| De
la Luisiana a la Nueva España
La Historia de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez (1783-1847) (por
Víctor Cano Sordo, México, D.F., 1999) CAPÍTULO
I Los Gálvez de Macharaviaya Comencemos
nuestro relato situándonos en la Andalucía del siglo XVIII. En la
pequeña villa de Macharaviaya, situada a cuarenta kilómetros del
mar, en la provincia de Málaga, vivía la familia de don Antonio
de Gálvez y doña Ana de Madrid. Aunque eran campesinos, procedían
de un noble linaje. Sus cuatro hijos que llegaron a la edad adulta destacaron
notablemente en el reinado de Carlos III.
El abuelo de Juan Bernardo,
don Juan José Domínguez y Gálvez, era pariente cercano de
ellos. Vivía por aquella misma época con su mujer, doña Francisca
de Aguilar, en la villa de Cañete la Real, a unos cuantos kilómetros
de Macharaviaya.
Don Juan tuvo un hijo que llevó su mismo nombre
y que llegaría a ser capitán de infantería en el Ejército
de América. Casó con doña Gertrudis de Otero, de la cual
tuvo por hijo a Juan Bernardo.
En el tercer capítulo veremos con
más detenimiento la historia de los padres de Juan Bernardo Domínguez
y Gálvez (1783-1847), el personaje central de esta historia.
En
este capítulo explicaré, en primer lugar, la relación de
Juan Bernardo con sus parientes, los Gálvez de Macharaviaya. Después
nos detendremos a echar un vistazo a los antepasados de los virreyes Gálvez,
muchos de los cuales también fueron antepasados de Juan Bernardo. Y, por
último, trazaremos una semblanza biográfica de don Matías
de Gálvez.
1.
La villa de Cañete la Real, Málaga (1742) El
padre de Juan Bernardo, don Juan José Antonio Domínguez y Gálvez,
nació en la villa de Cañete la Real el 1º de abril de 1742.
Cuatro años más tarde nació en Macharaviaya su primo Bernardo
de Gálvez (1746-1786), hijo de Matías y sucesor suyo en el virreinato
de la Nueva España.
A los veinte años de edad don Juan Domínguez
-como le llamaremos de ahora en adelante, pues así se hacía llamar
en vida- se alistó como soldado del Regimiento de Navarra para participar,
junto a su primo Bernardo en la campaña de Portugal (1762), cuando Carlos
III llevaba sólo tres años como rey de España.
Quizá
llegaron a conocerse antes por la cercanía de sus respectivos lugares de
origen en Málaga, pero indudablemente, desde entonces, hubo una relación
estrecha entre los dos primos. Ambos estarían en la toma de Argel (1775)
y luego, en 1778, coincidirían en la guerra contra los ingleses a orillas
del Mississi-ppi, en la Luisiana española.
El momento cumbre en
la vida militar de los dos malagueños fue la famosa batalla naval de Panzacola
(mayo de 1781), por la que España reconquistó el territorio de las
dos Floridas. Bernardo de Gálvez alcanzó un prestigio que luego
le valdría el título nobiliario del condado de Gálvez. Pero
allí estaba también, como teniente del Regimiento de Navarra, don
Juan Domínguez.
Don Juan Domínguez vivió en un momento
histórico en que su parentesco con los Gálvez de Macharaviaya tuvo
necesariamente que influir en su vida y en la de sus hijos de manera considerable.
El padre de Juan Bernardo, como hemos dicho, había participado en la
batalla de Panzacola, y su familia vivió -a fines del siglo XVIII- una
temporada en esa ciudad-fortaleza de la Florida Occidental. Todo ello contribuyó
a que la familia Domínguez Otero se sintiese orgullosa de estar emparentada
con el famoso héroe andaluz.
Después del triunfo de Panzacola,
don Juan Domínguez celebró su matrimonio, probablemente en La Habana,
con doña María Gertrudis de Otero, andaluza como su madre, e hija
de don Bernardo de Otero -de origen gallego-, que a la sazón era el contador
general del Ejército en la provincia de la Luisiana (1). Al poco tiempo
nació su primer hijo, al que llamaron Juan, como su padre, y Bernardo,
como su abuelo materno y quizá también por el recién nombrado
conde de Gálvez. A su tercer hijo también le pondrían el
nombre de Bernardo.
Ese año de 1783, don Bernardo de Gálvez
desempeñaba el cargo de capitán general de las provincias de la
Luisiana y las Floridas, y se disponía a recibir en la corte de Carlos
III el título nobiliario justamente merecido por las acciones militares
en las que se había distinguido durante la recién concluida guerra
contra los ingleses. Un año y medio más tarde, al morir su padre
Matías, recibiría el gobierno del virreinato de la Nueva España.
Juan
Bernardo Domínguez, por lo tanto, no era descendiente directo de los virreyes
Gálvez, como lo aseguraba la tradición familiar a lo largo de varias
generaciones. Pero sí tenía un parentesco cercano con ellos. Me
ha parecido que esta circunstancia y la estrecha relación del padre de
Juan Bernardo con don Bernardo de Gálvez, justifican que los dos primeros
capítulos de esta historia estén dedicados a los Gálvez de
Macharaviaya, una de las familias más destacadas en la España de
Carlos III.
En este capítulo nos detendremos a conocer la ascendencia
de los Gálvez y haremos una breve semblanza de don Matías de Gálvez.
El siguiente lo dedicaremos a narrar la interesante historia de don Bernardo de
Gálvez, primer conde de Gálvez.
Comencemos pues trasladándonos
a Macharaviaya, pequeño pueblo de la provincia de Málaga, situado
entre las colinas, a cuarenta kilómetros al norte del puerto de Málaga.
2.
La villa de Macharaviaya, Málaga (1716) Durante
el reinado de Carlos III (1759-1788), esa pequeña población tuvo
la importancia de ser la cuna natal de don José de Gálvez (1720-1787),
uno de los principales colaboradores del rey, y ministro de Indias de 1776 a 1787.
Esos once años se han llamado la era de Gálvez por el gran influjo
que tuvo durante esa época en la vida de España (2). Por sus valiosos
servicios a la Corona fue recompensado con el título nobiliario de marqués
de la Sonora.
Don José de Gálvez, tío de Bernardo,
era el segundo hijo de una sencilla familia de labriegos, pero de noble origen.
Su buena estrella favoreció también a los demás hermanos:
Matías, Miguel y Antonio. Todos ocuparían más tarde puestos
de relieve en el gobierno de Carlos III.
Sus padres fueron Antonio de Gálvez
y García (1690/91-1728) y Ana de Madrid y Cabrera (nacida en 1699). Celebraron
su matrimonio en Macharaviaya el 1º de julio de 1716.
Los hijos de
este matrimonio fueron cinco (3):
1.
Matías (1717-1784), padre de Bernardo (4). 2. José (1720-1787),
que fue visitador de la Nueva España, ministro de Indias y marques de la
Sonora. 3. Antonio (1724), que murió de niño. 4. Andrés
Luis (1725), conocido como Miguel, que fue embajador en Prusia, consejero del
ministerio de Guerra y Mariana y caballero de la Orden de Carlos III. 5. Antonio
Miguel Joaquín, conocido como Antonio. Fue mariscal de campo de los reales
ejércitos y comandante de la plaza de Cádiz.
Como
varios de los Gálvez -particularmente José, Matías y Bernardo-
llegarían a desempeñar con el tiempo un papel destacado en las decisiones
que se tomaban en la América española de finales del siglo XVIII,
la gente comenzó a denominar al pueblo de Macharaviaya con el pomposo título
de la Madrid Chica.
Los Gálvez hicieron construir la iglesia parroquial
del pueblo, al que además dotaron de diversas obras públicas y de
un mercado digno. La familia Gálvez llegó a ser tan poderosa que
dio origen a un conocido refrán popular. A la llegada de don Matías
de Gálvez a México para tomar posesión del virreinato de
la Nueva España, apareció en las calles de la ciudad el siguiente
pasquín:
«Quién
manda en este mundo? Josef, el primero, Matías, el segundo, y
Bernardo, el tercero. Fiscal
Virrey Virrey
. Ministro y
Ministro
..Rey. El Padre, aquí, el Hijo, en La Habana, y
el Espíritu, en España» (5).
Don
José de Gálvez, favoreció a su hermano Matías y a
su sobrino Bernardo. Ambos supieron aprovechar bien los favores recibidos. Bernardo,
por ejemplo, avanzó rápidamente en la carrera militar, fundamentalmente
por sus cualidades guerreras y su valor luchando contra los portugueses, los piratas
de Argel, y los indios apaches en el norte de Chihuahua.
En el siglo XVIII,
el nepotismo moderado -es decir, el aprovechar las conexiones familiares para
conseguir mejores puestos en la carrera política o militar- era considerado
algo legítimo y muchas veces necesario.
Don Lucas Alamán
dice en su Historia de México que
«el
ministro Gálvez en el tiempo de su poder, quiso colocar en puestos distinguidos
a todos sus parientes, y estos por su capacidad y servicios, hicieron ver que
no eran indignos de esta predilección. D. Matías, hermano del ministro,
y D. Bernardo hijo del primero, fueron sucesivamente virreyes de Méjico»
(6).
La
familia Gálvez había llegado a Macharaviaya hacía casi tres
siglos. Los antepasados de Matías habían probado su hidalguía
por más de doscientos cincuenta años, pues consta que no habían
ejercido «oficio vil, baxo ni mecánico», se habían mantenido
con sus propias haciendas, y además eran «cristianos viejos sin mezcla
de mala raza» (7).
Don Antón de Gálvez, por ejemplo,
tuvo una notable participación en las guerras que los Reyes Católicos
sostuvieron contra los moros y, en 1492, llevaron a la conquista de Granada. Los
Reyes le concedieron, entre otros privilegios, el de sepultura en la iglesia parroquial
del pueblo a él y a todos sus descendientes, según consta en las
pruebas de hidalguía y limpieza de sangre que en diversas ocasiones tuvieron
que presentar los miembros de esta distinguida familia.
Antes de relatar
la historia de Matías y Bernardo de Gálvez, que llegarían
a ser virreyes de la Nueva España, nos detendremos a conocer quienes fueron
sus antepasados según los cuatro apellidos de Matías: Gálvez
y García, por su padre, y Madrid y Cabrera, por su madre (8).
Tenemos
muchos datos de estas cuatro varonías (9) porque los hermanos Gálvez
tuvieron que probar su hidalguía y limpieza de sangre para acceder a los
importantes cargos que desempeñaron en el gobierno de Carlos III.
3.
La varonía de Gálvez
Comencemos
por el origen del apellido Gálvez. Los cronistas antiguos, utilizan un
estilo castellano, noble y llano, que procuraremos conservar (10). Este
apellido de Gálvez -dice don Ramón Lazo y Ortega, cronista del rey
Carlos III- es tan noble como antiguo en España. Podemos prescindir de
la cuestión que tocan algunos autores genealogistas sobre si es, o no,
patronímico; derivándolo -los que están por la afirmativa-
de Galva o Galvo (nombres ro-manos), o atribuyéndolo -los que llevan la
negativa- al solar, o señorío de esta familia, por haber algunos
lugares de este nombre en España.
Los antepasados de Matías
y Bernardo acreditan su solar, y apellido con la preposición de por muchos
siglos, circunstancia que demuestra no ser, o haber dejado de ser, patronímico.
Ha
sido fecunda, y feliz esta familia en hijos ilustres, que hicieron casas en Aragón,
Cataluña, y Andalucía, después de la conquista de Teruel,
y la famosa batalla de Clavijo (año de 834), a la que asistieron.
Por
los años de 1219 vivía en Teruel don Rodrigo Gómez de Gálvez.
De Teruel proce-dían los Gálvez que participaron en la conquista
de Córdoba, aunque, siglos atrás -como enseguida veremos- tenían
su solar en Vizcaya.
En Santaella, castillo y villa de la jurisdicción
de la ciudad de Córdoba, se establecieron los Gálvez desde su conquista,
hecha en 1240 por el santo rey don Fernando, en cuyo asalto se distinguieron los
Gálvez, subiendo unos al muro, y entrando otros por un postigo; por cuya
acción se denominó desde entonces una rama de esta familia Gálvez
del Postigo, y después con sólo Postigo, que conservan hoy. No constan
los nombres de los primeros Gálvez establecidos en Santaella, por el extravío
de los libros de población.
Los Gálvez de Santaella tienen
-como traen los de Macharaviaya- un escudo de plata partido en pal con un árbol
verde, y dos lobos negros andantes, con lenguas roxas, atravesados al tronco,
y tres conchas, o veneras azules, puestas en triángulo mayor.
El
linaje de Gálvez de Santaella tenía antiguamente su solar a una
legua de Guernica, en Vizcaya. En su tiempo era señor de esta casa don
Juan de Gálvez, descendiente de los antiguos condes de aquel señorío,
y citado en las crónicas del rey don Juan II (1406-1454), y de don Ortuño
IV. Las tres veneras o conchas las añadieron los Gálvez desde la
famosa batalla de Clavijo, en que se hallaron los de esta familia el año
de 834.
El uso de los dos lobos (armas propias de los señores de Vizcaya)
acredita el noble origen de los Gálvez de aquel señorío,
de quienes descienden los de Santaella, dónde vivieron con el lustre correspondiente
a su clase, señalándose sus hijos, tanto en las armas, como en letras.
Excedió
a todos don Antón de Gálvez que después de muchos y señalados
servicios en la guerra contra los moros del reino de Granada, se distinguió
particularmente en la conquista de aquel reino, concluida por la entrega de su
capital a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492.
Entre otra mercedes
concedieron sus majestades católicas a dicho Antón de Gálvez
la de entierro y asiento fijo y privativo para su persona, y descendientes en
la iglesia parroquial de su domicilio -que era la ciudad de Santaella-, como lo
conservan hoy los Gálvez en la de Macharaviaya, en un banco propio de esta
familia.
Fue dicho don Antón de Gálvez (nacido ca. 1470)
padre común de varias ramas que de esta familia que se establecieron en
distintos lugares de Andalucía. Casó con doña Luisa Gómez
Postigo y, entre otros hijos tuvieron a Alonso de Gálvez (ca. 1500) que,
como sus padres, continuó viviendo en la ciudad de Santaella, vecina a
Córdoba.
Don Alonso tuvo dos hijos, uno llamado Juan y otro Pablo.
Pablo de Gálvez (ca. 1530) se estableció en Sedella (Málaga).
Una de sus sucesoras fue doña María de Gálvez, madre de don
Juan Granados y Gálvez, y de fray José Joaquín Granados y
Gálvez. Este último fue capellán de don Miguel de Gálvez
-hermano de Matías y José- y pertenecía a la orden de Santo
Domingo. Escribió en 1778 las Tardes americanas, una historia de la Nueva
España desde los toltecas hasta mediados del siglo XVIII (11). En las páginas
introductorias hace un resumen de la genealogía ascendente de los Gálvez
hasta don Antón de Gálvez, el ilustre caballero que intervino en
la conquista de Granada en 1492.
Don Juan de Gálvez, el otro hijo
de Alonso, tuvo un nieto llamado don Diego de Gálvez, nacido en Santaella
en el año de 1571. Su padre, llamado también Alonso, había
sido heredado por sus servicios militares con unas casas y huertas en las villas
malagueñas de Benaque y Macharaviaya. Esta fue la razón por la que
don Diego se traslado a vivir a Macharaviaya. Allí recibió el nombramiento
de regidor perpetuo de esa villa.
Un nieto de don Diego, llamado Francisco
de Gálvez (1647), se casó con doña Elena García de
Carbajal (1652), natural de Benaque. Ambos fueron los abuelos paternos de Matías
de Gálvez (1717), es decir, los padres de Antonio de Gálvez (1691)
que se casó con doña Ana de Madrid Gallardo y Cabrera (1699).
4.
La varonía de García Como
han sido muchos los ricos-homes, condes, duques, marqueses, y otros grandes señores
hijos de la Casa de García, que la han hecho por sí, y han adquirido
en la guerra nuevas armas, y blasones, se ven distintos escudos en las ramas de
esta familia.
La abuela paterna de don Matías de Gálvez,
doña Elena García de Carbajal, procedía de los García
de Segovia. El escudo de esta rama es un escudo en campo azul con una torre de
plata de cinco almenas puesta sobre tres gradas, con una puerta de dos hojas,
abierta la una, y sobre las almenas una estrella del mismo metal, y dos leones
enhiestos de plata, como se ven en el tercer cuartel del escudo.
Estas
armas fueron concedidas a Fernán García, famoso caudillo de los
segovianos, por haber entrado en Madrid el día en que se ganó de
los moros, por Puerta Cerrada. Esta acción facilitó al conde de
Castilla tomar la villa un domingo del año 932. Así lo refiere Diego
de Colmenares en su Historia de Segovia, y Diego Fernández de Mendoza,
que por ser natural de Madrid hace más fe.
Desde entonces, Fernán
García se llamo Fernán García de la Torre, que fue sepultado
en la iglesia de San Juan de los caballeros de Segovia, en capilla propia, en
cuyo friso se leía:
«Esta
Capilla es del honrado Cavallero Don Fernán García de la Torre,
el qual junto con Don Díaz Sanz, ganaron de los Moros Madrid, y establecieron
los Nobles Linages de Segovia, e dejaron los Quiñones, y otras muchas cosas
en esta Ciudad para memoria».
El
rey Alfonso XI, en el año de 1383, nombró a Rui García para
el Ayuntamiento de Segovia y el rey Juan II, en 1417, refrendó el nombramiento
en Diego García, otro descendiente de Fernán García.
Otros
García famosos fueron Alonso García, diputado en la corte en 1389,
y Gil García, uno de los caballeros veinte y cuatro (12). También
fueron de esta rama don Gonzalo García, mayordomo mayor de la reina doña
Leonor de Aragón en el año de 1336, y Juan García, confesor
de don Alonso de Aragón y su embajador frente al papa el año de
1436.
En esta rama, el primer antepasado de Matías del que tenemos noticia
es don Lope de García, que fue diputado de la nobleza segoviana en la corte
de don Juan II el año de 1421. Un hijo suyo, llamado don Pedro García
de Segovia se casó con doña Ana de Mahora, que era de la misma rama
de los García de Segovia. Don Pedro tuvo un papel destacado en la conquista
del reino de Granada y fue heredado por los Reyes Católicos con una casa
y tierra en la ciudad de Vélez, Málaga.
El primero de los García
nacido en Vélez fue don Juan García Mahora (1509) hijo de don Pedro
y doña Ana.
Nieto de don Juan García Mahora fue don Juan
Aragonés (ca. 1565), que por los servicios prestados en la milicia recibió
tierras en Benaque, anejo a Macharaviaya. En 1619 llegó a ser capitular
de Macharaviaya.
Y nieto de Juan García Mahora fue don Juan García
González Izquierdo (ca. 1617), que se casó con doña Inés
de Carbajal (1619) en el año de 1643 en Macharaviaya. Don Juan fue alcalde
de esta villa el año de 1672.
Hija de este matrimonio fue doña
Elena García y Carbajal (1652) que, como hemos visto, fue la abuela paterna
de don Matías de Gálvez.
5.La
varonía de Madrid Esta
familia tiene su solar en la imperial y coronada villa de Madrid. Sus armas son
un escudo cuartelado: en el primero una vanda roxa en campo de oro; en el segundo
un a cruz vana colorada con cabezas volteadas en campo de plata; en el tercero
un león de púrpura con la boca abierta, y lengua sacada en campo
de plata; y en el cuarto un castillo de su color en campo de oro. Así existen
en la capilla de Nuestra Señora de la parroquia de San Salvador propia
de esta familia.
El primero de quien se tiene noticia fue Garcí
Vicente de Madrid, alcayde del rey don Alonso X el Sabio, uno de los cuatro establecedores
que nombró el rey en 1258 para que partiesen la ciudad de Alicante recién
ganada de los moros.
Don Diego Fernández de Madrid era en 1383 vasallo
del rey don Juan I (1379-1390).
En esta rama, el primer antepasado de Matías
de Gálvez del que tenemos noticia cierta es don Alonso Fernández
de Madrid (ca. 1435), contador y secretario de don Juan II (1406-1454), armado
caballero por su real mano, y padre común de varias ramas de esta familia.
Don Alonso casó con doña Catalina Fernández de Ocaña
(ca. 1440), también natural de Madrid.
Hijo
de don Alonso y doña Catalina fue don Francisco de Madrid (ca. 1470), que
fue secretario de los Reyes Católicos (1474-1506/1516) y caballero de sus
Reales Guardias y sirvió en la guerra de la conquista de Granada, dónde
recibió casas y tierras. También fue regidor de la villa de Macharaviaya
en 1493. Estuvo casado con doña María Sánchez (ca. 1475),
también natural de Madrid y descendiente de muchos ilustres hombres de
este apellido como fue don Aparicio Sánchez, alcalde de corte del rey Juan
I en 1389.
La familia de don Francisco y doña María se instaló
en Vélez (Málaga). Entre sus descendientes más ilustres está
don Lázaro de Madrid (ca. 1567), que fue regidor de Benaque el año
1594 y se casó con doña María Gallardo (ca. 1570), hija del
capitán Pedro Gallardo, descendiente de los Gallardo de Sevilla, procedentes
de la nobilísima casa de los Velasco. Su hijo, don Juan de Madrid Gallardo
(ca. 1590) fue alcalde de Macharaviaya en 1644.
Nieto de Juan fue don Matías
de Madrid Gallardo (1665), que también fue alcalde de Macharaviaya. Don
Matías casó con doña Catalina de Cabrera y Jurado (1667)
y tuvieron por hija a doña Ana de Madrid, madre de don Matías de
Gálvez.
6.La
varonía de Cabrera La
ilustre rama de esta familia que se estableció en Córdoba, desde
su conquista (1240), tiene por armas dos cabras negras gritadas de oro en campo
de plata, como se ven en el cuarto lugar del escudo.
La denominación
de Cabrera, según nuestros historiadores, tuvo principio en el conde don
Sancho, señor del lugar de Cabrera, en la Galicia antigua (13), e hijo
de don Ramiro III (959-985) (14), rey de León.
El conde don Sancho,
por lo tanto, provenía de la más antigua realeza peninsular. Entroncaba
con los duques de Cantabria y las antiguas dinastías Íñiga
y Jimena de los condados pirenáicos. Además estaba emparentado con
los condes de Castilla y los reyes de Navarra (15).
Los descendientes del conde
Sancho -que casó con doña María Froyla (ca. 985), hija de
Don Bermudo, señor de la casa de Traba y Trastámara- en el año
de 1106 formaban parte de las huestes del poderoso conde gallego Pedro Ansúrez.
Los Cabrera participaron en la conquista de Balaguer, que desde entonces se convirtió
en la capital del condado de Urgel. Un biznieto del conde Sancho de Cabrera llegó
a ser, hacia el año de 1115, el primer vizconde de Ager, población
situada al noroeste de Balaguer, en la actual provincia de Lérida. También
estaban encargados del gobierno del condado de Urgel, pues los condes de Urgel,
Armengol VI (1102-1154) y Armengol VII, pasaron gran parte de su vida en León,
como grandes vasallos de Alfonso VII de León y Castilla (1111-1157) y Fernando
II de León (1157-1188). Durante sus largas estancias en la corte de León
dejaban el gobierno del Condado de Urgel a los Cabrera.
El primer Cabrera
del que tenemos noticia, descendiente del conde Sancho, es don Girado de Cabrera
(ca. 1145), tercer vizconde de Ager y gobernador de Urgel. Don Girardo se casó
con doña Eoilo de Castro (ca. 1150) que formaba parte de una de las más
poderosas familias de Castilla. El primer hijo de este matrimonio fue don Ponce
de Cabrera, que acabaría por ser, en 1236, el primer conde de Urgel de
la dinastía de los Cabrera, al haber muerto Armengol VIII sin descendencia
masculina. El condado de Urgel lo conservó la familia Cabrera por tres
generaciones, hasta que Pedro III lo incorporó a la corona de Aragón.
El
segundo hijo fue don Rui Giralte (ca. 1180), de quien descienden los Cabrera de
Córdoba y, por esta varonía, los Gálvez de Macharaviaya.
Don Rui casó con doña María Eoilo de Castro (ca. 1185) y
tuvieron por hijo a don Rui Giralte de Cabrera (ca. 1210), caballero valeroso
y uno de los que participaron en la toma de Córdoba (1236), dónde
fue heredado. Don Rui casó con Doña Leonor González de Lara
(ca. 1215), hija del conde don Gonzalo Nuñez de Lara. La casa de Lara era
entonces, junto con la de Castro, la más poderosa familia de Castilla.
Entre
los más ilustres descendientes de esta familia, y antepasados de don Matías
de Gálvez, están don Fernando Rui de Castro y Cabrera (ca. 1250)
-que se crió en el palacio del rey don Alfonso X el Sabio (1252-1284)-,
don Pedro Ponce de Cabrera (ca. 1310) -caballero de la vanda, armado por mano
del rey Alfonso XI (1312-1350)-, don Pedro de Cabrera (ca. 1335) -veinte y cuatro
de Córdoba y caballero del hábito de Santiago-, don Hernán
Díaz de Cabrera (ca. 1365) -del mismo hábito de Santiago y veinte
y cuatro de Córdoba, y embajador del rey don Juan I (1379-1390) al rey
de Granada-, don Pedro Cabrera (ca. 1440), también de hábito de
Santiago. Todos ellos casados con mujeres pertenecientes a las familias de más
noble linaje de Andalucía como los Fernández de Córdoba,
Benegas, Aguayo, Sotomayor, etc.
Al parecer, el primero de los Cabrera
que se estableció en la zona de Málaga fue don Fernando Antonio
de Cabrera (ca. 1595), capitán de las Guardias Viejas de Castilla. Un hijo
suyo fue don Francisco Antonio de Cabrera (ca. 1625) que fue caballero jurado
en Vélez Málaga y casó en Macharaviaya a 29 de octubre de
1653 con doña Juana Gómez Jurado (ca. 1630).
De este matrimonio
nació la abuela materna de Matías de Gálvez, doña
Catalina de Cabrera y Jurado (1667). Doña Catalina se casó con don
Matías de Madrid Gallardo (1665), y tuvieron como hija a doña Ana
de Madrid Cabrera y Jurado (1699), mujer de don Antonio de Gálvez (1691),
padre de Matías de Gálvez (1717-1784).
7.
Don Matías de Gálvez (1717-1784) Ahora
que conocemos, aunque sea a grandes rasgos, el origen de los Gálvez de
Macharaviaya, veamos con más detenimiento quién fue el mayor de
ellos, don Matías de Gálvez.
Al comenzar la segunda mitad
del siglo XVIII la estrella de los Gálvez estaba en todo su apogeo. Don
José de Gálvez era ministro del Consejo de Indias de Carlos III,
y muy pronto aparecería en escena su hermano mayor, Matías, primero
como capitán general de Guatemala y luego como 48º virrey de la Nueva
España.
El hijo mayor de Antonio de Gálvez y Ana de Madrid
nació en Macharaviaya el 24 de julio de 1717 (16).
Habiendo fallecido
su padre, como Matías era el mayor de la familia, se tenía que ocupar
en allegar recursos para el sostenimiento de su madre y hermanos, en tanto que
José, Miguel y Antonio le ayudaban al terminar las clases que les daba
el cura párroco del pueblo (17).
Matías se casó el
20 de octubre de 1745 (18), a los veintiocho años de edad, con su parienta
Josefa de Madrid y Ortega (1724-1750), que murió muy joven, cinco años
más tarde, a los veintiséis años de edad.
Matías
y Josefa tuvieron dos hijos: Bernardo (1746-1786) y José (1748-1756). El
hijo menor murió siendo un niño de ocho años.
A la
muerte de Josefa, Matías contrajo segundas nupcias con Ana de Zayas y Fernández
de Córdoba, su parienta en doble grado de consanguinidad. De este matrimonio
no hubo descendencia (19).
Mientras Matías llevaba una vida sencilla
y de trabajo en Macharaviaya, a José, su hermano, le sonreía la
estrella de la fortuna. En una visita pastoral, el obispo de Málaga observa
la inteligencia superdotada del joven y se lo lleva a estudiar al seminario diocesano.
Pero José no tiene vocación eclesiástica y acaba dejando
el seminario para seguir la carrera de abogado, en la que descuella entre sus
compañeros.
Al poco tiempo, sus méritos diplomáticos
en la Embajada Francesa le valen una recomendación del embajador ante el
conde de Aranda y consigue ser nombrado alcalde de corte. Al poco tiempo Carlos
III lo designa visitador general de la Nueva España. A su regreso le encomienda
nuevos y más altos cargos.
La influencia de José en la corte
de Carlos III fue enorme. Gracias a ella, toda su familia fue ingresando en el
servicio real. Matías llegó a ser a ser virrey de la Nueva España,
Miguel, mariscal de campo de los reales ejércitos y Antonio, embajador
ante el zar de Rusia.
Matías, que al parecer ya había comenzado
su carrera militar como cadete (20), pasa rápidamente por todos los grados
hasta obtener el de teniente general de los reales ejércitos y virrey de
la Nueva España.
En 1775 era ya capitán de artilleros milicianos
provinciales y administrador general de su majestad Carlos III de la Real Renta
de Tanacas en las islas de Gran Canaria. Más tarde fue gobernador del castillo
de Paso Alto en la isla de Tenerife, y luego teniente del rey, coronel y comandante
de las islas Canarias (21).
No mucho tiempo después pasa a América
y es nombrado presidente y capitán general del reino de Guatemala.
Como veremos más adelante al estudiar la vida de su hijo Bernardo,
a partir de 1779 España se encontraba en guerra contra Inglaterra en la
zona del Mar Caribe. La acción más señalada de Matías
durante este período fue la victoria contra los asentamientos británicos
de la Mosquitía. Reconquistó la plaza y los cas-tillos de Omoa y
San Juan de Nicaragua, que habían tomado los ingleses y, en marzo de 1782,
les batió en la isla de Roatán, río Tinto y demás
puntos que usurpaban en las costas de América del Centro, tomándoles
todos los fuertes, hasta dejar libre el golfo de Honduras.
Por estas acciones
de guerra, el rey Carlos III lo promovió al gobierno y capitanía
general del reino de la Nueva España, con la presidencia de su Real Audiencia.
Don
Matías recibió el bastón de San Cristóbal, como 48º
virrey de la Nueva España, el 28 de abril de 1783, y al día siguiente
es recibido solemnemente en la ciudad de México.
Entre las acciones
más señaladas de su gobierno se cuentan el impulso que dio a la
Academia de Bellas Artes, para la cual obtuvo una renta de trece mil pesos anuales.
Envió también gran acopio de libros y docu-mentos a España
con el objeto de que se formara la historia de la Nueva España.
Concedió
privilegio a Manuel Valdés para publicar la Gaceta, mediante un documento
aprobado por el rey el 4 de febrero de 1785.
Instituyó un derecho
llamado de cuartilla sobre abasto de carnes para las obras del desagüe.
Además, llevó a cabo la obra de los empedrados de las principales
calles de la ciudad de México y mejoró el castillo del bosque de
Chapultepec (22).
Fue un virrey justo y generoso. Se ocupó principalmente
de los más necesitados. El 3 de junio de 1784, pocos meses antes de su
muer-te, quiso que se publicara un Decreto en favor de los indios (23). Vale la
pena transcribir al menos los primeros párrafos del documento:
«Don
Matías Gálvez, Teniente General de los Reales Ejércitos de
S:M: Virrey, Gobernador y Capitán General del Reino de Nueva España,
Presidente de su Real Audiencia, Superintendente General de Real hacienda y Ramo
del Tabaco, Juez Conservador de éste. Presidente de su Junta, y Subdelegado
General de Correos en el mismo Reino, etcétera.- La conservación
y cuidado de los miserables indios, dignos siempre de protección de los
señores Reyes Católicos, ha sido uno de los principales puntos a
que he aplicado mis desvelos y primera atención desde que me posesioné
del mando del Reino. Ellos deben ser privilegiados y mirados con consideración
por las Leyes, Reales Cédulas y Órdenes y por otros muchos justos
motivos que les asisten y califican acreedores de toda protección y favor;
pero, a pesar de esto, se ven en distintas Provincias de este Virreinato sufriendo
así en uno como en otro sexo casi mísera esclavitud, crueles castigos,
excesivas fatigas, y convenciones injustas con ofensa de sus derechos, transgresión
de las Leyes, y usurpación de la pública Potestad. Deseando yo
proveer de remedio a tantos males, mantener a los infelices Indios su libertad,
redimirlos de vejaciones, y reglar sus trabajos, igualmente que cooperar al fomento
de la Agricultura en que estriba la subsistencia de todo el público, y
tiene recíproca dependencia con la conservación de los Naturales,
evitar en éstos la desidia que les inspira su falta de educación
y el pernicioso ejemplo de sus padres, contenerlos en el justo yugo de la subordinación
que deben guardar, y facilitarles suaves estímulos a la constante aplicación:
He resuelto a pedimento del señor Fiscal Don Ramón de Posada, y
con voto consultivo de esta Real Audiencia de 23 de diciembre del año próximo
pasado de 1783, se observen en los territorios de mi mando las providencias y
reglas siguientes...»
A
continuación se transcriben diecinueve medidas en favor de los indios.
En
su testamento -firmado el 4 de octubre de 1784- pide que se digan quinientas Misas
por su alma en la iglesia donde se le entierre, con la pitanza de ocho reales
por cada una. También ordena que al día siguiente de su fallecimiento
se celebre una Misa con vigilia, sin música ni túmulos extraordinarios,
en todas las comunidades de la ciudad, inclusive en las congregaciones de San
Felipe Neri y de religiosas, pagándose lo que sea costumbre. Deja quince
mil pesos a su hijo Bernardo, que es su heredero universal (24).
El 20
de octubre de 1784 entregó su gobierno a la Audiencia debido a su mal estado
de salud.
Murió el 3 de noviembre del mismo año a las ocho
cuarenta y cinco de la noche. Fue enterrado en la iglesia del Colegio Apostólico
de San Fernando. Bernardo no pudo estar presente durante la muerte de su padre,
pues recibió la noticia de su fallecimiento en Puerto Rico, cuando regresaba
de España para tomar posesión del gobierno y capitanía general
de Cuba.
Notas
del Capítulo I (1)
Cfr. el Capítulo III de este libro y el Apéndice II.
(2) Cfr.
D. RAMOS, La política americana de Carlos III y Carlos IV, en AA.VV.,
Historia General de España y América, vol. XI-2, Rialp, Madrid 1989,
p. 17-29.
(3) H. I. PRIESTLY, José de Gálvez. Visitor General
of New Spain (1765-1771), vol. XLV, University of California Press, Berkeley
1916 (Biblioteca de Hacienda), p. 3-14.
(4) Nos detendremos más adelante
para exponer con mayor detalle algunos datos de su vida.
(5) Se puede ver un
ejemplar de este pasquín en el Archivo del Palacio del conde de Revillagigedo
en Madrid.
(6) ALAMÁN, vol. I, p. 55.
(7) Cfr. Archivo Histórico
Nacional en Madrid, Orden de Carlos III, exp. nº 60, que contiene las pruebas
de Miguel de Gálvez (1779), tío de Bernardo. Cfr. también
el cuaderno nº 13 del exp. nº 1009, de la Orden de Calatrava, que contiene
las pruebas de hidalguía de Miguel -hijo de Bernardo- (1997) en las villas
de Santa Ella, Benaque y Macharaviaya, donde habían vivido sus antecesores.
(8)
Cfr. el Apéndice I, en el que se recoge con más con detalle los
datos sobre los antepasados de Matías de Gálvez por sus cuatro abuelos.
(9) Se llama varonía a la ascendencia genealógica de varón
en varón.
(10) Todos los datos que se exponen a continuación
los he tomado de las copias de los expedientes que don Guillermo Porras pudo consultar
en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, Orden de Carlos III, exp. nº
60, pruebas de Miguel de Gálvez en 1779. Este Miguel era hermano de Matías.
Por lo tanto, los cuatro apellidos son los de Matías. Don Ramón
Lazo y Ortega certifica que las ochenta y nueve pruebas exhibidas por el señor
don Miguel de Gálvez, dan plena fe de la filiación de las cuatro
varonías de GÁLVEZ, GARCÍA, MADRID y CABRERA, y de su conexión
con cincuenta y seis casas.
(11) La primera edición de esta obra se
realizó en la imprenta matritense de D. Felipe de Zúñiga
y Ontiveros, calle de la Palma, año de 1778. Está dedicada a don
José de Gálvez. El Centro de Estudios Condumex hizo una edición
facsimilar en 1983. Fray José Joaquín Granados y Gálvez,
en las primeras páginas de su escrito alaba, con el lenguaje florido de
su tiempo, el «frondoso Árbol de los Gálvez, tan gloriosamente
dilatado por la gran Selva del mundo como lo gritan las Togas, las Vengalas, Bonetes,
Capillas y Empleos honoríficos en los Tribunales más serios y respetables
de la España (
), y lo dicen Valladolid en su Cancillería,
Málaga en su Iglesia, Sevilla en sus Reales Asistencias, la Inquisición
en sus Ministros: siendo de éstos ahora hasta veinte y cuatro los que cuenta
en el número de los Sabios zeladores de la Fé, y en la esclarecida
Religión de Santo Domingo el Rmo. P. Fr. Cristóbal de Gálvez,
Asistente al Solio, Maestro del Sacro Palacio, y dignísimo General de toda
la Orden». Otro Gálvez famoso de aquella época fue el brigadier
de la Real Armada, gobernador, capitán general e intendente de Yucatán,
don Lucas de Gálvez, asesinado en 1792.
(12) Los «caballeros veinte
y cuatro» era una institución venerable en Córdoba, Sevilla
y otras ciudades más pequeñas (como Úbeda). Se trataba de
los veinticuatro nobles principales de la ciudad. Recibían la distinción
por herencia.
(13) El lugar de Cabrera seguramente correspondería a
la región que se encuentra al sudoeste de la actual provincia de León,
muy cerca ya de la provincia gallega de Orense. Allí se localiza la sierra
de Cabrera y el río Cabrera, en las montañas de León, al
sur de Ponferrada. Cfr. The Times-Rialp Atlas of the World, Comprehensive Edition,
Madrid 1993.
(14) Ramiro III, nacido en el año 959, era hijo de Sancho
I de León y Teresa de Ansúrez, de la poderosa familia de los Ansúrez
de Galicia. Era nieto de Ramiro II de León. Estaba emparentado con los
condes de Castilla. A los cinco años de edad era Rey de León. Su
tía Elvira Ramírez fue la regente durante su minoría de edad.
Muere en mayo o junio del año 985 de muerte natural. Dejaba un pequeño
hijo al que la reina madre, Teresa de Ansúrez, y su influyente familia,
apoyada por los condes de Monzón y Saldaña, intentaron sostener
en el trono sin conseguirlo. Le sucederá Vermudo II, primo suyo. Ese pequeño
era el conde Sancho, señor de Cabrera y cabeza de esta ilustre familia.
Cfr. P.C. GONZALEZ MÍNGUEZ, Consolidación del Reino de León
(929-978), y B. CAUNEDO DEL POTRO, La ofensiva de Almanzor, en AA.VV.,
Historia general de España y América, vol. III, Rialp, Madrid 1988,
p. 163-198.
(15) Para un estudio más detallado se pueden consultar el
vol. III (El fallido intento de un estado hispánico musulmán:
711-1085) de la Historia General de España y América de la editorial
Rialp, Madrid 1988, y el vol. IV (Fundamentos de la civilización europea)
de la Historia Universal de la editorial Eunsa, Pamplona 1984.
(16) Y fue bautizado
el 29 de julio (cfr. AM, Libro 2º, f. 26).
(17) Un resumen muy completo
de la vida de Matías y Bernardo de Gálvez se puede ver en G. PORRAS
MUÑÓZ, Bernardo de Gálvez, en Miscelánea americanista,
vol. III, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, Madrid 1952.
(18) Cfr. AM, Libro de Matrimonios
2º, f. 49.
(19) Cfr. Archivo General de Notarías (México D.F.),
Protocolos de Mariano Zepeda (1782 a 1791), f. 35-47.
(20) Cfr. este dato en
el Archivo Histórico Nacional, Madrid, Orden de Carlos III, exp. nº
165, pruebas de Antonio de Gálvez en 1783, en donde se encuentran las reales
cédulas por las que el rey se sirve hacer la merced de título de
Castilla, con la denominación de conde de Gálvez, al teniente general
de los reales ejércitos don Bernardo de Gálvez.
(21) Cfr. testamento
otorgado en Santa Cruz, isla de Tenerife, a 18 de marzo de 1775, en Archivo Histórico
Nacional de Madrid. Orden de Carlos III. Pruebas de Bernardo de Gálvez,
1777, exp. 49, f. 29 v. a 34.
(22) Cfr. Los Gobernantes de México,
Galería de Biografías y retratos de los Virreyes, Emperadores, Presidentes
y otros Gobernantes que ha tenido México desde d. Hernando Cortés
hasta el C. Benito Juárez, vol. I, imprenta de Aguilar e hijos, Primera
de Santo Domingo 5 y Primera del Relox 3, México 1881, p. 449.
(23)
Cfr. ARRANGOIZ, p. 211-214.
(24) Cfr. Archivo General de Notarías (México
D.F.), Protocolos de Mariano Zepeda (1782 a 1791), f. 35-47.
Ilustraciones
del Capítulo I -Padres,
abuelos y bisabuelos de Juan Bernardo Domínguez y Gálvez (1783-1847).
-Cédula
dada en El Pardo, el año de 1786, por D. José de Gálvez,
secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias de S.M. Carlos III.
-Don
José de Gálvez, marqués de la Sonora, fue el gran ministro
de Carlos III para América. Desplegó una inmensa actividad como
visitador en la Nueva España y luego como ministro de Indias (grabado de
la época).
-Padres, abuelos y bisabuelos de don Matías de Gálvez
(1717-1784).
-Don Matías de Gálvez (óleo sobre tela, pintado
por Arreola Juárez en 1966).
-Primer ejemplar de la tercera época
de "Gazetas de México", periódico que, en esta etapa,
fue editado por Manuel Antonio Valdés, quien mantuvo su publicación
hasta 1810.
-Reales Estatutos de la Real Academia de Artes de San Carlos de
Nueva España, erigida por el virrey D. Matías de Gálvez el
25 de diciembre de 1783.
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