LINAJES NOBLES DE CASTILLA, EN LA BAJA EDAD MEDIA
(por Víctor Cano S.)

       Dentro de pocos días, una vez más, llegará la Navidad a todos los hogares cristianos. Desde hace veinte siglos esta fiesta nos recuerda que vale la pena vivir en este mundo, porque Dios ha querido vivir en él y compartir todo lo nuestro.

       Los hombres de nuestra sociedad agitada y olvidadiza de las cosas importantes, tenemos poco tiempo para alegrarnos con lo que que más debería de producirnos gozo. Ayer, 8 de diciembre, celebrábamos la alegría de una mujer que no conoció la tristeza, porque no había nada que pudiera producírsela. Desde que vino a este mundo, Dios la lleno de su gracia. De esto, hoy nos damos poco cuenta.

       En cambio, hace seicientos años, una de las familias más nobles de la España renacentista, los Hurtado de Mendoza, con toda naturalidad ponían en su escudo de armas las palabras con que el Ángel anunció a la Virgen que sería la Madre del Salvador: "Ave María Gratia Plena".

       Como ya he dejado escrito recientemente, el 24 de septiembre pasado hicimos un descubrimiento que ampía el horizonte de nuestra investigación histórico familiar. Lo que en un principio era una pequeña luz, se ha convertido en abundancia de claridad que nos permite conocer personas y sucesos anteriores al siglo XVI. Hacia el año 1560 nació, en algún lugar de las Vascongadas, Martín de Abendaño. Su padre, don Prudencio de Abendaño y Velasco, era uno de los señores más poderosos de toda la región. En cambio, el nombre su madre, nos es desconocido, como tantas veces sucedía, en aquella sociedad bajomedieval en la que se tenían ideas cristianas muy claras pero, a la vez, había una gran tolerancia para ciertas costumbres, especialmente en las clases altas. Como es sabido, el Cardenal Mendoza tuvo varios hijos naturales, y la gente decía de esos niños, con toda ingenuidad: "Qué hermosos son los pecados del Señor Cardenal".

       Pues Martín de Abendaño fue el fruto de uno de "los pecados" de don Prudencio de Abendaño y Velasco. No el único, pues, además de los hijos legítimos que tuvo de su mujer, doña María Luisa Beaumont Navarra e Icart, procreó varios hijos ilegítimos en diferentes etapas de su vida. Pero dejemos que sólo Dios juzgue a don Prudencio y, en cambio, recemos y ofrezcamos sufragios por él, que eso si es cristiano y es lo que quisieramos que hagan por nosotros cuando muramos.

       No sabemos dónde nació Martín de Abendaño, ni quien fue su madre. Pero sí conocemos lo que sucedió más tarde, cuando seguramente su padre -a ruegos de su madre- le buscó un matrimonio digno de su posición social. En la Baja Edad Media, los hijos e hijas ilegítimos de los reyes y los grandes señores, quizá no se casaban con personas de tanta alcurnia como sucedía con los hijos legítimos. Pero no eran olvidados de sus padres a la hora de colocarlos en la sociedad. La madre de don Prudencio de Abendaño, por ejemplo, era hija natural del Primer Duque de Frías y Condestable de Castilla, don Bernardino Fernández de Velasco. Si hubiera sido hija legítima, quizá podría haber aspirado a casarse incluso con algún infante de Castilla. Pero, al casarse con don Martin Ruiz de Abendaño y Gamboa, padre de don Prudencio, no se puede decir que haya sufrido un gran descenso en su posición social, pues ser la esposa de un Abendaño era algo verdaderamente envidiable en la Castilla de los Reyes Católicos.

       En este breve artículo, quisiera hacer notar cómo se daba el paso, con relativa frecuencia, de las familias señoriales de la Castilla Medieval a las familias infanzonas de los siglos XVI y XVII, y luego también a las familias -podemos decir- de la clase media de la España de los siglos XVIII y XIX. Este proceso se dio varias veces en las familias antecesoras de nuestro bisabuelo Cándido Mandaleno Gasteasoro (1834-1901). Al menos tres fueron las líneas genealógicas que, con estas características, encontramos entre sus ascendientes:

1. La familia más típica, en este sentido, es la de los Señores de la Casa y Solar de Garay, en Amorebieta, Vizcaya, a principios del siglo XVII: los Abendaño-Garay-Zubiaur. Don Martín de Abendaño, el hijo de don Prudencio, hacia el año de 1585, casó en primeras nupcias con doña María de Arandia, Señora de la Casa de Arandia, unas de las principales casas infanzonas del norte de Álava. Con ella procreó al menos dos hijos: don Martín de Abendaño y Arandia y don Francisco de Abendaño y Arandia (que pasó más tarde a vivir en el Valle de Orozco). Doña María de Arandia debió morir joven y don Martín casó en segundas nupcias con doña Magdalena de Garay y Alzaibar-Zubiaur, que también era viuda, pues se había casado en Amorebieta, el 4 de junio de 1587 con don Gaspar de Múgica. El padrino de esta boda fue nada menos que don Juan Alonso de Múgica y Butrón, uno de los personajes más destacados de aquella época en todo el Pais Vasco.

       Don Martín y doña Magdalena se casaron el 9 de agosto de 1595, en Amorebieta. Doña Magdalena pertenecía a dos importantes familias infanzonas de Amorebieta: los Señores de Garay y la Casa de Alzaibar-Zubiaur. Y don Martín de Abendaño (I), como ya hemos dicho, procedía, por vía paterna, de una de las casas infanzonas de más influencia en el Señorío de Vizcaya: los Abendaño que, en generaciones anteriores habían entroncado varias veces con los linajes de más renombre en la Castilla Medieval (Fernández de Velasco, Hurtado de Mendoza, Manrique de Lara, Haro, Butrón, Múgica, Guebara, Ayala, Laso de la Vega, Leyva, Ulloa, Fonseca, Arellano, Rojas, Quijada, Agüero, Gamboa, etc.) y, a través de ellos, con los Reyes de los Cinco Reinos Hispano-medievales (Castilla, León, Navarra, Portugal y Aragón) y con la nobleza y realeza Europeas.

       Don Martín de Abendaño y doña Magdalena tuvieron varios hijos e hijas. La tercera se llamó Juana, y fue bautizada en Amorebieta el día 2 de diciembre del año 1600. Doña Juana de Abendaño y Garay (II) nació al despuntar el siglo XVII. Como sus demás hermanos, a doña Juana se le preparó un matrimonio digno de su alcurnia, que no era la de las Casas más importantes de Vizcaya, pero sí la de hidalgos ricos y con influencia en la sociedad. Su prometido fue escogido entre las familias más poderosas de Arratia y el Valle de Orozco: los Alzaibar y Murueta. Don Hortuño de Alzaibar, Señor de la Casa de Alzaibar en Zeánuri, fundó un mayorazgo para su hijo, don Juan Martínez de Alzaibar, el 2 de agosto de 1617, poco después de sus bodas con doña Juana de Abendaño y Garay, que se habían llevado a cabo los días 3 y 11 de abril de 1617 (velación y bendiciones nupciales). La velación fue "en las casas de Min [Martín] de Abendaño y Garay que son en Zornoza [Amorebieta], a tres días del mes de abril de 1617" (cfr. partida de matrimonio de la parroquia de Santa María, de Amorebieta).

       A uno de sus hijos, doña Juana de Abendaño le puso el nombre de su abuelo paterno: Prudencio. A otra el de su hermana mayor: Ana María. Esta niña, de la cual procede nuestra familia, fue bautizada en Zeánuri, Vizcaya, el 24 de abril de 1623. Doña Ana María de Alzaibar y Abendaño (III) ya no tenía el apellido "Abendaño", sino uno más modesto. Sin embargo, para su boda se escogió a un joven de las familias más destacadas de Amorebieta: don Juan Ortíz de Zelayeta y Basagoitia. Don Juan y doña Ana María se casaron en Amorebieta el 22 de diciembre de 1649.

       Doña Francisca de Zelayeta y Alzaibar (IV) fue la tercera hija de este matrimonio. Nació en Amorebieta el 28 de mayo de 1655. Sus padres le escogieron como esposo a un miembro de la familia Aldecoa del Valle de Orozco: don Francisco de Aldecoa y Odizaga, que se trasladó a Amorebieta para las bodas, llevadas a cabo el 4 de noviembre de 1680.

       Nuestra familia desciende del tercero de los hijos de este matrimonio, don Francisco de Aldecoa y Zelaieta (V), nacido en Murueta, Orozco, el 20 de mayo de 1688, que casó con Francisca de la Presa el 21 de enero de 1712, en Murueta. Tuvieron por hijo a don Manuel Ignacio de Aldecoa y La Presa, el 31-XII-1712.

       Don Manuel Ignacio de Aldecoa y La Presa (VI), nacido a principios del siglo XVIII, fue un hombre de prestigio social y relevancia, en el ámbito del Valle de Orozco. Su abuelo materno, don Ygnacio de la Presa y Zubiate -un hombre muy rico y propietario en Zubiaur-, lo dejó como heredero de todos sus bienes. Desempeñó diversos cargos en el gobierno civil de aquella jurisdicción. Por ejemplo, fue nombrado Alcalde Juez Ordinario del Valle, por el Duque de Veragua, el 1 de enero de 1752. Casó con doña Juana Bautista de Echevarría y Olea, de la cual tuvo más de diez hijos. Sin embargo, antes de casarse, cuando era muy jóven, a los 23 años de de edad, durante una de sus frecuentes estancias en la ciudad de Bilbao, conoció a la hija de unos emigrantes guipuzcoanos, de 21 años de edad. Ella se llamaba Águeda de Ysasa Yrisarri, de la cual tuvo una hija, Manuela, que nació en Bilbao el 14 de agosto de 1736. La circunstancia de un nuevo nacimiento ilegítimo, indudablemente afectó la posición social de doña Manuela, pero no tanto como sería de suponer.

       En efecto, doña Manuela de Aldecoa e Ysasa (VII) no tuvo que bajar su nivel social demasiado, pues su padre siempre la aceptó como hija suya y, por ejemplo, permitió que se casara en su casa de Zubiaur, el 4 de octubre de 1767, con un pretendiente nada despreciable, pues se trataba de un vástago de la familia Olabarría de Astoaga, muy antigua y principal en el Valle de Orozco. Don Juan Bautista de Olabarría y Uría era el quinto hijo de don Domingo de Olabarría y Olazar y doña Micaela de Uría Goya Aldecoa. Don Domingo de Olabarría fue "Síndico Procurador General del Valle de Orozko, por elección que de él se hizo en Cruz parada de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista" (cfr. Expediente de vizcainía de dos de sus hijos), en 1725.

       Juan de Olabarría y su esposa, doña Manuela de Aldecoa, pasaron a radicar en Bilbao como una familia de clase media. La tercera hija de este matrimonio, Josefa Ramona, nació en Bilbao y fue bautizada en la parroquia de los Santos Juanes el 31 de agosto de 1775. Doña Josefa Ramona de Olabrarría y Aldecoa (VIII) casó con don Francisco de Madaleno y Zárate, en la parroquia de San Vicente Mártir, de Abando, el 8 de noviembre de 1795.

       Uno de sus hijos, don José Prudencio de Madaleno y Olabarría (IX), representante de la novena generación desde Martín de Abendaño, fue el quinto hijo de don Francisco y doña Josefa Ramona. Casó con doña Dolores de Gasteasoro y Alcibar, y fueron padres de nuestro bisabuelo, Cándido Madaleno y Gasteasoro.

       Don Cándido de Madaleno y Gasteasoro (X), nacido en Bilbao el 4 de septiembre de 1834, no era un hombre rico o de influencia social, pero procedía de una familia acomodada de Bilbao, a mediados del siglo XIX. La mayor parte de sus ascendientes fueron aldeanos de las villas rurales vizcainas o guipuzcoanas, pero conservaba una buena posición social gracias a las líneas que procedían directamente de familias infanzonas antiguas de las Vascongadas, como la Abendaño-Garay, a principios del siglo XVII, y las otras dos que veremos a continuación.

2. Otra de las familias que sufrieron ese proceso de transformación, del que hemos hablado, fue familia Villachica-Murga. Don Íñigo de Villachica fue Escribano de Su Majestad, en Llodio, a mediados del siglo XVI. Casó hacia 1545 con doña María Alonsa de Murga. Él provenía de los Villachica, linaje antiguo alavés. Pero ella pertenecía a una de las familias infanzonas más fuertes del Valle de Ayala.

       Los Señores de la Torre y Solar de Murga comienzan a figurar en el siglo XIII. Juan Sánchez de Murga, el que construyó la Torre de Murga, nació hacia 1250 y era hijo natural del 7° Señor de Ayala, don Sancho García de Salcedo. Hacia 1465, uno de sus descendientes, don Íñigo Sánz de Murga, casó con doña María Alonso de Salazar y Butrón, hija del famoso banderizo Lópe García de Salazar (1399-1425), el que escribió, entre otras crónicas de aquella turbulenta época, las "Bienandanzas e Fortunas", que es una historia de las luchas que sostuvieron gamboínos y oñacinos, señores feudales vascongados, por la primacía de poder en aquella zona de la cornisa cantábrica.

       A través de doña María Alonsa de Salazar, la familia de los Villachica-Murga, enlaza con muchos de los Parientes Mayores de Vizcaya y Guipuzcoa, y a través de los Múgica, con don Juan Manuel, Infante de Castilla y Príncipe de los escritores (autor del Libro de Patronio o el Conde Lucanor), hijo de don Manuel de Castilla y nieto del rey Fernando III, el Santo.

       Doña María Alonso de Murga pertenecía a una familia muy distinguida de infanzones alaveses, lo mismo que su esposo, don Íñigo de Villachica. Descendiente suyo en línea directa fue don Manuel Ignacio de Aldecoa, del cual ya hemos hablado. La descendencia es como sigue:

I. Doña María Alonso de Murga, casado con don Íñigo de Villachica hacia 1545.
II. Don Francisco de Villachica y Murga, casado con doña María Sáez de Olaeta hacia 1576.
III. Don Íñigo de Villachica y Olaeta, casado con doña Petronila de Olea y Anuncibay hacia 1610.
IV. Don Felipe de Villachica y Anuncibay, casado con doña Madalena de Balenchana en 1638.
V. Doña María Sáez de Villachica, casada con don Pedro de Andéchaga en 1657.
VI. Doña Antonia de Andechaga y Villachica, casada con don Ignacio de la Presa y Zubiate en 1687.
VII. Doña Francisca de la Presa y Andechaga, casada con don Francisco de Aldecoa y Zelaieta en 1712.
VIII. Don Manuel Ignacio de Aldecoa (ver arriba).

3. Por último, nos detendremos ahora en la familia Uribe-Galartza del Valle de Lenitz, Guipuzcoa.

       Pedro Ibáñez de Uribe, fue Escribano de Su Majestad, como Íñigo de Villachica, y contemporáneo suyo. Caso con doña María García de Galartza, hacia 1545, en Aretxabaleta. Los dos esposos pertenecían a dos de las cuatro grandes familias del Valle de Lenitz. Los cuatro jefes de linajes ("jauntxos") del Valle de Lenitz eran de Aretxabaleta: Galartza, Otalora, Arkarazo y Uribe. Estas familias participaban en cierta manera del concepto de "pariente mayor" aunque, según un documento de 1493, "el valle siempre avia sido syn parientes mayores que solían revolver la tierra y facían facer al pueblo lo que ellos querían". Efectivamente, con frecuencia, los llamados "Parientes mayores" solían fundar el Patronato de alguna Parroquia, pero también influían cuanto podían en los Consejos de las villas, e incluso nombrarlos. También se apropiaban de haciendas, caseríos, terrenos, etc... y todo ello, en ocasiones, de manera arbitraria. Los Uribe habian luchado junto con los Galarza en la batalla de Urrexola-gaina, para tratar de evitar que los vecinos de Oñate invadieran los pastos del Valle de Lenitz, a mediados del siglo XV.

       En cuanto a doña María García de Galarza, hay que decir que pertenecía a la familia de más alcurnia del Valle de Lenitz, que muchas veces enlazó con los Guebara, Condes del vecino Valle de Oñate. De hecho, cuatro de sus bisabuelos llevaban, junto con el de Guebara, apellidos de gran importancia en esa zona: Galartza, Garibay y Ayala.

       El genealogísta vasco Juan Carlos Guerra afirma que doña María García de Galarza, nacida hacia 1520, era hija de don Martín Sáez de Galartza y de doña María Antonia de Álava y Lazárraga. Y nieta de don Martín Sánchez de Galartza y doña María García de Garibay y Beltrán de Guebara. Bisabuelos suyos fueron don Sancho López de Galartza y doña Teresa Díaz de Ayala, nacida hacia 1420, hija de Fernán Pérez de Ayala, X Señor de Ayala, y nieta de don Pedro López de Ayala, Canciller mayor de Castilla, Alferez Mayor de la Orden de la Banda, Merino Mayor de Guipuzcua y Camarero Mayor del Rey Don Juan I de Castilla.

       Por otra parte, doña María García de Galarza, como hermos viso, era nieta de doña María García de Garibay y Beltrán de Guebara que, a su vez, era nieta de Juan Beltrán de Guebara y Lazárraga, a través del cual entronca con familas ilustres.

       A través de estas familias, la familia Uribe-Galartza tenía entre sus antepasados representantes de la nobleza y realeza castellanas. A esta familia llegamos a través de otras familias infanzonas en el Valle de Lenitz (Otalora, Santamaría, Eraña, Ocaranza, Sarribiarte, Arroaga, Zubía, Arenaza, Lasagabaster, Zenika, Cortazar, Alday, Lamariano, etc.), antepasados de la familia Gasteasoro-Arenaza, que es la de nuestra tatarabuela Dolores de Gasteasoro (Bilbao, 1810-1889).

       De las tres familias mencionadas (Abendaño-Garay, Villachica-Murga y Galartza-Guebara), la primera parece ser la que nos pone en contacto con más ramas de la nobleza y realezas de la España bajomedieval. Por eso la hemos analizado con más profundidad. Además, el linaje Abendaño, de los Señores de Villarreal de Álava y Urquizu, es uno de los mejores estudiado del Páis Vasco, en esa época, pues encabezaba a los Parientes Mayores gamboinos y tomo parte muy activamente en las luchas banderizas de los siglos XIV y XV.


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