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 BERRIZ 1) 
Significado: El apellido vasco Berriz tiene dos componentes: berri 
= nuevo, y iz = pluralidad.  2) 
Casa solar: En Berriz (Bizkaia) y en barrio de Orozketa (Iurreta, Durango, 
Bizkaia), en el caserío llamado "Etxan". Abajo: foto de Berriz 
en la actualidad. Más abajo: Mapa en el que Berriz está en 
el centro.  
 
3) Armas: 
La casa de Berriz: Cortado: 1.º, 
en plata, una cruz de gules, hueca 
y floreteada; 2.º, jaquelado de azur y gules, con los cuatro jaqueles de 
gefe, punta y flancos cargados de una flor de lis de oro. Otros, en el Duranguesado 
(Bizkaia): Partido: 1.º, en plata, una cruz de gules, hueca y floretetada; 
2.º, jaquelado de plata y sable. Otros en Bizkaia, según J.C. de Guerra: 
escudo cortado por una faja de oro cargada por tres palos de azur; lo alto, de 
plata, con un jabalí de sable, acometido de un lebrel que le está 
mordiendo; lo bajo, de azur, con una cruz llana, de oro. Los de Extremadura: en 
plata, una cruz de gules. Hidalguía: Ochoa Lopez de Berriz asistió a la toma 
de Antequera (Málaga) a los moros en 1410. Villarreal de Berriz. Caballero 
de Santiago hacia 1736. 
4) 
Antepasados: (ver árbol genealógico) 
I. 
Estíbaliz de Berriz 
(11° abuelo de Cándido Madaleno 
Gasteasoro) nació en Durango, Bizkaia, hacia el año de 1495. Quizá 
su padre fue Martín Ruiz de Berriz, que era "pariente 
mayor" en Durango, el año de 1510. Estíbaliz fue de profesión 
"Barbero", es decir, médico, tal como aparece  señalado 
en las partidas de bautismo de sus hijos. Casó con doña Ana de Bidania 
(ver Bidania). Tuvo por hijos, en Durango, a 1°) Juan (11-III-1521), 2ª) Ana (15-X-1522), 3°) Estibaliz (1-XI-1529), 4ª) María (11-VIII-1532), 5°) Catalina (30-XI-1533), 6°) Estíbaliz (14-VII-1538), 7ª) Catalina (29-IX-1539; madrinas: 
Marina de Derendain y Catalina de Bidania) y 8ª) María (14-VIII-1541). 
II. 
Doña Ana de Berriz (10ª abuela) nació 
en Durango, Bizkaia y fue bautizada en la parroquia de Santa María de Durango 
el jueves, 15-X-1522. Sus padrinos fueron Martín Fernández de Echano, 
sastre, doña Ochanda de Arandia, y Albizu de Uribe, moza. Su partida de 
bautismo aparece en el libro de bautismos marcada con un recuadro. Casó 
con Domingo de Olano hacia 1546 (ver Olano). 
Tuvieron por hijos, en Durango, a 1°) Andrés (30-XI-1547), 2°) Mateo (11-IX-1549), 
3°) Bartolomé (18-II-1554), 4ª) Antonia (18-I-1562) y 5ª) María (12-III-1565). 
En las partidas de matrimonio de todos los hijos se dice que la madre es doña 
Ana de Berriz, excepto en la de Bartolomé, en la que se dice, por error, 
que es María García de Berriz. Nuestra familia procede de Bartolomé de Olano, que casó con 
 María Ochoa de Bedia Mendieta hacia 1570, es decir, a los 16 años de edad.  
5) Ruta genealógica: Berriz ® Olano ® Leguizamon ®  Alzaibar ® Gasteasoro ® Madaleno. 
6) 
      Otros datos: 
  *  Familia 
          Berriz en la parroquia de Santa María de Durango 
          + Juan Ruiz de Berriz y Marina de Murueta, santera de Nuestra Señora, 
            tuvieron por hija a Mari Ibáñez (12-VII-1514). 
          + Diego Ruiz de Berriz y Catalina de Urquiza tuvieron por hijo a Juan 
          (13-XII-1518). 
          + Pedro Ruiz de Berriz y Mari Íñiguez de Otalora tuvieron 
            por hijo a ? (28-XII-1518). 
          + Sancho López de Berriz y Mari Ybañes de Guysasa, tuvieron 
            por hijos a María (jueves, 31-VIII-1525; padrinos: Ochoa Ruiz de 
            Berriz, escribano, y doña Estibaliz de Urquiaga), Juan (jueves, 
            17-I-1527), Martín (jueves, 13-VIII-1528), Vicente (29-I-1531), 
            Mari San Juan (viernes, 12-VI-1532). 
          + Ochoa Ruiz de Berriz, escribano de sus magestades (era "pariente 
            mayor", en Durango, en los años treinta), y doña Mari 
            Ibañes de Azketa, tuvieron por hijos a Ochoa (miércoles, 
            15-VIII-1526), María (domingo, 11-X-1528), Ochanda (25-I-1530) 
            y María (viernes, 4-VI-1535). 
          + Juan de Berriz, panadero, y Mari Ochoa de Muncharraz, tuvieron por hijos 
          a María (10-VIII-1529) y María (jueves, 8-II-1532). 
          + Doña Marina Ruiz de Berriz, alias Mendiola, casó con Martín 
            Ruiz de Muncharraz de Uribarri, escribano, y tuvieron por hija a María 
            (22-III-1523). 
  * La 
            Historia de Berriz 
                 Mediado el siglo XI se documenta ya un hipotético Aznar Sánchez 
            de Berriz al servicio de los condes de Durango que gobiernan la merindad 
            a la sombra del poder de la monarquía navarra. Al igual que los 
            valles guipuzcoanos y la Llanada Alavesa será integrada en las 
            postrimerías del siglo XII a la corona castellana y el linaje 
            de los Berriz entra en esta nueva órbita a través de 
            los Haro, señores de Bizkaia. Como es natural la anteiglesia participa 
            del arrollador empuje económico y demográfico que arranca 
            del año 1000 y no cede hasta el siglo XIII. Pero llegado el XIV 
            las rentas campesinas se retraen drásticamente y los linajes feudales 
            ven minadas sus bases económicas. No tarda en extenderse la rapiña 
            y la lucha entre bandos nobiliarios. En Bizkaia los Mujika representan 
            la cabeza del bando oñacino y los Abendaño al sur, la del 
            gamboino. La mayoría de los linajes de la merindad de Durango, 
            (Berriz, Unda, Etxaburu, Urkiaga, Muntxaraz, Marzana...) están 
            con los Abendaño. Sólo los Zaldibar, encarnizados rivales 
            de los Berriz, se encuadran en el bando de los Mujika. Paulatinamente 
            todos estos clanes van consiguiendo que la monarquía les transfiera 
            el cobro de los diezmos eclesiásticos de las iglesias locales, 
            hasta entonces de realengo, y esta prerrogativa se revelará como 
            una de sus fuentes de ingresos más saneadas. En 1353 Rodrigo 
            de Berriz figura entre los principales exponentes del bando gamboino. 
            Treinta años después, su hijo Juan Ruiz de Berriz adquiere el usufructo de la percepción de los diezmos de la anteiglesia. 
            El siguiente eslabón de la cadena genealógica, Rodrigo 
            Ibáñez de Berriz, ratifica su patronato sobre el templo 
            en 1416. Y sus hijos Ochoa y Pedro Ruiz de Berriz continúan 
            figurando en 1442 entre los principales aliados de los Abendaño. 
            En el siglo XV la monarquía trata de imponerse frente a estos parientes 
            mayores que actúan como jefes clánicos que luchan entre 
            sí por viejas querellas tribales. En ocasiones opta por canalizar 
            sus energías bélicas contra el enemigo externo, el musulmán, 
            y emprende aparatosas campañas contra el reino granadino en las 
            que puedan desfogarse. Ahí encaja Ochoa López de Berriz, 
            miembro de alguna rama colateral del linaje, que se distingue en la toma 
            de Antequera en 1410. Y en este sentido resulta común toparse a 
            finales del siglo XV con descendientes del linaje de Berriz ostentando 
            cargos municipales en Córdoba, Jaén, Écija, Alhama 
            de Granada... Son mercedes concedidas por los Trastámara en pago 
            a sus servicios militares. Pero la principal estrategia esgrimida por 
            la monarquía es, sin embargo, su alianza con el pueblo llano frente 
            al señorío feudal. El campesinado, harto de apropiaciones 
            indebidas de terrenos comunales y de exigencias fiscales abusivas, contribuyó 
          gustosamente al derribo de las torres banderizas. Los parientes mayores 
          tuvieron que replantearse sus estructuras de control social y reorientar 
          sus bases económicas hacia el comercio urbano y el desempeño 
            de cargos públicos en el seno del estado moderno. Y el campesinado, 
            especialmente el segmento acomodado, salió fortalecido de la crisis 
            bajomedieval puesto que el fuero le garantizaba la hidalguía universal, 
            es decir igualdad jurídica frente a los jefes clánicos y 
            un status nobiliario que abriría muchas puertas a la legión 
            de segundones que decidían hacer carrera en la iglesia, en la administración, 
            en el ejército o en el Nuevo Mundo. 
                 Las tres torres banderizas que se documentan en la anteiglesia, la de 
        Berriz, la de Lariz y la de Arria, se reconvierten en palacios renacentistas 
        en el siglo XVI. Así han llegado hasta la actualidad las dos últimas. 
            La de Berriz fue reedificada en clave ecléctica a comienzos del 
            siglo XX. También es digno de reseñar el palacio de Berrizbeitia, 
            en Olakueta, erigido en 1572 por uno de los descendientes del antiguo 
            linaje feudal. Pero de forma paralela emergen ya caseríos que denotan 
            su pertenencia al sector más pudiente del campesinado, que va tomando 
            el relevo al frente de la anteiglesia: Isunza, Onandia, Zalduene, Ormaetxea... 
            El siglo XVI supone una época de bonanza económica. La prueba 
            evidente está en que el vecindario acomete la renovación 
            del viejo templo románico y se levanta otro renacentista. Lo mismo 
            sucede a menor escala con varias ermitas. Durante los siglos XVI, XVII 
            y XVIII Berriz constituye una anteiglesia próspera y estable cuyos 
            mil habitantes viven repartidos en doscientas casas y compaginan las labores 
            agropecuarias con la molinería y la ferrería. A mediados 
            del siglo XVIII, el punto de máximo desarrollo, se registran veinte 
            molinos. Uno de cada cuatro de los existentes de la merindad de Durango 
            estaban enclavado en Berriz y los vecinos de las anteiglesias colindantes 
            traían aquí su molienda. Algo similar, aunque en menores 
            proporciones, ocurría con las ferrerías. Se documentan siete. 
            Las de Berriz y Arria reflejan el antiguo poderío de los parientes 
            mayores. Las de Olazarre y Olabarria representan la pujanza de la Modernidad. 
            El resto son viejos molinos convertidos en ferrerías ante la creciente 
            demanda de manufacturas metálicas (aperos de labranza para nuevas 
            roturaciones, armamento para las campañas imperiales, complementos 
            navales para las expediciones atlánticas...). Desde el punto de 
            vista institucional los linajes banderizos continúan presentes 
            en la anteiglesia, pero van desligándose de ella para conectar 
            con el mundo urbano. Los Berriz, que por sucesivos cruces matrimoniales 
            adoptan el apellido Gamboa en el siglo XVI y Villarreal en el XVII, conservan 
            el derecho a percibir los diezmos parroquiales, pero a partir de 1650 
            fijan sus residencia en Lekeitio. El mismo camino toman los Lariz. Solo 
            los Arria permanecen en su solar, pero la vieja hegemonía señorial 
            se ve eclipsada por las nuevas familias de notables rurales que, enriquecidas 
            al calor de la molinería y la ferrería, monopolizan los 
            cargos públicos de la anteiglesia.  
                 A finales del siglo XVIII sobreviene la quiebra del régimen foral. 
            La élite adinerada opta por colocar sus ganancias en circuitos 
            comerciales exteriores de índole capitalista y el marco autárquico 
            de la anteiglesia salta en pedazos. En 1704 la mayoría de los vecinos, 
            el 72%, eran propietarios de sus casas. En 1799 ya sólo lo son 
            el 52%. El deterioro de las condiciones sociales se constata también 
            en la roturación de tierras cada vez más alejadas y de peor 
            calidad en tanto que las mejores se hallan en manos del segmento más 
            pudiente.  
   
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