinciales (20).

       Mientras don Juan Domínguez estaba en Apatzingán, don Agustín de Iturbide se ponía de acuerdo con Vicente Guerrero -antiguo insurgente- y con otros militares del ejército realista, y proclamaba el 24 de febrero de 1821 el Plan de Iguala.

3. El Plan de Iguala (febrero de 1821)

       A principios de 1820 Fernando VII juró la Constitución de Cádiz. En la Nueva España reaparecieron los ideales liberales y francmasónicos. Había descontento por parte de los militares y del clero. Los antiguos insurgentes fueron indultados. Llamaba la atención -dice Arrangoiz- que a militares honrados no se les hubiese recompensado. Era especialmente llamativo que «a Aguirre, Armijo, Castillo Bustamante, Iturbide, Orrantia, Quintanar y otros no se les hubiera hecho mariscales de campo» (21).

       El descontento del ejército y las ideas de libertad pusieron en marcha la consumación de la independencia. Arrangoiz describe así el principio del movimiento:

Iturbide, una vez puesto de acuerdo con Vicente Guerrero -antiguo insurgente- «envió a Valladolid y al Bajío, engañando al Virrey y pidiéndole pasaporte, al capitán Quintanilla, con pretexto de que iba a asuntos personales del mismo Iturbide, a proponer su proyecto al coronel don Luis Quintanar, sucesor de Aguirre en el mando de Michoacán; al coronel don Anastasio Bustamante; a los tenientes coroneles don Luis Cortazar y don Miguel Barragán de provincias los tres, y al sargento mayor veterano de Fieles del Potosí, don Joaquín de Parres, el cual ya tenía conocimiento del plan y fue enseguida a verse con el coronel Aguirre, según queda referido. Citó también Iturbide al teniente coronel don Miguel Torres, comandante del batallón de Santo Domingo. Todos los jefes citados convinieron en los proyectos de Iturbide, el cual dio principio a la revolución el veinticuatro de febrero [de 1821] publicando la proclama y el plan siguiente [a continuación se cita el texto del Plan de Iguala]» (22).

       Los tres puntos principales que se establecían en el Plan de Iguala -y que acabarían anulándose en menos de diez años- eran los siguientes (23):

  • el gobierno monárquico, que puede considerarse como el cimiento en el que
    descansaban los otros dos;
  • la unión con los españoles;
  • la conservación de la religión católica, apostólica y romana.

       Quintanar, en un principio, estaba de acuerdo con las ideas de Iturbide y con la independencia, aunque más tarde, como veremos, dudara qué partido tomar, si el de la fidelidad a su puesto -lo cual a él le parecía su deber- o el de sus ideas, que se inclinaban hacia la independencia.

       Poco a poco se fueron uniendo a Iturbide públicamente los militares que habían pactado con él. Regimientos y batallones enteros se unían al Plan de Iguala.

       También don Juan Domínguez, en Apatzingán, se unió a Iturbide. Lucas Alamán lo cuenta así

«en la provincia de Michoacán se decidieron también por la revolución, el sargento mayor del batallón de Guadalajara don Juan Domínguez, que con los granaderos de aquel cuerpo y otras fuerzas ocupaba el punto de Apatzingán» (24).

       Tanto Arrangoiz como Lucas Alamán lo mencionan como don Juan Domínguez, sin hacer ninguna alusión a su otro nombre y apellido. Así se le llamará siempre en lo sucesivo en todas las fuentes históricas.

       Bravo Ugarte dice que Juan Domínguez se unió a Iturbide en marzo de 1821:

Iturbide «dominado el pesimismo, resolvió marchar al Bajío teatro de sus pasadas victorias y en el que tenía mucha influencia. Entre tanto [marzo], se adherían al Plan de Iguala: Filisola en Zitácuaro, Domínguez en Apatzingán, Barragán en Ario….» (25).

       Arrangoiz, en cambio, dice que fue en abril:

«entre los militares que en abril se pasaron a los independientes en varios puntos, fueron (...): don Francisco Ramírez y Sesma (...), los hermanos Flon (...), Miota (...) y el sargento mayor don Juan Domínguez, español; rara era la semana en que, entre tanta deserción, no recibía el Virrey la noticia de la de algunos jefes u oficiales, de quienes tenía fundadísimos motivos para no haber desconfiado; tales eran los cinco individuos que he citado» (26).

       Arrangoiz lo menciona como español, pro-bablemente porque no era mexicano, sino cubano. Sus padres eran españoles y había sido educado en Luisiana y Panzacola, donde había muchos españoles -especialmente navarros- que habrían influido en su modo de hablar y de comportarse. Su aspecto era otra ma-nifestación de su origen español.

       Además dice que el virrey no tenía ningún motivo para desconfiar de él, porque era un militar leal y responsable de su deber.

       En sus hojas de servicios se consigna el dato de que el 2 de marzo de 1821 Juan Bernardo recibe el nombramiento de teniente coronel efectivo.

       También se menciona que el 25 de marzo de 1821, Juan Domínguez reunió a los patriotas que ocupaban la sierra de Aguillilla a las órdenes de Gordiano Guzmán. Fueron como mil hombres, con los que formaría el Batallón de la Unión desconociendo los proyectos del general Cruz.

       El 25 de marzo proclamó la independencia, estando a la cabeza de la 4ª y 5ª Secciones de las tropas de Nueva Galicia, en el cuartel general del pueblo de Los Reyes (al noreste de Uruapan) cuyas fuerzas mandaba en carácter de sargento mayor veterano (aunque ya con grado de teniente coronel), que no bajan de mil plazas, comprendidas las guarniciones de los puntos fortificados en el distrito de su mando, pues todos correspondieron a su empresa. Por esta acción se le concedió una cruz. Más tarde se le concedería, además, la medalla de primera clase con cinta blanca, por ser de los que se unieron a Iturbide en la primera época.

       El 12 de abril de 1821 Iturbide recompensó los servicios de Juan Bernardo prometiéndole el ascenso al grado de coronel. Además, el 12 de mayo -durante el sitio de Valladolid- lo nombra mayor general del Ejército Trigarante. Y el 7 de junio de 1821 -durante el sitio de Juan del Río- lo asciende al grado de coronel, lo cual se haría efectivo más tarde (el 12 de diciembre de 1821) (27).

4. El Sitio de Valladolid (mayo de 1821)

       A mediados de abril Iturbide llegó a Acámbaro, decidido a pactar con Luis de Quintanar -que había sustituido a Aguirre en el mando de la plaza- la entrega de Valladolid. No contaba con la indecisión de Quintanar que secretamente había aceptado el Plan de Iguala pero ahora tenía delante los deberes de su cargo, como comandante militar de Valladolid, y no se animaba a dar el último paso. Juan Domínguez había seguido a Iturbide desde Apatzingan, y estaba ahora en Zacapu.

       Don Lucas Alamán describe así los sucesos previos al Sitio de Valladolid:

«La permanencia de Iturbide en Acámbaro con Bustamante y Parres, estando en Zacapu Barragán y don Juan Domínguez con más de 1000 hombres, la mayor parte de caballería, hizo creer que iban a dirigirse todos sobre Valladolid. Túvolo por seguro el comandante de aquella ciudad Quintanar, con cuyo motivo pasó el 15 de abril una revista general de tropa y armas preparando su plan de defensa, y les dirigió una proclama en la que animaba a toda la tropa a probar la fidelidad de la guarnición a las banderas bajo las cuales tantas veces se habían cubierto de gloria» (28).

       Los hechos hicieron que Quintanar, pocas semanas después, se viera obligado a desertar. Por eso Alamán hace notar que «no era doble el carácter de Quintanar, aunque después correspondiesen mal los hechos» (29).

       Mientras Iturbide se decidía a proceder al sitio de Valladolid ante la negativa de Quintanar, el 8 de mayo, con la mediación de Bustamante, se entrevistaban Iturbide, Cruz y Negrete en la hacienda de San Antonio (30).

       Todo terminó en que Cruz -jefe de las tropas de Nueva Galicia- aceptó permanecer inactivo en Guadalajara, de tal manera que dejaba el camino abierto a Iturbide -cierto de que Negrete acabaría uniéndose al Plan de Iguala- para ocuparse de Valladolid y Querétaro. Así fue como Iturbide se dirigió con todas sus tropas a Valladolid, dónde llegó el 12 de mayo.

       Del 12 al 22 de mayo Iturbide pone sitio a Morelia hasta su rendición. Vale la pena transcribir la historia de los sucesos tal como los narra Arrangoiz:

«Iturbide (...) pudo emplear todas sus fuerzas contra Querétaro y Valladolid, y se dirigió a la segunda ciudad, en donde residía Quintanar, que sabe el lector era el comandante general de la provincia, el cual, bien que impuesto con anticipación al veinticuatro de febrero del plan de Iturbide (…), a la invitación que ahora le hizo este para adherirse a la independencia, contestó Quintanar el trece de mayo "que sus obligaciones más sagradas y su honor estaban en contradicción con la propuesta que le había hecho, y que en aquella plaza no se reconocía más que al legítimo Gobierno"; pero cedió Quintanar: A los dos días mandó oír a las proposiciones que hiciera Iturbide, a los tenientes coroneles don Manuel Rodríguez de Cela y don Isidro Marrón, españoles, aunque sin autorizarles para hacer convenios. Iturbide propuso que se dejara en libertad a la tropa para seguir el partido que quisiera, ofreciendo pagar sus alcances y proporcionar los medios para irse a España a los expedicionarios que lo desearan.
La deserción era grande entre las tropas realistas, desde que Iturbide se había presentado delante de Valladolid, pasándose oficiales y soldados en mucho número, tanto mexicanos como expedicionarios. Las comunicaciones con Iturbide seguían; propuso Quintanar mantenerse neutral mientras se decidía la suerte de la capital, a lo cual no accedió Iturbide, y por último, se desertó Quintanar; pues no hizo otra cosa, saliendo el diecinueve de la plaza, acompañado de Rodríguez de Cela, entregándole a este el mando cuando estaba fuera, y yendo a unirse con Iturbide. No le quedaba más arbitrio a Rodríguez de Cela que capitular [más adelante también desertaría
(31)]; lo verificó honrosamente al día siguiente, y el veintiuno salió para la capital la guarnición, reducida por las deserciones a seiscientos hombres de los batallones de Barcelona, expedicionario; de N. España, mexicano, y de un escuadrón de Fieles del Potosí, mandado por Marrón....» (32).

       Alamán explica así la deserción de Quintanar:

«Quintanar, cuya inclinación era en favor de la independencia, quiso conciliar su opinión particular con los deberes de su empleo, por un medio el más extraordinario, que fue desertar él mismo de la plaza, sin entregar esta. Para llevar á efecto su resolución, dispuso salir fuera del recinto fortificado, en la tarde del 19, acompañándolo su segundo Cela á quien manifestó lo que había determinado, entregándole una orden para que tomase el mando y con seis dragones que quisieron voluntariamente seguirlo, fue a presentarse a Iturbide al cuartel de San Diego, en donde fue recibido por los oficiales y soldados con vivas y aclamaciones de regocijo, y obsequiado y agasajado cordialmente por Iturbide» (33).

       Otro dato interesante que aporta Alamán en su Historia de México es que

«con los desertores de todos los cuerpos que pasaron a los independientes durante el sitio [de Valladolid] se formó el Batallón de la Unión, cuyo mando se dio a don Juan Domínguez» (34).

5. La toma de San Juan del Río (junio de 1821)

       Como San Juan del Río era un punto estratégico, tanto para ocupar Querétaro como luego México, Iturbide envió al coronel Joaquín Parres desde Valladolid con el Batallón de Celaya y 800 caballos para presentar frente a tres compañías del Batallón de Murcia (compuesto por mil soldados) que constituían la guarnición del pueblo mandada por el coronel don Gaspar de la Reina. También estaban los hombres del coronel José María Novoa, que tomó en aquella ocasión el mando de la plaza (35).

       Parres sólo consigue tomar el puente sobre el río San Juan y la hacienda de la Venta, que era propiedad del coronel Quintanar. Luego llegó Bustamante con 180 caballos y tomó el mando de la acción militar. Por fin llegó Quintanar con una numerosa división que acabó de poner sitio al pueblo (36).

       La capitulación de San Juan del Río se llevó a cabo el 7 de junio de 1821.

       Aquel mismo día, Juan Bernardo intervino también en otra acción de guerra. En las fuen-tes históricas se menciona que don Juan Domínguez participó en dos acciones y dos sitios (37). Los dos sitios en los que participó fueron los de Valladolid y San Juan del Río. Y las dos acciones más destacadas, la de San Luis de la Paz y la de Arroyo Hondo.

       En efecto, siendo mayor del Ejército Trigarante, Juan Bernardo sostuvo la acción de Arroyo Hondo de treinta contra cuatrocientos, que tuvo lugar en la barranca de Arroyo Hondo, cerca de Querétaro, cuando Iturbide se dirigía el 7 de junio a San Juan del Río. Se llamó así porque algunos oficiales, entre los que se encontraba don Mariano Paredes y don Juan Domínguez, resistieron -con treinta soldados y unos pocos caballos- el ataque del teniente coronel don Froilan Bocinos, que formaba parte de la guarnición de Querétaro y que salió a combatir a ese pequeño grupo del Ejército Trigarante con 400 hombres del 2º Batallón de Zaragoza y dragones de los cuerpos del Príncipe y Frontera.

       Para recompensar tan brillante defensa Iturbide, concedió a quienes habían participado en ella un escudo que tenía el lema «30 contra 400», con cuyo nombre es conocida aquella acción (38). Por esta acción se le concedió además a Juan Bernardo una distinción y una medalla.

       Aquel mismo 7 de junio llegó Iturbide con todo su ejército -en el cual estaba Juan Bernardo como mayor general- a San Juan del Río.

       El 9 de junio Iturbide constituyó el primer Ayuntamiento, y el 21 de junio se nombró comandante del pueblo al capitán Feliciano Rodríguez al frente de una compañía de milicias nacionales formada entre los que se alistaron del pueblo. También se presentó allí el general don Guadalupe Victoria que intentó, sin resultados, convencer a Iturbide que modificara el Plan de Iguala para instaurar en México una República (39).

       Iturbide, por lo tanto, estuvo en San Juan del Río desde el 7 de junio hasta el 21. Sabemos que estuvo alojado en la casa de don Esteban Díaz y González de la Campa, en la calle de Don Esteban nº 7 que, poco más tarde cambiaría su nombre por «calle de Iturbide».

       El día 23, con la intención de aproximarse a Querétaro para conseguir su rendición, Iturbide se alojó en la hacienda de Colorado. Allí envió un parte a San Juan comunicando la toma de San Luis de la Paz, acción en la que tomó parte Juan Bernardo Domínguez.

       Todo ocurrió de la siguiente manera. El 11 de junio Iturbide, desde San Juan del Río, dónde aún estaba, envió al coronel don José Antonio Echávarri a interceptar el paso a los hombres de San Julián y Bracho, que venían en ayuda de Luaces, comandante de Querétaro. Echávarri iba al mando de una numerosa división. Bajó sus órdenes estaban los tenientes coroneles Gaspar López, Zenón Fernández, Juan José Codallos y la caballería de don Luis Cortazar (40).

       Echávarri concentró todas sus fuerzas en San Luis de la Paz, al norte de Querétaro, y doce días después, el 23 de junio, capitulaban las fuerzas realistas (41).

       Alamán menciona a Bustamante entre los que estaban presentes en la hacienda de San Isidro aquel 23 de junio (42). Don Juan Domínguez llegó el día 21 con Bustamante, procedente de San Juan del Río. Venía al frente del Batallón de la Unión. Arrangoiz relata el suceso de la siguiente manera:

«El coronel Bracho y el teniente coronel San Julián, españoles, con seiscientos hombres de infantería expedicionaria, se rindieron el veintitrés de junio en San Luis de la Paz [Guanajuato] a dos mil independientes mandados por el ya coronel Echávarri y por Domínguez, ascendido por Iturbide a teniente coronel. Los jefes revolucionarios propusieron a los soldados realistas vencidos, que se alistaran bajo las banderas independientes, o quedaran en libertad para dedicarse a trabajar; ciento aceptaron lo primero, lo segundo unos pocos, y los demás quedaron prisioneros para ser embarcados» (43).

       Hay un oficio enviado por Iturbide a San Juan del Río desde la hacienda del Colorado, con fecha 23 de junio, en que se da cuenta de este suceso. No se menciona en el oficio a Juan Domínguez (44). Sin embargo, en un parte de Echávarri a Iturbide, firmado en Santa María del Río el 29 de junio de 1821, relata lo que sucedió en San Luis de la Paz. El campamento de Echávarri estaba alojado en la hacienda de San Isidro. Bracho y San Julián esperaban refuerzos en San Luis de la Paz. Pero en lugar de recibir el auxilio esperado, el día 21 de junio llegaron a la hacienda de San Isidro Bustamante y Domínguez con refuerzos suficientes para decidir la victoria del Ejército Trigarante. El parte de Echávarri dice escuetamente lo siguiente:

«21 [Día 21 de junio]. A la una de la tarde entró el señor coronel D. Anastasio Bustamante, con cuatrocientos caballos y el batallón de la Unión, a las órdenes del teniente coronel D. Juan Domínguez» (45) .

       En las hojas de servicios de Juan Bernardo se menciona que «contribuyó a la rendición de las tropas que mandaba el coronel Bracho a la vista de San Luis de la Paz (Guanajuato), y fue nombrado por el general Bustamante para recibir el armamento de las tropas expedicionarias».

       Las fuerzas que habían participado en esa acción, se dirigieron a Querétaro. La guarnición de esa plaza no era suficiente para hacer frente al Ejército Trigarante. Don Anastasio Bustamante fue uno de los comisionados para gestionar con Luaces la capitulación de Querétaro. Es probable que allí estuviera también don Juan Domínguez con el Batallón de la Unión, aunque en sus hojas de servicio no se menciona este hecho.

       El 28 de junio, capitulaba Luaces en Querétaro y Echávarri es enviado a San Luis Potosí como comandante general de la provincia. El 29 de junio Iturbide envió a San Juan del Río un nuevo parte anunciando la rendición de Querétaro.

       Después de tomado Querétaro, Iturbide pasó nuevamente por San Juan, con toda su oficialía. Luis de Quintanar estaba entre ellos, pues luego continuaría con Iturbide hacia México. Es casi seguro que Juan Bernardo también pasara en aquella ocasión por San Juan, pues era el mayor general del Ejército Trigarante.

       Don Juan Domínguez -muy probablemente gracias a la mediación de Luis de Quintanar- conoció a María Ignacia de Quintanar en San Juan del Río en torno a los sucesos previos a la independencia de México, en junio de 1821.

       María Ignacia tendría dieciocho años de edad y Juan Bernardo treinta y siete. Ignacia viviría con su tía María Manuela en el barrio de San Marcos.

       Antes de continuar con el relato de la consumación de la independencia con la toma de la capital, hagamos un paréntesis para imaginar un poco cómo fueron los primeros años de la vida de María Ignacia de Quintanar en San Juan del Río.

6. Primeros años de María Ignacia de Quintanar (1802-1821)

       La vida de María Ignacia, durante sus primeros años, habrá sido muy normal. Quizá estudió en el Colegio de Educandas que estaba en el barrio de San Miguel y anejo al convento de Santo Domingo, a poca distancia de su casa. En la relación escrita en 1793 por el subdelegado de San Juan del Río, don Pedro Martínez de Salazar y Pacheco, se dice que había en ese colegio una rectora, una maestra y doce colegialas (46). En los primeros años del siglo XIX no habría cambiado mucho la situación.

       Sin embargo, la que principalmente se ocuparía de su educación sería su tía y madrina, María Manuela, a la cual acabaría Ignacia por tenerle un profundo afecto. Cuando nazcan sus dos primeras hijas -Mercedes (1823) y Consuelo (1824)-, María Manuela será elegida como madrina de bautismo.

       La tradición familiar ha conservado el dato de que el padre de María Ignacia fue un general realista. Aunque no haya sido estrictamente así, se puede considerar que Luis de Quintanar fue para Ignacia como un padre. Permaneció soltero hasta los cincuenta años de edad y, cuando llegaba a San Juan del Río viviría con su hermana María Manuela y su sobrina María Ignacia. En esa época quizá Vicente, el hermano mayor de los Quintanar, ya se había casado.

       En los turbulentos años de principios de siglo, Ignacia oiría contar cosas sobre las tropelías que cometían los primeros insurgentes. El espíritu tradicional y conservador de su familia la inclinaba a estar de parte del ejercito realista y de las venerables instituciones virreinales.

       En esa época los militares, con sus vistosos uniformes, gozaban de un gran prestigio y popularidad. Ella formaba parte de una familia de hacendados y militares. Su abuelo Narciso había sido capitán de las milicias provinciales. Su tío José Luis, era un valeroso militar del ejército.

       No es extraño por lo tanto que en 1821 María Ignacia -a sus dieciocho años- al conocer a Juan Bernardo, recién ascendido al grado de coronel con treinta y seis años de edad, y habiendo adquirido méritos suficientes en las recientes acciones militares de la guerra de independencia, se enamorara de él.

       También contribuían a realzar la figura de Juan Bernardo su origen andaluz, su carácter vivo y decidido, y su procedencia noble.

       Por su parte, a Juan Bernardo, María Ignacia -con sus dieciocho años, sus cualidades humanas y cristianas, y también (cómo ocultarlo) su parentesco cercano con Luis de Quintanar- le habrá parecido un partido excelente.

       Lo cierto es que no tardó mucho en concertarse la boda. La marcha del Ejército Trigarante a la capital y las obligaciones militares de Luis de Quintanar y Juan Bernardo Domínguez, no hacían posible que la celebración del matrimonio pudiese hacerse en San Juan, como hubiera sido el deseo de todos. Por tanto, tuvo que decidirse que se llevara a cabo en la ciudad de México, después de consumada la independencia y en el clima de los festejos que se llevaron a cabo en esa ocasión.

7. La Independencia (septiembre de 1821)

       A finales de junio de 1821, Iturbide se dirige a México rápidamente para buscar de manera decidida la consumación de la independencia.

       El virrey Apodaca, el 6 de julio de 1821 se retiraba al convento de San Fernando convencido que, después de las defecciones de Iturbide, Negrete, Bustamante, Quintanar y otros jefes de importancia, y la revolución de las pro-vincias internas, ya estaba prácticamente perdida la batalla (47).

       Iturbide se prepara para el asalto definitivo a la ciudad de México. El 18 de agosto de 1821 nombra a Luis de Quintanar primer jefe del ejército de retaguardia, junto con Anastasio Bustamante y Miguel Barragán.

       Mientras tanto, en Veracruz se firmaba el tratado de Córdoba entre el nuevo virrey, O'Donojú, e Iturbide.

       El Ejército Trigarante se acercaba a la capital. El coronel Quintanar era el jefe principal y don Anastasio Bustamante el segundo. Tenían orden de Iturbide de evitar todo lo posible la confrontación con el ejército realista (48).

       El Ejército de las Tres Garantías entró en México el 27 de septiembre, después de siete meses de campaña.

«"La independencia -dice Arrangoiz citando unas palabras de Iturbide- se hizo en cortísimo tiempo de campaña, sin efusión de sangre, sin destrozo de fortunas y, para decirlo de una vez, sin guerra" (...). Pero si esta se logró casi sin oposición -continua Arrangoiz- , no fue sin auxilios muy eficaces de los españoles establecidos en el país (...); español fue el que decidió a Iturbide a marchar al Bajío, y el mismo el que obligó a rendirse a Bracho y San Julián [se refiere a Echávarri]» (49) .

       Más adelante, el historiador Arrangoiz hace notar que la mayoría de los militares que intervinieron en la consumación de la independencia de México eran criollos: «Blancos eran Iturbide, Herrera, Parres, Quintanar, Calleja» (50) .

       Una vez tomada la ciudad de México y pacificado el resto del país, Iturbide se dispuso a organizar sus cuadros de mando. Con fecha 12 de octubre de 1821 decretó la concesión de algunos nombramientos:

«El Generalísimo, para premiar los méritos contraídos en la campaña de la independencia, propuso con una larga Exposición, y la Regencia decretó, los nombramientos de los generales siguientes: teniente general, don Pedro Celestino Negrete, único a quien, por entonces, se confirió este cargo; mariscales de campo, don Anastasio Bustamante, don Luis Quintanar, don Vicente Guerrero» (51) .

       Además, el 7 de noviembre de 1821 Iturbide «mandó reformar los cuerpos del Arma de Infantería según el reglamento español de 1815, con sólo la diferencia de que los regimientos de esta arma hubiesen de tener dos batallones y no tres como en él se prevenía. Además de la plana mayor del regimiento, cada batallón tenía la suya, y debía componerse de una compañía de granaderos, otra de cazadores y seis de fusileros, con cinco oficiales y 48 soldados cada compañía, que en tiempo de guerra debían aumentarse con 64 más, y su respectiva dotación de sargentos, cabos y tambores» (52).

       María Ignacia, María Manuela y algunas otras personas que quisieron acompañarlas desde San Juan -como la madrina de la boda, doña Ramona Torres- llegarían a la ciudad de México unas semanas antes de la celebración del matrimonio. En esos días festivos para todos los mexicanos se dedicarían a hacer todos los preparativos necesarios.

       No tardó en llegar el 19 de noviembre de 1821. Cuántos recuerdos traía a la familia esa fecha: el nacimiento de Ignacia y el fallecimiento de su madre, María Josefa.

       La celebración del matrimonio tuvo lugar en la ciudad de México.

       Como ya he comentado en el capítulo anterior, durante mucho tiempo estuve convencido de que se habían casado en San Juan del Río. Era lo más lógico teniendo en cuenta que la familia de la novia vivía en esa Villa. Sin embargo, el 12 de febrero de 1999, casi por casualidad, encontré su acta de matrimonio en el Archivo Histórico de la Parroquia del Sagrario Metropolitano de la Catedral de México. Este descubrimiento me dio a conocer datos que jamás había sospechado. Por ejemplo, que el apellido Quintanar le venía a María Ignacia no por su padre, sino por su madre. También supe entonces que el nombre de la madre de Juan Bernardo era María Gertrudis Otero.

       Como se trata de un documento importante, vale la pena transcribirlo íntegro (53).

[Al margen izquierdo:] 200 [nº de la partida] El teniente Coronel D. Juan Domín-guez y D. Mª Ignª. Quintanar
[Texto:] En diez y nueve de Noviembre de mil ochocientos veinte y uno, con licencia del S. D.D. José Miguel Guridi Alcocer Cura más antiguo de esta Santa Iglesia, previa la información y dispensa de vanas que concedió el S. Governador de la Mitra, Licenciado D. Andrés Fernández Madrid, Dean de la misma Metropolitana Iglesia, Yo Fray Joaquín Ignacio Lastra, estando en la Capilla del Rosario del Convento de Santo Domingo de esta Corte a las diez de la mañana, asistí a la celebración del matrimonio que D. Juan Domínguez, español, soltero, natural de la Havana y residente en esta capital, teniente coronel y comandante del Regimiento de la Unión, hijo legítimo de legítimo matrimonio de D. Juan Domínguez y de D. María Gertrudis Otero difuntos; in facie Ecclesie contrajo con D. María Ignacia Delgado y Quintanar, española, doncella, originaria de San Juan del Río y vecina de esta ciudad en la presente feligresía, hija legítima de legítimo matrimonio de D. Ignacio Delgado y de D. María Josefa Quintanar, y en la celebración de la Misa les conferí las bendiciones nupciales siendo padrinos los Señores D. Luis Quintanar Mariscal de Campo del ejército imperial y D. Ramona Torres; y testigo el B. D. José Mª Vargas.
[Firma:] Don José Ignacio Guridi Alcocer.

       Tanto Juan Bernardo como María Ignacia tenían su residencia en la feligresía de la parroquia del Sagrario Metropolitano, en la ciudad de México. Juan Bernardo, como hemos visto, había sido recientemente ascendido al grado coronel, aunque todavía no se había hecho efectivo el nombramiento y por eso utilizaba el rango de teniente coronel del Batallón de la Unión. A la cabeza de ese cuerpo había hecho la entrada en la ciudad de México el día 27 de septiembre. Sin embargo, el día de su boda, realmente no continuaba ya al frente del Batallón de la Unión, que en la partida de matrimonio le dan el rango de Regimiento. El Batallón de la Unión se había integrado en el 8º Regimiento de Infantería, a partir del 7 de noviembre.

       Pero volvamos al acta de matrimonio de Juan Bernardo e María Ignacia.

       Ahí aparecen claros los nombres de los padres de Juan Bernardo: don Juan Domínguez y doña María Gertrudis Otero, ya difuntos. Además, doña Ramona Torres Arroyo -esposa de don Esteban Díaz González de la Campa- aparece como la madrina de la boda. Como recordamos, don Esteban y doña Ramona vivían en la calle de Don Esteban nº 7. Ya desde esta temprana fecha se ve que llevaban buena relación con la familia de María Ignacia. Más adelante, dos de sus hijas -Mercedes y Soledad- se casarían con dos hijos de doña Ramona.

       Don Luis de Quintanar fue el padrino de la boda. Hacía poco más de un mes había sido ascendido al grado de mariscal de campo del ejército imperial. Estaba comenzando la etapa más brillante de su carrera militar.

       El año siguiente (1822) se presentó lleno de acontecimientos para Luis de Quintanar. Tuvo un papel destacado en el gobierno. Desempeñó el cargo de capitán general y jefe superior político de México (54).

       Ese año contrajo matrimonio con doña Luisa de Garay y Arechavala. Se había mantenido soltero hasta los casi cincuenta años de edad, lo cual era bastante frecuente entre los militares. La boda se llevó a cabo a fines de marzo (55).

       El 22 de enero había sido nombrado por la Junta Electoral de la Provincia de Querétaro diputado al Congreso Constituyente del Imperio Mexicano.

       El 1º de abril de 1822 recibe el nombramiento de capitán general de Guadalajara (56).

       El 20 de octubre de 1822, Iturbide lo nombra jefe político superior de la provincia de Nueva Galicia. Más tarde, el 21 de junio de 1823, sería designado primer gobernador del Estado Libre y Soberano de Jalisco, puesto que ocupó hasta el 17 de junio de 1824.

       Juan Bernardo permanecería, después de su boda, algún tiempo en la capital hasta que se definiera su destino militar. El 12 de diciembre de 1821 recibe el nombramiento de coronel como premio a sus acciones de guerra.

       La siguiente noticia que tenemos de él, es de finales del año 1822 -ya desempeñando el cargo de coronel-, cuando estaba al frente del 6º Batallón de Infantería, en la guarnición de Jalapa.

       En cuanto a María Ignacia, el siguiente dato que tenemos de su vida es del 24 de enero de 1823, fecha en la que fue bautizada su primera hija, Mercedes.

       Pero estos acontecimientos son tema del siguiente capítulo.

Notas

(1) El general don José Morán y del Villar, marqués de Vivanco, nació en San Juan del Río el 3 de septiembre de 1774. Fue uno de los últimos en abandonar el partido realista en la guerra de la independencia. En 1815 fue nombrado coronel del Regimiento de Dragones en México. Se une en 1823 a Echávarri y a los demás que querían derrocar a Iturbide -entre los cuales está, como veremos, Juan B. Domínguez- y proclama el Plan de Casa Mata. Estableció en Perote un Colegio Militar, del cual Juan Bernardo fue su primer director. En 1827 cesó de sus empleos debido a los sucesos políticos y viaja a Europa. Regresa en 1830 y es desterrado por el decreto de proscripción. Es nuevamente llamado a participar en el gobierno en 1837. Fue ministro de Guerra en 1838. Muere en 1841, y fue enterrado en el panteón de San Fernando. Sus padres, el capitán don Francisco Morán y Manuela del Villar Cosío, fueron padrinos de bautismo de un hijo de Raimundo de Quintanar (cfr. AJ, partida de bautismo de José Raimundo Buenaventura Quintanar Soto, en b-2, f. 158 v.). En el libro de casamientos de 1753 a 1769 aparece un Francisco Morán casado con una Ana Herrera (f. 169 v. y 170) que pudieron ser abuelos del Marqués de Vivanco.
(2) AJ, b-2, f. 109. En algunas de sus biografías -como por ejemplo en la de sanjuanenses ilustres, del Archivo Histórico Municipal se añade la letra "G" después de su nombre. No parece que haya que añadirla pues en la partida de nacimiento sólo Aparece como «Joseph Luis». Según consta en esa misma biografía, al parecer, su padre Narciso, llegó a ser capitán.
(3) Cfr. J. VELÁZQUEZ QUINTANAR, Municipio de San Juan del Río, Gobierno del Estado de Querétaro, Querétaro 1997, p. 87.
(4) Cfr. la biografía de AYALA, p. 117-121.
(5) ALAMÁN, vol. II, p. 80.
(6) ALAMÁN, vol. II, p. 83 a 88.
(7) ALAMÁN, vol. II, p. 97. En el Regimiento de Puebla estuvo destinado años más tarde Juan Bernardo Domínguez.
(8) ALAMÁN, vol. III, p. 109 y 110.
(9) ALAMÁN, vol. III, p. 110.
(10) Cfr. AGN, Acordada, vol. 28, f. 416-434.
(11) ALAMÁN, vol. III, p. 289.
(12) Cfr. ARRANGOIZ, p. 205-206, y también ALAMÁN, vol. IV, p. 415 y 416.
(13) EXPEDIENTE, f. 48.
(14) Conservamos original del nombramiento en el AF.
(15) El sargento mayor en el siglo XVIII era, sobre todo, un cargo administrativo. Era la máxima autoridad administrativa de las planas mayores regimentales. También tenía como tarea la instrucción táctica de los oficiales. Es el tercer oficial del regimiento (después del coronel y del teniente coronel) y tomaba el mando en caso de que faltaran ambos. Cfr. J. MARCHENA FERNÁNDEZ, Oficiales y soldados en el Ejército de América, Escuela de Estudios Hispano Americanos de Sevilla, C.S.I.C., Sevilla 1983, p. 72. En el ejército realista de la Nueva España a principios del siglo XIX, el sargento mayor tenía una función más directa de mando en un batallón.
(16) Conservamos original del nombramiento en el AF.
(17) Citado por CARLOS MARÍA DE BUSTAMANTE, Suplemento a la Historia de los tres siglos de Méjico del P. Andrés Cavo, Biblioteca Mexicana de la Fundación Miguel Alemán, A.C, México 1998, p. 1048.
(18) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 85.
(19) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 97.
(20) Cfr. CARMEN MARTÍNEZ, La política exterior española en relación con América. Los problemas militares en la segunda mitad del siglo XVIII, en AA.VV., Historia General de España y América, vol. XI-2, Rialp, Madrid 1989, p. 100-104.
(21) ARRANGOIZ, p. 265.
(22) ARRANGOIZ, p. 271.
(23) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 464.
(24) ALAMÁN, vol. V., p. 97.
(25) BRAVO UGARTE, vol. III, p. 104.
(26) ARRANGOIZ, p. 281.
(27) Ayala y Arrangoiz dicen que antes del mes de junio Iturbide había ascendido a Juan Bernardo al grado de teniente coronel (cfr. AYALA, p. 146 y ARRANGOIZ, p. 283). Sin embargo, en las hojas de servicio de Juan Bernardo se dice claramente que el nombramiento de teniente coronel efectivo lo recibió el 2 de marzo de 1821, y que Iturbide lo ascendió a coronel más tarde. Los nombramientos hechos los días 12 de cada mes ¿no traslucen acaso, la devoción arraigada de Iturbide y sus colaboradores a Nuestra Señora de Guadalupe?
(28) Cfr. el texto de la proclama en ALAMÁN, vol. V., p. 98.
(29) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 99.
(30) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 100.
(31) ARRANGOIZ, p. 291.
(32) ARRANGOIZ, p. 282.
(33) ALAMÁN, vol. V., p. 125.
(34) ALAMÁN, vol. V., p. 126.
(35) Cfr. AYALA, p. 142 y sig.
(36) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 132.
(37) Cfr. PORRUA, voz Domínguez y Gálvez, Juan Bernardo, vol. I, p. 663 y 664.
(38) Cfr. ALAMÁN, vol. V, p. 133.
(39) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 133.
(40) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 135.
(41) Ver la descripción detallada de esta acción en ALAMÁN, vol. V., p. 135 a 138.
(42) Cfr. ALAMÁN, vol. V, p. 137.
(43) ARRANGOIZ, p. 283.
(44) Cfr. AYALA, p. 146.
(45) CARLOS MARÍA DE BUSTAMANTE, Cuadros históricos de la Revolución mexicana, vol. 5º, Fondo de Cultura Económica, edición facsimilar de la edición original impresa en México 1846, p. 169.
(4) Cfr. AYALA, p. 101. La relación se localiza en AGN, en la Sección de Historia y Geografía, en el tomo número 72.
(47) Cfr. ARRANGOIZ, p. 285.
(48) Cfr. ARRANGOIZ, p. 290.
(49) ARRANGOIZ, p. 292.
(50) ARRANGOIZ, p. 296.
(51) ARRANGOIZ, p. 299 y ALAMÁN, vol. V., p. 214..
(52) ALAMÁN, vol. V., p. 261 a 262. Don Lucas Alamán hace unas consideraciones muy interesantes respecto a los males que trajeron al ejército las medidas de Iturbide, pues tratando de simplificarlo, no consiguió sino deserción, pues se perdieron las tradiciones antiguas, desaparecieron los recuerdos de gloria que cada cuerpo tenía. Dice que, aunque hayan pasado muchos años, «ningún militar que sirvió en las tropas reales, cuando habla de su carrera, hace mención de otros cuerpos que los del antiguo ejercito».
(53) ASM, Libro de Matrimonios de mayo de 1821 a diciembre de 1822, partida nº 200, f. 34 v. y 35. Un día antes de la boda, se concedió la dispensa de vanas. En este documento se especifica que Juan Domínguez tenía 38 años de edad e María Ignacia Quintanar tenía 19 años de edad. Cfr. ASM, expedientes matrimoniales de octubre a diciembre de 1821, carpeta nº 50, documento nº 29 y nº L-2-200.
(54) Cfr. AGN, Bienes Nacionales, vol. 102, exp. 31.
(55) Doña Luisa de Garay y Arechavala era hija del capitán retirado don José Garay y de doña María de Arechavala. El día 16 de marzo solicita el consentimiento del emperador y el 18 de marzo le contesta don Agustín de Iturbide dando el consentimiento al matrimonio (cfr. Secretaría de la Defensa Nacional, Archivo Histórico, expediente del general de división don Luis de Quintanar, nº XI/III/1-163, tomo I (174 fojas), f. 13 y 14.
(56) Cfr. Expediente de don Luis de Quintanar, o.c., f. 1 v. Ocuparía este cargo hasta el 31 de mayo de 1824. Del 1º de junio de 1824 al 25 de enero de 1825 queda adscrito a la Plana Mayor del Ejército.

Ilustraciones

- Documento por el que el virrey de la Nueva España, don Juan Ruiz de Apodaca, concede a D. Juan B. Domínguez y Gálvez, el grado de capitán veterano en el Batallón Provincial de Cazadores de San Luis, con fecha de 25 de octubre de 1817.
- Documento por el que S.M. el Rey Don Fernando VII, concede a D. Juan B. Domínguez y Gálvez, el grado de sargento mayor veterano del Regimiento de Infantería Provincial de Puebla, con fecha de 27 de mayo de 1820.
- Partida de Matrimonio de D. Juan Domínguez y D. María Ignacia Quintanar. La boda se celebró el 19 de noviembre de 1821 en la capilla del Rosario del convento de santo Domingo, en la ciudad de México.

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