| De 
la Luisiana a la Nueva España La 
Historia de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez (1783-1847) (por 
Víctor Cano Sordo, México, D.F., 1999) CAPÍTULO 
VI En la Nueva España(1813-1821) 
             Cuando 
        en 1813 llegó Juan Bernardo al puerto de Veracruz, la Nueva España 
        pasaba una de las épocas más turbulentas de su historia. 
        Las ideas liberales se difundían cada vez con mayor rapidez y fuerza. 
        En las Cortes de Cádiz (1812) se utilizó por primera vez 
        la palabra liberal con un nuevo sentido. En 1810 se había levantado 
        en armas don Miguel Hidalgo y, aunque su movimiento de independencia fue 
        reprimido eficazmente, surgían nuevos caudillos que buscaban libertad. 
         
               El 
        ejército realista combatía a esos caudillos, convencido 
        de que la independencia no podía llegar desde abajo. Muchos jefes 
        militares veían la necesidad de cambios profundos en la estructura 
        social de la Nueva España, pero no acertaban a encontrar la fórmula 
        para lograrlos. 
         
               En 
        este capítulo veremos cómo incidió esta compleja 
        situación en las vidas de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez 
        -personaje principal de esta historia- y de Luis de Quintanar -tío 
        de María Ignacia-, militar que jugó un papel muy destacado 
        en la independencia de México. 
      1. 
        Don Luis de Quintanar 
             Luis 
        de Quintanar (1772-1836) comenzó su carrera militar a principios 
        del siglo XIX. 
         
               Como 
        su padre y su abuelo, se había incorporado a las milicias provinciales 
        siendo joven. Todos los varones de más de quince años de 
        edad tenían la obligación de hacerlo. 
         
               Además, 
        lo habitual era que los hacendados proveyesen de caballos a los regimientos 
        provinciales. Desde muy joven, Luis de Quintanar fue un buen jinete. 
         
               No 
        faltaban en San Juan ejemplos de hombres que habían dedicado su 
        vida al ejército. Uno de ellos era el de don José Morán 
        (1) -más tarde marqués de Vivanco-, que al parecer comenzó 
        su carrera militar en las milicias provinciales, y que más tarde 
        llegaría a ser militar de profesión. Este personaje era 
        muy conocido por la familia Quintanar, e incluso tenia cierto parentesco 
        con ellos. 
         
               Don 
        José Morán participó en la batalla del Puente de 
        Calderón. Fue ascendido a coronel de dragones y más tarde, 
        el 7 de noviembre de 1816, derrotó al general Terán -uno 
        de los insurgentes- cerca de Puebla. 
         
               Pero 
        volvamos a don Luis de Quintanar. 
         
               El 
        que más tarde sería el padrino de la boda de María 
        Ignacia y Juan Bernardo, fue el tercer hijo del matrimonio entre don Narciso 
        de Quintanar y doña María Josefa de Soto. Nació en 
        San Juan del Río el 22 de diciembre de 1772. Su partida de nacimiento, 
        escrita con la letra y las abreviaturas de la época dice lo siguiente 
        (2): 
      «A 
veinte y cinco de Diziembre de mil setecientos setenta y dos años, baptizè 
solemnemente a Joseph Luis de tres días nacido en este Pueblo, hijo legítimo 
de D. Narziso Quintanar y Doña María de Soto, españoles: 
fue su padrino el B. [Bachiller] D. Joseph Miguel Picazo, y para que conste lo 
firmé. Joseph Poza y de D. Antonio Paleros de Reynosa [Rúbricas]. Cabezera 
[margen derecho]  Joseph Luis. Sacada [certificación] en 24 mes septiembre 
1808 [margen izquierdo]»  
             Luis 
        de Quintanar Bocanegra Soto y Ruiz, como solía firmar en los bandos 
        cuando era comandante del ejército de Iturbide, era tío 
        de María Ignacia de Quintanar. 
         
               Desde 
        muy joven decide seguir la carrera militar. Como era hijo de un hacendado 
        y, lógicamente, estaba acostumbrado a andar a caballo, escogió 
        el Regimiento de Caballería de Querétaro. Era un regimiento 
        de milicias provinciales disciplinadas. A los soldados que formaban parte 
        de estos regimientos se les llamaba dragones. 
         
               El 
        Regimiento Provincial de Dragones de Querétaro era uno de estos 
        cuerpos que se habían establecido en las provincias para aumentar 
        los efectivos en tiempos de guerra. Luis de Quintanar se incorporó 
        a este regimiento a finales del siglo XVIII. 
         
               Sin 
        embargo, no comenzó a tener grados militares hasta los treinta 
        años de edad, a principios del siglo XIX. Más tarde, las 
        circunstancias del país -especialmente la guerra contra los insurgentes 
        y luego la guerra de independencia- le llevaron a dedicarse por entero 
        al ejército. 
         
               Consta 
        que era muy buen jinete. Cuando se iniciaron las corridas de toros en 
        México se contaba entre los mejores picadores, hasta tal punto 
        que don Agustín de Iturbide le encargó elaborar el primer 
        reglamento taurino del país (3). 
         
               En 
        1801, a los veintinueve años de edad, lo encontramos en San Juan 
        del Río, con el grado de subteniente de las milicias provinciales 
        de Querétaro (4). 
         
               En 
        1803 asciende a teniente del Regimiento Provincial de Dragones de Querétaro. 
        En 1804 es capitán del mismo regimiento. 
         
               A 
        partir de 1810, se incorpora a las batallas que el ejército realista 
        libra contra los insurgentes. 
         
               Es 
        posible que Luis de Quintanar haya participado con el ejército 
        realista, bajo el mando del virrey Calleja, en la batalla del Monte de 
        las Cruces, cerca de Guanajuato (30 de octubre de 1810). 
         
               La 
        primera batalla en la que tenemos la seguridad de que participó 
        fue la que sostuvo, el 14 de enero de 1811, el brigadier Cruz (que venía 
        de Valladolid) contra las fuerzas de Mier en el puerto de Urepétiro, 
        a cuatro leguas de Zamora. Don Lucas Alamán, en su Historia de 
        México, dice: 
      «entre 
los oficiales que Cruz recomendó por haberse señalado en esta batalla, 
llama la atención por el papel que después representaron, D. José 
Mozo del batallón de marina, y los capitanes de Dragones de Querétaro 
D. Ángel Linares y D. Luis Quintanar» (5).  
             No 
        sabemos si estuvo presente, el 17 de enero de 1811, en la famosa batalla 
        del puente Calderón, en la que Calleja, derrotó al numeroso 
        ejército insurgente de Hidalgo. Parece que Quintanar no intervino, 
        pues el ejercito de Cruz, del cual formaba parte, no llegó a Guadalajara 
        sino hasta el 21 de enero a participar de la celebración. 
         
               En 
        esa batalla también participó el ayudante del Regimiento 
        de Dragones de Méjico, don José Morán, del cual ya 
        hemos hablado, y que hacía funciones de sargento mayor de aquel 
        cuerpo. En la contienda murió el segundo jefe del ejército, 
        don Manuel Flon, conde de la Cadena, casado con una de las hermanas Saint-Maxent 
        (6). 
         
               El 
        25 de enero salió Cruz de Guadalajara para recobrar el puerto de 
        San Blas. Luis de Quintanar participó en una acción de auxilio 
        en Tepic. Según refiere don Lucas Alamán: 
      «Cruz 
envió en su auxilio el batallón de Puebla, y cien caballos que mandaba 
D. Luis Quintanar» (7).  
             Cruz 
        tenía el mando de todas las tropas de Nueva Galicia en Guadalajara, 
        pero Quintanar militaba bajo las órdenes de don Pedro Celestino 
        Negrete, uno de los comandantes de la provincia de Nueva Galicia que, 
        aunque era altivo e inflexible con los insurgentes, a sus tropas las trataba 
        con la mayor consideración (8). Quintanar participó en una 
        acción el 11 de enero de 1812 en la hacienda del Platanar, cerca 
        de La Piedad y Zamora (9). 
         
               En 
        1812 recibe el nombramiento de juez principal de la Acordada. Entonces, 
        ya era capitán del Regimiento de Dragones de Querétaro y 
        teniente coronel graduado (10). 
         
               En 
        1813 vemos a Quintanar al mando de las tropas de Nueva Galicia que ayudaron 
        a Iturbide a evitar en octubre la reunión que los hermanos Rayón 
        -dos de los principales insurgentes- intentaban hacer en Pénjamo 
        (11). Es posible que haya intervenido también en la famosa batalla 
        de las Lomas de Santa María, cerca de Valladolid (23 de diciembre 
        de 1813). 
         
               El 
        16 de febrero de 1814 es nombrado comandante, y luego teniente coronel, 
        al mando de la 4ª División del ejército a las órdenes 
        del mariscal de campo don José de la Cruz, en la provincia de Nueva 
        Galicia. 
         
               El 
        10 de abril de 1814 es ascendido a coronel. 
         
               Don 
        Juan Ruiz de Apodaca sucedió a Calleja en 1816. Ese año 
        el ejército había aumentado sus efectivos a cuarenta mil 
        hombres, a costa de las milicias provinciales. Las tropas estaban distribuidas 
        en diecinueve departamentos. 
         
               En 
        1819, Luis de Quintanar ocupa el cargo de comandante militar del distrito 
        de Pénjamo. Después fue transferido a Valladolid, la actual 
        ciudad de Morelia, Michoacán. 
         
               El 
        coronel Quintanar, como segundo jefe de Valladolid, también intervino 
        en la última acción del ejército realista contra 
        los insurgentes. 
         
               Pedro 
        Asensio y el padre don José Manuel Izquierdo estaban al frente 
        de un ejército de insurgentes que ocupaban el cerro de «La 
        Goleta», cercano a Sultepec y Taxco. Fuerzas realistas marcharon 
        desde distintos puntos de la Nueva España para sitiar a los insurgentes. 
        De Valladolid también salió un destacamento al mando de 
        don Alejandro Arana y don Luis de Quintanar (12). La acción concluyó 
        con la toma del fuerte de San Gaspar en la Goleta. 
         
               A 
        principios de 1821 le vemos como comandante de la plaza de Valladolid. 
      2. 
Juan Bernardo llega al puerto de Veracruz (1813-1821) 
             Llegados 
        a este punto, nos conviene regresar a los primeros años del siglo 
        XIX para entroncar en la historia con el momento en que Juan Bernardo, 
        desde Panzacola o La Habana, fue trasladado a la Nueva España. 
         
               Había 
        comenzado un nuevo siglo. En muchos criollos había latentes anhelos 
        de libertad. La lengua, las costumbres y la fe eran las de España, 
        pero muchos de los españoles nacidos en América deseaban 
        mayor participación en el gobierno de los jóvenes reinos 
        de ultramar. Los puestos principales estaban ocupados por peninsulares. 
        Los criollos se tenían que conformar con los cargos secundarios 
        de la administración virreinal. 
         
               Con 
        esos mismos aires de libertad había llegado Juan Bernardo al puerto 
        de Veracruz el año de 1813. Todos le llamaban don Juan Domínguez, 
        como a su padre, aunque su nombre completo era Juan Bernardo Domínguez 
        y Gálvez. Su abuelo, en Cañete la Real, también se 
        firmaba con los dos apellidos unidos. En octubre de 1813 tenía 
        veintinueve años. A partir de entonces, aunque había nacido 
        en Cuba, la Nueva España sería su nueva patria, y en esta 
        tierra echaría raíces profundas. Un ilustre pariente suyo, 
        Bernardo de Gálvez, también desde muy joven había 
        puesto su corazón en ese país de contrastes. 
         
               Juan 
        Bernardo llegó a Veracruz, con el grado militar de teniente. En 
        su expediente se menciona escuetamente lo siguiente: 
      «El 
año de 1813 llegó a Veracruz dónde estuvo agregado al Estado 
Mayor de la Plaza, funcionando de Ayundante hasta que se presentó la oportunidad 
de un convoy de siete mil mulas que sacó de aquella plaza el coronel de 
Savoya D. Melchor Álvarez» (13)  
             También 
        se dice que fue el 5 de octubre de 1813 cuando salió de Veracruz. 
        A las órdenes del coronel Álvarez siguió de ayudante 
        hasta Puebla. De allí a la ciudad de México fue como ayudante 
        del coronel don Saturnino Samaniego. Ya en la capital fue destinado a 
        la Secretaría de la Inspección General hasta el 22 de febrero 
        de 1814. Juan Bernardo, por lo tanto, vivió en la ciudad de México 
        varios meses entre 1813 y 1814. 
         
               El 
        22 de febrero de 1814 fue nombrado ayudante mayor en el Batallón 
        de Cazadores Provinciales de San Luis Potosí, un cuerpo de milicias 
        disciplinadas. En este batallón, que también se llamaba 
        Ligero de San Luis, permaneció cinco años y medio. 
         
               Los 
        cuatro primeros años (de 1814 a 1817) estuvo combatiendo contra 
        los insurgentes en los actuales estados de Puebla, Tlaxcala, México 
        e Hidalgo. Participó en las acciones de Acopinalco, Llanos de Chignahuapan, 
        Huamantla y Nopaltepec. Desde 1815 estuvo de ayudante del sargento mayor 
        don José Barradas. El 30 de mayo de aquel año, como premio 
        a sus servicios, se le concede el ascenso al grado de capitán. 
        El nombramiento efectivo lo concede don Juan Ruiz de Apodaca con fecha 
        25 de octubre de 1817 (14). 
      Por 
quanto D. Juan Domínguez Teniente Veterano del Batallón Provincial 
de Cazadores de San Luis por la antigüedad que gozaba en su clase en 30 de 
mayo de 1815, en que el REY nuestro Sr. se dignó conceder el grado inmediato 
con motivo del día de su augusto Nombre, se halla en el caso de disfrutar 
esta gracia con aquella antigüedad, con arreglo a la Real orden de 1º 
de Octubre de 1816, he venido en concederle en uso de las amplias facultades que 
S.M. se ha servido conferirme, el grado de Capitán Veterano. Por tanto 
mando a los Gobernadores, Gefes y demás individuos militares de este Reyno, 
le tengan y reconozcan por tal Capitán Veterano, graduado, guardándole 
y haciéndole guardar las gracias, fueros y exenciones que le tocan; declarando 
como declaro, que el interesado no debe cosa alguna al Real derecho de Mediaanata, 
por ser este grado puramente militar. Dado en México a veinte y cinco de 
Octubre de mil ochocientos diez y siete. [Rúbrica] Juan Ruiz de Apodaca.  
             En 
        1815, participó en las acciones de Texmelucan, Tepeyahualco y San 
        Juan de los Llanos. En 1816 continuaba bajo las órdenes de don 
        José Barradas. Pero de octubre a diciembre de 1817 su jefe inmediato 
        fue el coronel don José Joaquín Márquez. 
         
               El 
        31 de diciembre de 1817 tuvo lugar el ataque, sitio y rendición 
        de la fortaleza de Xauxilla. Por esta acción le concedió 
        el virrey el escudo de distinción. Juan Bernardo permaneció 
        a las órdenes del coronel Matías Martín y Aguirre 
        hasta el 6 de marzo de 1818. 
         
               A 
        partir de abril de 1818 cambió de escenario. Aunque seguía 
        en el Batallón de Cazadores Provinciales de San Luis, su nuevo 
        destino sería Michoacán. Durante un año estuvo al 
        frente de las secciones volantes del batallón en Ario, Zacapu, 
        Patzcuaro y Uricho. Aunque era capitán tenía el oficio de 
        sargento mayor (15). 
         
               Por 
        haber desempeñado su trabajo a entera satisfacción de sus 
        superiores, el 20 de julio de 1819 es ascendido por el virrey a sargento 
        mayor del Regimiento de Infantería Provincial de Puebla. El nombramiento 
        efectivo lo concede el rey, don Fernando VII el 20 de mayo de 1820 (16). 
      Por 
cuanto atendiendo a los servicios y méritos de vos D. Juan Domínguez 
Capitán Veterano del Batallón Provincial Ligero de San Luis, en 
Nueva España, he venido en elegiros y nombraros Sargento Mayor Veterano 
del Regimiento Infantería Provincial de Puebla, que se halla vacante por 
la muerte de don Rafael Casasola que lo obtenía abonándoseos la 
antigüedad desde veinte de julio de mil ochocientos diez y nueve en que interinamente 
os lo concedió mi Virrey en aquellas Provincias debiendo prestar el juramento 
prescrito por la Constitución de la Monarquía, si ya no lo hubiese 
verificado. Por tanto mando al Virrey, Capitán general o Comandante general 
a quien tocare de la orden conveniente para que se os ponga en posesión 
del referido empleo; y a los Oficiales y Soldados del expresado Cuerpo que os 
reconozcan y respeten por su Sargento Mayor Veterano obedeciendo las órdenes 
que les diereis de mi servicio, por escrito y de palabra, sin replica ni dilación 
alguna; y que así ellos como los demás Cabos mayores y menores, 
Oficiales y Soldados de los Ejércitos Nacionales os hayan y tengan por 
tal Sargento Mayor Veterano guardándoos y haciéndoos guardar las 
honras, gracias, preeminencias y exenciones que os tocan y deben ser guardadas 
bien y cumplidamente; y que el Ministro de la Hacienda nacional a quien perteneciere 
dé asimismo la orden necesaria para que se os tome razón de este 
despacho en la Contaduría principal, en la que se os formará asiento, 
con el sueldo que os correspondiere, según el último reglamento, 
y el goce de él desde el día del Cúmplase del Capitán 
o Comandante general, sin contribuir cosa alguna al derecho de media anata por 
dicho empleo, mediante ser puramente militar. Dado en Palacio a veinte y siete 
de mayo de mil ochocientos veinte.  [Rúbrica] Yo el Rey.  
             En 
        su nuevo regimiento estuvo unos cuantos meses. Pero -sin dejar de pertenecer 
        a ese regimiento de manera oficial-, el general José de la Cruz, 
        comandante general de las tropas de la Nueva Galicia, lo nombra para reponer 
        el orden en la línea y sitio de destacamentos de la provincia de 
        Guadalajara. 
         
               Continuará 
        Juan Bernardo, por lo tanto, operando en la región de Michoacán, 
        y ahora también en Jalisco. El 7 de enero de 1820, toma el mando 
        de la 4ª Sección de las tropas de Nueva Galicia. 
         
               Aunque 
        la revolución insurgente quedó sofocada, a fines de 1819, 
        con la toma del cerro de la Goleta (en el estado de Guerrero, a unos 20 
        kilómetros al noroeste de Taxco) por las tropas realistas, algunos 
        insurgentes continuaban activos en los actuales estados de Guerrero y 
        Michoacán. 
         
               Probablemente 
        en esa época tuvo lugar una acción militar del ejército 
        realista dirigida por don Juan Domínguez como comandante. En la 
        Gaceta de 1820 (17), aparece una carta suya dirigida al virrey Apodaca 
        en la que relata la resistencia que opuso Pedro Asensio, uno de los insurgentes, 
        al destacamento que él man-daba durante acciones militares en las 
        márgenes del río Ixtapa (estado de Guerrero), en Amatepec 
        y San Simón (estado de México, casi en las márgenes 
        con Guerrero, muy cerca de Sultepec y el cerro de La Goleta). 
         
               Es 
        muy probable que Juan Bernardo haya conocido a Luis de Quintanar durante 
        aquella temporada. Quintanar era once años mayor que él 
        y tenía entonces el grado de coronel. Juan Bernardo era sargento 
        mayor del llamado Batallón de Guadalajara. Ambos servían 
        en el ejército de Nueva Galicia. 
         
               Unos 
        meses más tarde Juan Bernardo aparece de nuevo en Apatzingán 
        (estado de Michoacán). Las circunstancias fueron las siguientes. 
        Desde 1819, al sur de la provincia de Nueva Galicia, se había vuelto 
        a sublevar Gordiano Guzmán. Este antiguo insurgente había 
        derrotado y muerto al teniente coronel Manrique y amenazaba a la población 
        de Zapotlán (en el estado de Jalisco al sur de Guadalajara). 
         
               Este 
        revés hizo que en los años 1820 y 1821 se forzasen los destacamentos 
        realistas de aquella línea hasta Apatzingán y los Reyes 
        (18), al sur del estado de Michoacán. Juan Bernardo participa en 
        las acciones de Las Cruces y La Cofradía, en el mismo estado. 
         
               A 
        finales de 1820 continuaba en el Regimiento de Infantería de Puebla, 
        aunque al mando de la 4ª Sección de las tropas de Nueva Galicia, 
        en el Batallón de Guadalajara. A principios de 1821 estaba en Apatzingán 
        (19), al frente de un cuerpo de granaderos del Batallón de Guadalajara. 
        Era sargento mayor. Los que ocupaban ese puesto normalmente eran militares 
        de profesión que con frecuencia se ponían al frente de un 
        batallón de milicias provinciales (20). 
         
               Mientras 
        don Juan Domínguez estaba en Apatzingán, don Agustín 
        de Iturbide se ponía de acuerdo con Vicente Guerrero -antiguo insurgente- 
        y con otros militares del ejército realista, y proclamaba el 24 
        de febrero de 1821 el Plan de Iguala. 
      3. 
El Plan de Iguala (febrero de 1821) 
             A 
        principios de 1820 Fernando VII juró la Constitución de 
        Cádiz. En la Nueva España reaparecieron los ideales liberales 
        y francmasónicos. Había descontento por parte de los militares 
        y del clero. Los antiguos insurgentes fueron indultados. Llamaba la atención 
        -dice Arrangoiz- que a militares honrados no se les hubiese recompensado. 
        Era especialmente llamativo que «a Aguirre, Armijo, Castillo Bustamante, 
        Iturbide, Orrantia, Quintanar y otros no se les hubiera hecho mariscales 
        de campo» (21). 
         
               El 
        descontento del ejército y las ideas de libertad pusieron en marcha 
        la consumación de la independencia. Arrangoiz describe así 
        el principio del movimiento: 
      
        Iturbide, una 
          vez puesto de acuerdo con Vicente Guerrero -antiguo insurgente- «envió 
          a Valladolid y al Bajío, engañando al Virrey y pidiéndole 
          pasaporte, al capitán Quintanilla, con pretexto de que iba a 
          asuntos personales del mismo Iturbide, a proponer su proyecto al coronel 
          don Luis Quintanar, sucesor de Aguirre en el mando de Michoacán; 
          al coronel don Anastasio Bustamante; a los tenientes coroneles don Luis 
          Cortazar y don Miguel Barragán de provincias los tres, y al sargento 
          mayor veterano de Fieles del Potosí, don Joaquín de Parres, 
          el cual ya tenía conocimiento del plan y fue enseguida a verse 
          con el coronel Aguirre, según queda referido. Citó también 
          Iturbide al teniente coronel don Miguel Torres, comandante del batallón 
          de Santo Domingo. Todos los jefes citados convinieron en los proyectos 
          de Iturbide, el cual dio principio a la revolución el veinticuatro 
          de febrero [de 1821] publicando la proclama y el plan siguiente [a continuación 
          se cita el texto del Plan de Iguala]» (22). 
       
             Los 
        tres puntos principales que se establecían en el Plan de Iguala 
        -y que acabarían anulándose en menos de diez años- 
        eran los siguientes (23): 
      -  el 
gobierno monárquico, que puede considerarse como el cimiento en el que 
 descansaban los otros dos; -  
la unión con los españoles;
 -  
la conservación de la religión católica, apostólica 
y romana.
  
             Quintanar, 
        en un principio, estaba de acuerdo con las ideas de Iturbide y con la 
        independencia, aunque más tarde, como veremos, dudara qué 
        partido tomar, si el de la fidelidad a su puesto -lo cual a él 
        le parecía su deber- o el de sus ideas, que se inclinaban hacia 
        la independencia. 
         
               Poco 
        a poco se fueron uniendo a Iturbide públicamente los militares 
        que habían pactado con él. Regimientos y batallones enteros 
        se unían al Plan de Iguala. 
         
               También 
        don Juan Domínguez, en Apatzingán, se unió a Iturbide. 
        Lucas Alamán lo cuenta así 
      «en 
la provincia de Michoacán se decidieron también por la revolución, 
el sargento mayor del batallón de Guadalajara don Juan Domínguez, 
que con los granaderos de aquel cuerpo y otras fuerzas ocupaba el punto de Apatzingán» 
(24).  
             Tanto 
        Arrangoiz como Lucas Alamán lo mencionan como don Juan Domínguez, 
        sin hacer ninguna alusión a su otro nombre y apellido. Así 
        se le llamará siempre en lo sucesivo en todas las fuentes históricas. 
         
               Bravo 
        Ugarte dice que Juan Domínguez se unió a Iturbide en marzo 
        de 1821: 
      Iturbide 
«dominado el pesimismo, resolvió marchar al Bajío teatro de 
sus pasadas victorias y en el que tenía mucha influencia. Entre tanto [marzo], 
se adherían al Plan de Iguala: Filisola en Zitácuaro, Domínguez 
en Apatzingán, Barragán en Ario
.» (25).  
             Arrangoiz, 
        en cambio, dice que fue en abril: 
      «entre 
los militares que en abril se pasaron a los independientes en varios puntos, fueron 
(...): don Francisco Ramírez y Sesma (...), los hermanos Flon (...), Miota 
(...) y el sargento mayor don Juan Domínguez, español; rara era 
la semana en que, entre tanta deserción, no recibía el Virrey la 
noticia de la de algunos jefes u oficiales, de quienes tenía fundadísimos 
motivos para no haber desconfiado; tales eran los cinco individuos que he citado» 
(26).  
             Arrangoiz 
        lo menciona como español, pro-bablemente porque no era mexicano, 
        sino cubano. Sus padres eran españoles y había sido educado 
        en Luisiana y Panzacola, donde había muchos españoles -especialmente 
        navarros- que habrían influido en su modo de hablar y de comportarse. 
        Su aspecto era otra ma-nifestación de su origen español. 
         
               Además 
        dice que el virrey no tenía ningún motivo para desconfiar 
        de él, porque era un militar leal y responsable de su deber. 
         
               En 
        sus hojas de servicios se consigna el dato de que el 2 de marzo de 1821 
        Juan Bernardo recibe el nombramiento de teniente coronel efectivo. 
         
               También 
        se menciona que el 25 de marzo de 1821, Juan Domínguez reunió 
        a los patriotas que ocupaban la sierra de Aguillilla a las órdenes 
        de Gordiano Guzmán. Fueron como mil hombres, con los que formaría 
        el Batallón de la Unión desconociendo los proyectos del 
        general Cruz. 
         
               El 
        25 de marzo proclamó la independencia, estando a la cabeza de la 
        4ª y 5ª Secciones de las tropas de Nueva Galicia, en el cuartel 
        general del pueblo de Los Reyes (al noreste de Uruapan) cuyas fuerzas 
        mandaba en carácter de sargento mayor veterano (aunque ya con grado 
        de teniente coronel), que no bajan de mil plazas, comprendidas las guarniciones 
        de los puntos fortificados en el distrito de su mando, pues todos correspondieron 
        a su empresa. Por esta acción se le concedió una cruz. Más 
        tarde se le concedería, además, la medalla de primera clase 
        con cinta blanca, por ser de los que se unieron a Iturbide en la primera 
        época. 
         
               El 
        12 de abril de 1821 Iturbide recompensó los servicios de Juan Bernardo 
        prometiéndole el ascenso al grado de coronel. Además, el 
        12 de mayo -durante el sitio de Valladolid- lo nombra mayor general del 
        Ejército Trigarante. Y el 7 de junio de 1821 -durante el sitio 
        de Juan del Río- lo asciende al grado de coronel, lo cual se haría 
        efectivo más tarde (el 12 de diciembre de 1821) (27). 
      4. 
El Sitio de Valladolid (mayo de 1821) 
             A 
        mediados de abril Iturbide llegó a Acámbaro, decidido a 
        pactar con Luis de Quintanar -que había sustituido a Aguirre en 
        el mando de la plaza- la entrega de Valladolid. No contaba con la indecisión 
        de Quintanar que secretamente había aceptado el Plan de Iguala 
        pero ahora tenía delante los deberes de su cargo, como comandante 
        militar de Valladolid, y no se animaba a dar el último paso. Juan 
        Domínguez había seguido a Iturbide desde Apatzingan, y estaba 
        ahora en Zacapu. 
         
               Don 
        Lucas Alamán describe así los sucesos previos al Sitio de 
        Valladolid: 
      «La 
permanencia de Iturbide en Acámbaro con Bustamante y Parres, estando en 
Zacapu Barragán y don Juan Domínguez con más de 1000 hombres, 
la mayor parte de caballería, hizo creer que iban a dirigirse todos sobre 
Valladolid. Túvolo por seguro el comandante de aquella ciudad Quintanar, 
con cuyo motivo pasó el 15 de abril una revista general de tropa y armas 
preparando su plan de defensa, y les dirigió una proclama en la que animaba 
a toda la tropa a probar la fidelidad de la guarnición a las banderas bajo 
las cuales tantas veces se habían cubierto de gloria» (28).  
             Los 
        hechos hicieron que Quintanar, pocas semanas después, se viera 
        obligado a desertar. Por eso Alamán hace notar que «no era 
        doble el carácter de Quintanar, aunque después correspondiesen 
        mal los hechos» (29). 
         
               Mientras 
        Iturbide se decidía a proceder al sitio de Valladolid ante la negativa 
        de Quintanar, el 8 de mayo, con la mediación de Bustamante, se 
        entrevistaban Iturbide, Cruz y Negrete en la hacienda de San Antonio (30). 
         
               Todo 
        terminó en que Cruz -jefe de las tropas de Nueva Galicia- aceptó 
        permanecer inactivo en Guadalajara, de tal manera que dejaba el camino 
        abierto a Iturbide -cierto de que Negrete acabaría uniéndose 
        al Plan de Iguala- para ocuparse de Valladolid y Querétaro. Así 
        fue como Iturbide se dirigió con todas sus tropas a Valladolid, 
        dónde llegó el 12 de mayo. 
         
               Del 
        12 al 22 de mayo Iturbide pone sitio a Morelia hasta su rendición. 
        Vale la pena transcribir la historia de los sucesos tal como los narra 
        Arrangoiz: 
      «Iturbide 
(...) pudo emplear todas sus fuerzas contra Querétaro y Valladolid, y se 
dirigió a la segunda ciudad, en donde residía Quintanar, que sabe 
el lector era el comandante general de la provincia, el cual, bien que impuesto 
con anticipación al veinticuatro de febrero del plan de Iturbide (
), 
a la invitación que ahora le hizo este para adherirse a la independencia, 
contestó Quintanar el trece de mayo "que sus obligaciones más 
sagradas y su honor estaban en contradicción con la propuesta que le había 
hecho, y que en aquella plaza no se reconocía más que al legítimo 
Gobierno"; pero cedió Quintanar: A los dos días mandó 
oír a las proposiciones que hiciera Iturbide, a los tenientes coroneles 
don Manuel Rodríguez de Cela y don Isidro Marrón, españoles, 
aunque sin autorizarles para hacer convenios. Iturbide propuso que se dejara en 
libertad a la tropa para seguir el partido que quisiera, ofreciendo pagar sus 
alcances y proporcionar los medios para irse a España a los expedicionarios 
que lo desearan. La deserción era grande entre las tropas realistas, 
desde que Iturbide se había presentado delante de Valladolid, pasándose 
oficiales y soldados en mucho número, tanto mexicanos como expedicionarios. 
Las comunicaciones con Iturbide seguían; propuso Quintanar mantenerse neutral 
mientras se decidía la suerte de la capital, a lo cual no accedió 
Iturbide, y por último, se desertó Quintanar; pues no hizo otra 
cosa, saliendo el diecinueve de la plaza, acompañado de Rodríguez 
de Cela, entregándole a este el mando cuando estaba fuera, y yendo a unirse 
con Iturbide. No le quedaba más arbitrio a Rodríguez de Cela que 
capitular [más adelante también desertaría (31)]; 
lo verificó honrosamente al día siguiente, y el veintiuno salió 
para la capital la guarnición, reducida por las deserciones a seiscientos 
hombres de los batallones de Barcelona, expedicionario; de N. España, mexicano, 
y de un escuadrón de Fieles del Potosí, mandado por Marrón....» 
(32).  
             Alamán 
        explica así la deserción de Quintanar: 
      «Quintanar, 
cuya inclinación era en favor de la independencia, quiso conciliar su opinión 
particular con los deberes de su empleo, por un medio el más extraordinario, 
que fue desertar él mismo de la plaza, sin entregar esta. Para llevar á 
efecto su resolución, dispuso salir fuera del recinto fortificado, en la 
tarde del 19, acompañándolo su segundo Cela á quien manifestó 
lo que había determinado, entregándole una orden para que tomase 
el mando y con seis dragones que quisieron voluntariamente seguirlo, fue a presentarse 
a Iturbide al cuartel de San Diego, en donde fue recibido por los oficiales y 
soldados con vivas y aclamaciones de regocijo, y obsequiado y agasajado cordialmente 
por Iturbide» (33).  
             Otro 
        dato interesante que aporta Alamán en su Historia de México 
        es que 
      «con 
los desertores de todos los cuerpos que pasaron a los independientes durante el 
sitio [de Valladolid] se formó el Batallón de la Unión, cuyo 
mando se dio a don Juan Domínguez» (34). 
 5. 
La toma de San Juan del Río (junio de 1821) 
             Como 
        San Juan del Río era un punto estratégico, tanto para ocupar 
        Querétaro como luego México, Iturbide envió al coronel 
        Joaquín Parres desde Valladolid con el Batallón de Celaya 
        y 800 caballos para presentar frente a tres compañías del 
        Batallón de Murcia (compuesto por mil soldados) que constituían 
        la guarnición del pueblo mandada por el coronel don Gaspar de la 
        Reina. También estaban los hombres del coronel José María 
        Novoa, que tomó en aquella ocasión el mando de la plaza 
        (35). 
         
               Parres 
        sólo consigue tomar el puente sobre el río San Juan y la 
        hacienda de la Venta, que era propiedad del coronel Quintanar. Luego llegó 
        Bustamante con 180 caballos y tomó el mando de la acción 
        militar. Por fin llegó Quintanar con una numerosa división 
        que acabó de poner sitio al pueblo (36). 
         
               La 
        capitulación de San Juan del Río se llevó a cabo 
        el 7 de junio de 1821. 
         
               Aquel 
        mismo día, Juan Bernardo intervino también en otra acción 
        de guerra. En las fuen-tes históricas se menciona que don Juan 
        Domínguez participó en dos acciones y dos sitios (37). Los 
        dos sitios en los que participó fueron los de Valladolid y San 
        Juan del Río. Y las dos acciones más destacadas, la de San 
        Luis de la Paz y la de Arroyo Hondo. 
         
               En 
        efecto, siendo mayor del Ejército Trigarante, Juan Bernardo sostuvo 
        la acción de Arroyo Hondo de treinta contra cuatrocientos, que 
        tuvo lugar en la barranca de Arroyo Hondo, cerca de Querétaro, 
        cuando Iturbide se dirigía el 7 de junio a San Juan del Río. 
        Se llamó así porque algunos oficiales, entre los que se 
        encontraba don Mariano Paredes y don Juan Domínguez, resistieron 
        -con treinta soldados y unos pocos caballos- el ataque del teniente coronel 
        don Froilan Bocinos, que formaba parte de la guarnición de Querétaro 
        y que salió a combatir a ese pequeño grupo del Ejército 
        Trigarante con 400 hombres del 2º Batallón de Zaragoza y dragones 
        de los cuerpos del Príncipe y Frontera. 
         
               Para 
        recompensar tan brillante defensa Iturbide, concedió a quienes 
        habían participado en ella un escudo que tenía el lema «30 
        contra 400», con cuyo nombre es conocida aquella acción (38). 
        Por esta acción se le concedió además a Juan Bernardo 
        una distinción y una medalla. 
         
               Aquel 
        mismo 7 de junio llegó Iturbide con todo su ejército -en 
        el cual estaba Juan Bernardo como mayor general- a San Juan del Río. 
         
               El 
        9 de junio Iturbide constituyó el primer Ayuntamiento, y el 21 
        de junio se nombró comandante del pueblo al capitán Feliciano 
        Rodríguez al frente de una compañía de milicias nacionales 
        formada entre los que se alistaron del pueblo. También se presentó 
        allí el general don Guadalupe Victoria que intentó, sin 
        resultados, convencer a Iturbide que modificara el Plan de Iguala para 
        instaurar en México una República (39). 
         
               Iturbide, 
        por lo tanto, estuvo en San Juan del Río desde el 7 de junio hasta 
        el 21. Sabemos que estuvo alojado en la casa de don Esteban Díaz 
        y González de la Campa, en la calle de Don Esteban nº 7 que, 
        poco más tarde cambiaría su nombre por «calle de Iturbide». 
         
               El 
        día 23, con la intención de aproximarse a Querétaro 
        para conseguir su rendición, Iturbide se alojó en la hacienda 
        de Colorado. Allí envió un parte a San Juan comunicando 
        la toma de San Luis de la Paz, acción en la que tomó parte 
        Juan Bernardo Domínguez. 
         
               Todo 
        ocurrió de la siguiente manera. El 11 de junio Iturbide, desde 
        San Juan del Río, dónde aún estaba, envió 
        al coronel don José Antonio Echávarri a interceptar el paso 
        a los hombres de San Julián y Bracho, que venían en ayuda 
        de Luaces, comandante de Querétaro. Echávarri iba al mando 
        de una numerosa división. Bajó sus órdenes estaban 
        los tenientes coroneles Gaspar López, Zenón Fernández, 
        Juan José Codallos y la caballería de don Luis Cortazar 
        (40). 
         
               Echávarri 
        concentró todas sus fuerzas en San Luis de la Paz, al norte de 
        Querétaro, y doce días después, el 23 de junio, capitulaban 
        las fuerzas realistas (41). 
         
               Alamán 
        menciona a Bustamante entre los que estaban presentes en la hacienda de 
        San Isidro aquel 23 de junio (42). Don Juan Domínguez llegó 
        el día 21 con Bustamante, procedente de San Juan del Río. 
        Venía al frente del Batallón de la Unión. Arrangoiz 
        relata el suceso de la siguiente manera: 
      «El 
coronel Bracho y el teniente coronel San Julián, españoles, con 
seiscientos hombres de infantería expedicionaria, se rindieron el veintitrés 
de junio en San Luis de la Paz [Guanajuato] a dos mil independientes mandados 
por el ya coronel Echávarri y por Domínguez, ascendido por Iturbide 
a teniente coronel. Los jefes revolucionarios propusieron a los soldados realistas 
vencidos, que se alistaran bajo las banderas independientes, o quedaran en libertad 
para dedicarse a trabajar; ciento aceptaron lo primero, lo segundo unos pocos, 
y los demás quedaron prisioneros para ser embarcados» (43).  
             Hay 
        un oficio enviado por Iturbide a San Juan del Río desde la hacienda 
        del Colorado, con fecha 23 de junio, en que se da cuenta de este suceso. 
        No se menciona en el oficio a Juan Domínguez (44). Sin embargo, 
        en un parte de Echávarri a Iturbide, firmado en Santa María 
        del Río el 29 de junio de 1821, relata lo que sucedió en 
        San Luis de la Paz. El campamento de Echávarri estaba alojado en 
        la hacienda de San Isidro. Bracho y San Julián esperaban refuerzos 
        en San Luis de la Paz. Pero en lugar de recibir el auxilio esperado, el 
        día 21 de junio llegaron a la hacienda de San Isidro Bustamante 
        y Domínguez con refuerzos suficientes para decidir la victoria 
        del Ejército Trigarante. El parte de Echávarri dice escuetamente 
        lo siguiente: 
      «21 
[Día 21 de junio]. A la una de la tarde entró el señor coronel 
D. Anastasio Bustamante, con cuatrocientos caballos y el batallón de la 
Unión, a las órdenes del teniente coronel D. Juan Domínguez» 
(45) .  
             En 
        las hojas de servicios de Juan Bernardo se menciona que «contribuyó 
        a la rendición de las tropas que mandaba el coronel Bracho a la 
        vista de San Luis de la Paz (Guanajuato), y fue nombrado por el general 
        Bustamante para recibir el armamento de las tropas expedicionarias». 
         
               Las 
        fuerzas que habían participado en esa acción, se dirigieron 
        a Querétaro. La guarnición de esa plaza no era suficiente 
        para hacer frente al Ejército Trigarante. Don Anastasio Bustamante 
        fue uno de los comisionados para gestionar con Luaces la capitulación 
        de Querétaro. Es probable que allí estuviera también 
        don Juan Domínguez con el Batallón de la Unión, aunque 
        en sus hojas de servicio no se menciona este hecho. 
         
               El 
        28 de junio, capitulaba Luaces en Querétaro y Echávarri 
        es enviado a San Luis Potosí como comandante general de la provincia. 
        El 29 de junio Iturbide envió a San Juan del Río un nuevo 
        parte anunciando la rendición de Querétaro. 
         
               Después 
        de tomado Querétaro, Iturbide pasó nuevamente por San Juan, 
        con toda su oficialía. Luis de Quintanar estaba entre ellos, pues 
        luego continuaría con Iturbide hacia México. Es casi seguro 
        que Juan Bernardo también pasara en aquella ocasión por 
        San Juan, pues era el mayor general del Ejército Trigarante. 
         
               Don 
        Juan Domínguez -muy probablemente gracias a la mediación 
        de Luis de Quintanar- conoció a María Ignacia de Quintanar 
        en San Juan del Río en torno a los sucesos previos a la independencia 
        de México, en junio de 1821. 
         
               María 
        Ignacia tendría dieciocho años de edad y Juan Bernardo treinta 
        y siete. Ignacia viviría con su tía María Manuela 
        en el barrio de San Marcos. 
         
               Antes 
        de continuar con el relato de la consumación de la independencia 
        con la toma de la capital, hagamos un paréntesis para imaginar 
        un poco cómo fueron los primeros años de la vida de María 
        Ignacia de Quintanar en San Juan del Río. 
      6. 
        Primeros años de María Ignacia de Quintanar (1802-1821) 
             La 
        vida de María Ignacia, durante sus primeros años, habrá 
        sido muy normal. Quizá estudió en el Colegio de Educandas 
        que estaba en el barrio de San Miguel y anejo al convento de Santo Domingo, 
        a poca distancia de su casa. En la relación escrita en 1793 por 
        el subdelegado de San Juan del Río, don Pedro Martínez de 
        Salazar y Pacheco, se dice que había en ese colegio una rectora, 
        una maestra y doce colegialas (46). En los primeros años del siglo 
        XIX no habría cambiado mucho la situación. 
         
               Sin 
        embargo, la que principalmente se ocuparía de su educación 
        sería su tía y madrina, María Manuela, a la cual 
        acabaría Ignacia por tenerle un profundo afecto. Cuando nazcan 
        sus dos primeras hijas -Mercedes (1823) y Consuelo (1824)-, María 
        Manuela será elegida como madrina de bautismo. 
         
               La 
        tradición familiar ha conservado el dato de que el padre de María 
        Ignacia fue un general realista. Aunque no haya sido estrictamente así, 
        se puede considerar que Luis de Quintanar fue para Ignacia como un padre. 
        Permaneció soltero hasta los cincuenta años de edad y, cuando 
        llegaba a San Juan del Río viviría con su hermana María 
        Manuela y su sobrina María Ignacia. En esa época quizá 
        Vicente, el hermano mayor de los Quintanar, ya se había casado. 
         
               En 
        los turbulentos años de principios de siglo, Ignacia oiría 
        contar cosas sobre las tropelías que cometían los primeros 
        insurgentes. El espíritu tradicional y conservador de su familia 
        la inclinaba a estar de parte del ejercito realista y de las venerables 
        instituciones virreinales. 
         
               En 
        esa época los militares, con sus vistosos uniformes, gozaban de 
        un gran prestigio y popularidad. Ella formaba parte de una familia de 
        hacendados y militares. Su abuelo Narciso había sido capitán 
        de las milicias provinciales. Su tío José Luis, era un valeroso 
        militar del ejército. 
         
               No 
        es extraño por lo tanto que en 1821 María Ignacia -a sus 
        dieciocho años- al conocer a Juan Bernardo, recién ascendido 
        al grado de coronel con treinta y seis años de edad, y habiendo 
        adquirido méritos suficientes en las recientes acciones militares 
        de la guerra de independencia, se enamorara de él. 
         
               También 
        contribuían a realzar la figura de Juan Bernardo su origen andaluz, 
        su carácter vivo y decidido, y su procedencia noble. 
         
               Por 
        su parte, a Juan Bernardo, María Ignacia -con sus dieciocho años, 
        sus cualidades humanas y cristianas, y también (cómo ocultarlo) 
        su parentesco cercano con Luis de Quintanar- le habrá parecido 
        un partido excelente. 
         
               Lo 
        cierto es que no tardó mucho en concertarse la boda. La marcha 
        del Ejército Trigarante a la capital y las obligaciones militares 
        de Luis de Quintanar y Juan Bernardo Domínguez, no hacían 
        posible que la celebración del matrimonio pudiese hacerse en San 
        Juan, como hubiera sido el deseo de todos. Por tanto, tuvo que decidirse 
        que se llevara a cabo en la ciudad de México, después de 
        consumada la independencia y en el clima de los festejos que se llevaron 
        a cabo en esa ocasión. 
      7. 
        La Independencia (septiembre de 1821) 
             A 
        finales de junio de 1821, Iturbide se dirige a México rápidamente 
        para buscar de manera decidida la consumación de la independencia. 
         
               El 
        virrey Apodaca, el 6 de julio de 1821 se retiraba al convento de San Fernando 
        convencido que, después de las defecciones de Iturbide, Negrete, 
        Bustamante, Quintanar y otros jefes de importancia, y la revolución 
        de las pro-vincias internas, ya estaba prácticamente perdida la 
        batalla (47). 
         
               Iturbide 
        se prepara para el asalto definitivo a la ciudad de México. El 
        18 de agosto de 1821 nombra a Luis de Quintanar primer jefe del ejército 
        de retaguardia, junto con Anastasio Bustamante y Miguel Barragán. 
         
               Mientras 
        tanto, en Veracruz se firmaba el tratado de Córdoba entre el nuevo 
        virrey, O'Donojú, e Iturbide. 
         
               El 
        Ejército Trigarante se acercaba a la capital. El coronel Quintanar 
        era el jefe principal y don Anastasio Bustamante el segundo. Tenían 
        orden de Iturbide de evitar todo lo posible la confrontación con 
        el ejército realista (48). 
         
               El 
        Ejército de las Tres Garantías entró en México 
        el 27 de septiembre, después de siete meses de campaña. 
      «"La 
independencia -dice Arrangoiz citando unas palabras de Iturbide- se hizo en cortísimo 
tiempo de campaña, sin efusión de sangre, sin destrozo de fortunas 
y, para decirlo de una vez, sin guerra" (...). Pero si esta se logró 
casi sin oposición -continua Arrangoiz- , no fue sin auxilios muy eficaces 
de los españoles establecidos en el país (...); español fue 
el que decidió a Iturbide a marchar al Bajío, y el mismo el que 
obligó a rendirse a Bracho y San Julián [se refiere a Echávarri]» 
(49) .  
             Más 
        adelante, el historiador Arrangoiz hace notar que la mayoría de 
        los militares que intervinieron en la consumación de la independencia 
        de México eran criollos: «Blancos eran Iturbide, Herrera, 
        Parres, Quintanar, Calleja» (50) . 
         
               Una 
        vez tomada la ciudad de México y pacificado el resto del país, 
        Iturbide se dispuso a organizar sus cuadros de mando. Con fecha 12 de 
        octubre de 1821 decretó la concesión de algunos nombramientos: 
      «El 
Generalísimo, para premiar los méritos contraídos en la campaña 
de la independencia, propuso con una larga Exposición, y la Regencia decretó, 
los nombramientos de los generales siguientes: teniente general, don Pedro Celestino 
Negrete, único a quien, por entonces, se confirió este cargo; mariscales 
de campo, don Anastasio Bustamante, don Luis Quintanar, don Vicente Guerrero» 
(51) .  
             Además, 
        el 7 de noviembre de 1821 Iturbide «mandó reformar los cuerpos 
        del Arma de Infantería según el reglamento español 
        de 1815, con sólo la diferencia de que los regimientos de esta 
        arma hubiesen de tener dos batallones y no tres como en él se prevenía. 
        Además de la plana mayor del regimiento, cada batallón tenía 
        la suya, y debía componerse de una compañía de granaderos, 
        otra de cazadores y seis de fusileros, con cinco oficiales y 48 soldados 
        cada compañía, que en tiempo de guerra debían aumentarse 
        con 64 más, y su respectiva dotación de sargentos, cabos 
        y tambores» (52). 
         
               María 
        Ignacia, María Manuela y algunas otras personas que quisieron acompañarlas 
        desde San Juan -como la madrina de la boda, doña Ramona Torres- 
        llegarían a la ciudad de México unas semanas antes de la 
        celebración del matrimonio. En esos días festivos para todos 
        los mexicanos se dedicarían a hacer todos los preparativos necesarios. 
         
               No 
        tardó en llegar el 19 de noviembre de 1821. Cuántos recuerdos 
        traía a la familia esa fecha: el nacimiento de Ignacia y el fallecimiento 
        de su madre, María Josefa. 
         
               La 
        celebración del matrimonio tuvo lugar en la ciudad de México. 
         
               Como 
        ya he comentado en el capítulo anterior, durante mucho tiempo estuve 
        convencido de que se habían casado en San Juan del Río. 
        Era lo más lógico teniendo en cuenta que la familia de la 
        novia vivía en esa Villa. Sin embargo, el 12 de febrero de 1999, 
        casi por casualidad, encontré su acta de matrimonio en el Archivo 
        Histórico de la Parroquia del Sagrario Metropolitano de la Catedral 
        de México. Este descubrimiento me dio a conocer datos que jamás 
        había sospechado. Por ejemplo, que el apellido Quintanar le venía 
        a María Ignacia no por su padre, sino por su madre. También 
        supe entonces que el nombre de la madre de Juan Bernardo era María 
        Gertrudis Otero. 
         
               Como 
        se trata de un documento importante, vale la pena transcribirlo íntegro 
        (53). 
      [Al 
margen izquierdo:] 200 [nº de la partida] El teniente Coronel D. Juan Domín-guez 
y D. Mª Ignª. Quintanar [Texto:] En diez y nueve de Noviembre de 
mil ochocientos veinte y uno, con licencia del S. D.D. José Miguel Guridi 
Alcocer Cura más antiguo de esta Santa Iglesia, previa la información 
y dispensa de vanas que concedió el S. Governador de la Mitra, Licenciado 
D. Andrés Fernández Madrid, Dean de la misma Metropolitana Iglesia, 
Yo Fray Joaquín Ignacio Lastra, estando en la Capilla del Rosario del Convento 
de Santo Domingo de esta Corte a las diez de la mañana, asistí a 
la celebración del matrimonio que D. Juan Domínguez, español, 
soltero, natural de la Havana y residente en esta capital, teniente coronel y 
comandante del Regimiento de la Unión, hijo legítimo de legítimo 
matrimonio de D. Juan Domínguez y de D. María Gertrudis Otero difuntos; 
in facie Ecclesie contrajo con D. María Ignacia Delgado y Quintanar, española, 
doncella, originaria de San Juan del Río y vecina de esta ciudad en la 
presente feligresía, hija legítima de legítimo matrimonio 
de D. Ignacio Delgado y de D. María Josefa Quintanar, y en la celebración 
de la Misa les conferí las bendiciones nupciales siendo padrinos los Señores 
D. Luis Quintanar Mariscal de Campo del ejército imperial y D. Ramona Torres; 
y testigo el B. D. José Mª Vargas. [Firma:] Don José Ignacio 
Guridi Alcocer.  
             Tanto 
        Juan Bernardo como María Ignacia tenían su residencia en 
        la feligresía de la parroquia del Sagrario Metropolitano, en la 
        ciudad de México. Juan Bernardo, como hemos visto, había 
        sido recientemente ascendido al grado coronel, aunque todavía no 
        se había hecho efectivo el nombramiento y por eso utilizaba el 
        rango de teniente coronel del Batallón de la Unión. A la 
        cabeza de ese cuerpo había hecho la entrada en la ciudad de México 
        el día 27 de septiembre. Sin embargo, el día de su boda, 
        realmente no continuaba ya al frente del Batallón de la Unión, 
        que en la partida de matrimonio le dan el rango de Regimiento. El Batallón 
        de la Unión se había integrado en el 8º Regimiento 
        de Infantería, a partir del 7 de noviembre. 
         
               Pero 
        volvamos al acta de matrimonio de Juan Bernardo e María Ignacia. 
         
               Ahí 
        aparecen claros los nombres de los padres de Juan Bernardo: don Juan Domínguez 
        y doña María Gertrudis Otero, ya difuntos. Además, 
        doña Ramona Torres Arroyo -esposa de don Esteban Díaz González 
        de la Campa- aparece como la madrina de la boda. Como recordamos, don 
        Esteban y doña Ramona vivían en la calle de Don Esteban 
        nº 7. Ya desde esta temprana fecha se ve que llevaban buena relación 
        con la familia de María Ignacia. Más adelante, dos de sus 
        hijas -Mercedes y Soledad- se casarían con dos hijos de doña 
        Ramona. 
         
               Don 
        Luis de Quintanar fue el padrino de la boda. Hacía poco más 
        de un mes había sido ascendido al grado de mariscal de campo del 
        ejército imperial. Estaba comenzando la etapa más brillante 
        de su carrera militar. 
         
               El 
        año siguiente (1822) se presentó lleno de acontecimientos 
        para Luis de Quintanar. Tuvo un papel destacado en el gobierno. Desempeñó 
        el cargo de capitán general y jefe superior político de 
        México (54). 
         
               Ese 
        año contrajo matrimonio con doña Luisa de Garay y Arechavala. 
        Se había mantenido soltero hasta los casi cincuenta años 
        de edad, lo cual era bastante frecuente entre los militares. La boda se 
        llevó a cabo a fines de marzo (55). 
         
               El 
        22 de enero había sido nombrado por la Junta Electoral de la Provincia 
        de Querétaro diputado al Congreso Constituyente del Imperio Mexicano. 
         
               El 
        1º de abril de 1822 recibe el nombramiento de capitán general 
        de Guadalajara (56). 
         
               El 
        20 de octubre de 1822, Iturbide lo nombra jefe político superior 
        de la provincia de Nueva Galicia. Más tarde, el 21 de junio de 
        1823, sería designado primer gobernador del Estado Libre y Soberano 
        de Jalisco, puesto que ocupó hasta el 17 de junio de 1824. 
         
               Juan 
        Bernardo permanecería, después de su boda, algún 
        tiempo en la capital hasta que se definiera su destino militar. El 12 
        de diciembre de 1821 recibe el nombramiento de coronel como premio a sus 
        acciones de guerra. 
         
               La 
        siguiente noticia que tenemos de él, es de finales del año 
        1822 -ya desempeñando el cargo de coronel-, cuando estaba al frente 
        del 6º Batallón de Infantería, en la guarnición 
        de Jalapa. 
         
               En 
        cuanto a María Ignacia, el siguiente dato que tenemos de su vida 
        es del 24 de enero de 1823, fecha en la que fue bautizada su primera hija, 
        Mercedes. 
         
               Pero 
        estos acontecimientos son tema del siguiente capítulo. 
      Notas (1) 
El general don José Morán y del Villar, marqués de Vivanco, 
nació en San Juan del Río el 3 de septiembre de 1774. Fue uno de 
los últimos en abandonar el partido realista en la guerra de la independencia. 
En 1815 fue nombrado coronel del Regimiento de Dragones en México. Se une 
en 1823 a Echávarri y a los demás que querían derrocar a 
Iturbide -entre los cuales está, como veremos, Juan B. Domínguez- 
y proclama el Plan de Casa Mata. Estableció en Perote un Colegio Militar, 
del cual Juan Bernardo fue su primer director. En 1827 cesó de sus empleos 
debido a los sucesos políticos y viaja a Europa. Regresa en 1830 y es desterrado 
por el decreto de proscripción. Es nuevamente llamado a participar en el 
gobierno en 1837. Fue ministro de Guerra en 1838. Muere en 1841, y fue enterrado 
en el panteón de San Fernando. Sus padres, el capitán don Francisco 
Morán y Manuela del Villar Cosío, fueron padrinos de bautismo de 
un hijo de Raimundo de Quintanar (cfr. AJ, partida de bautismo de José 
Raimundo Buenaventura Quintanar Soto, en b-2, f. 158 v.). En el libro de casamientos 
de 1753 a 1769 aparece un Francisco Morán casado con una Ana Herrera (f. 
169 v. y 170) que pudieron ser abuelos del Marqués de Vivanco.  (2) 
AJ, b-2, f. 109. En algunas de sus biografías -como por ejemplo en la de 
sanjuanenses ilustres, del Archivo Histórico Municipal se añade 
la letra "G" después de su nombre. No parece que haya que añadirla 
pues en la partida de nacimiento sólo Aparece como «Joseph Luis». 
Según consta en esa misma biografía, al parecer, su padre Narciso, 
llegó a ser capitán.  (3) Cfr. J. VELÁZQUEZ QUINTANAR, 
Municipio de San Juan del Río, Gobierno del Estado de Querétaro, 
Querétaro 1997, p. 87. (4) Cfr. la biografía de AYALA, p. 117-121. (5) 
ALAMÁN, vol. II, p. 80. (6) ALAMÁN, vol. II, p. 83 a 88. (7) 
ALAMÁN, vol. II, p. 97. En el Regimiento de Puebla estuvo destinado años 
más tarde Juan Bernardo Domínguez. (8) ALAMÁN, vol. III, 
p. 109 y 110. (9) ALAMÁN, vol. III, p. 110. (10) Cfr. AGN, Acordada, 
vol. 28, f. 416-434. (11) ALAMÁN, vol. III, p. 289. (12) Cfr. ARRANGOIZ, 
p. 205-206, y también ALAMÁN, vol. IV, p. 415 y 416. (13) EXPEDIENTE, 
f. 48. (14) Conservamos original del nombramiento en el AF. (15) El sargento 
mayor en el siglo XVIII era, sobre todo, un cargo administrativo. Era la máxima 
autoridad administrativa de las planas mayores regimentales. También tenía 
como tarea la instrucción táctica de los oficiales. Es el tercer 
oficial del regimiento (después del coronel y del teniente coronel) y tomaba 
el mando en caso de que faltaran ambos. Cfr. J. MARCHENA FERNÁNDEZ, Oficiales 
y soldados en el Ejército de América, Escuela de Estudios Hispano 
Americanos de Sevilla, C.S.I.C., Sevilla 1983, p. 72. En el ejército realista 
de la Nueva España a principios del siglo XIX, el sargento mayor tenía 
una función más directa de mando en un batallón.  (16) 
Conservamos original del nombramiento en el AF. (17) Citado por CARLOS MARÍA 
DE BUSTAMANTE, Suplemento a la Historia de los tres siglos de Méjico 
del P. Andrés Cavo, Biblioteca Mexicana de la Fundación Miguel 
Alemán, A.C, México 1998, p. 1048. (18) Cfr. ALAMÁN, vol. 
V., p. 85. (19) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 97. (20) Cfr. CARMEN MARTÍNEZ, 
La política exterior española en relación con América. 
Los problemas militares en la segunda mitad del siglo XVIII, en AA.VV., Historia 
General de España y América, vol. XI-2, Rialp, Madrid 1989, p. 100-104. (21) 
ARRANGOIZ, p. 265. (22) ARRANGOIZ, p. 271. (23) Cfr. ALAMÁN, vol. 
V., p. 464. (24) ALAMÁN, vol. V., p. 97. (25) BRAVO UGARTE, vol. 
III, p. 104. (26) ARRANGOIZ, p. 281. (27) Ayala y Arrangoiz dicen que antes 
del mes de junio Iturbide había ascendido a Juan Bernardo al grado de teniente 
coronel (cfr. AYALA, p. 146 y ARRANGOIZ, p. 283). Sin embargo, en las hojas de 
servicio de Juan Bernardo se dice claramente que el nombramiento de teniente coronel 
efectivo lo recibió el 2 de marzo de 1821, y que Iturbide lo ascendió 
a coronel más tarde. Los nombramientos hechos los días 12 de cada 
mes ¿no traslucen acaso, la devoción arraigada de Iturbide y sus 
colaboradores a Nuestra Señora de Guadalupe? (28) Cfr. el texto de la 
proclama en ALAMÁN, vol. V., p. 98. (29) Cfr. ALAMÁN, vol. V., 
p. 99. (30) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 100. (31) ARRANGOIZ, p. 291. (32) 
ARRANGOIZ, p. 282. (33) ALAMÁN, vol. V., p. 125. (34) ALAMÁN, 
vol. V., p. 126. (35) Cfr. AYALA, p. 142 y sig. (36) Cfr. ALAMÁN, 
vol. V., p. 132. (37) Cfr. PORRUA, voz Domínguez y Gálvez, 
Juan Bernardo, vol. I, p. 663 y 664. (38) Cfr. ALAMÁN, vol. V, p. 
133. (39) Cfr. ALAMÁN, vol. V., p. 133. (40) Cfr. ALAMÁN, 
vol. V., p. 135. (41) Ver la descripción detallada de esta acción 
en ALAMÁN, vol. V., p. 135 a 138. (42) Cfr. ALAMÁN, vol. V, p. 
137. (43) ARRANGOIZ, p. 283. (44) Cfr. AYALA, p. 146. (45) CARLOS MARÍA 
DE BUSTAMANTE, Cuadros históricos de la Revolución mexicana, 
vol. 5º, Fondo de Cultura Económica, edición facsimilar de 
la edición original impresa en México 1846, p. 169. (4) Cfr. 
AYALA, p. 101. La relación se localiza en AGN, en la Sección 
de Historia y Geografía, en el tomo número 72. (47) Cfr. 
ARRANGOIZ, p. 285. (48) Cfr. ARRANGOIZ, p. 290. (49) ARRANGOIZ, p. 292. (50) 
ARRANGOIZ, p. 296. (51) ARRANGOIZ, p. 299 y ALAMÁN, vol. V., p. 214.. (52) 
ALAMÁN, vol. V., p. 261 a 262. Don Lucas Alamán hace unas consideraciones 
muy interesantes respecto a los males que trajeron al ejército las medidas 
de Iturbide, pues tratando de simplificarlo, no consiguió sino deserción, 
pues se perdieron las tradiciones antiguas, desaparecieron los recuerdos de gloria 
que cada cuerpo tenía. Dice que, aunque hayan pasado muchos años, 
«ningún militar que sirvió en las tropas reales, cuando habla 
de su carrera, hace mención de otros cuerpos que los del antiguo ejercito». (53) 
ASM, Libro de Matrimonios de mayo de 1821 a diciembre de 1822, partida nº 
200, f. 34 v. y 35. Un día antes de la boda, se concedió la dispensa 
de vanas. En este documento se especifica que Juan Domínguez tenía 
38 años de edad e María Ignacia Quintanar tenía 19 años 
de edad. Cfr. ASM, expedientes matrimoniales de octubre a diciembre de 1821, carpeta 
nº 50, documento nº 29 y nº L-2-200. (54) Cfr. AGN, Bienes 
Nacionales, vol. 102, exp. 31. (55) Doña Luisa de Garay y Arechavala 
era hija del capitán retirado don José Garay y de doña María 
de Arechavala. El día 16 de marzo solicita el consentimiento del emperador 
y el 18 de marzo le contesta don Agustín de Iturbide dando el consentimiento 
al matrimonio (cfr. Secretaría de la Defensa Nacional, Archivo Histórico, 
expediente del general de división don Luis de Quintanar, nº XI/III/1-163, 
tomo I (174 fojas), f. 13 y 14. (56) Cfr. Expediente de don Luis de Quintanar, 
o.c., f. 1 v. Ocuparía este cargo hasta el 31 de mayo de 1824. Del 1º 
de junio de 1824 al 25 de enero de 1825 queda adscrito a la Plana Mayor del Ejército. Ilustraciones - 
Documento por el que el virrey de la Nueva España, don Juan Ruiz de Apodaca, 
concede a D. Juan B. Domínguez y Gálvez, el grado de capitán 
veterano en el Batallón Provincial de Cazadores de San Luis, con fecha 
de 25 de octubre de 1817. - Documento por el que S.M. el Rey Don Fernando VII, 
concede a D. Juan B. Domínguez y Gálvez, el grado de sargento mayor 
veterano del Regimiento de Infantería Provincial de Puebla, con fecha de 
27 de mayo de 1820. - Partida de Matrimonio de D. Juan Domínguez y D. 
María Ignacia Quintanar. La boda se celebró el 19 de noviembre de 
1821 en la capilla del Rosario del convento de santo Domingo, en la ciudad de 
México. Volver 
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